11 dic 2011


Delación por impunidad, para un portavoz de “El Chapo”
Andrew Kennis y Jason McGahan

Publicado en la revista Proceso # 1832, 11 de diciembre de 2011
El excapitán policiaco Jesús Manuel Fierro Méndez, arrestado por agentes de la DEA el 10 de octubre de 2008 en su domicilio de Ciudad Juárez y sentenciado a 27 años de prisión, terminó por pactar con sus captores. Para librar la sentencia, al rendir su testimonio ante la Corte de Distrito del Oeste de Texas delató a sus excompañeros del cártel de Sinaloa y admitió que incluso fungió como portavoz de Joaquín El Chapo Guzmán ante los agentes estadunidenses de Inmigración y Aduanas, a quienes dio información sobre los cárteles rivales. Con base en sus declaraciones, los periodistas Andrew Kennis y Jason McGahan elaboraron el siguiente reportaje para Proceso.
CHICAGO/NUEVA YORK.- Humberto Loya Castro, asesor de Joaquín El Chapo Guzmán, y Vicente Zambada Niebla, hijo de Ismael El Mayo Zambada, no son los únicos miembros de alto nivel del cártel de Sinaloa que han servido de enlace entre esta organización delictiva y agencias de Estados Unidos.
En marzo de 2010, Jesús Manuel Fierro Méndez, integrante del cártel de Sinaloa y excapitán de la policía de Ciudad Juárez, testificó en El Paso que había sido “portavoz” del Chapo Guzmán en numerosas conversaciones telefónicas y en algunas reuniones personales con agentes estadunidenses de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
“Había dos de nosotros que éramos, digamos, como portavoces –declaró Fierro Méndez–. Nosotros pasábamos toda la información. Pero esta información la recibíamos, obviamente, de niveles más altos”. Expuso también que El Chapo Guzmán lo había autorizado a reunirse con el ICE e informarlo de las actividades de los cárteles enemigos.
–¿Alguna vez el ICE le pidió información sobre El Chapo? –se le preguntó durante su testimonio en la Corte.
–No estaba permitido y nunca se me pidió.
Hasta el día en que fue arrestado, Fierro Méndez guardó en su celular el número de teléfono de un agente del ICE al que sólo conocía como Rogelio.
Fierro Méndez fue detenido por la DEA el 10 de octubre de 2008 en su casa de Ciudad Juárez. Después de ser extraditado a Indianápolis, Indiana, para enfrentar cargos por tráfico de cocaína, selló un acuerdo con la Procuraduría Federal de Estados Unidos. Evitó ser sentenciado a 27 años de cárcel a cambio de testificar en contra de sus antiguos socios del cártel de Sinaloa, Manuel Chávez Betancourt y Fernando Ontiveros Arámbula.
Proceso obtuvo una copia del testimonio que Méndez Fierro rindió el 4 de marzo de 2010 ante la Corte de Distrito del Oeste de Texas. Ese día compareció como testigo del gobierno de Estados Unidos. A menos que se indique lo contrario, el fiscal estadunidense Russell D. Leachman es el interlocutor en los extractos de la transcripción de la Corte que se citan en este texto.
En “la nómina”

