Excelsior….9/07/2015
Jorge Fernández Menéndez/
Primera
de dos partes..
Si el Ejército regresa a los cuarteles, para dejar las
tareas de seguridad pública, sería como la película Un día sin mexicanos; “creo
que aquí el asunto estaría (en) quién toma la decisión de que las Fuerzas
Armadas regresen a sus cuarteles ante la exigencia de la sociedad (de) que
sigamos en las calles para protegerlos”, afirmó el secretario de la Defensa
Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda.
Sobre
cómo se tendría que trabajar para reconstruir las fuerzas policiales que se
requieren, para que el Ejército regrese a los cuarteles, el general Cienfuegos
explicó, en entrevista, que dicha tarea es un trabajo de toda la sociedad.
“Es
algo en lo que todo el mundo debe estar involucrado; los gobiernos, la
academia, todos los grupos que representan a la sociedad deberían aportar sobre
qué hacemos en esto”.
En
la conversación, en la que también se tocaron casos como los de Ayotzinapa y
Tlatlaya, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) destacó
la importancia de reconstruir a las policías locales para que puedan cumplir
con su obligación y que, cuando sea necesario, cuenten con el apoyo de las
Fuerzas Armadas.
Sin
embargo, dijo que no ve “compromisos bien tomados” en algunos estados. “Estamos
reconstruyendo las policías desde la administración pasada, aquí llevamos casi
tres años y esfuerzos…”
—Pareciera
que los gobiernos prefieren descansar en decir “mándenme tropas que solucionen
las cosas”, sin generar sus propias instituciones de seguridad.
—Es
una solución que los gobiernos locales han encontrado para sus problemas, pero
no es la mejor solución –respondió el general Cienfuegos.
“Soy
el primero en desear vuelta a los cuarteles”
El
secretario de la Defensa Nacional asegura que no hay ningún interés por
adueñarse de las tareas policiacas, pues permanecen en las calles por una
exigencia de la propia sociedad. Y, en este contexto, el general reta: “¿Quién
tomaría la decisión de que las Fuerzas Armadas regresen a sus cuarteles?”
“Si
ahorita me ordenaran que mañana a las seis de la mañana no haya un soldado en
las calles, mañana no habría en las calles un solo soldado”, sostiene el
secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, en respuesta a
quienes sugieren que el Ejército mexicano pretende adueñarse de las labores
policiacas en el país.
Sobre
Ayotzinapa, recuerda que los responsables de los hechos están detenidos y están
siendo procesados, que penalmente no hay responsabilidad alguna de la
institución militar. Insiste en que los cuarteles del Ejército mexicano están
abiertos todos los días para la sociedad, pero sostiene que ante quienes
quieren ir a esos cuarteles a supuestamente investigar sobre ese capítulo, “no
estamos dispuestos a permitirlo, es un señalamiento que no es propio para
nosotros porque no hemos cometido nada”.
En
el caso Tlatlaya sostiene que el Ejército ha sufrido en lo que va de esta
administración más de 940 agresiones y Tlatlaya fue una más de ellas. “Yo he
insistido en que es importante, urgente, que se lleve a cabo el juicio y si
nosotros somos responsables que cada quien reciba el castigo que le
corresponda, pero si no lo son que se diga claramente que los soldados son
inocentes”.
Respecto
a la polémica disposición que ordenaría “abatir” a los delincuentes, dice que
todo se debe a un lamentable error. La disposición original que tiene más de 37
instrucciones muy precisas sobre las operaciones, la mayoría de ellas enfocadas
al tema de respetar derechos humanos dice “abatir homicidios perpetrados por
los delincuentes en horas de oscuridad”, alguien, agrega el general, “le quitó
perpetrados por delincuentes, y eso le cambia el contexto a todo”.
Esta
es la entrevista que mantuvimos con el general Cienfuegos.
—Algún
día leí que colocar en la Defensa Nacional a un general que se llamaba Salvador
Cienfuegos era, por el nombre, como designar a un personaje de García Márquez,
un nombre muy fuerte al que se le pueden otorgar toda una serie de atributos.
