Vatican Insider, 01/
1/2015
QUO
VADIS PETRUS?
Papa
Francisco(©Afp)
Reflexiones
sobre el actual Pontífice argentino y su Pontificado
PADRE
EDUARDO DE PAOLA
En
el análisis del presente, la historia, que lo es del pasado, nos ayuda a salir
de algunos puntos de sombra o duda. Podríamos volver a San Juan XXIII, al Beato
Paulo VI , a San Juan Pablo II , a Benedicto XVI y escrutar las páginas
abundantes de aseveraciones duras contra sus pontificados y alertas y
perplejidades, en tiempo condicional, sobre algunas actitudes, determinaciones
y pensamientos. Pero la historia ha ido haciendo su trabajo, lento, muchas
veces complicado, pero ha ido aportando una idea más objetiva, menos
apasionada, menos condicionada por ideologías y posturas intereclesiales de
esos momentos y circunstancias.
Esa
es la Iglesia que me gusta. La que critica y objeta .La que duda y se
interpela. La que queda perpleja ante la figura providencial de un hombre sobre
cuyos hombros el Señor ha querido depositar la Iglesia. Unos hombros , que
gracias a Dios, tienen la asistencia, jurada, del Espíritu Santo. Unos hombros
que quieren compartir el peso, sinodalizando el duro caminar.
Pero
también es cierto, lo dice la historia, que durante aquellos Pontificados y
durante éste mismo, aparecieron voces de apoyo, de entusiasmo. Voces que veían
un nuevo amanecer en la Iglesia de Cristo, siempre la misma y siempre
cambiante, bajo la música de los signos de los tiempos. Ahora con una partitura
cimentada en el Concilio Vaticano II que
quiso vestir de nuevo a la Única Verdad, para que no pareciera una extraña en
medio de sus contemporáneos.
Aseveraciones
He
leído opiniones de un cardenal, que decía que Bergoglio “es demasiado de
izquierda y que es de los que hablan mucho y nunca hacen nada”. No hay ningún
verbo en condicional. Me he puesto en la piel de ese Cardenal, he tratado de
comprender, lo que con esas palabras, duras por cierto, intentaba expresar. Hay
cosas que nos desestabilizan. Sobre todo cuando somos cada vez más grandes y
hemos vivido dignidades y niveles de
vida, muy alejados del común de la gente. La edad produce esa necesidad de
estabilidad y un poco de rechazo por las novedades que nos vienen a cambiar las
cosas “que siempre fueron de otro modo”.
Me
fascina que Bergoglio, grande, viejo, se anime a desestabilizarse y
desestabilizarnos.
Pero
el viejo cardenal de la frase antes citada , me parece que nos quiere expresar
fundamentalmente que mirar el mundo desde Europa o desde América o desde el
resto del mundo de “economías emergentes” (eufemismo de sociedades y pueblos
pobres), es radicalmente distinto. Y lo que suena en nuestros oídos americanos,
como una interpretación autentiquísima del evangelio de Jesús, allá en el Norte
suena a marxismo puro. Sin embargo, bajo las columnatas de la Plaza de San
Pedro, duermen hermanos míos, que viven en Europa, no en América, y en cuyos
oídos, el Evangelio predicado por Francisco seguramente sonará igual que para
nosotros. Sospecho que en Lampedusa debe suceder lo mismo.
Otro
Cardenal que ha preferido prescindir del tiempo condicional de los verbos, ha
advertido que “si las medidas del sínodo se concretan, serán de una gravedad
inaudita”.Se trata de un Cardenal –Canonista. A sus opiniones las han apodado
“filípicas”. Se ve que está asustado. Tiene miedo que le destruyan “el deposito
de la fe”.
Cuando
leí su artículo, pensaba en mi fe. En lo que me enseñaron de chico : las
puertas del infierno no prevalecerán.
