Enrique Presidente Peña anunció un plan con 10 medidas ...
Hoy, desde Palacio
Nacional, les informo a los mexicanos, 10 medidas que habremos de llevar a cabo
durante los siguientes días y meses:
PRIMERA. Impulsaremos leyes
indispensables para fortalecer el Estado de Derecho.
Trabajaremos con la 63
Legislatura del Congreso de la Unión, con el propósito de concretar diversos
ordenamientos legales para combatir la impunidad y proteger los Derechos
Humanos.
Me refiero a:
-La legislación secundaria
que ponga en marcha el Sistema Nacional Anticorrupción.
-Las leyes complementarias
del nuevo Sistema de Justicia Penal, incluyendo la Ley Nacional de Ejecución de
Sentencias y la Ley Nacional de Justicia para Adolescentes.
-Leyes en favor de los
Derechos Humanos, como son: la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar
la Tortura; y la de Desaparición Forzada de Personas; así como
-Las reformas
constitucionales para fortalecer las instituciones de seguridad pública locales
y redefinir el sistema de competencias en materia penal.
SEGUNDA MEDIDA.
Trabajaremos con el objetivo de concretar un Acuerdo Nacional para la Justicia
Cotidiana.
Me refiero a aquella
justicia que en los ámbitos civil, laboral, mercantil o administrativo se da.
Es decir, la justicia del día a día, la que exige el trabajador al que no le
pagan su salario; el comerciante que no puede cobrar una deuda; o la viuda que
no recibe su pensión.
Con el propósito de mejorar
esta justicia cotidiana, convoco a los Poderes de la Unión, Gobernadores,
Presidentes de Tribunales Superiores de Justicia y representantes de centros
académicos, colegios y barras de abogados, para iniciar los Diálogos por la
Justicia, conforme a la recomendación del Centro de Investigación y Docencia
Económicas.
El objetivo de este espacio
de encuentro y reflexión, es que el país cuente con un paquete de iniciativas
de reforma y de políticas públicas, para hacer de la Justicia Cotidiana, un
derecho efectivo.
Este Pacto por la Justicia
en México, será la mejor manera de honrar el Centenario de nuestra
Constitución, de 2017.
TERCERA MEDIDA.
Impulsaremos el desarrollo de las regiones con mayor rezago, para combatir la
pobreza y la desigualdad.
Digámoslo con toda
claridad: muchos “Méxicos” conviven juntos. Mientras que algunas regiones
triunfan en la economía mundial, con crecientes índices de ingreso, desarrollo
y bienestar; hay otras que están rezagadas, viviendo aún en condiciones de
retraso y marginación.
Este contraste es más
evidente, si comparamos los estados de la Frontera Norte y los del Bajío, con
las entidades del Sur del país.
Como nación, no podemos
permitir que sigan existiendo estas brechas sociales.
Se requiere de un cambio en
el modelo de desarrollo. No es suficiente con una política social centrada en
mitigar la pobreza, se necesita una estrategia más proactiva, enfocada a elevar
la productividad, crear más empleo y generar riqueza.
Por esa razón, este mes
enviaré al Congreso de la Unión, la Iniciativa de Ley Federal de Zonas
Económicas Especiales.
Las Zonas Económicas
Especiales son áreas en las que se ofrece un marco regulatorio e incentivos
especiales, para atraer empresas y generar empleos de calidad. Son un
instrumento de desarrollo que se ha utilizado con éxito en diversas partes del
mundo y que México, hasta ahora, no se había atrevido a implementar.
Si queremos resultados
distintos, tenemos que ser audaces y recorrer nuevos caminos. Las Zonas
Económicas Especiales serán eso: una nueva oportunidad para las regiones más
rezagadas.
CUARTA MEDIDA. Apoyaremos
las actividades productivas de las zonas rurales de mayor marginación.
