10 ene 2007

¡No se vale!


Los dueños de Los Mochis no tienen llenadera.
Recibí la siguiente información desde Los Mochis, Sinaloa, de parte del Frente Ciudadano Frente Ciudadano para la Defensa del Patrimonio Histórico, cultural y ecológico del Municipio de Ahome; y con mucho gusto la alojamos en esta bitácora.


Se trata de información completa sobre lo que esta sucediendo en Los Mochis. Rescato sólo dos textos que ilustran muy bien el porque de la lucha ciudadana, y la necesidad de expropiar los terrenos para el interés público.

Quízas la malo, - ¿o bueno?-, es que en Ahome-Los Mochis-, habrá elecciones para cambiar autoridades municipales y renovar el Congreso. Es una buena oportunidad para que los candidatos asumen como suya la lucha ciudadana.

Ah, se me olvidaban, ahí van los textos: uno es LA COLONIA AMERICANA BARBARIE Y DESTRUCCIÓN y el otro La Colonia Americana El interés público y el privado; el primero es del profesor Luis Antonio Martínez Peña, catedrático de la UAS, doctorado en historia y ex presidente de La Crónica de Sinaloa; y el segundo, de José Armando Infante Cronista de Los Mochis .

Además del SOS del Frente:

¡ALTO A LA DESTRUCCIÓN DE NUESTRA HISTORIA!

Al Pueblo de Los Mochis:

De nueva cuenta los intereses económicos pretenden imponerse al tratar de instalar plazas comerciales en la llamada Colonia Americana, lugar que ha sido decretada por el Cabildo de Ahome como patrimonio histórico y cultural.

De manera alevosa y contrariando la reglamentación vigente, la madrugada del 30 de diciembre emprendieron el derrumbe de las casas, ocasionando severos daños a las fincas y a la vegetación, y que ambas constituyen un entorno urbano y ecológico representativo de la identidad cultural de la ciudad de Los Mochis.

Grupos culturales y ciudadanos independientes hemos emprendido acciones de protesta por este atentado al patrimonio de la ciudad, y pedimos a todos que se unan manifestando su rechazo a la barbarie de la destrucción de la Colonia Americana.

¡No a la destrucción de nuestro patrimonio histórico!
¡Salva tu ciudad!
¡Firma para apoyar esta causa!

Frente Ciudadano para la Defensa del Patrimonio Histórico, cultural y ecológico del Municipio de Ahome
Los Mochis, Sin., enero de 2007

  • LA COLONIA AMERICANA: BARBARIE Y DESTRUCCIÓN/Luis Antonio Martínez Peña

La Colonia Americana se ubica en Los Mochis y se compone de un conjunto habitacional perteneciente al ingenio azucarero de aquella centenaria ciudad. Se le llama Colonia Americana, porque ahí vivieron personas de esa nacionalidad que vinieron a trabajar al ingenio. La historia de Los Mochis y el ingenio azucarero es una sola, la primera surge con el impulso de la industria azucarera en el valle de El Fuerte. Los Mochis cuenta con cien años y los cumple un poquito después que el ingenio. Hace unos cuatro años los acaban de festejar con encuentros culturales y de rememoración histórica de una ciudad que luce como nueva, moderna y progresista, con una traza urbana destinada al futuro. Pero que ya tiene en su memoria un conjunto de referentes de identidad que se deben conservar a pesar de los afanes megadesarrollistas que se apoderan de nuestras ciudades.

La Colonia Americana tiene en su haber características arquitectónicas únicas y contiene jardines y parques que son un deleite para quien los conoce. Los mochitenses en su gran mayoría ven en ese conjunto habitacional una seña de identidad, un rasgo que hace diferente a Los Mochis en relación a otras ciudades mexicanas. Sin embargo, este no es el punto de vista de la compañía azucarera, propietaria del ingenio y de los terrenos donde se encuentra el conjunto habitacional. Su punto de vista es mucho más prosaico y tiene que ver con la realidad que se está viviendo en la mayoría de las ciudades de México. En el mercado inmobiliario el terreno de la Colonia Americana tiene un inmenso valor y parece que se encuentra destinado a la construcción de un centro comercial. Ante el poder del dinero el romanticismo de las tradiciones y las señas de identidad comunitaria no son más que sentimentalismo puro, y eso a ellos les vale un cacahuate. Tan es así que al filo de la medianoche entre el sábado 30 y domingo 31 de diciembre maquinaria pesada, propiedad de la empresa azucarera hizo acto de arrasadora presencia para poner por los suelos o al menos dañar de manera significativa a veinte de las fincas. Seis máquinas fueron utilizadas para este fin y desde distintos frentes avanzaron destructivamente.