No
tengo dudas al respecto. El que conduce la Iglesia es el mismo Señor. Con
mediaciones, si, pero el timón lo tiene Dios. Mal que le pese a ese otro
cardenal que veía una Iglesia sin timonel. Otra vez la fe!. Es posible, solo posible, que a éste hermano lo motive
también algo de su ideología, que no concuerda con la del Papa y por eso crea
tanto miedo y rechazo.
Perplejidades
y dudas
Vittorio
Messori ha usado, hasta remarcarlo machaconamente, verbos condicionales para
hacer el balance de éste Pontificado. Comparte, creo, el espíritu de otro
Cardenal norteamericano que ha dicho “ciertamente lo respeto como Papa, pero me
falta todavía entender lo que quiere hacer”. Messori ha preferido hablar de
perplejidad, duda y adhesión.
Lo
único con lo que no coincido del todo (respetando el condicional de Messori) ha
sido su parentesco con otro Cardenal de la Curia, en” la sospecha de un posible
populismo, capaz de obtener un interés tan amplio, como superficial y efímero”.
Me parece que a dos años, uno podría sospechar , que el fenómeno de los 6
millones de personas , no tiene vocación efímera ni superficial. Una mirada
desde la realidad del mundo de los mediáticos, podría darles la razón, pero
aquí como en otros casos tenemos el desafío de la mirada de la fe y de qué es
lo que quiere el Señor. Fueron los sencillos de corazón los que comprendieron
el mensaje de Jesús a diferencia de los Sumos Sacerdotes y los Escribas Hay
muchas críticas entre los “entendidos”, y mucha adhesión en la gente sencilla,
que “entiende” todo lo que el Papa dice y hace.
Si es así, no estaríamos ante un “populismo” de Francisco, sino ante
algo mucho más serio y un material más complicado para el análisis: en medio de
la crisis de credibilidad mas aterradora de los últimos siglos, para la
Iglesia, surge éste liderazgo, basado en cosas sencillas como evangélicas, que
atraen, encantan, alegran, crean empatía y esperanza. Para mi, muy lejos del
populismo, muy cerca de Jesús.
Pero
volvamos al cuerpo de la reflexión de Messori. El es , sin dudarlo, un hombre
de fe. A diferencia de algunos otros, que cuando tienen que aplicar la que
dicen tener, no la encuentran.
Tiene
delicadeza, cuidado, respeto, al decir sus perplejidades, dudas y adhesiones.
Casi diría que a las primeras las dice con un poco de miedo. Miedo a fallarle a
la fe que profesa.
Lo
primero que me nació, interiormente, mientras leía su articulo, fue una certeza
nacida en éstas tierras: es imposible predecir a Bergoglio. Ha sido ,es y
seguramente será impredecible.
Algunos
se dicen sus “voceros” en distintos temas. Salvo cuando él manda a alguno a
decir lo que él no quiere decir, todos los demás hacen adivinanzas .Jn 3,8: “El
viento sopla dónde quiere: tu oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a
donde va. Lo mismo sucede con todo aquel que ha nacido del Espíritu” Hay que
acostumbrarse. Cuesta, pero con el tiempo uno lo logra. Una cosa es predecir a
Bergoglio y otra muy distinta saber que piensa: como él mismo lo dijo , ahí
está EG, las homilías de Santa Marta y las numerosas intervenciones que ha
tenido durante éstos dos años. Sabemos que piensa y que quiere de la Iglesia.
Coincido
totalmente con Messori, en sus perplejidades y dudas. El enumera algunos hechos
puntuales, que trasparentan alguna aparente contradicción. Esos tienen el sello
“made in Adan y Eva”. A mi me preocuparían
y mucho esos hechos puntuales ambiguos sino tuvieran como telón de fondo una absoluta coherencia lineal. Eso
es que lo que tranquiliza .Eso es lo que importa en definitiva. La línea, no el
punto aislado. Ambigüedades las tuvieron Juan XXIII, Paulo VI , Juan Pablo II y
Benedicto XVI, pero esos hechos puntuales no pasaron a la historia, sino la
línea de coherencia con ellos mismos y con el Evangelio.
