Maríssa Iglesias entrevista a Jorge Castañeda para Milenio Diario, 5/02//2007); "Salinas quiere regresar a la política del avestruz"
Jorge Castañeda le da la bienvenida a Carlos Salinas de Gortari al debate sobre la política exterior mexicana, de la que Cuba es la puerta de entrada. Y refrenda que el giro diplomático frente a la isla, que no nace con él, sino que viene desde 1995, le ha servido enormemente a México: “Zedillo y Fox entendieron muy bien la historia y adecuaron el discurso a la realidad”.
Al hacerlo, asegura el también académico, quebraron la antigua complicidad entre el PRI y el régimen cubano, que ahora Salinas de Gortari, a quien llama el primer priista del país, quiere reinstaurar.
-Carlos Salinas dice que el cambio en la política exterior de México hacia Cuba fue un error. Reprueba la política que, en buena medida, tú diseñaste.
-El cambio se dio desde 1995 y sigue hasta 2006. Empezó antes de que yo llegara a la Secretaría de Relaciones Exteriores y se mantuvo después de que me fui. Me parece muy acertado que Salinas, que fue el último gran presidente del régimen autoritario del PRI, sea el que abandere la causa de la restauración de la política exterior priista. Le corresponde a él, y qué bueno que lo haga, porque lo hace con la habilidad, la inteligencia, la información que tiene. Está siendo muy congruente en querer que México vuelva a lo que fue la “política del avestruz” hacia Cuba. Y me parece también muy lógico que otros dos gobiernos, el de Zedillo, incipientemente democrático, y el de Fox, plenamente democrático, hayan querido desarrollar una política totalmente distinta con Cuba de la que tuvo el PRI por tantos años.
-Dice que “México olvidó una lección de la historia, en parte por ignorancia, y en parte por una apreciación equivocada de su relación con Estados Unidos.” ¿Fueron ignorantes o sumisos Zedillo y Fox?
-No lo creo. Al contrario, los dos fueron muy conscientes de la historia de México y de los cambios enormes que se dieron en México durante estos dos sexenios, y que finalmente constituyeron una ruptura con el pasado. Un México democrático, globalizado, abierto al mundo, un México en donde se tratan de respetar los derechos humanos, no podía seguir la misma política del régimen priista autoritario y cerrado. Me parece que Zedillo y Fox entendieron muy bien la historia. No entenderla sería querer volver en 2007 a la política de 1956, o a la de 1961
-Salinas habla de la historia y de la diplomacia, no de los cubanos de a pie.
-No. Y no sabemos lo que piensa el pueblo de Cuba. No hay cómo saberlo, porque el pueblo de Cuba no puede expresarse en elecciones ni en partidos o sindicatos. Los priistas, y Salinas en particular, tienen todavía esta visión desde el poder, desde arriba, de la relación con Cuba. ¿Y el pueblo de Cuba, qué? ¿Le parece bien seguir pagando un costo elevadísimo de privaciones, de adversidades, de pobreza, de dificultades, para mantener en el poder a un régimen que evidentemente está condenado a la obsolescencia y al anacronismo? Eso no lo sabemos.
-Cuatro años después de haber dejado la cancillería, ¿crees que le ha servido de algo a México haber puesto el dedo en la llaga de los derechos humanos de Cuba?
Sí sirvió, porque nos dio una política congruente y eliminó el doble rasero y la complicidad que existió siempre entre el PRI y el régimen cubano, y que explica lo que está sucediendo hoy. Claro que a México le sirvió, porque fuimos congruentes. ¿Cómo podíamos demandar a Estados Unidos por distintas violaciones a las Convenciones de Viena, o sobre la pena de muerte, siendo incongruentes con los derechos humanos en Cuba? ¿Cómo podíamos defender los derechos humanos de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, pero no los de los cubanos? ¿Cómo podíamos tener una postura clara sobre derechos humanos en otros países, o traer relatores de todas las organizaciones del mundo a México para las mujeres de Juárez, para Oaxaca, para Chiapas, pero no aceptar relatores en Cuba?
Jorge Castañeda le da la bienvenida a Carlos Salinas de Gortari al debate sobre la política exterior mexicana, de la que Cuba es la puerta de entrada. Y refrenda que el giro diplomático frente a la isla, que no nace con él, sino que viene desde 1995, le ha servido enormemente a México: “Zedillo y Fox entendieron muy bien la historia y adecuaron el discurso a la realidad”.
Al hacerlo, asegura el también académico, quebraron la antigua complicidad entre el PRI y el régimen cubano, que ahora Salinas de Gortari, a quien llama el primer priista del país, quiere reinstaurar.
-Carlos Salinas dice que el cambio en la política exterior de México hacia Cuba fue un error. Reprueba la política que, en buena medida, tú diseñaste.
