Ayotzinapa: once año, y la misma pregunta ¿Dónde están los muchachos?….
A once años de la desaparición forzada de los 43 normalistas, el caso Ayotzinapa persiste no solo como una herida abierta en la sociedad, sino como la prueba de fuego definitiva para el Estado mexicano y su sistema de justicia. Esta tragedia, a más de una década, sigue exponiendo profundas fallas estructurales y la incansable lucha por la verdad.
El desafío crucial hoy es desmantelar la impunidad y la sistemática obstrucción institucional que buscan perpetuar el encubrimiento. La meta se mantiene inalterable: demostrar que la justicia puede y debe imponerse sobre la refutada "verdad histórica" y la mentira oficial.
El crimen, perpetrado en Iguala, Guerrero, la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, marcó un sombrío parteaguas en la historia reciente del país. A pesar de los esfuerzos de investigación bajo tres administraciones presidenciales (Peña Nieto, López Obrador y Sheinbaum), los obstáculos persisten en varios frentes:
Obstáculos Centrales en la Investigación
Obstrucción Institucional: Este es el mayor freno. El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) denunció consistentemente la falta de acceso a información esencial. La negativa de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) de entregar los 800 folios solicitados es particularmente crítica, al sugerir un patrón de encubrimiento y complicidad.
Desmentida de la "Verdad Histórica": La narrativa inicial de la extinta PGR, que afirmó la incineración de los estudiantes en Cocula, fue refutada. La investigación actual establece que la desaparición fue un "crimen de Estado" que implicó la participación coordinada de autoridades en los tres niveles de gobierno y el crimen organizado.
Avances Judiciales en Riesgo: Se han emitido órdenes de aprehensión contra actores clave, incluidos militares y exfuncionarios de alto nivel como el exprocurador Jesús Murillo Karam (detenido) y el extitular de la Agencia de Investigación Criminal, Tomás Zerón de Lucio (prófugo en Israel y en proceso de extradición). No obstante, las múltiples liberaciones y beneficios procesales otorgados a otros implicados generan una profunda sensación de impunidad.
Búsqueda y Lucha Social
Búsqueda: Solo Tres Identificados: De los 43 normalistas, solo se han logrado identificar los restos de tres: Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, Jhosivani Guerrero de la Cruz y Alexander Mora Venancio. La intensa búsqueda de los 40 restantes continúa sin tregua.
La Dignidad de las Familias: Los padres y madres de los 43 normalistas son el motor inagotable de esta lucha. A pesar del deterioro de su salud, su movimiento se mantiene firme contra la indiferencia institucional. Su demanda es innegociable: Verdad, Justicia y la localización inmediata de sus hijos.
Protesta y Exigencia al Ejército: En el marco del 11º aniversario, estudiantes y padres de familia realizaron un acto de protesta en la Ciudad de México, donde vandalizaron las instalaciones del Campo Militar 1-A, derribando la Puerta 1 con un camión al que prendieron fuego. Tras el mitin, reiteraron su exigencia directa al Ejército de entregar los 800 folios considerados cruciales para esclarecer el caso.
El onceavo aniversario del caso Ayotzinapa subraya la necesidad urgente e impostergable de una reforma profunda del sistema de justicia mexicano. Solo mediante la verdad total y la aplicación plena de la ley se podrá garantizar que crímenes de esta magnitud no queden en la impunidad y se logre la reparación integral del daño a las víctimas y a la sociedad.
Ayotzinapa: once años, y la misma pregunta ¿Dónde están los muchachos?…Ayotzinapa persiste no solo como una herida abierta en la sociedad, sino como la prueba de fuego definitiva para el Estado mexicano y su sistema de justicia penal…
Esa noche murió mi amigo Raul Alvarez Garin, lo recuerdo con cariño..
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La noche Que Iguala Se Tiñó de Sangre: Crónica del 26 de Septiembre
Los lamentables hechos de Iguala, Guerrero, no fueron un evento ocurrido "ese fin de semana", como se llegó a sugerir inicialmente, sino que se concentraron trágicamente en la noche del viernes 26 de septiembre de 2014. Aquella noche, la vida de México cambió, marcada por la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa.
Un Viernes de Fiesta y Balas
Mientras el presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa, María de los Ángeles Pineda, celebraban el segundo informe del DIF con una fiesta, en las calles de la ciudad se tejía una conspiración fatal. La tranquilidad aparente se rompió cuando fuerzas policiales coludidas con el crimen organizado actuaron con una impunidad escalofriante, presuntamente para evitar que los normalistas "reventaran la pachanga" o cumplieran sus objetivos de protesta y recaudación de fondos.
La narrativa oficial del momento intentó minimizar el suceso. Prueba de ello es que las notas principales de los medios el sábado 27 de septiembre se centraron en otros temas de impacto: la comparecencia del secretario de Gobernación en San Lázaro, los hechos de Tlatlaya, el homicidio del diputado priísta Gabriel Gómez Michel, o el deceso de Raúl Álvarez Garín, líder del 68. El tema de Iguala, inicialmente, solo circuló y cobró fuerza en las redes sociales.
La Ruta de la Agresión
Los normalistas habían llegado a Iguala para conseguir autobuses con destino a Huitzuco de Los Figueroa, donde planeaban realizar un "boteo" (recaudación).
Según testimonios de los sobrevivientes, la agresión se desarrolló así:
18:30 horas: Un grupo de jóvenes arriba a la ciudad.
20:30 horas: Salen de la central en dos convoyes.
Primer Ataque: En la calle Juan N. Álvarez, a la altura del zócalo, los autobuses de los estudiantes fueron blanco de las primeras ráfagas de arma. "No nos percatamos que fueran para nosotros porque nosotros no íbamos agrediendo a nadie, no íbamos robando ni nada", narró uno de los jóvenes.
El Enfrentamiento Clave: Más adelante, después de haber sido amagados por hombres armados que dispararon al aire y se fueron, el convoy siguió su marcha. Al intentar salir al Periférico Norte, una camioneta con una mujer se atravesó y bloqueó el paso. Fue en ese momento que "llegaron muchos policías ahí enfrente del autobús. Unas seis camionetas, quizás, de policías municipales. Y empezaron a disparar...".
La noche fue muy larga y tristemente célebre. Los estudiantes fueron asesinados e incluso secuestrados y desaparecidos sin que ninguna autoridad de los tres niveles de gobierno interviniera para detener la masacre.
La verdad de lo ocurrido esa noche de viernes empezó a emerger lentamente.
Mañana del Sábado 27: Los sobrevivientes se dirigieron al Ministerio Público a declarar y buscar a sus compañeros.
30 de Septiembre: Cuatro días después, el entonces Fiscal del Estado, Iñaki Blanco Cabrera, confirmó la participación de servidores públicos. El Fiscal informó que la investigación (Averiguación Previa HID/SC/02/0993/2014) ya contaba con la declaración de 23 testigos, de los cuales siete identificaron físicamente a los agresores como elementos de Seguridad Pública Municipal de Iguala.
Pruebas Irrefutables: Gracias a la información de las víctimas, se logró identificar a 19 policías municipales. El uso de patrullas y armas de cargo en el ataque fue confirmado, ya que 19 de 22 elementos de la policía municipal dieron positivo a la prueba de rodizonato de sodio.
Los inculpados fueron ingresados al Centro de Reinserción Social y se les dictó auto de formal prisión por homicidio. La gravedad de los hechos escaló a niveles nacionales e internacionales, lo que intensificó la investigación hasta convertir el Caso Ayotzinapa en un símbolo de la impunidad y la colusión entre autoridades y el crimen organizado en México.

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