Alguien tuvo que dar el pitazo para que las autoridades municipales se dieran cuenta del atropello y actuaron a través del encargado de obras públicas y del departamento jurídico de la presidencia del Ayuntamiento encabezada por el señor Policarpo Infante Fierro, quien asegura no haber concedido permiso de destrucción y construcción alguno.


Cabe señalar que después de muchos años, apenas en fechas recientes y con motivo de los festejos del centenario de fundación de la ciudad, un grupo de ciudadanos había atraído la atención de los regidores para que aprobaran la declaración de patrimonio histórico cultural sobre el predio y las fincas, con el ánimo de que la protección municipal hiciera efectiva la preservación. Los regidores lo votaron de manera positiva y sólo faltaba que apareciera publicada en el diario oficial.


Después de que las autoridades frenaron la demolición de la madrugada del 31. La empresa azucarera, continua dañando las fincas y alega a su favor el hecho de que tales viviendas y predio son propiedad privada y que ya están destinadas para el uso comercial. Por lo pronto las antiguas oficinas de la empresa y el edificio conocido como La Varsovia, mismo que se reconoce como el primer hotel donde se albergaban empleados recién llegados y solteros ya sufrió de los rigores del arrasamiento.


Allá en Los Mochis un grupo de ciudadanos, artistas e intelectuales han iniciado un plantón en lucha por la defensa del patrimonio cultural, manifestándose a través de asambleas informativas, conciertos musicales y exposiciones de pintura. Nuestros amigos cronistas e historiadores de aquella región nos hicieron llegar un mensaje electrónico solicitando el apoyo a su causa que finalmente es una buena causa de todos los sinaloenses.

La Colonia Americana: El interés público y el privado/José Armando Infante, cronista de Los Mochis

Privilegiada como el primero entre los derechos, la propiedad privada ha tenido, sin embargo, no pocos tropiezos.

Dentro del ámbito legal existe una máxima que acota también este derecho: por encima del interés privado está el público.

Pues bien, todo esto viene a mi memoria a partir del reiterado tema de la destrucción de casas que ha ocurrido en la Colonia Americana, el barrio más añejo de construcciones aún vigentes en Los Mochis.

Las discusiones han tenido tonos estridentes a favor y en contra de quienes opinan que la ciudad exige vestido nuevo, pues aquel que lucía, después de 60, 80 años, ya muestra hilachos que no admiten ni siquiera nuevos remiendos.

Sin embargo, para la mayoría de los habitantes de la ciudad, la Colonia Americana es uno de los barrios representativos de toda una época, que va desde su fisonomía de rancho que vio nacer al siglo XX hasta que se convirtió en ciudad y en polo de desarrollo regional, con sus aires de modernidad y cosmopolitismo.

Durante muchos años, el esplendor de sus construcciones se vio a hurtadillas por entre el cerco de exclusividad que tendió el emporio azucarero, hasta que la tozudez del presidente Alfonso G. Calderón la derribó de común acuerdo con la compañía azucarera.

Desde esa misma época, el pueblo de Los Mochis disfrutó como suyo el Parque Sinaloa, los otrora jardines de la Casa Grande de don Benjamín F. Johnston.

Poco a poco hemos visto cómo la compañía azucarera, ya unos dueños, ya otros, se ha ido desprendiendo de sus propiedades. Algunas han sido rescatadas y salvaguardadas, como la Casa Chapman, hoy convertida en el Museo Regional del Valle del Fuerte. Otro caso es el de las fincas ubicadas enfrente de éste, donde hay un restaurante y una tienda de ropa; además, de la llamada Casa del Centenario.

Pero también abundan los lamentos: la destrucción con explosivos de la Casa Grande, la pérdida de grandes porciones del territorio original del Parque Sinaloa para construir centros comerciales, fraccionamientos residenciales, clubes deportivos y sociales; y la destrucción de las casas contiguas a la Casa del Centenario, hacia la calle Leyva, y las casas de la acera norte del Rosendo G. Castro.

En su momento se levantaron voces por la destrucción de esas casas y pasó como una película ya muchas veces vista: Una noche oscura llegó la máquina y en un santiamén, aquella casa llena de recuerdos, llena de historia y nostalgia, quedó convertida en un cerro de escombros, tomando por sorpresa a la autoridades y a la población entera.