La pobreza y las carencias
sociales son más intensas en el ámbito rural. Estas condiciones son
particularmente difíciles para los pequeños productores, que en muchos casos,
viven del autoconsumo o con un ingreso de subsistencia.
Para hacer frente a esta
situación y atender los desequilibrios regionales, he dado indicaciones de
incluir, en el proyecto de Presupuesto de Egresos 2016, un nuevo Programa de
Apoyo a Pequeños Productores.
Con él, buscaremos
democratizar y elevar la productividad de las pequeñas unidades de producción,
así como promover su asociación, para que logren una mayor escala y
rentabilidad.
QUINTA MEDIDA. Pondremos en
marcha, la mayor renovación de infraestructura educativa, en las últimas
décadas.
Como lo dije, las escuelas
deben estar en el centro del Sistema Educativo Nacional.
La educación de calidad que
queremos para nuestros niños y jóvenes, requiere que los planteles y salones de
clases se encuentren en condiciones dignas; que tengan luz, agua, baños,
mobiliario escolar, lo mismo que pisos, muros y techos firmes.
Ante la magnitud del reto,
los recursos fiscales invertidos hasta el momento, han resultado insuficientes.
Por eso, hoy anuncio la
próxima emisión de Bonos de Infraestructura Educativa, en la Bolsa Mexicana de
Valores, con los que habremos de respaldar y ampliar los alcances del Programa
de la Reforma Educativa.
Se trata de un innovador
instrumento de ingeniería financiera, que permitirá multiplicar, en los
próximos tres años, los recursos del Fondo de Aportaciones Múltiples, de las
entidades federativas que se sumen a este programa.
Con el apoyo de los
gobiernos y la confianza de los inversionistas, será posible canalizar a las
escuelas de México recursos adicionales, del orden de 50 mil millones de pesos,
de aquí hacia el año 2018.
Estos recursos, junto con
los presupuestados, serán la mayor inversión que haya hecho México, para
dignificar las escuelas públicas de nuestro país.
SEXTA MEDIDA. Fortaleceremos
la capacidad de los niños y jóvenes de México, para competir y triunfar en un
mundo cada vez más integrado.
Con este propósito, también
he ordenado incluir en el proyecto de Presupuesto de Egresos 2016, un Programa
Nacional de Inglés, para alumnos de Educación Básica.
El inglés es hoy una
herramienta indispensable, para que las nuevas generaciones puedan acceder a
mayores oportunidades educativas y laborales a lo largo de su vida.
SÉPTIMA MEDIDA. Daremos un
renovado impulso a la cultura de nuestro país.
Es convicción de este
Gobierno que todos los mexicanos tengan acceso a la cultura y, al mismo tiempo,
puedan crear y expresarse a través del arte.
México debe tener una
institución de Estado que esté a la altura de este desafío.
Por ello, en breve presentaré
una Iniciativa para crear la Secretaría de Cultura.
Esta decisión es resultado
del análisis del presupuesto de Base Cero y de la metodología que hemos
empleado.
Lejos de implicar un mayor
gasto, permitirá optimizar y dar mayor relevancia a la inversión que se realiza
en cultura.
Con esta decisión, hoy el
Gobierno de la República confirma que la cultura es una prioridad nacional para
impulsar el bienestar y el desarrollo integral de los mexicanos.
OCTAVA MEDIDA. Mantendremos
la estabilidad macroeconómica para proteger el bienestar de las familias
mexicanas.
Frente al actual entorno
económico internacional, el Gobierno de la República está determinado a
mantener la disciplina en las finanzas públicas.
Para ello, el próximo 8 de
septiembre, enviaré al Congreso de la Unión una propuesta de Paquete Económico
responsable y realista.
En particular, el Proyecto
de Presupuesto de Egresos 2016 estará centrado en el bienestar de los
mexicanos, es decir, será sensible a las prioridades de la población y estará
focalizado en la atención de los grupos más vulnerables.
Para cumplir con estos
propósitos, tendrán prioridad:
-Los programas de combate a
la pobreza;
-La seguridad pública.