-El cambio se dio desde 1995 y sigue hasta 2006. Empezó antes de que yo llegara a la Secretaría de Relaciones Exteriores y se mantuvo después de que me fui. Me parece muy acertado que Salinas, que fue el último gran presidente del régimen autoritario del PRI, sea el que abandere la causa de la restauración de la política exterior priista. Le corresponde a él, y qué bueno que lo haga, porque lo hace con la habilidad, la inteligencia, la información que tiene. Está siendo muy congruente en querer que México vuelva a lo que fue la “política del avestruz” hacia Cuba. Y me parece también muy lógico que otros dos gobiernos, el de Zedillo, incipientemente democrático, y el de Fox, plenamente democrático, hayan querido desarrollar una política totalmente distinta con Cuba de la que tuvo el PRI por tantos años.
-Dice que “México olvidó una lección de la historia, en parte por ignorancia, y en parte por una apreciación equivocada de su relación con Estados Unidos.” ¿Fueron ignorantes o sumisos Zedillo y Fox?
-No lo creo. Al contrario, los dos fueron muy conscientes de la historia de México y de los cambios enormes que se dieron en México durante estos dos sexenios, y que finalmente constituyeron una ruptura con el pasado. Un México democrático, globalizado, abierto al mundo, un México en donde se tratan de respetar los derechos humanos, no podía seguir la misma política del régimen priista autoritario y cerrado. Me parece que Zedillo y Fox entendieron muy bien la historia. No entenderla sería querer volver en 2007 a la política de 1956, o a la de 1961
-Salinas habla de la historia y de la diplomacia, no de los cubanos de a pie.
-No. Y no sabemos lo que piensa el pueblo de Cuba. No hay cómo saberlo, porque el pueblo de Cuba no puede expresarse en elecciones ni en partidos o sindicatos. Los priistas, y Salinas en particular, tienen todavía esta visión desde el poder, desde arriba, de la relación con Cuba. ¿Y el pueblo de Cuba, qué? ¿Le parece bien seguir pagando un costo elevadísimo de privaciones, de adversidades, de pobreza, de dificultades, para mantener en el poder a un régimen que evidentemente está condenado a la obsolescencia y al anacronismo? Eso no lo sabemos.
-Cuatro años después de haber dejado la cancillería, ¿crees que le ha servido de algo a México haber puesto el dedo en la llaga de los derechos humanos de Cuba?
Sí sirvió, porque nos dio una política congruente y eliminó el doble rasero y la complicidad que existió siempre entre el PRI y el régimen cubano, y que explica lo que está sucediendo hoy. Claro que a México le sirvió, porque fuimos congruentes. ¿Cómo podíamos demandar a Estados Unidos por distintas violaciones a las Convenciones de Viena, o sobre la pena de muerte, siendo incongruentes con los derechos humanos en Cuba? ¿Cómo podíamos defender los derechos humanos de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, pero no los de los cubanos? ¿Cómo podíamos tener una postura clara sobre derechos humanos en otros países, o traer relatores de todas las organizaciones del mundo a México para las mujeres de Juárez, para Oaxaca, para Chiapas, pero no aceptar relatores en Cuba?
Nosotros lo que hicimos fue adecuar el discurso a la realidad. Y eso creo que le ha servido enormemente al país.
-La conclusión de Salinas es que vienen tiempos complejos en la relación Cuba-Estados Unidos, y que México no puede permanecer indiferente. Y ubica nuestro apoyo a la autodeterminación de Cuba en el contexto de lo que llama “la batalla a favor de nuestra soberanía”. ¿Qué estaría en riesgo para México?
-La soberanía de México no se juega en la relación con Cuba. Sí creo que México tiene un papel muy importante que jugar en la transición de Cuba a la democracia, cuando esta suceda. Como también lo tienen España y Estados Unidos, porque realmente somos los tres países que tenemos intereses de fondo en Cuba. No sé si son los que dice Salinas. A mí me parece, por ejemplo, que el tema migratorio de Cuba con México es hoy más pertinente que lo que haya sucedido en el siglo XVI. Y me parece que las inversiones mexicanas en Cuba son mucho más importantes que lo que haya pasado en el siglo XIX. Y me parece mucho más importante la posibilidad de que Cuba nos quite mercado turístico, que lo que haya sucedido en los años 20 del siglo XX. Lo que sí es cierto es que México tiene intereses en Cuba, y que debemos estar presentes, pero la manera de estar presentes ya no es en esa complicidad priista, donde lo último que importa son los derechos humanos, la democracia, todas las cosas por las cuales nosotros luchamos, y contra las cuales Salinas luchó. La autodeterminación empieza por permitir la libre expresión de la voluntad del pueblo, y eso es lo que no ha querido permitirse en Cuba desde 1959. Entonces, cuando Salinas habla de la autodeterminación, pues lo menos que podría decir es que ojalá y hubiera elecciones libres en Cuba pronto, para que sepamos qué piensa el pueblo cubano.
