14 mar 2012

Justicia mediática/José Núñez Castañeda

El caso Cassez:
Justicia mediática/José Núñez Castañeda
Reforma, 4-Mar-2012).-
No conozco el expediente del juicio a Florence Cassez, ni he leído todo el proyecto del Ministro Zaldívar, por lo que no estoy en posibilidad de opinar, ni a favor ni en contra, como lo han hecho decenas de personas. Han opinado quienes conocen los principios que rigen la justicia penal y quienes ignoran el tema. Hay diputados y senadores que apoyan la ponencia del Ministro y quienes han rechazado el proyecto. Son contrarias las opiniones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la local del Distrito Federal. El Presidente de Francia está complacido y la Procuraduría de Justicia preocupada. Los comentarios en prensa, radio y televisión están divididos y en plena campaña de candidatos "virtuales" las fuerzas políticas aprovechan el tema para llevar agua a su molino.

Hay un trasfondo mediático en todo el embrollo del caso y en la diversidad de opiniones expresada, en las responsables y en las irresponsables, de quienes conocen el expediente y de quienes lo ignoran. Todo empezó cuando la autoridad policiaca escenificó la captura de secuestradores y la liberación de secuestrados, como si se tratara de un capítulo más de una serie televisiva, cada vez más frecuente, cuyos personajes pueden ser Florence Cassez, "El Coqueto" o un capo recién capturado. Siguió cuando Nicolás Sarkozy, en gira por territorio mexicano, exigió que la ciudadana francesa fuera enviada a Francia para cumplir allá su condena. En los medios de comunicación hubo críticas severas al presidente francés y un rechazo generalizado a su petición. Fueron escasas las voces que apoyaron la aplicación del Tratado de Estrasburgo.
 Un nuevo capítulo de justicia mediática lo induce el Ministro Arturo Zaldívar cuando da a conocer el proyecto de una delicada y trascendente resolución. No espera el análisis sereno y ponderado de los demás ministros que deben resolver el caso. Prefiere que sean los conductores de noticiarios, los comentaristas de los medios, los que saben y los que no saben, los políticos interesados en lograr votos, la prensa francesa o el presidente Sarkozy quienes primero opinen. El asunto ha quedado mediatizado y politizado. Los demás ministros de la Sala, pese a su experiencia y conocimientos, están en situación incómoda frente a la opinión pública y sometidos a presiones mediáticas inconvenientes.
Los medios de comunicación tienen un importante papel para denunciar arbitrariedades y construir una opinión pública informada. Son instrumento imprescindible contra el autoritarismo y a favor de la democracia. Son arma poderosa en defensa de derechos humanos y en el combate a la corrupción y la impunidad. Son presión lícita para mejorar los procedimientos de impartición de justicia y denunciar desviaciones; pero no pueden convertirse en el tribunal que sentencia o absuelve a un procesado. La justicia mediática no es justicia.
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De cómo Zaldívar volvió a mecer el bote/ Leo Zuckermann
Ya veremos qué sucede ahora con el caso Cassez. Por lo pronto, él ha demostrado otra vez ser un ministro valioso. Mis respetos.
Independientemente de cuál sea el resultado final del caso de Florence Cassez, Arturo Zaldívar ha demostrado ser, una vez más, un digno y valiente ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Mis respetos para él. Ojalá hubiera más servidores públicos dispuestos a cuestionar el statu quo en el país que a defenderlo.
Cuando una persona llega a un alto puesto público tiene dos opciones. Puede dedicarse a “no hacer olas”, defender a su organización a toda costa y disfrutar del poder que tiene con sus múltiples prebendas y su séquito de subordinados aduladores. Puede ser, en suma, un burócrata del poder. La otra opción es intentar cambiar las cosas que están mal, aunque esto sea impopular y tenga el costo de presiones externas e internas. En inglés hay una frase que describe esto: to rock the boat, que se traduciría al español como “mecer el bote”. Se aplica a todos aquellos “que dicen o hacen algo para causar un problema o molestia dentro de un grupo, en especial para tratar de cambiar una situación que la mayoría de la gente no quiere que cambie”.
Es el caso de Zaldívar, desde que llegó a la SCJN se ha dedicado a “mecer el bote”. Llegó a cambiar prácticas muy arraigadas en el Poder Judicial. Y vaya que hace falta porque, si hay un poder conservador en México, es el Judicial. Su actuación deja mucho que desear. Aquellos que se han enfrentado a los jueces mexicanos, igual los federales que los del fuero común, saben de su incompetencia y propensión a la corrupción. No es gratuita esta situación. En México, por desgracia, los mejores abogados no se dedican a la carrera judicial. Prefieren dedicarse a la práctica privada.
Los jueces son los que tienen que aplicar la ley y hacer justicia. Pero la justicia en México es más aspiración que realidad, por los errores que cometen los juzgadores. Y, como burócratas que son, se protegen entre ellos. No les gusta hacer olas. Si alguien se equivoca, es difícil que una instancia superior le corrija la plana. Creen que hacerlo es una afrenta en contra del Poder Judicial en su totalidad.
Zaldívar, en cambio, está dispuesto a decir algo que molesta a muchos, tanto en el Poder Judicial como en la sociedad: que Cassez debe salir libre porque, culpable o no, la autoridad no le respetó su derecho constitucional a un debido proceso. La policía echó a perder las pruebas que tenía en su contra al no ponerla inmediatamente a disposición del Ministerio Público, no avisar al consulado de Francia y armar un montaje mediático. Para otros jueces de instancias previas, el atropello de los derechos de Cassez no fue determinante para culparla. Zaldívar, con la ponencia presentada, propone enmendar el error del Poder Judicial.
Espero que sus colegas de la Primera Sala estén de acuerdo. Pero no nos hagamos ilusiones. La verdad es que hay otros ministros de la SCJN que se comportan más como burócratas que prefieren “no hacer olas” y defender, a toda costa, a la organización en que trabajaban.
Tan sólo hay que recordar lo que ocurrió con otra valiente ponencia de Zaldívar en 2010 acerca de la guardería ABC, de Hermosillo. En aquella ocasión, el ministro encargado de la investigación encontró violaciones graves de los derechos humanos y declaró responsables a Daniel Karam, director actual del IMSS, su antecesor, Juan Molinar, el ex gobernador de Sonora, Eduardo Bours, el ex presidente municipal de Hermosillo, Ernesto Gándara, y otros funcionarios federales, estatales y municipales de menor jerarquía. El asunto causó mucho revuelo. Zaldívar, a pesar de las presiones que recibió, puso sobre la mesa la discusión del importantísimo papel de la responsabilidad de los servidores públicos en un incidente fatal. El Pleno de la SCJN, sin embargo, votó en contra de la propuesta condenatoria de Zaldívar.
Ya veremos qué sucede ahora con el caso Cassez. Por lo pronto, Zaldívar ha demostrado otra vez ser un ministro valioso dispuesto a mecer el bote. Mis respetos para él.

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