TEMPLO MAYOR/Reforma
QUEDA
CLARO que el gobierno de Enrique Peña Nieto es partidario de que más vale un
mal arreglo que un buen pleito.
PRIMERO
se vio con el caso de Oceanografía y ahora con el caso de la contaminación de
dos ríos en Sonora por parte de Grupo México, queda ratificado este enfoque
pragmático de la administración federal.
COMO
sucedió con la empresa de Amado Yáñez, las autoridades no cayeron en la
tentación de complacer al público que exigía el cierre de las minas
concesionadas a Germán Larrea.
EN
LUGAR de eso, optaron por buscar tanto la reparación del daño como conservar
las fuentes de trabajo. El desastre calderonista con Mexicana de Aviación,
dicen, los dejó escaldados.
DE AHÍ que hoy
se instala en Sonora el fideicomiso al que la minera deberá 2 mil millones de
pesos, con un primer abono de 500 millones.
PARA
ALGUNOS resulta mejor esta opción que busca reparar y no sólo señalar
culpables. Sin embargo para otros queda inevitablemente la sensación de una
impunidad triunfante. Cuestión de enfoques.
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FRENTES
POLÍTICOS/Excelsior
II.Dos rayitas
menos. Guillermo Padrés matizó las críticas hacia funcionarios federales e
incluso aseguró que
Guillermo Haro Bélchez, titular de la Procuraduría Federal de Protección al
Ambiente, a quien públicamente solicitó la semana pasada que renunciara a su
cargo, es bienvenido en el estado. Se refirió al fideicomiso de dos mil
millones de pesos creado por Grupo México para reparar los daños provocados por
el derrame de tóxicos del pasado 6 de agosto en los ríos Bacanuchi y Sonora.
Asimismo, dijo que ve con muy buenos ojos la creación de la comisión federal,
designada por el presidente Peña Nieto. Sus palabras de la semana pasada traían
más decibeles.
+
¿Será?/24
Horas
Existe
la promesa de que el reparto de los recursos para los afectados por la
contaminación del Río Sonora por parte de Grupo México iniciará este miércoles
con fondos del fideicomiso de dos mil millones de pesos que la empresa creó
para resarcir los daños. En la zona se vio al titular de la Procuraduría
Federal de Protección al Ambiente, Guillermo Haro, quien a pesar del pleito con
el gobernador Guillermo Padrés, da seguimiento a los trabajos de limpieza y
atestiguó el compromiso de representantes de Gobernación y Secretaría de Medio
Ambiente con los afectados.
+
EL ASALTO A LA
RAZÓN/Carlos Marín
Milenio
Caso
Padrés: una mina política
La
contaminación de los ríos Sonora y Bacanuchi por ácido sulfúrico de la mina de
Cananea y el sospechosismo que suscita la presa del gobernador dificultan
entender el pleito entre su administración panista y la priista de la
Federación.
Porque
“sabían de las irregularidades en el manejo de contaminantes”, Guillermo Padrés
expulsó del Comité Estatal de Operación de Emergencias a los delegados de
Conagua, Semarnat y Profepa, como supuestos “corresponsables” del desastre
ecológico.
Verosímil,
grave y atendible (recuérdese Pasta de Conchos), el señalamiento contra esos
funcionarios, ¡un mes después de la desgracia!, sonó a defensa propia luego de
la revelación (Punto de partida) de que posee una presa que requiere ser
investigada… por los mismos u otros delegados federales.
Tarde
sale el dirigente nacional del PAN a recordar que Padrés tiene el respaldo de
los votos y que debe respetarse la soberanía de los estados.
Y
tarde pero a tiempo, senadores y diputados panistas tienen, de aquí a las
elecciones de 2015, una rica mina política por explotar…
++
Los errores de
Guillermo Padrés/ Roberto Rock L.
La Silla Rota,
INFORME
CONFIDENCIAL | OPINIÓN | 2014-09-15 00:00:00
Cuando fue
designado candidato del PAN a la gubernatura de Sonora, en marzo de 1999,
Guillermo Padrés poseía
una modesta casa de dos plantas en la calle Cerrada de Minas, colonia Valle
Bonito, en Hermosillo, Sonora. En julio de ese mismo año, al ganar
sorpresivamente la gubernatura, hubo de pedir prestada la casa de un amigo, más
grande, para dar entrevistas a periodistas y recibir parabienes de sus
seguidores.
