Reaccionar ante la tragedia
venezolana/Jorge G. Castañeda,
El País , 23 de marzo de 2015
Hasta ahora la crisis
venezolana solo surtía efectos dentro del propio país. Salvo algún que otro
exabrupto de Hugo Chávez antes de morir, una que otra expropiación de empresas
extranjeras sin la adecuada compensación, y una que otra injerencia menor en las
contiendas electorales de naciones vecinas, los estragos de 15 años de
despilfarro, corrupción, deriva autoritaria y violaciones crecientes de los
derechos humanos únicamente habían dañado a… Venezuela. Ya no.
La decisión del presidente
Barack Obama de calificar formalmente a Venezuela como una “amenaza para la
seguridad nacional” de Estados Unidos escala el enfrentamiento entre el
Gobierno de Nicolás Maduro y el imperio. Los motivos de la decisión
norteamericana permanecen en el misterio; asimismo, no se comprenden del todo
las consecuencias jurídicas de esta “certificación”. Pero no es imposible que
parte de la explicación resida en la pasividad latinoamericana frente a los
encarcelamientos o desafueros de líderes opositores, la represión de manifestantes
estudiantiles y empresariales, la censura a los medios y el derrumbe de la
economía venezolana.