Consejeros Habemus/Javier Santiago Castillo16 Dic. 11
Reforma,
La reforma electoral constitucional y legal de 2007 y 2008 trajo nuevas reglas para la elección de consejeros: renovación escalonada y elección "...previa realización de una amplia consulta a la sociedad...", según lo estableció el artículo 41, apartado D, fracción V de la Constitución de la República y en el Cofipe, artículo 110, párrafos 2 y 5.
Para cumplir con las disposiciones legales para elegir consejeros electorales se realizó una convocatoria, en la que se inscribieron decenas de ciudadanas y ciudadanos. La Comisión de Gobernación elaboró un dictamen en donde definió 17 finalistas. Después de más de un año la Junta de Coordinación Política propuso una terna al Pleno que fue rechazada. Después de declarar concluido el proceso, la Junta de Coordinación Política llevó al pleno tres candidatos ajenos al procedimiento constitucional establecido para elegir consejeros electorales, que fueron aprobados. Es conveniente comentar cuatro factores que incidieron en el proceso de designación de los consejeros electorales:
1. La renovación escalonada es un elemento organizacional que dificultó las negociaciones de los partidos en la Cámara de Diputados. No es lo mismo negociar el nombramiento de tres consejeros que el de nueve. La nueva disposición normativa demostró ser disfuncional en el proceso de elección de consejeros.
2. Se modificó la lógica política para elegir consejeros. En el pasado se buscó encontrar personas con un perfil de imparcialidad, pasando a un segundo plano su preferencia ideológica o política. En tiempos recientes los partidos, unos más otros menos, han buscado no sólo afinidades ideológicas con los posibles consejeros, sino hasta el extremo del sometimiento en asuntos considerados relevantes.
3. La coyuntura de la elección presidencial hizo pensar a algunos militantes partidarios que tener mayoría de consejeros afines les permitiría estar mejor posicionados para la contienda de 2012. Se les olvidó que, a pesar de todos los pesares y de lo imperfecta que pueda ser nuestra democracia, las elecciones hoy, en México, se ganan con votos en las urnas.
4. Ausencia de visión de Estado al interior de los partidos políticos, que hicieron aflorar los rasgos más atrasados de la cultura política mexicana. Por ejemplo "como somos más, nos toca más"; "te escucho, pero no te hago caso"; "nos ponemos de acuerdo y dejamos fuera al tercero".
Con la decisión de la Cámara de Diputados debemos congratularnos porque al fin tomó la decisión y eligió a los consejeros electorales. Además se rompió la lógica de buscar sumisión en los consejeros con el partido proponente. María Marván Laborde, Sergio García Ramírez y Lorenzo Córdova, más allá de sus preferencias políticas e ideológicas, tienen una carrera profesional, de diferente calado, pero sólida con una imagen pública de independencia de criterio.
Lo que tenemos que deplorar de esa decisión es que haya violado la Constitución durante más de un año y no sucediera nada. Hasta que el diputado Jaime Cárdenas interpusiera el Juicio de Protección de los Derechos Políticos Electorales el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación emplazó a la Cámara a que designara a los consejeros electorales.
También tenemos que deplorar que para elegir consejeros la Cámara no respetara el procedimiento constitucional. La resolución del TEPJF fue clara al emplazar a la Cámara de Diputados para que designara a los consejeros electorales, para lo cual podía dar por concluido el proceso iniciado en 2010 "...o bien, instaurar uno diverso, ajustado al orden constitucional y legal sobre el tema...". Al dar por concluido el proceso debió abrir una nueva convocatoria, según lo establecido en los artículos 34 y 34 Bis de la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos.
Cuando las instituciones del Estado no respetan el Estado de Derecho la fragilidad de la democracia hace presencia. La transformación democrática de México exige que la política se dé en el marco del Derecho. Las fuerzas políticas no deben aplicar la legalidad discrecionalmente. Esa conducta abona a una cultura de la ilegalidad, de por si ya extendida en la sociedad mexicana y de la inestabilidad política. No hay que escupir al cielo, porque...
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