Más allá del nombre garcíamarquiano, ¿qué se siente llegar a la Secretaría de
la Defensa Nacional?
—Bueno,
yo creo que todos los que escogemos esta carrera y que nos decidimos por
ingresar al Colegio Militar, de manera escondida, por ahí traemos la ilusión,
la esperanza, la meta de llegar a ser secretario de la Defensa Nacional. Todos
queremos, pero no todos llegamos, para mí es una gran fortuna, un honor poder
estar en esta situación que me permite, por un lado, apoyar las políticas
nacionales y, por otro lado, buscar el desarrollo de nuestras Fuerzas Armadas.
—Lo
hace en un momento muy difícil. Hay 50 mil hombres y mujeres del Ejército en
las calles, luchando, trabajando por la seguridad; no es normal que tal
cantidad de elementos tengan que estar trabajando en esas labores...
—Bueno,
en realidad es un momento crítico, pero no diría que es el único que ha vivido
el país. En mi experiencia de más de 50 años formando parte de esta importante
institución, pues, ha habido momentos críticos en la vida nacional en que hemos
tenido que participar también, y estamos educados para afrontar los retos y
hacerlo de la mejor manera posible.
—Se
está produciendo una reeducación en el Ejército en varios aspectos, uno es
derechos humanos. ¿Cómo se está llevando a cabo?
—Hay
temas que son transversales, que hay que atenderlos en todos nuestros sistemas,
nosotros tenemos sistemas educativos, sistema de adiestramiento, un sistema
logístico, un sistema administrativo, sistema de recursos humanos, sistema
judicial militar, en todos estos sistemas tenemos trabajo.
“En el área de adiestramiento y educación,
que son dos asuntos diferentes, pero que van complementados, nosotros educamos
a nuestros cuadros de mando para que vayan ante la parte de las tropas, donde
se recibe el adiestramiento y de aquí regresan a perfeccionarse al sistema
educativo, entonces esto es una interacción permanente.
“En todos estos sistemas, educativo y de
adiestramiento, más los demás que señalaba, atendemos el asunto, por ejemplo,
de derechos humanos, de equidad de género o derecho Internacional Humanitario,
que era un tema que no se veía antes. Todos estos nuevos temas que han venido
cobrando importancia en los últimos años, los vamos incorporando de manera
transversal. Usted, para poder aprobar, calificar un adiestramiento o poder
terminar en su área educativa, tendrá que presentar exámenes sobre estos temas
y tendrá que pasarlos, eso es un hecho.
“Por
otro lado, en el sistema de recursos humanos tenemos lo que llamamos la
‘promoción’, que son exámenes de oposición para obtener la siguiente jerarquía.”
—Aquí
nadie se opone a la evaluación...
—Aquí
no, nadie se puede oponer a ser evaluado. Todos estos son temas que son parte
de los exámenes, o sea, todo el personal militar, desde el último soldado hasta
el general más encumbrado, tendrá que estar participando.
—¿Hay
una formación diferente del soldado mexicano?
—Creo
que la parte de los valores, de la ética, de la moral, ha sido un concepto que
hemos estado profundizando mucho desde hace ya varias décadas. Para nosotros,
valores como el honor, la lealtad, el patriotismo, el valor, la disposición, el
espíritu de cuerpo y la entrega son asuntos que todos los días estamos viendo,
tanto en las unidades como en los planteles y ahí hemos ido permeando; la
calidad de la gente que vamos reclutando, que va pasando a formar parte de las
Fuerzas Armadas, también cada vez es mejor, más calificada, con mejores niveles
académicos y eso nos permite avanzar mucho más rápido.
—Ninguna
institución conoce el territorio nacional como el Ejército mexicano. ¿Cómo ve
usted el país en estos momentos? ¿El Ejército mexicano cómo siente la
posibilidad de avanzar en su responsabilidad de la seguridad interior del país?
