14 may 2008

Carlos Marin y CSG

Retrospectiva.
Publicado en Milenio Semanal, 9 de octubre del 2000;
Conversación en BarcelonaZedillo 'iba sobre mí'/ por Carlos MarínDespués de cinco años, Carlos Salinas de Gortari, con el libro que vino a promover, da la cara y levanta la voz contra Ernesto Zedillo. "Me traicionó", dice el ex presidente durante una conversación en Barcelona, el pasado 31 de agosto. Deslealtad, ingratitud, traición, son algunos de los defectos que esa noche hallaba Carlos Salinas en su sucesor. "Será mejor que Zedillo, desde ahora, comience a buscar abogados".--------------------------------------------------------------------------------
En el libro que vino a promover ahora, en el quinto de sus "discretos" pero telúricos viajes, Carlos Salinas de Gortari ha desatado un terremoto al decidirse por fin, después de cinco años de sacar el bulto, a dar la cara y levantar la voz contra Ernesto Zedillo, a quien no perdonará jamás haber puesto en la cárcel a su hermano.
"Me traicionó", dijo sin prisas, mientras comenzaba a degustar un vino seleccionado por él y paladeaba las primeras exquisiteces de mar, con el Mediterráneo en el horizonte, en el restaurante más lujoso del más lujoso hotel de Barcelona en que se hospeda comúnmente.
Era la noche del 31 de agosto y la terraza donde cenaba con el reportero de MILENIO hacía olvidar los hervores del verano africano de España.
Una entrevista con Carlos Salinas de Gortari ha sido una idea persistente, aunque no causa desvelo.