-El financiamiento a las
universidades públicas y el fortalecimiento del desarrollo científico y
tecnológico; así como
-Los programas de impulso
al crecimiento económico;
Asimismo, el Gasto de
Inversión dará prioridad a los proyectos que ya están en curso y a aquellos que
acrediten un mayor impacto social y económico.
NOVENA MEDIDA. A partir de
la confianza que hoy tiene el mundo en México, vamos a acelerar el desarrollo
de la infraestructura nacional.
Con esta visión, México
desarrollará innovadores instrumentos financieros que nos permitan captar
mayores flujos de capital ─de
forma ágil, eficaz y transparente─ y
dirigirlos a proyectos de infraestructura, incluyendo el sector energético.
El primer instrumento de
inversión se llamará FIBRA E. Con él, los inversionistas participarán en
proyectos en materia energética y de infraestructura; en condiciones similares
a las que ofrecen las FIBRAS inmobiliarias, que han sido muy exitosas en los
últimos años.
Y el segundo instrumento,
serán los Certificados de Proyectos de Inversión. Éstos permitirán a los fondos
de pensiones, aseguradoras y otros inversionistas institucionales ─nacionales
y extranjeros─ invertir en una amplia gama de proyectos, en todos los sectores
de la economía.
De manera complementaria,
para detonar una mayor inversión del sector privado, a partir de 2016 se impulsarán
más proyectos de infraestructura en la modalidad de Asociación Público-Privada.
De esta manera, México se
pondrá nuevamente a la vanguardia, en el diseño de instrumentos financieros que
alienten el crecimiento económico y la generación de empleos.
Finalmente, DÉCIMA MEDIDA.
El Gobierno de la República se compromete con la austeridad presupuestal.
Frente al actual entorno
económico, aquí lo reitero, al Gobierno de la República le toca apretarse el
cinturón.
Vamos a hacer más con
menos; invertiremos los recursos públicos en lo sustantivo, en lo que sirve
mayormente a los mexicanos.
En este marco, anuncio que
la propuesta de Presupuesto de Egresos 2016 tendrá estrictas medidas de
austeridad.
Los titulares de las
dependencias y entidades del Gobierno de la República deberán generar ahorros e
invertir mejor los recursos.
El compromiso es disminuir
los gastos administrativos y operativos, y aumentar la inversión en el
bienestar y progreso de los mexicanos.
Estas 10 medidas tienen
objetivos claros. Me refiero a fortalecer el Estado de Derecho; impulsar el
crecimiento económico; y combatir la desigualdad. Justamente éstas serán las
prioridades que tendremos, para la segunda mitad de esta administración.
MEXICANAS Y MEXICANOS:
Hoy el mundo aún no termina
de superar los efectos económicos y sociales, derivados de las graves crisis
financieras de 2008; sin duda unas de las peores en décadas.
La desigualdad social ha
aumentado en la mayoría de las naciones; el crecimiento económico no ha
recuperado su dinamismo previo; y tampoco han bajado las tasas de desempleo a
los niveles anteriores a la crisis.
Esta situación se vuelve
todavía más compleja, por los acelerados avances tecnológicos, que están
alterando dramáticamente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos.
Hay frustración y
pesimismo; desencanto y malestar social en Europa, en Asia y en América; en
prácticamente todos los continentes.
Los medios digitales y las
redes sociales reflejan estos sentimientos de preocupación y enojo; manifiestan
que las cosas no funcionan y dan voz a una exigencia generalizada de cambio ─de
cambio inmediato─.
En todas las naciones
surgen dudas y se enfrentan dilemas sobre cuál es el mejor camino a seguir.
En este ambiente de
incertidumbre, el riesgo es que en su afán de encontrar salidas rápidas, las
sociedades opten por salidas falsas.
Me refiero al riesgo de
creer que la intolerancia, la demagogia o el populismo, son verdaderas
soluciones.