Luego siguieron los árboles, y ese terreno dio paso a una construcción nueva, signo de la ciudad y el municipio, y muchos se sintieron llenos de orgullo de tan importantes inversiones, de esa imagen de modernidad que nos ha acompañado en el último siglo.


¿Y la historia? ¿Y la nostalgia? ¿Y los vestigios de nuestra identidad cultural? Seguramente pensaron que todo ello es absolutamente prescindible, pues tenemos una larga historia de que las atrocidades ocurren con nuestro entorno urbano y… ¡no pasa nada!


Los Mochis sigue orgullosa de su modernidad… y su flaca memoria y capacidad de indignación.


Para terminar el año y casi con nuestra historia, seis máquinas iniciaron una destrucción planeada para en poco tiempo causar un daño irreparable, y que sólo la intervención del secretario de obras públicas y el jurídico evitó que la lesión al patrimonio histórico y cultural de la ciudad fuese mayor.


Hay sobrada y legítima indignación de la ciudadanía por este nuevo atentado. Desde el mismo sábado grupos culturales han mantenido en este lugar una presencia constante manifestando su rechazo a la destrucción de este sitio representativo de nuestro desarrollo histórico. Sobre todo porque la llamada Colonia Americana es uno de los entornos urbanos más singulares con los que contamos. Por sus características arquitectónicas y urbanísticas, el concepto de casa-jardín que la distingue, hace de este barrio un complejo que basa su valor también en su apreciación de conjunto, en las múltiples especies vegetales que hacen del lugar un entorno ecológico que merece también su protección irrestricta.


Hoy los dueños de la Compañía Azucarera venden todo este complejo constructivo, se dice que para la instalación de una plaza comercial. Ya sea como condición para esta adquisición o para ayudar a los nuevos propietarios, los funcionarios del ingenio ordenan la destrucción de las fincas pretendiendo ampararse en su derecho de propiedad, y que con lo suyo pueden hacer lo que les venga en gana.


Y esto nos trae de nuevo a colación el viejo dilema acerca del interés privado y el interés público, en donde sabemos que por supuesto éste último es el que debe prevalecer.


Pero sabemos que en el mundo de la realidad, las buenas intenciones caminan más lento que los trascavos, y ya cayó una casa y siguió otra más. Los propietarios continúan en su propósito de dejar a la ciudad de Los Mochis sin historia. ¿Cuántas más tendrán que caer para que el pueblo de Los Mochis reaccione y sus autoridades exijan la supremacía del interés público sobre el privado?


Definida la Colonia Americana como un entorno arquitectónico y urbano singular, representativo de toda una época que se inicia desde 1902 y que aún hoy, en medio de destrucciones y propósitos mezquinos, continúa siendo un orgullo para nuestra ciudad y un sitio de privilegio como atracción turística, el Cabildo ya ha declarado a la Colonia Americana como patrimonio histórico y cultural para su debida conservación.


La normatividad implementada sin embargo parece demasiado débil para los intereses económicos de sus propietarios, quienes pretenden lograr sus propósitos aun a costa de la destrucción de nuestras raíces históricas.


Por la manera que se ha actuado por parte de sus propietarios, es preciso tomar medidas drásticas para la conservación y rescate de la Colonia Americana, como lo es la expropiación para el uso y disfrute pleno de los habitantes de Los Mochis sobre uno de los lugares más entrañables de la ciudad y con más méritos para su preservación. No existe en la ciudad un área con mejores condiciones para la instalación de espacios culturales y de recreación y atracción del turismo como la que comprende las fincas que han sufrido un grave atentado.


De no hacerlo de esta manera, siempre habrá algún resquicio legal por el que los particulares impongan sus intereses y hasta sus caprichos sin control ni medida.


Señores del Cabildo de Ahome, hagamos valer que el interés público está por encima del interés privado, y decreten la expropiación de la Colonia Americana para su debida conservación. Hagamos algo antes que la modernidad nos arrolle.
Los Mochis, Sin., 2 de enero de 2007

La foto es del semanario Rio Doce.


No hay comentarios.:

«Si el cántaro da en la piedra, mal para el cántaro...»/ Andrés Trapiello

«Si el cántaro da en la piedra, mal para el cántaro...»/ Andrés Trapiello, escrito  El Mundo,  Sábado, 27/Abr/2024 ; Pedro Sánchez acaba de ...