30 nov 2012

El último discurso del Presidente Calderón

Ultimas horas del gobierno del Presidente Calderón  (2006-2012)
"...Me voy, amigas y amigos, con la conciencia de haber actuado siempre en cumplimiento de mi deber, y en cumplimiento de mis tareas y responsabilidades como Presidente de México, al servicio de la República" FCH
Por la noche ofrecerá una cena en ocasión de la Transmisión del Poder Ejecutivo Federal

A las 10:30 horas Inauguró la segunda sección del Parque Bicentenario en Atzcapozalco, DF
Ahí dio su último discurso como Presidente; este es parte de lo que dijo:
Amigas y amigos:
El día de hoy concluye la Administración que he tenido el honor de encabezar como Presidente de la República. Hoy es mi último día de trabajo como Presidente de México. Y, por eso, quiero aprovechar este singular evento, tan emotivo para mí, porque se trata, además, de una materia que he querido entrañablemente, la del medio ambiente.

Una materia en que hemos puesto muy en alto el nombre de México en el mundo, en el desarrollo sustentable. Un tema en el cual, México hoy tiene un liderazgo indiscutible en la lucha contra el cambio climático, por ejemplo. Qué bueno que sea en el Parque Bicentenario donde realizó el último de mis eventos públicos como Presidente de la República.
Y, por eso, qué bueno que estoy aquí entregando a los mexicanos una de las miles de obras que en estos seis años construimos con el esfuerzo de todos y en beneficio de todos.
En las últimas fechas he recorrido obras muy importantes de México, que se hicieron en esta Administración. Así como éste parque es la obra de limpieza, de remediación de una refinería contaminante, la mayor que se haya hecho en todo el mundo.
También, México tiene el orgullo de tener el puente de tirantes de acero más alto del mundo que es el Puente Baluarte Bicentenario, que hicimos aquí. La mayor obra de drenaje profundo del mundo que es el Túnel Emisor Oriente, cuya primera etapa inauguré hace un par de días.
El sistema satelital más complejo del mundo y más moderno de uso distinto al exclusivamente militar, que ayer eché andar, precisamente, con los Satélites Bicentenario, Centenario y Morelos III. Tenemos, además, amigas y amigos, la mayor obra que se haya hecho en México en carreteras y caminos rurales.
Concluyó este ciclo, y hoy que es mi último día y mi último mensaje a ustedes y a los mexicanos, debo decirles que no tengo en mi alma y en mi corazón más que una enorme y sincera gratitud.
Y quiero darles una vez más las gracias a todas las mexicanas y a todos los mexicanos, porque hace seis años me dieron, no sólo un voto de confianza, sino, precisamente, un respaldo que me acompañó durante todo este tiempo para conducir los destinos de México, en un tiempo complejo y difícil para cualquier Administrador Público, y para cualquier Presidente.
Pero quiero darles las gracias a todos, porque si bien es cierto, enfrentamos adversidades, estoy muy orgulloso de que hayamos superado todas esas adversidades.
Que si bien enfrentamos la peor crisis económica que se haya presentado en el mundo en las finanzas. La epidemia, la pandemia de la influenza que estalló, precisamente, aquí en la Ciudad de México; la mayor violencia criminal que haya contemplado nuestro pueblo en mucho tiempo y muchos otros pueblos en el mundo.
Hoy, México tiene una economía fuerte, que genera empleo y que está saliendo adelante. Hoy, México tiene un sistema de salud que cubre a todas a las mexicanas y a todos los mexicanos, porque somos de los primeros países en desarrollo que logramos la cobertura universal de salud.
Hoy, México tiene un liderazgo en medio ambiente, y lo demuestra esta ex Refinería 18 de Marzo, que fue limpiado el terreno en su totalidad, y hoy alberga el segundo parque más importante de la ciudad más grande del mundo.
Quiero darle las gracias a todos.
Quiero darles las gracias a las mujeres. En particular, a las mujeres que trabajan en el campo, en la ciudad o en su casa, lo mismo a las profesionistas, que a las mamás, a las maestras o a las amas de casa.
Quiero darle las gracias, también, a todos los trabajadores; a los albañiles, a los trabajadores de la industria, a los campesinos, porque con su esfuerzo logramos que hoy México no sólo esté de pie, sino de que a pesar de haber vivido una de las crisis económicas internacionales más graves de la historia, haya salido adelante, y hoy sea ejemplo para muchas economías del mundo.
Quiero darle las gracias, en especial, a las enfermeras, a los doctores, a las doctoras, a los enfermeros, a todos los trabajadores de la salud, porque gracias a ellos en cada rincón de México, hoy, hay un mecanismo para atender a los mexicanos cuando tienen problemas.
Que hoy, en México, lo mismo es para el hijo de un rico que para el hijo de un pobre el poder tener acceso al tomógrafo o a la resonancia magnética más sofisticada y más moderna del mundo en los hospitales mexicanos.
Hoy, a pesar de nuestros problemas, México es mejor, porque juntos, entre otras cosas, logramos la cobertura universal en salud.
