¿Y que ha hecho la CNDH?
El Comisionado Nacional de Seguridad, Monte
Alejandro Rubido, admitió que el operativo de seguridad en el Zócalo la noche
del Grito, donde revisaron a niños de manera exhaustiva, tenía por objeto
preservar la seguridad de todos. "Puede haberse generado alguna situación
de incomodidad, pero en estricto sentido lo que se buscaba era garantizar el
interés general de los asistentes.
Y agregó según
una nota de Reforma: "Todo se dio conforme a los procedimientos de
operación con los que se tiene que actuar, así se actuó, de manera acomedida,
de manera diligente", justificó.
Mmm. Y la
inteligencia Monte?
"Mucha
gente ocupa a los menores para pasar objetos que están prohibidos",
comentó en entrevista un oficial que pidió el anonimato.
El tema en las columnas de hoy:
Arsenal/ Francisco Garfias
Excelsior
Una
indignante revisión
Una
cascada de protestas provocó la rigurosa revisión a la que fueron sometidos
niños y niñas que se trasladaron la noche del 15 de septiembre al Zócalo para
asistir a la ceremonia del Grito de Independencia.
Policías
federales y miembros de la flamante Gendarmería Nacional les revisaban “hasta
los calzones”, según denuncias ciudadanas.
Hay
fotos y videos en los que se aprecia el minucioso cateo a los menores.
Las
quejas no sólo se multiplican en las redes sociales y en reconocidos militantes
de la izquierda radical. Hasta los izquierdistas moderados e institucionales se
mostraron indignados con los excesos de la Policía Federal.
Es
el caso de la senadora del PRD, Angélica de la Peña, presidenta de la Comisión
de Derechos Humanos de la Cámara alta. Según ella, el cateo a las niñas y niños
resultaba innecesario.
“Ya habían pasado por arcos detectores de
metales fijos y portátiles, además de que fueron instalados cuatro filtros de
seguridad”, argumentó en un comunicado.
La
esposa de Jesús Ortega, líder de la Corriente Nueva Izquierda, destacó que, a
juzgar por las denuncias de la ciudadanía en las redes sociales y en medios de
comunicación, las revisiones “pudieron haber incluido la ropa interior de los
niños”.
De
la Peña le aventó la pelota a la Comisión Nacional de Derechos Humanos “por
tratarse de la Policía Federal”. Dijo que debe iniciar una indagatoria y sentar
un precedente para evitar que se repita.
Pero
la CNDH no se ha pronunciado oficialmente. Está de puente. Buscamos entre sus
comunicados de prensa. Ni una línea. Le escribimos un WhatsApp al ombudsman
nacional, Raúl Plascencia Villanueva, para pedirle opinión sobre el tema. “Estamos iniciando una investigación de
oficio”, nos dijo.
El
asunto no es fácil para él. Anda en campaña de reelección y no le conviene
moverle al tema relacionado con encargados de la seguridad en un acto que
encabezó el Presidente de la República.
Un
intenso y polémico debate se vislumbra en el seno del Consejo Nacional de
Seguridad Pública. En los próximos días, los integrantes de las mesas de
trabajo, previas a la sesión ordinaria de fin de año, analizarán una propuesta
del consejero ciudadano Andrea Ambrogi para que las jornadas laborales de los
policías mexicanos sean de máximo diez horas diarias.
Ocho,
en el escenario ideal.
El
tema no es menor. Los horarios de los policías mexicanos son caóticos. Un
estudio al que el consejero Ambrogi tuvo acceso demuestra que no existe un
criterio claro que defina cuánto deben durar las jornadas laborales de quienes
se encargan de protegernos.
“Hay corporaciones en las que los agentes
trabajan 12 horas y descansan 12, o trabajan 12 y descansan 24, o 24 por 24, o
24 por 48”, puntualiza.
Lo
más revelador es que existen estados como Durango, Guerrero y Veracruz en los
que, literalmente, la jornada laboral se determina “de acuerdo con las
necesidades del servicio”. Esto significaría que la voluntad del comandante en
turno es la que define cuántas horas trabaja cada elemento.
Reducir
la jornada laboral de los policías permitirá contar con agentes más alertas,
con capacidad física y mental de respuesta, y con mayor tiempo para ser
capacitados. “No queremos zombies armados”, sentencia el consejero ciudadano.
La
bronca, como siempre, es la lana. El mismo día que se presentó hubo reacciones.
Reducir las jornadas laborales de los policías requiere de más presupuesto. La
pregunta de Ambrogi: ¿quién podría oponerse a no volver a ver fotos de agentes
dormidos en sus patrullas?
Ahora resulta
que el comentario racista que el panista Carlos Treviño puso en su Facebook en
contra de Ronaldinho —lo llamó “simio”— se lo escuchó a un taxista que también
rezongaba por el trafico que provocó la presentación del astro brasileño en
los alrededores del estadio La Corregidora.
El
extitular de Desarrollo Social del ayuntamiento de Querétaro lo confirmó
parcialmente en el programa Futbol en Serio que conduce Francisco Javier
González. Evitó, eso sí, precisar frente a los micrófonos de TDN dónde había
escuchado semejante estupidez.
Treviño
dejó claro que la política no le interesa. “Nunca más”, dijo. Si lo corren del
PAN le da lo mismo. Lo que sí le dolería es que le quitaran la cátedra sobre
Historia de Estados Unidos que desde hace 25 años imparte en la universidad .
Pidió, imploró que lo dejen con sus clases.
Hoy
se presenta otro libro, uno más, sobre Luis Donado Colosio. Es una novela
histórica basada en la vida “pública, privada y secreta” del sacrificado
candidato del PRI a la Presidencia de la República. Se titula Horizonte postergado. Lo escribió el maestro Édgar Robledo
Herrera.
La
cita es en Casa Lamm a las 19 horas. Lo presenta el periodista Sergio
Sarmiento. El panel de comentaristas lo completan la maestra Diana Rincón
Hernández, el periodista Mauro Jiménez Lazcano, y el escritor Miguel Aguilar
Ramírez.
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