Esto no es nuevo. Es una
amenaza recurrente que ha acechado a las naciones en el pasado.
Hay ejemplos en la
historia, en donde los sentimientos de inconformidad tras crisis económicas
globales, facilitaron el surgimiento de doctrinas contrarias a la tolerancia y
a los Derechos Humanos.
En esos episodios, la
insatisfacción social fue tal, que nubló la mente, desplazó a la razón y a la
propia ciudadanía; permitiendo el ascenso de gobiernos que ofrecían supuestas
soluciones mágicas.
Sin embargo, esos mismos
gobiernos, lejos de llevar a sus sociedades hacia mejores condiciones de vida,
alentaron el encono y la discordia; destruyeron sus instituciones y socavaron
los derechos y libertades de su población.
De manera abierta o velada,
la demagogia y el populismo erosionan la confianza de la población; alientan su
insatisfacción; y fomentan el odio en contra de instituciones o comunidades
enteras.
Donde se impone la
intolerancia, la demagogia o el populismo, las naciones, lejos de alcanzar el
cambio anhelado, encuentran división o retroceso.
Los cambios positivos y
duraderos de toda sociedad; se logran por la vía de la responsabilidad, de la
institucionalidad, de la estabilidad económica, del respeto a los demás y de la
voluntad de construir sobre lo que ya se ha avanzado.
Esa es mi responsabilidad,
como Presidente de la República.
Mi responsabilidad como
Presidente de la República es avanzar sin dividir; reformar sin excluir;
transformar sin destruir.
Esa es mi responsabilidad
desde 2012, cuando México votó por un proyecto de cambio con rumbo; un cambio
de fondo, a través de las instituciones.
Eso es lo que hemos hecho
como país, en estos 3 años: enfrentar rezagos ancestrales, vencer resistencias,
superar inercias y transformar instituciones.
Nos comprometimos a hacer
reformas estructurales y hoy ya se están implementando.
Nos comprometimos a
modernizar las políticas públicas y así lo hemos hecho.
Nos comprometimos a
desarrollar infraestructura a lo largo del país, y la estamos construyendo.
Hoy, puedo decir ─de
frente a la Nación─ que estamos cumpliendo con el proyecto de cambio con rumbo, al
que me comprometí.
Sin duda, enfrentamos
viejos y nuevos problemas. Para superarlos, lejos de retroceder, debemos seguir
adelante, hay que continuar por la ruta que nos hemos trazado.
Es un principio elemental
de responsabilidad democrática, perseverar en el proyecto de nación por el que
votaron los mexicanos.
Vamos a seguir por esa ruta
–que es difícil y compleja–, pero que es la única que nos permitirá brindar
desarrollo a nuestra gente; a nuestro México, que tanto queremos.
Hoy tenemos cimientos más
sólidos para enfrentar la coyuntura internacional, y sobre todo, para edificar
una nación más próspera e incluyente.
Si hace 3 años era
importante que el país NO diera un salto al vacío, hoy es esencial que México
NO claudique en su proceso transformador.
A partir de lo avanzado en
esta primera mitad, y de las lecciones aprendidas, habremos de profundizar y
consolidar los cambios, y que éstos, se traduzcan en mayor calidad de vida para
los mexicanos.
Es un hecho que la economía
mundial habrá de mejorar, y cuando llegue ese momento, México será de las
naciones con mejores condiciones para crecer aceleradamente.
México se perfila ya como
una de las 10 economías más grandes del mundo. Lo que esto nos dice a los
mexicanos de hoy, es que nuestro país tiene todo para ser una potencia en los
siguientes años.
México está destinado a ser
una de las naciones más prósperas, de mayor bienestar para su gente y motivo de
inspiración para el mundo.
Como Presidente de la
República, estoy decidido a poner mi mayor pasión, dedicación y empeño, para
que así sea.
Con esta convicción,
entramos a esta segunda mitad, con muchas ganas y más fuerza.
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