¡Once de Septiembre no se olvida!/Fred Alvarez
¿Qué pasó aquella mañana del martes 11 de septiembre?
LA SILLA ROTA, 10 de septiembre de 2015
La mañana de este viernes 11 de septiembre se conmemora el 14 aniversario de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Las banderas ondearan a media asta y justo a las 8:46 horas –hora del impacto del primer avión– se guardará un minuto de silencio en memoria de las 2 mil 983 personas fallecidas en los 4 atentados perpetrados con aviones secuestrados dos contra las torres, otro contra el Pentágono y uno más que se estrelló cuando se dirigía hacia Washington DC.
Inmediatamente y como ocurre desde el primer aniversario, familiares de las víctimas leerán los nombres de las víctimas.
Sin duda el presidente Barack Obama junto con su esposa Michelle y colaboradores de la casa Blanca guardarán un minuto de silencio. También habrá ceremonias en iglesias.
Muchos familiares llevarán flores a los monumentos conmemorativos, como el Monumento a las víctimas del 11-S, lugar que se denomina hoy Ground Zero.
Por la tarde al ponerse el sol habrá un espectáculo de luces en “Tribute in Light” muy cerca del lugar donde estaban las Torres, lugar en que laboraban 50 mil personas; ese lugar comprendía cinco edificios además de las dos torres, una plaza y seis plantas subterráneas.
En su visita a Nueva York programada para el viernes 25 de septiembre, lo primero que hará el Papa Francisco una vez que visite la sede de la Organización de las Naciones Unidas será ir a un encuentro interreligioso en el memorial del Ground Zero en Nueva York, y dará un importante mensaje en honor a las victimas.
Vamos a esperarlo.
¿Qué pasó aquella mañana del martes 11 de septiembre?
Nuestra generación vimos en vivo la noticia de que el World Trade Center de Nueva York estaba siendo atacado.
¡Eso nunca –nunca-, se nos olvidará! Esa fecha le marca tiempo al tiempo…
Y seguramente nos acordamos lo que estábamos haciendo…
Aquella mañana soleada todo mundo encendimos la televisión, y quedamos mudos, sorprendidos, aturdidos, confusos y asombrados de lo que veíamos…
Minutos antes, cerca de las 8:46 horas de la mañana de aquel martes 11 de septiembre de 2001 los habitantes de la ciudad de Nueva York escucharon una explosión.
No se le dio mayor importancia, ya que no fue un estallido tan fuerte sino algo demasiado común en una ciudad donde los trabajos de construcción son una constante.
Algunos hicieron bromas nerviosas y continuaron sus labores; sin embargo, minutos después se escucharon el ulular de sirenas; la noticia ya estaba en todos los medios, sobre todo en la TV que anunciaba que un avión de American Airlines se había estrellado contra una de las Torres Gemelas de Nueva York.
Minutos más tarde -9:30 horas- el vicepresidente Dick Cheney apareció en TV y todos pudimos ver en vivo y a todo color cuando un segundo avión explotaba contra las Torres Gemelas de Nueva York.
¡No lo podíamos creer!
Pero era cierto.
Nos enteramos por los medios que minutos después otro aparato, cargado de explosivos, se dirigía a la Casa Blanca: Empero, el presidente George W. Busch no estaba en Washington DC. Se encontraba en La Florida y acababa de subir al Air Force One. Por otro lado, el vicepresidente Cheney era trasladado de inmediato a un bunker –El Centro de Operaciones de Emergencia de la Presidencia–, una instalación subterránea reforzada, hasta el punto de poder soportar la sobrepresión propia de una detonación nuclear.
Mientras se dirigía hacia allá, Cheney fue informado de que otro aparato, cargado de explosivos, se dirigía a la Casa Blanca. En el acto, el vicepresidente llamó al presidente instándole a que por ningún motivo regresara a Washington.
Parecía que veíamos un filme hollywoodense, neta.
No sé qué hubiera pasado si en ese momento hubieran tenido acceso a la red social Twitter.
Al presidente Bush se le informó que seis aviones comerciales más estaban fuera de control y que eran –obviamente– potenciales misiles. Uno se habría estrellado supuestamente en Kentucky (luego se sabría que no era cierto) y otro –el vuelo de United 93– cayó sobre unos campos de Pensilvania, cerca de Shanksville, tras perder el control en cabina como consecuencia del enfrentamiento de los pasajeros y tripulantes con el comando terrorista.