Cinco años antes de presentarse como testigo en El Paso, Fierro era un corrupto capitán de policía en Ciudad Juárez. Según declaró la DEA el día en que fue sentenciado, “al tiempo que supervisaba el transporte y la distribución de cocaína, también se desem­peñaba como oficial de la unidad Puma de Ciudad Juárez, México. La unidad Puma es una fuerza de tareas antinarcóticos que opera dentro de la policía juarense”.
Fierro –cuyo apodo en el submundo de las drogas en Juárez también era Puma– admitió haber recibido dinero del narcotráfico mientras era capitán de policía. En la Corte insistentemente se refirió a esos sobornos como “la nómina”.
P.– Y cuando dice “la nómina”, ¿se refiere a los sobornos a la policía?
R.– No es un soborno. Es un pago por un trabajo específico. Es una cantidad que se le paga mensualmente a la policía para que haga el trabajo que ellos quieren.
P.–Muy bien. ¿Y qué se espera de la policía una vez que está en “la nómina”, como usted dice?
R.– Que haga o no haga lo que les interesa a los narcotraficantes.
P.– Y sólo para que las damas y caballeros aquí presentes entiendan lo que esto significa, ¿si usted es un policía en México, y digamos que no está en “la nómina”, qué pasaría con una persona así dentro de la corporación policiaca?
R.– Si no estás en “la nómina”, si alguien no está en “la nómina”, esa persona de todos modos tiene que obedecer las órdenes que le dan. Porque si no obedece las órdenes, a esa persona la matarían.
El cártel de Sinaloa reclutó a Fierro Méndez –quien entonces ya había renunciado a la policía– para incrementar su influencia con la policía local y con sus viejos amigos del Ejército Mexicano. La frágil alianza del Chapo Guzmán con el cártel de Juárez, conocida como La Federación, se estaba rompiendo. En previsión de la ruptura final, El Chapo envió a emisarios de alto nivel para asegurar el apoyo local de hombres como Fierro Méndez, con el fin de lanzar una sorpresiva ofensiva militar contra su antiguo socio.
P.– ¿Cómo conoció a Fernando Arámbula?
R.– A finales de 2007 me pidieron reunirme con él para desarrollar algunas estrategias de narcotráfico.
P.–¿Quién le pidió reunirse con él?
R.–“Mayito”
P.– Y cuando dice “Mayito”, ¿lo conoce con otros nombres?
R.– “M10” o “Mario Núñez”.
P.–¿Y se reunió usted con el señor Arámbula y “Mario Núñez” o “Mayito”?
R.– Sí.
P.– ¿Y cuándo se dio la primera de estas reuniones?
R.– Primero me reuní con “Mayito”, probablemente en octubre de 2007. Y en noviembre de 2007 me reuní con Fernando.
P.– ¿Y había alguien más en estas reuniones?
R.– Sí.
P.–¿Quién más?
R.– Hubo muchas reuniones, y en cada una de ellas había diferentes personas. En la primera a la que asistió Fernando estaba el comandante Loya; estaba el “M10”; su hermano el “M11”, “Flais”; “Cuba”, entre otros más que no recuerdo.
P.–¿Y cuál era el propósito de estas reuniones?
R.– En ese momento se empezaba a dar una confrontación por la plaza, y la intención era hacer arreglos para conservar esa plaza.
P.– Cuando habla de conservar la plaza, ¿a qué se refiere?
R.– A tener el control sobre toda la ciudad y todo el estado.
P.–¿Y qué significa tener el control de la plaza?
R.– A ser capaces de… A mantener la capacidad de dar órdenes por encima de la ley a las agencias federales, estatales y municipales, y a tener el campo libre para poder seguir traficando droga sin problemas.
Fierro Méndez testificó que el objetivo principal del cártel de Sinaloa en el corto plazo era eliminar a La Línea, la facción del cártel de Juárez que reivindicaba el control territorial sobre todo el estado de Chihuahua. Dijo, sin embargo, que El Chapo aclaró que siempre que fuera posible quería evitar una confrontación violenta.
La estrategia era agotar hasta la última oportunidad para hacerle daño a La Línea. Según explicó Fierro Méndez en la Corte, “el objetivo era eliminar a La Línea de cualquier manera posible, fuera ésta legal o no. Es decir, ya fuera a través del Ejército o proporcionando información al ICE, ésta era la manera legal; o frenándolos con información que provenía de las filas más altas de La Línea”.
El fiscal le preguntó si el cártel de Sinaloa trataba de utilizar al ICE para eliminar a sus rivales de La Línea. “Es correcto”, fue la respuesta.
Luego de que La Federación se fracturó, miembros de La Línea que antes eran leales al cártel de Juárez empezaron a pasar información al de Sinaloa, dijo Fierro Méndez. Señaló que mucha de la información que tenía como objetivo a La Línea provenía de antiguos miembros de esa organización que cambiaron sus lealtades cuando estalló la violencia. Fierro mencionó que esos individuos tenían un nombre: se les conocía como La Gente Nueva. Cuando se le apremió a definir el término, dijo que La Gente Nueva era “La Gente contra La Línea”.