—Bien,
yo pienso que ha habido como una especie de evolución de la forma en que
estábamos viendo la inseguridad. Cuando empieza esta administración que es la
que me corresponde ser responsable, leíamos que los problemas estaban en
extensas superficies, que el problema abarcaba estados, dos o más estados de
manera generalizada, hoy, a poquito menos de tres años, el problema persiste,
pero no en la misma dimensión.
“Hoy
tenemos también estos problemas de violencia, de ilícitos de diferentes tipos,
gran impacto y otros que no son de tan importantes impactos, los seguimos
atendiendo, pero ahora está muy focalizado, antes se hablaba del estado de
Tamaulipas, hoy hablamos del área de la Frontera Chica o hablamos de la parte
de Tampico-Ciudad Madero o El Mante, ya son puntos más focalizados, ya no es la
amplitud, por un lado, por otro…
—O
sea, ¿se fueron aislando los focos?
—Sí,
se fueron acotando, se fueron reduciendo a donde ellos, quizás, se sentían con
mayores posibilidades de subsistir. Paralelamente esto ha originado que muchos
que quieren ser, se vayan fragmentado y van haciendo bandas, que son mucho más
difíciles de atender y de controlar, éstas son las que se están peleando en
estos puntos focalizados que yo señalo y que están generando esa percepción
importante de violencia. Pero no es lo mismo hoy, que hace tres años.
—Eso
es muy importante porque hay quienes dicen: bueno, para qué combatimos o
detenemos a grandes capos si luego la violencia continúa igual porque sus
bandas se desgranan y terminan peleando entre ellos o generando violencia o se
dedican al secuestro y a la extorsión.
—Son
bandas más difíciles de ubicar y de identificar. A mí me parece que el problema
está, hoy, en que estas bandas ya no viven de los delitos de gran impacto, ya
no es el narcotráfico o la venta de armas.
—Son
bandas que, en muchos casos, no han puesto un gramo de cocaína del otro lado de
la frontera…
—No,
claro que no.
—Se
dedican a otro tipo de delincuencia.
—Pues
sí, pero esos delitos que estas bandas cometen son los que le duelen al
ciudadano. Es el robo, la extorsión, el secuestro, el homicidio; eso es lo que
le molesta realmente al ciudadano, porque le afecta directamente a él, a su
familia y a su patrimonio.
“Al ciudadano, a lo mejor, no le interesa
si se capturan cien kilos o mil kilos o 10 mil kilos de la droga que usted me
quiera decir, es importante, quizás, pero no pasa de ahí; pero que se metan a
su casa, que le roben su vehículo, que le secuestren a un familiar, que lo
extorsionen por su negocio o que lo obliguen a tomar actitudes que van en
contra de su dignidad, de su patrimonio, eso molesta muchísimo al ciudadano.
—¿Cómo
combatir esos delitos?
—Reconstruyendo
las policías, son asuntos de policía.
—Pero
esa base es la que no tenemos, ¿no? Las policías son la pata de la que cojea el
Estado en términos de seguridad.
—Así
es. A nosotros nos preocupa porque, hoy, ya estamos haciendo funciones de
policía, de policía municipal o de policía estatal y no somos una institución
importante en cuanto a sus efectivos, pero tenemos muchas tareas que cumplir.
Es importante impulsar, avanzar en la reconstrucción de policías, son mandatos
que se han dado y que no veo que avancen a la velocidad que, al menos, nosotros
quisiéramos.
—Hay
quienes dicen que en esa reconstrucción de las policías, pensando en
experiencias internacionales, estoy pensando en Colombia, tendría que hacerse a
partir de una formación que les diera el Ejército mexicano.
—Puede
ser. De alguna manera hemos participado con algunos estados, capacitándoles de
manera somera a sus efectivos de policía, pero no es suficiente, se necesitan
policías formados, reconocidos, que tengan buenos sueldos, que tengan seguridad
social, que tengan el respaldo de la sociedad para poder cumplir con sus
cometidos.