-¿Puede leerse el ensayo de Salinas en clave venezolana?
-Yo creo que la restauración priista de política exterior pasa por Cuba, pero también por Caracas, por Managua y por esta actitud que el PRI le quiere encajar a Felipe Calderón de que seamos amigos de todos y que no nos peleemos con nadie. Lo que el PRI y Salinas quieren es que Felipe Calderón abandone el camino que primero abrió Zedillo y que Fox consolidó, y en el cual yo fui un factor, pero sólo un factor, y regrese a la política exterior del pasado. Hay algunas incongruencias. La más difícil de entender es la de Rosario Green, que fue la que se reunió en La Habana con los disidentes, pero supongo que hoy ha de estar de acuerdo con Salinas.
-¿Por qué crees que Salinas publicó el ensayo en este momento?
-Es quizá parte de una ofensiva más amplia.
-¿Por qué interviene Salinas en este debate?
orque se está dando una batalla por el alma de Felipe Calderón. El PRI y el PRD, que en esto están totalmente identificados, quieren recapturar el alma de Calderón en el tema de Cuba, porque con Cuba se abre la puerta de la política exterior. Y quién mejor para abrirla que el verdadero primer priista de México, que es Carlos Salinas. Me parece excelente que Salinas intervenga en este debate. Tiene mucho que decir. En algunas cosas estoy de acuerdo con él y en muchas otras, no.
-La conclusión de Salinas es que vienen tiempos complejos en la relación Cuba-Estados Unidos, y que México no puede permanecer indiferente. Y ubica nuestro apoyo a la autodeterminación de Cuba en el contexto de lo que llama “la batalla a favor de nuestra soberanía”. ¿Qué estaría en riesgo para México?
-La soberanía de México no se juega en la relación con Cuba. Sí creo que México tiene un papel muy importante que jugar en la transición de Cuba a la democracia, cuando esta suceda. Como también lo tienen España y Estados Unidos, porque realmente somos los tres países que tenemos intereses de fondo en Cuba. No sé si son los que dice Salinas. A mí me parece, por ejemplo, que el tema migratorio de Cuba con México es hoy más pertinente que lo que haya sucedido en el siglo XVI. Y me parece que las inversiones mexicanas en Cuba son mucho más importantes que lo que haya pasado en el siglo XIX. Y me parece mucho más importante la posibilidad de que Cuba nos quite mercado turístico, que lo que haya sucedido en los años 20 del siglo XX. Lo que sí es cierto es que México tiene intereses en Cuba, y que debemos estar presentes, pero la manera de estar presentes ya no es en esa complicidad priista, donde lo último que importa son los derechos humanos, la democracia, todas las cosas por las cuales nosotros luchamos, y contra las cuales Salinas luchó. La autodeterminación empieza por permitir la libre expresión de la voluntad del pueblo, y eso es lo que no ha querido permitirse en Cuba desde 1959. Entonces, cuando Salinas habla de la autodeterminación, pues lo menos que podría decir es que ojalá y hubiera elecciones libres en Cuba pronto, para que sepamos qué piensa el pueblo cubano.
-¿Puede leerse el ensayo de Salinas en clave venezolana?
-Yo creo que la restauración priista de política exterior pasa por Cuba, pero también por Caracas, por Managua y por esta actitud que el PRI le quiere encajar a Felipe Calderón de que seamos amigos de todos y que no nos peleemos con nadie. Lo que el PRI y Salinas quieren es que Felipe Calderón abandone el camino que primero abrió Zedillo y que Fox consolidó, y en el cual yo fui un factor, pero sólo un factor, y regrese a la política exterior del pasado. Hay algunas incongruencias. La más difícil de entender es la de Rosario Green, que fue la que se reunió en La Habana con los disidentes, pero supongo que hoy ha de estar de acuerdo con Salinas.
-¿Por qué crees que Salinas publicó el ensayo en este momento?
-Es quizá parte de una ofensiva más amplia.
-¿Por qué interviene Salinas en este debate?
orque se está dando una batalla por el alma de Felipe Calderón. El PRI y el PRD, que en esto están totalmente identificados, quieren recapturar el alma de Calderón en el tema de Cuba, porque con Cuba se abre la puerta de la política exterior. Y quién mejor para abrirla que el verdadero primer priista de México, que es Carlos Salinas. Me parece excelente que Salinas intervenga en este debate. Tiene mucho que decir. En algunas cosas estoy de acuerdo con él y en muchas otras, no.
Pascoe: Fox se propuso enfriar los vínculos
Posicionamiento de Ricardo Pascoe Pierce, exembajador en Cuba.