Enviado por Guzmán Loera

Fierro Méndez dijo también que cruzó la frontera para encontrarse con agentes del ICE en territorio de Estados Unidos. Para mostrar al jurado lo fácil que era para Fierro Méndez comunicarse con el ICE, el fiscal Leachman recuperó los nombres de dos miembros de esta agencia registrados en el celular que el mexicano portaba el día que fue arrestado. Uno de los agentes trabajaba para la oficina del ICE en Phoenix, Arizona; el otro, en la de El Paso, Texas.
Fierro Méndez hizo contacto con el ICE en abril de 2008, ofreciendo sus servicios como informante de material sensible de inteligencia sobre los enemigos del cártel de Sinaloa, principalmente el cártel de Juárez.
“Originalmente yo estaba dispuesto a trabajar con cualquier agencia de Estados Unidos; cualquier agencia federal, ya fuera el FBI, la DEA o el ICE”, expuso.
Fierro Méndez y sus contactos del ICE aceptaron cooperar sólo de palabra; no había ningún acuerdo escrito entre ellos, dijo. “Yo les proporcionaría información que les faltaba, y les corroboraría información que tenían”.
–Además de los mencionados, ¿hubo otros servicios que realizó para el ICE? –le preguntó el fiscal.
–Contacté a algunas personas que están en el negocio del tráfico de armas –contestó.
Fierro Méndez notificaría al ICE cuando un miembro de alto nivel de La Línea fuera arrestado en México, con la esperanza de que Estados Unidos impidiera su pronto regreso al campo de batalla en Juárez. Según dijo, las autoridades estadunidenses tenían el poder de retrasar la salida de la cárcel de los miembros de un cártel enemigo. Afirmó también que el cártel de Sinaloa proporcionó al ICE información para realizar arrestos en suelo estadunidense. No dijo, sin embargo, si el ICE llevó a cabo estos arrestos. Explicó que le habían fijado límites sobre lo que podía decir respecto de sus acuerdos con el ICE.
El M10 y otro miembro del cártel de Sinaloa, Julio Porras, fueron los que hicieron los arreglos para que Fierro Méndez se pudiera reunir con agentes del ICE en Estados Unidos. “No sé cómo lo hicieron”, testificó, “pero a través de ellos pude entrar al ICE sin preguntas”.
En un interrogatorio cruzado con Martha Eskesen, la abogada de Ontiveros Arámbula, Fierro Méndez detalló la naturaleza de sus tratos con el ICE.
P.– ¿Qué es lo que buscaba cuando emprendió pláticas con los agentes del ICE?
R.– Que se hicieran arrestos aquí en Estados Unidos.
P.– Bien. ¿Y se acuerda de los agentes con los que se reunió cuando empezó a tratar con el ICE?
R.– Sí.
P.– ¿Y quiénes eran esos agentes?
R.– El agente que me tenía a su cargo era Rogelio.
P.– ¿Y Rogelio era el nombre real del agente o era su apodo?
R.– No lo sé.
P.– Bien. ¿Entonces era el único nombre que tenía de esta persona?
R.– El nombre que me dio.
P.– Bien. ¿Y había algún otro agente con el que usted también trató?
R.– José.
P.– ¿Y conoce el nombre completo de José?
R.– No.
P.– Bien. ¿Había más agentes del ICE con los que usted tuviera trato?
R.– Siempre que había una reunión, había por lo menos dos agentes del ICE, pero yo no conocía a ninguno de los otros.
P.– Bien. Y cuando usted en esa época se reu­nía con ellos no estaba bajo custodia, ni encarcelado… y tampoco tenía ningún problema legal. ¿Correcto?
R.– Correcto.
P.– Usted estaba –y si estoy usando un término incorrecto, dígamelo–, usted estaba en una misión del Chapo para venir a proporcionar información. ¿Correcto?
R.– Sí.