“Hoy
no podemos pensar que un policía municipal va a contener a estas bandas de
delincuentes u otras mayores. La policía municipal no está para eso, no puede
con eso, necesitamos otro concepto de trabajo de la policía, pero si no tenemos
policías, ningún concepto va a funcionar.
—Y,
en ese sentido, lo que se encuentran ustedes es que la comunidad lo que exige
es que llegue el Ejército para hacer funciones de Policía en la propia
comunidad, ¿no?
—Ese
es un gran tema. Hay voces que dicen los soldados, ya, a sus cuarteles. Si
fuera así, pues yo levantaría la mano de inmediato.
—Usted
sería el primero.
—Nosotros
no lo pedimos, nos lo ordenaron y lo cumplimos, y lo hacemos de la mejor manera
que podemos, pero el gran problema está en que la sociedad, hoy, es la que
exige que estemos en las calles. Los ciudadanos son los que nos piden ‘no se
vayan, no se vayan a retirar, por favor ayúdenos’.
“Yo
acabo de estar en Morelos y se me acercaron algunas personas a decir: ‘Oiga,
esto requiere de que estén ustedes también por acá’. Fui a Jalisco y ¿qué le
digo? Tamaulipas, Michoacán... muchos lugares donde el punto central de la
violencia, de los ilícitos está bien identificado, pero donde no está
trabajando la policía, no hay o, si hay, no se ve.”
—O
si está, trabaja con los malos, ¿no?
—Bueno,
pues yo creo que ejemplos de esos hay muchos, lamentablemente. Tenemos que
reconstruir a los policías, es una labor importantísima la de las policías,
pero en México los dejamos olvidados muchos años. Hay que reconstruirlos, hay
que volverlos a retomar, volver a hacer policías capaces, bien, bien
capacitados, que cuenten con lo menos que se puede requerir para que ellos
cumplan con esta obligación y cuando sea necesario nosotros apoyaremos los
esfuerzos.
“Sin
embargo, yo no veo, insisto, compromisos bien tomados en algunos estados para
que esto camine. Y yo insistiría, y lo hago a través de ustedes, que veamos la
forma de que esto avance; estamos reconstruyendo las policías desde la
administración pasada, aquí llevamos casi tres años.
—Pareciera
que los muchos gobiernos estatales prefieren descansar en decir ‘mándenme
tropas que solucionen las cosas’, sin generar sus propias instituciones de
seguridad.
—Pues
es una solución que los gobiernos locales han encontrado para sus problemas,
pero no es la mejor solución. Nuestros soldados ya no pueden hacer más, son
muchas las tareas que cumplimos y si están pensando en que nosotros vamos a
hacer funciones que les corresponden a las policías, pues no vamos a ser
suficientes; somos, proporcionalmente hablando, el Ejército más pequeño del
mundo, considerando la extensión territorial, el número de habitantes que
tenemos, las fronteras que tenemos, el mar, las costas…
—Y
las tareas que tienen, que otro Ejército no tiene.
—Muchísimas
tareas que van desde el programa DN3, que usted conoce, el apoyo a las
comunidades con labor social, estas cuestiones de seguridad, el resguardo de
las instalaciones estratégicas, en fin, hay algunos legisladores que han
propuesto que nos hagamos cargo de las aduanas, por ejemplo. No, pues ya no,
¿verdad?
—Muchas
de esas tareas de seguridad cotidiana que realiza el Ejército no es algo que
las Fuerzas Armadas hayan pedido, sino que las autoridades y la sociedad le han
reclamado que esté en esos lugares. Me llama la atención que personajes,
algunos muy respetables, dicen ya es hora, el Ejército se tiene que retirar a
los cuarteles, ¿quién va a cubrir eso? ¿Qué sucede en Tamaulipas, qué sucede en
Michoacán, qué sucede en Jalisco?
—Si
se me ordenara que mañana a las seis de la mañana no haya un soldado en la
calle, si ahorita me lo dijeran, mañana no habría un solo soldado en la calle.