Nota de Blanca Valadez para Milenio Diario, 5/02/2007);
En el libro En el filo. Historia de una crisis diplomática, Cuba 2001-2002, Ricardo Pascoe señala que el gobierno de Vicente Fox se propuso “enfriar” los vínculos políticos e históricos de México con Cuba y de manera directa responsabiliza al entonces canciller Jorge G. Castañeda de haber orientado todos sus esfuerzos a destruir las relaciones diplomáticas entre ambas naciones.
Pascoe, embajador de México en Cuba de diciembre de 2000 hasta octubre de 2002, relata en su libro que las órdenes que llegó a recibir nunca plantearon otra opción en política exterior que no fuera el enfriamiento.
“Jorge (Castañeda, entonces canciller) me dijo que ´ya sabía’ que Cuba iba a romper relaciones con nosotros y que estuviera listo para ello”.
Para el economista y miembro de la izquierda, el gobierno de Fox, por medio de Jorge G. Castañeda y después de Luis Ernesto Derbez, no sólo propició el rompimiento histórico con Cuba, sino que también ubicó a México entre los países poco confiables en política exterior.
“México tiene que jugar con sus cartas sobre la mesa, no a trasmano, engañando a países y diciendo mentiras. En política exterior jugamos mal”, señala Pascoe en la publicación, quien recuerda el voto mexicano contra Cuba en materia de derechos humanos, cuando Fox y Derbez pudieron haberse abstenido de sufragar en Ginebra.
El ex delegado en Benito Juárez lamenta que la falta de “garra” política del gobierno panista jamás haya acabado con casi 500 años de relación con Cuba.
Una relación que, a su juicio, le daba a México cierta autonomía con respecto a Estados Unidos, y que en menos de seis años se transformó en sumisión hacia el vecino del norte. Un ejemplo claro, recuerda, es la reunión que sostuvo Fox con la disidencia cubana durante su visita de Estado a la isla.
Pascoe dejó la embajada cubana cuando las relaciones entre ambos países se encontraban en su peor momento. Fidel Castro había ya dado a conocer públicamente, en abril de 2002, la conversación que sostuvo un mes antes con Vicente Fox, quien trataba de convencerlo de que no asistiera a la Cumbre de la Organización de Naciones Unidas sobre el Financiamiento al Desarrollo, celebrada en Monterrey.
“Me ordenaron tratar de insistirles a los cubanos de que mandaran a otra persona, de que no fuera Fidel a Monterrey; uno encuentra la manera de decirlo, ellos entendieron que México trataba de evitar la presencia del presidente de Cuba, pero lo que verdaderamente les molestó es que Fox, en vez de entrarle al asunto, sólo lo evadió”, resalta el ex embajador en su texto.
Pascoe, embajador de México en Cuba de diciembre de 2000 hasta octubre de 2002, relata en su libro que las órdenes que llegó a recibir nunca plantearon otra opción en política exterior que no fuera el enfriamiento.
“Jorge (Castañeda, entonces canciller) me dijo que ´ya sabía’ que Cuba iba a romper relaciones con nosotros y que estuviera listo para ello”.
Para el economista y miembro de la izquierda, el gobierno de Fox, por medio de Jorge G. Castañeda y después de Luis Ernesto Derbez, no sólo propició el rompimiento histórico con Cuba, sino que también ubicó a México entre los países poco confiables en política exterior.
“México tiene que jugar con sus cartas sobre la mesa, no a trasmano, engañando a países y diciendo mentiras. En política exterior jugamos mal”, señala Pascoe en la publicación, quien recuerda el voto mexicano contra Cuba en materia de derechos humanos, cuando Fox y Derbez pudieron haberse abstenido de sufragar en Ginebra.
El ex delegado en Benito Juárez lamenta que la falta de “garra” política del gobierno panista jamás haya acabado con casi 500 años de relación con Cuba.
Una relación que, a su juicio, le daba a México cierta autonomía con respecto a Estados Unidos, y que en menos de seis años se transformó en sumisión hacia el vecino del norte. Un ejemplo claro, recuerda, es la reunión que sostuvo Fox con la disidencia cubana durante su visita de Estado a la isla.
Pascoe dejó la embajada cubana cuando las relaciones entre ambos países se encontraban en su peor momento. Fidel Castro había ya dado a conocer públicamente, en abril de 2002, la conversación que sostuvo un mes antes con Vicente Fox, quien trataba de convencerlo de que no asistiera a la Cumbre de la Organización de Naciones Unidas sobre el Financiamiento al Desarrollo, celebrada en Monterrey.
“Me ordenaron tratar de insistirles a los cubanos de que mandaran a otra persona, de que no fuera Fidel a Monterrey; uno encuentra la manera de decirlo, ellos entendieron que México trataba de evitar la presencia del presidente de Cuba, pero lo que verdaderamente les molestó es que Fox, en vez de entrarle al asunto, sólo lo evadió”, resalta el ex embajador en su texto.
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