Con
un título de abogado egresado de la desconocida Universidad Humanitas del
Distrito Federal, su incursión a la política, pocos años antes, había estado
precedida de una serie de fracasos en negocios, como una llantera y un vivero,
que hizo quebrar. La familia había eludido mayores penurias gracias a los
ingresos que aportaba una pequeña escuela que conducía su esposa.
Cinco
años después, Sonora y el país se enteran azorados, que el señor Padrés acumuló
en sólo cinco años en el cargo una riqueza que entre otros bienes y negocios,
le permite haber rehabilitado un rancho familiar que estuvo abandonado por décadas pero que ha recibido mejoras cuyo
valor ha sido estimado en 400 millones de pesos.
Sólo
la construcción de la presa motivo del escándalo Padrés costó 150 millones de
pesos, según estimaciones de funcionarios federales, que han detectado
adicionalmente una tubería de siete kilómetros de largo para ofrecer riego a
diversos plantíos y cultivos. Entre ellos figuran al menos 600 hectáreas de
nogales –no 300, como él ha declarado en diversas ocasiones. La producción
anual de cada hectárea de cultivo de nogal requiere en promedio 500 mil pesos
anuales, de acuerdo con las mismas proyecciones.
El
triunfo de Padrés, hace poco más de cinco años, fue atribuido en medida
importante a la tragedia en la guardería
“ABC” de Hermosillo, ocurrida apenas un mes antes de los comicios. No es
difícil calcular ahora qué puede ocurrir en julio del próximo año cuando habrá
nuevas elecciones para renovar la gubernatura, el Congreso local y los 72
ayuntamientos locales.
Padrés
se ha enredado con sus propias declaraciones. Alega que la denuncia sobre su
próspero rancho familiar se generó como respuesta por su “defensa de los
sonorenses” ante el derrame de ácido generado por la minera del Grupo México en
el río Sonora. Cualquier rescate hemerográfico demuestra que el gobernante
panista miente. El derrame ocurrió el último día de julio pasado y durante
semanas él no sólo no alzó la voz para denunciarlo, sino que su equipo de
voceros –que gustan de pasear en Mercedes Benz- cabildeó con la prensa local
para desestimar el hecho.
Al
cierre de la pasada semana Padrés alardeó que todo se resolvería en una reunión
con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, encuentro sobre el
cual la dependencia federal no había informado. Osorio en persona canceló
públicamente la reunión, lo que supuso una humillación al mandatario. Y
finalmente se anunció que se integraría una comisión investigadora bajo la coordinación
de Alfonso Navarrete Prida, secretario del Trabajo, ex procurador de Justicia
en el Estado de México y personaje cercano a Los Pinos.
Un
mayor declive en la ya muy deteriorada imagen de Padrés vendrá acompañado por
una creciente radicalización de su discurso.
Sus argumentos pueden ser desde la defensa de la autonomía estatal hasta
presentarse como adversario del gobierno federal y formalizar así sus
aspiraciones a relevar el próximo año a Gustavo Madero como presidente del PAN.
Hasta hace algunas semanas, Madero y Padrés se decían aliados, e incluso
pactaron que el gobernante ahora en desgracia obtendría una diputación federal
plurinominal. El panorama ha cambiado evidentemente.
El
margen de maniobra de Padrés se modificará agudamente si se consolidan los
indicios de que sus actuales problemas son producto de una orquestación operada
desde la ciudad de México. Que el sonorense no se cuenta entre los “panistas
buenos” con los que trabaja armoniosamente la autoridad federal, antes al
contrario.
Incluso,
se multiplican las versiones de que el equipo del presidente Peña Nieto acumuló
durante los últimos años diversas afrentas de Padrés, que ahora han determinado
cobrar, con las elecciones locales a la vista. Si todo ello es cierto, al señor
Padrés, baldado por la corrupción, le podrían quedar sólo dos alternativas,
políticamente hablando: Una, darse por muerto. La otra, suicidarse.
++
Guerra 2015: la
primera víctima/Ricardo
Alemán
Sin
embargo, una vez pasado el tiempo del Pacto y aprobadas sus reformas, la
política mexicana regresó a su estado natural...
Al
arranque del gobierno de Enrique Peña Nieto no era sorpresa para nadie ver “de
la mano, como hermanitos” a los jefes del PRI, PAN y PRD. Y no era nuevo el
espectáculo porque a los tres grandes partidos políticos les animaba el
espíritu unificador del Pacto por México.