Debemos precisar que esta versión –la del United 93– no es aceptada por muchos investigadores y familiares de las víctimas. Ellos aseguran que el avión fue derrumbado por la fuerza aérea norteamericana antes de que cumpliera con su objetivo (pero esa es otra historia).
Por otro lado, el avión comercial 757 que había despegado del aeropuerto Dulles -AA 77- “hizo un 360” (lo que quiere decir que cambió de dirección desde la Casa Blanca) y a las 9:45 horas se estrelló contra El Pentágono.
Se sabe que murieron 184 personas pero casi nadie habla de ese tema. Está medio prohibido. Por cierto, esto es muy debatido hasta el momento, debido a que los daños causados son muy pequeños como para tratarse de un avión de tan magnas dimensiones.
Además no hubo restos del supuesto avión y mucho menos un video que muestre claramente un avión golpeado El Pentágono.
Por otro lado, según declaraciones de gente del gobierno norteamericano, se tenía la orden de derribar cualquier avión que volará por dicha zona y eso nunca ocurrió.
Regresemos a Nueva york.
Eran justo las 9:40 horas cuando la fachada norte de la torre sur, justamente abajo del piso que expulsaba flamas anaranjadas. Un ser humano salió volando en el aire. Esas imágenes están en nuestra memoria.
Minutos después, -a las 9:55 horas- la primera de las torres gemelas comenzó a colapsarse.
Se escucharon crujidos, ruidos secos, pequeñas explosiones, y entonces las paredes se pandearon hacia afuera y vino el sonido, tremendo.
Por cierto, el dramatismo que destilaron las televisoras convirtió a las películas hollywoodenses de ciencia ficción.
Y las imágenes de la caída de las Torres Gemelas fueron trasmitidas una y otra vez hasta despertar un terror generalizado.
¡A todo mundo se nos heló la sangre!
Fue una larga mañana de terror y coraje, y la fecha entró en la historia de la infamia.
Desde entonces las cosas cambiaron.
Las libertades fueron restringidas, las fronteras se han cerrado, hay muchos problemas de migrantes.
(La imagen reciente de Aylan es impresionante…)
La biométrica se desarrolló intensamente, los lectores de iris, los bancos de voces se incrementaron.
El terror puro y duro escaló a nivel mundial.
Hoy día en los aeropuertos te ordenan que te quites los zapatos y casi casi que te desnudes… Te pasan el escáner por los genitales y cualquier agente de seguridad tiene poder –que no derecho– para ponerte boca abajo sin que se atreva nadie a protestar.
En cualquier aduana del mundo o puesto fronterizo uno es juzgado de forma decisiva y sumarísima sólo por la cara.
Basta con que uno sea moreno, con bigotes o barbas y de pelo rizado, o bien desafíes con la mirada al guardia para que te sometan y no se valen las bromas.
¿Cuántos murieron el 11-S?
Las cifras oficiales hablan de 2,973 personas y más de 6,000 heridos. No sabemos de cuantos más; se saben de centenas de desaparecidos. Y es que la mayoría de difuntos eran trabajadores; hombres y mujeres de todas las creencias religiosas y de más de sesenta naciones, incluyendo compatriotas. Muchos mexicanos.
Esa mañana cuando las torres se derrumbaron, una negra nube de polvo, humo y desastre cubrió una gran parte de Nueva York; mucho tiempo la ciudad olió a polvo, humo y tragedia.
Nadie duda que los ataques del 11-S fueron un crimen contra la humanidad.
Como dijo Kofi Annan: “Los terroristas que atacaron a Estados Unidos el 11 de septiembre tenían como objetivo a una nación pero hirieron al mundo entero”.
Los ataques terroristas de aquel martes 11 de septiembre no sólo mataron personas; también mataron ideas.
El mundo cambio. Ya no es el mismo. Como dice el poeta chileno Pablo Neruda: La sociedad es más miedosa y las organizaciones de inteligencia crecieron, con grandes recurso disponibles para acabar con el fantasma de terrorismo.
¿El mundo es hoy más seguro?
Obviamente no... al contrario, un gran porcentaje opina que es más inseguro.
PD. Hay otro 11-S, el de Chile...
Hace 42 años, el 11 de septiembre de 1973, las fuerzas armadas, a las órdenes del general Augusto Pinochet, derrocaron al gobierno democrático del presidente Allende. En ese país más de tres mil personas fueron asesinadas –los mismos que en EU– o “desaparecidas”, miles más fueron torturadas por los miembros de las fuerzas leales a Pinochet y decenas de miles, obligadas a partir al exilio.
¡Por eso el 11-S no se olvida!
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