Pero
hay algo todavía más interesante en las perplejidades y dudas de Messori: yo,
con todo el respeto del mundo, lo invitaría a sentarse un buen rato a mirar las
escenas del evangelio, no desde el escenario, sino en la butaca del público.
Nos
enseña, en una cátedra de fe, la Madre del Señor, cuando nos muestra su
perplejidad y dudas, ante el Anuncio de que será la Madre del Redentor.
Es
de una hermosura y belleza singular, ver la perplejidad y las dudas de Juan el
Bautista : ¿es El o debemos esperar a otro?. Uno se siente atraído a las
profundidades de una psicología y de un corazón que no entiende y persiste en
hacerlo.”Díganle que los ciegos ven y los sordos oyen”.
Es
lindo ponerse en los ojos de la Santísima Virgen y mirar con Ella, las
perplejidades y dudas, más el desánimo de los Apóstoles, cuando el drama del
calvario ha terminado y han quedado solos. Pero todavía falta lo mejor, que
está al llegar: Pentecostés!! Solo que después de Pentecostés, ellos entendían
menos, estaban más perplejos que antes, por las maravillas que Dios obraba a
través de ellos, pero se habían abandonado y arrodillado ante la omnipotencia
salvadora del Amor del Padre.
En
los fariseos uno puede sentir el miedo a perder el poder, pero también en los
más buenos, junto a los escribas y sacerdotes, sentían temor por la predicación
del Señor que les proponía algo osado, nuevo. Por eso lo combaten. Algo con
tintes de un populismo que tendría que durar poco, por superficial. Pero esas
multitudes que lo acompañaron al Señor, perduraron hasta hoy.
Los
hermanos míos a los que sirvo en el ministerio, tienen la capacidad infinita de
dejarme perplejo, de hacerme dudar y de hacerme sentir que el piso se mueve a
mis pies, cuando me hacen preguntas, me presentan propuestas o me piden que
transforme el modo de anunciar la
alegría del evangelio. Que sería de nosotros si ellos, como el Señor Jesús, no
nos desafiaran, permanentemente a vivir abandonadamente de la Gracia.
La
vida sería triste y gris si solo estuviera poblada de certezas. Comenzando
porque no habría lugar para la fe.¿Quién entiende los designios de Dios?.
Adhesiones
Pero,
finalmente, Vittorio Messori habla de adhesiones. Allí está el tesoro. Tenemos
que volver a pensar, porque 24 meses han sepultado la memoria, de dónde
veníamos. Veníamos de ese verdadero calvario que le tocó vivir a un Grande,
como Benedicto y con él a la Iglesia toda. El tuvo la grandeza de sumirnos en
la perplejidad y la duda, cuando decidió bajar el telón y renunciar. Allí
comenzó un proceso de restauración, que dura hasta hoy. Un modo nuevo. Un
estilo nuevo. Me voy a animar a decir por más que le duela a algún cardenal: una “disciplina nueva”. Todo
evidencia una revitalización de la Iglesia, que se muestra fresca, espontánea y
genuina. También inflexible con quien lo merece.
¿Sería
bueno decir: no me importan las perplejidades y dudas, si estoy viendo todo
esto? No. Porque sería como separar en el Señor las perplejidades y dudas que engendró
en sus cercanos y no tanto, de las maravillas que obró con el poder de su Amor. Todo va junto. También
en Francisco. Creo que para todos lo que sienten y piensan como Messori y
también como yo en medio de perplejidades, dudas y adhesiones, nos hace mucho
bien, volver a meditar las tres palabras de la Anunciación: “Alégrense -No
tengan miedo- ¡¡El Espíritu Santo ¡¡”.
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