Sin
embargo, una vez pasado el tiempo del Pacto y aprobadas sus reformas, la
política mexicana regresó a su estado natural; el de perros y gatos metidos en
un costal. Es decir, que asistimos al inició de la guerra político electoral
rumbo a la contienda de junio de 2015. Y muerto El Pacto nació la guerra
político electoral.
Y
como todo se vale en esa guerra, ya está a la vista la primera víctima de una
batalla que será descarnada –de la que nadie se salvara en la clase política–,
y que por el momento enfrenta al gobierno de Enrique Peña Nieto y al PRI,
contra el PAN de Gustavo Madero y contra los distintos centros de poder en
manos del partido azul, como son sus gobernadores y legisladores.
Y
la primera víctima de esa guerra sin tregua se llama Guillermo, se apellida
Padrés y es un político menor –por no decir mediocre–, que cree que gobierna
Sonora. Pero lo preocupante del tema es que si bien Padrés llegó al gobierno de
Sonora gracias al trágico incendio de la Guardería ABC –que mató a medio
centenar de niños–, también es cierto que el panista saldrá del gobierno en
medio de un desprestigio total, gracias a escándalos de trapacerías, transas y
robos que favorecerán el regreso del PRI.
En
pocas palabras, resulta que los sonorenses pasaron de “guate-mala” con el PRI
de Eduardo Bours, a “guate-peor”, con el gobierno del panista Guillermo Padrés;
cuya administración está muy lejos de ser alternativa al PRI corrupto, transa,
indolente y sin resultados, ya que no sólo fue “más de lo mismo” sino que en
muchos casos el gobierno azul resultó peor que los gobiernos del PRI.
En
rigor, la crisis que vive Sonora no es sólo por las disputas del agua, tampoco
por la contaminación que provocó Minera México en el Rio Sonora. No, el
problema y la crisis de Sonora vienen de lejos; se llama Guillermo Padrés, uno
de los peores gobernadores que ha tenido Sonora, uno de los panistas más
desfachatados y que gracias a su gestión fallida, a sus transas y raterías hará
posible el regreso del PRI a esa entidad.
Pero
cuando hablamos de una guerra del PRI y del gobierno federal contra Guillermo
Padrés –choque frontal entre el gobernador de Sonora y el titular de
Gobernación–, no nos referimos a una embestida deliberada y planeada desde el
gobierno de Peñas Nieto contra el gobernador panista de Sonora. No, lo cierto
es que las torpezas de Padrés lo han llevado a tropezar con él mismo–; a ser artífice
de una crisis creada por su reducida estatura política, por su miopía respecto
al cargo de gobernador que ostenta y a graves fallas en su gestión.
Y
es que el peor enemigo de Guillermo Padrés no es el gobierno de Peña Nieto,
tampoco el secretario de Gobernación y menos los delegados federales de
Conagua, Profepa y Sagarpa, cuyos titulares fueron echados del estado por el
gobernador, por cometer el pecado de exhibir las trapacerías del mandatario
estatal. No, el principal enemigo de Guillermo Padrés es el propio Guillermo
Padrés. ¿Por qué?
Porque
tiene “una larga cola que le pisen”. Dicho de otro modo; resulta que el
gobernador de Sonora trabajó intensamente en los primeros años de su gestión
como mandatario estatal, no sólo para forjar una percepción negativa de su
gobierno, sino para exhibir ante los ojos de todos toda clase de disparates,
decisiones equivocadas, ejemplos de mal gobierno y, por si no fuera suficiente,
dejó por todas partes huellas de sus presuntas transas.
En
realidad Padrés “se puso de pechito” para ser utilizado por el gobierno federal
como “conejillo de indias” para mandar un mensaje a los gobernadores
opositores; “O se alinean o sentirán el frio presidencial”, dice el mensaje de
Los Pinos a Padrés. Y claro, como Padrés sabe poco y entiende menos de los
complejos códigos del poder, solito se subió a la cruz para ser crucificado
como escarmiento de la turba política. “Escucha Juan, para que entiendas
Pedro”.
Padrés nunca
entendió que con Peña Nieto está de vuelta el poder presidencial autoritario, despótico y
centralista del viejo PRI; poder que sólo se combate con gobernantes honestos y
eficaces. Y es que para tener la lengua larga, se debe tener la cola corta. Y
está claro que a Padrés le sobra cola. Por eso el PRI regresará a Sonora.
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