Mi gratitud, también, permanente para todos los que arriesgaron y, desde luego, para los que dieron la vida por proteger a las mexicanas y a los mexicanos.
Mi gratitud a los soldados, a los marinos, a los policías, a todos aquellos Ministerios Públicos valientes que nos defendieron a todos y que defendieron a las familias de México que estaban acosadas por la peor criminalidad que se haya registrado en el país.
Pienso que todos ellos han sido verdaderos héroes, porque nunca dudaron en acudir en defensa de la Patria, cuando la Patria reclamó la ayuda de los mejores de sus hijos. Y ellos fueron adelante.
Y ellos actuaron en defensa de México, en defensa de nuestras familias, en estos años de dificultad.
Desde luego, quiero agradecer, una vez más, a todos los servidores públicos. Desde la más modesta afanadora, o trabajadora de una oficina, o de un parque, como éste, hasta los Secretarios de Estado.
A las secretarias, a los oficinistas, a los trabajadores de las empresas públicas, a todos. A todos los que servimos a México, porque han trabajado, incansablemente, por nuestra querida Patria. Porque, con su esfuerzo, hoy somos un país que puede mirar al futuro con mayor confianza y con mayor optimismo.
No tengo palabras para agradecer, desde luego, a Margarita, mi esposa, aquí presente, que me acompaña en este último evento. Agradecerle a mis hijos, hoy representados por Juan Pablo, que me acompañó en mi último día  de trabajo como Presidente. A él, a sus hermanos, a María y Luis Felipe, que están en la escuela. Agradecerles todo el apoyo que me dieron, como Presidente de México.
Ellos supieron, porque les dijimos, Margarita les dijo, yo estaba ahí, que me iban a prestar seis años a México. Y agradezco que me hayan permitido hacer este trabajo de ser Presidente de México y de servir a todos los mexicanos.
Y gracias a todas, gracias a todas las mexicanas, gracias a todos los mexicanos, por su comprensión. Porque yo sé que vivimos tiempos muy difíciles. Tiempos muy difíciles en lo económico, con la crisis. Tiempos muy difíciles en la seguridad, con el crimen y su violencia.
Pero aún, ante las muy difíciles circunstancias que enfrentamos y, también, ante las muy dificultes decisiones que tuvimos que tomar, para hacerle frente a tantos y tan complejos desafíos, puedo asegurarles, amigas y amigos, a todos los mexicanos, que actué al máximo, al máximo de mis capacidades y de mis limitaciones.
Y, más allá de esas capacidades y limitaciones que, como todo ser humano tengo, puedo asegurarles, amigas y amigos, que cada día, desde aquel 1 de diciembre de 2006, hasta este último 30 de noviembre de 2012, he puesto en cada momento de mi responsabilidad y de mi mandato, toda mi voluntad y todo mi entendimiento para construir el bien común de la Patria y sacar a México adelante.
Sé que hubo muchas cosas que seguramente en el tiempo serán reconocidas. Sé, también, que hubo muchas cosas que pudieron haberse hecho de diferente o mejor manera, pero sí puedo asegurarles, amigas y amigos, que tengo la certeza de haber actuado pensando siempre en el bien de México.
Me voy, amigas y amigos, con la conciencia de haber actuado siempre en cumplimiento de mi deber, y en cumplimiento de mis tareas y responsabilidades como Presidente de México, al servicio de la República.
Sinceramente deseo, amigas y amigos, que la Administración que inicia desde el primer momento del día de mañana tenga éxito. Y tenga éxito por una razón fundamental, porque amo entrañablemente a México, y quiero que le vaya bien a nuestro país.
He trabajado con pasión, porque México me apasiona, porque soy, soy un enamorado de México, porque tengo el privilegio, el bendito privilegio de ser mexicano.
Y como mexicano, servir a la Patria y servir a la Patria como Presidente de la República, es el más grande honor que pudiera tener. Pero, también, pudo decirles, amigas y amigos, que haber servido a México, en momentos de dificultad, en momentos de prueba, en momentos de adversidad como los que vivimos en estos seis años, es un honor cuya dimensión nunca hubiera imaginado y no habrá manera nunca de agradecer suficientemente.
Le agradezco a Dios y a la Patria que me haya permitido servirla cuando más se necesitaba servirla con determinación, con valor, con sensatez, con capacidad de construir futuro a pesar de las adversas circunstancias del presente.
Me voy con el recuerdo, no de las adversidades que enfrenté, sino de la satisfacción y la certeza de que los mexicanos superamos una a una esas adversidades.
Ya como ciudadano, ese noble título que recuperaré, el de ciudadano, un simple ciudadano a partir del día de mañana, quiero decirles, amigas y amigos, finalmente, que seguiré siempre, siempre seguiré sirviendo a la Patria y la seguiré sirviendo apasionadamente hasta que llegue el final de mis días, agradecido siempre, por el enorme privilegio que me ha dado la vida de ser mexicano.
Muchas gracias a todos y hasta pronto querido México.
Gracias.

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