El comandante Loya

Fierro Méndez no es el primer miembro del cártel de Sinaloa que admite haber tenido un contacto telefónico regular o reu­niones personales con agentes del orden estadunidenses. Humberto Loya Castro, uno de los principales asesores del Chapo Guzmán, mantenía contacto telefónico regular con el agente Manuel Castanon, de la oficina de la DEA en Tijuana. El nombre del agente Castanon se encontraba en el registro del celular de Loya Castro.
El nombre completo del agente Castanon fue revelado en una moción presentada por la fiscalía estadunidense en el caso del Vicentillo. La moción incluía una sección de página y media titulada La continua comunicación de Loya Castro con agentes de Estados Unidos. Se trata de una crónica de sus conversaciones telefónicas con el agente Castanon entre octubre de 2010 y el 24 de agosto de 2011. Antes de que la fiscalía divulgara su nombre, en los registros de la Corte por parte de la defensa el agente Castanon aparecía como el “agente Manny” –del mismo modo en que Fierro Méndez no pudo proporcionar nada más específico que “Rogelio” para identificar a su contacto del ICE en Phoenix.
Alvin Michaelson, un miembro de la defensa del Vicentillo, dijo al juez Rubén Castillo en una sesión abierta de la Corte que Loya Castro ha estado en contacto con el agente Castanon, “virtualmente sobre una base diaria durante casi 10 años; hay miles de informes que respaldan nuestra posición, su Excelencia. Él nos habló de correos electrónicos, de reuniones, de llamadas telefónicas. Él tenía a la mano el número telefónico del señor Manny”.
Procedimientos de la Corte en el juicio por narcotráfico contra Zambada Niebla revelaron que agentes estadunidenses proporcionaron a altos miembros del cártel de Sinaloa información que utilizaron para golpear a sus cárteles enemigos.
En un documento legal, fechado el 9 de septiembre de 2011, la Procuraduría Federal de Estados Unidos admitió que Loya Castro era un informante confidencial con registro en la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).
El equipo legal de Zambada Niebla reveló la conexión de Loya Castro en una moción legal que interpuso en marzo. La Procuraduría Federal de Estados Unidos niega, sin embargo, que el acuerdo con Loya Castro implicara una garantía de inmunidad legal para los líderes del cártel de Sinaloa, tal como han alegado en la Corte los abogados del Vicentillo.
Las conexiones entre Loya Castro y Fierro Méndez se extienden más allá de relaciones análogas con agentes del orden estadunidenses. Fierro Méndez mencionó en la Corte que vio a Loya en “tres de cuatro” reuniones que el cártel de Sinaloa convocó en Mazatlán para preparar embarques de droga destinados a Juárez. La fractura de La Federación trajo consigo una gran desorganización en el abasto de drogas. Sempiterno lugarteniente, Fierro destaca suscintamente los dos principales objetivos de las reuniones en Maza­tlán: “Uno era seguir golpeando a La Línea en todas las formas posibles. El otro era organizarse para por lo menos poder cruzar las drogas”.
En la época de esas reuniones, de finales de 2007 a mediados de 2008, Loya era un activo de la DEA. (Traducción: Lucía Luna.) l
 * Andrew Kennis es periodista freelance. Trabaja en Chicago y la Ciudad de México y ha colaborado con The Christian Science Monitor y Al Jazeera; es además doctor en comunicación especializado en análisis de medios masivos. Jason McGahan es maestro de literatura británica y estadunidense y formó parte del equipo editorial de The Washington Post. Actualmente vive en Nueva York.
 

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