Francisco lanzó la mayor consulta de la historia sobre el futuro de la Iglesia: “¡Buen camino juntos!”.
En lo que se considera la mayor apuesta de esta fase del pontificado y una experiencia totalmente nueva, con una misa solemne en la Basílica De San Pedro el papa Francisco abrió el pasado domingo 10 de octubre los trabajos de un nuevo sínodo sobre sinodalidad -término que significa caminar juntos- el mayor proceso de consulta jamás realizado por la Iglesia Católica, en el que participarán no sólo cardenales, obispos y sacerdotes de todo el mundo, sino también y especialmente, todos los bautizados, hombres, mujeres, jóvenes.
El objetivo de este proceso sin precedente, que durará dos años y tendrá diversas fases -diocesana, nacional, continental y universal, al concluir en el Vaticano en octubre de 2023- es darle una sacudida a la Iglesia Católica en este momento de crisis -por el escándalo de abusos, falta de vocaciones y demás fallas-, para que, pastores y ovejas, juntos, en camino, puedan discernir las reformas necesarias para su futuro.
En una homilía que pronunció en la Basílica de San Pedro ante tres mil personas, Francisco indicó la receta. Reiteró que el sínodo no es “una convención” o “un congreso político” y habló de tres verbos clave: encontrar, escuchar, discernir. Además, alentó a “evitar respuestas artificiales y superficiales” o “blindarse en certezas”.
“Al comenzar este camino, estamos llamados a ser expertos en el arte del encuentro. No en organizar eventos o en hacer una reflexión teórica de los problemas”, dijo Francisco, en un sermón lleno de pasión y energía en el que llamó a cardenales, obispos, religiosos y delegados de más de 120 países a dejar de lado “relaciones formales”, “máscaras de circunstancia” y “el espíritu clerical y de corte”.
Se trata del cuarto sínodo de Francisco, pero muy diferente a los anteriores -sobre familia, jóvenes y la Amazonia-, porque nunca antes se hizo una consulta de la dimensión actual, abierta a todos los bautizados y por ende, una de las mayores de la humanidad.
El proceso sinodal atravesará tres fases antes de llegar a la reunión de los padres sinodales en la XVI Asamblea General del Sínodo en Roma en octubre de 2023.
La primera fase, la que se abre hoy, es la Fase Diocesana, en la que la voz cantante la llevarán las diócesis y sus comunidades cristianas: parroquias, movimientos laicales, escuelas, universidades, congregaciones, grupos de acción, y demás realidades eclesiales de ámbito diocesano.
La segunda fase tendrá como protagonistas a las Conferencias Episcopales y a los Sínodos de las Iglesias Orientales. En esa fase se recopilarán todas las aportaciones de la Fase Diocesana y se elaborará una síntesis como base de los trabajos del Encuentro Presinodal.
Del Encuentro Presinodal saldrá un primer Instrumentum Laboris, intrumento de trabajo, que guiará el proceso sinodal en su tercera fase, la Fase Continental. En ella, la Iglesia se reunirá en encuentros continentales, siete encuentros, uno por continente, y se redactarán siete Documentos Finales, de donde saldrá un segundo y definitivo Instrumentum Laboris.
Ese segundo instrumento de trabajo será el que guíe los debates de los Padres Sinodales en la Asamblea de octubre de 2023.
Por último, los Padres Sinodales, en la conclusión de sus discusiones, consensuarán un Documento Final que le será entregado al Papa Francisco.
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