Pero yo me imagino esto como esa película de Un día sin mexicanos. Creo que
aquí el asunto sería Yo me pregunto: ¿Quién toma la decisión de que las Fuerzas
Armadas regresen a sus cuarteles ante la exigencia de la sociedad que sigamos
estando en las calles para protegerlos? Eso es un tema importante.
—Sí
. Y la respuesta tendría que estar en una exigencia, quizás, de la sociedad o
de la sociedad política hacia las autoridades, las de todos los niveles, para
trabajar para crear esas fuerzas que se requieren para que las Fuerzas Armadas
regresen a los cuarteles...
—Claro,
es que éste no es un trabajo del gobierno o de los gobiernos o de las Fuerzas
Armadas, es un trabajo de toda la sociedad, es algo en lo que todo el mundo
debe estar involucrado. Los gobiernos, los niveles de gobierno, la sociedad, la
academia, todos los grupos que representan a la sociedad deberían de aportar
sobre qué hacemos en esto. Nosotros hacemos lo que nos están pidiendo, pero
obviamente que hay otros temas que se tienen que atender, como la salud, el
empleo y la educación.
—Y
que todo eso, la salud, la educación, redunda en la seguridad.
—Claro,
teniendo eso, la sociedad tiene que componerse. Pero también, por otro lado,
sin seguridad, a veces, no se pueden hacer las cosas, o sea, la seguridad y
desarrollo dicen que van de la mano, hay que atenderlas así.
—Me
llama la atención un punto importante: no tenemos una ley a la altura de las
responsabilidades que le hemos dado a las Fuerzas Armadas en los temas de
seguridad interior. Y que yo recuerde van por lo menos tres sexenios que las
Fuerzas Armadas vienen reclamando: “Señores legisladores, pónganos un marco
legal para saber a qué atenernos legalmente”.
—Definitivamente
es un tema que ha sido recurrente, los que me precedieron en esta posición han
intentado hacer algo. Nosotros también estamos impulsando que se haga algo
sobre este particular, que es algo que los legisladores tendrán que determinar,
hasta dónde y cómo y cuándo.
“Pero los intentos que han habido, desde
mi punto de vista, se han partidizado y eso ha hecho que se desvíe la intención
original; hay probablemente algún temor de que si legalmente nos ponen en las
calles con un marco jurídico que nos respalde, a lo mejor al rato no nos
queremos ir a hacer lo que nos toca, ¿no? Las funciones propias como Fuerzas
Armadas y yo creo que es un temor infundado.
Estas Fuerzas Armadas han sido ejemplo por
muchísimos años de lo que debe ser el honor y la lealtad y de trabajar para la
sociedad y para los gobiernos. Entonces, esa partecita, que a veces se pone por
ahí, de qué hacer con los soldados cuando estén en las calles y luego haya que
regresarlos, que les preocupa, no debe ser preocupación de nadie, nosotros no
tenemos aspiraciones políticas, ni de ningún otro orden, queremos cumplir con
lo que nos toca y hacerlo de la mejor manera.
—Pero
además es desconocer la historia del Ejército mexicano y su relación con el
poder civil.
—Sí,
definitivamente. Ese es un problema de historia que habrá que repasar, no nos
han visto en una condición de un Ejército efectivamente emanado del pueblo y
para el pueblo, aquí todos venimos del pueblo. Mi mamá fue una sargento en el
Ejército, estuvo en una oficina, era escribiente, y me dio la oportunidad esta
institución de llegar hasta donde estoy; y, como yo, el 99 por ciento de los
soldados que tenemos somos de ese origen, nuestras familias están ahí. Hay
otros ejércitos en otras partes del mundo, donde el Ejército es más bien una
élite, aquí no, aquí no hay una élite, somos los mismos y no tenemos ninguna
otra aspiración que no sea cumplir con nuestro deber y queremos hacerlo bien y
para hacerlo mejor necesitamos ese respaldo jurídico
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