Sería profesionalmente interesante ver si un periodista convencido (supone él que por estar "muy informado" y conoce versiones, testimonios y documentos clave de los homicidios políticos) de que Carlos Salinas fue criminalmente implicado con fantasiosas versiones que lo hacen para los ingenuos "victimario" de su creación: Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Por las mismas razones, el reportero está convencido de que su hermano Raúl, el voraz de la familia, es inocente de la dichosa "autoría intelectual" del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu.
-¿Cómo mantener la distancia periodística en una entrevista con el sujeto (Carlos Salinas de Gortari) a quien se le ha denostado como a ningún otro ex presidente y se le achacan los peores males de la patria?
Carlos Salinas sabe que no se cruza el Atlántico para disfrutar una cena deliciosa en su compañía, para regresar con el estómago satisfecho y las manos vacías.
La barcelonesa fue una conversación privada, en la que se estableció el compromiso de volverla entrevista en México, antes de que se vaya Zedillo.
"Yo le llamo", dijo como despedida.
Lo que sigue puede comenzar así o con la interrupción de estos apuntes el viernes pasado, cuando entró la llamada de Ciro Gómez Leyva. Que el noticiario de Canal 40 había dado cuenta de que el cardenal Sandoval Íñiguez insistía en que a Posadas Ocampo lo asesinaron adrede los del imaginario complot, y que quienes habían propalado informaciones en contrario también eran de los culpables, o algo por el estilo. ¿Algo qué decir? Nada. ¿Alguna otra novedad sobre lo del cardenal? No. Pero este domingo, sí: un trabajo con Carlos Salinas de Gortari, una conversación en Barcelona. ¿Entre quiénes? entre el reportero y el ex presidente, hace unas cuantas semanas. Adiós, Carlos, adiós, Ciro.
En el hotel donde se acordó el encuentro de Barcelona, el enviado se hizo bolas para encontrar el vestíbulo porque la torre, en su primer nivel, parece destinada para ser estacionamiento.
Ring, Ring.
Un amigo, hijo de otro amigo, saluda y se deshace rápidamente del auricular porque al reportero lo quiere saludar un amigo. No es el amigo padre del amigo que llama y se produce, más o menos, este diálogo de sordos:
-Cómo le va, Carlos. Habla Carlos Salinas.
-Cómo le va, Carlos, qué gusto escucharlo.
-Oiga: me dicen que en la televisión acaba de anunciarse una entrevista de usted conmigo y quiero decirle que no lo haga, que yo no le di ninguna entrevista, sino que se trató de una conversación privada.-Sí, Carlos, pero/
-Déjeme decirle que no puede usted publicar lo que platicamos. Nos reunimos para cenar y conversar como amigos/
-Ese fue el acuerdo, Carlos.
-Por eso le advierto que usted no puede publicar nada de lo que platicamos.
-Si me permite: un acuerdo se respeta cuando las partes cumplen con lo acordado. Pero si una falla, es como si no hubiese habido ningún acuerdo.
-Yo he respetado el acuerdo, Carlos, y me sorprende mucho que usted vaya a publicar. De una vez le digo que si usted publica yo lo desmentiré, y que desde mañana mismo diré en la televisión que desautorizo lo que sea que vaya a publicar.
-No, Carlos. A usted al saludarlo cuando íbamos a cenar, le pregunté si me llevaba su libro. Usted me dijo que no acababa de elaborarlo, que seguía trabajando en él. Y le recuerdo que también me tomó el pelo el despacho de Carmen Balcells y que usted lleva aquí ya tres días, que me dijo que la entrevista sería en México, antes del primero de diciembre, y resulta que aparecen capítulos de su libro donde sea y entrevistas con usted por todos lados.
-Usted no tiene derecho a publicar esa conversación. A usted se le tiene como un periodista honorable. Y le quiero decir que Julio Scherer ha respetado la conversación privada que sostuvimos en Dublín y usted no está respetando una conversación privada como no he tenido en estos años con ningún periodista. Usted no puede publicar nada.
-Contaré la parte sustantiva.
-Está usted violando un acuerdo.
-No estoy violando ningún acuerdo y he jugado pókar abierto. El acuerdo inicial, en que formalizaríamos todos los temas que abordamos, no lo rompí yo, sino usted.
-Pues le advierto una cosa muy seria, Carlos: en España las leyes son muy estrictas (el juez Garzón pasó repentinamente por la cabeza del reportero). Y en Barcelo/
-Carlos, permí/
-Y también le digo que del dueño de MILENIO, Francisco González, puedo demandarlo/
-Amenazar no tiene sentido, licenciado.-Mire, Carlos, déjeme decirle que usted pierde más porque iniciamos una relación que puede darle muchos asuntos con el trato y con el tiempo.
-Usted rompió un trato, licenciado. Y en muy poco tiempo usted aparece en otros lados y yo fui a Barce/
-Es muy grave lo que usted va a hacer.
-Si leyera un texto que publiqué hoy en MILENIO Diario se le quitaría tanta aprehensión.
-Pues yo nada más le digo.-Pues yo espero que usted esté bien, licenciado.
-Pues adiós.
-Pues adiós.
Suelta: "Será mejor que Zedillo, desde ahora, comience a buscar abogados. Se lo dije desde la última vez que nos vimos, hace cinco años".
Es de nuevo la charla, que no entrevista, en la noche de referencia.
Carlos Salinas parece conmoverse al revelar que sí ha hablado con Zedillo una única vez, durante casi dos horas, después de la detención de su Raúl:
"Yo no quería. Fue cuando me puse en huelga de hambre y quería llegar hasta el final".
Aceptó hablar con Zedillo "porque me llamó Luis Téllez, que me pasó a Pedro Aspe, y Pedro me pidió hablar con el presidente y le dije que no, que yo no quería, que me había ofendido a mí y a mi familia, y me tenía acorralado.
"Pedro insistió, me dijo que viajara a México, a la casa de Arsenio Farell, para que pudiésemos platicar en privado, y volví a decirle que no, que yo no quería. Entonces me dijo: espérate, te van a hablar...".
-¿Era Zedillo?-No. A quien escuché por la línea fue a mi padre. Me dijo: "No puedes negarte, Carlos. El presidente está pidiendo hablar contigo, y debes hacerlo. Te lo pide el presidente y te lo pido yo, por lo que más quieras". Y me di cuenta de que empezaba a llorar. Por eso es que acepté.
Al tiempo
Deslealtad, ingratitud, traición, son algunos de los defectos que hace poco más de un mes hallaba Carlos Salinas en su sucesor.
Dos llamadas en agosto al celular del reportero y otras dos al hotel de Madrid para citarlo el jueves 31 de agosto en el rascacielos Arts (donde se hospedan quienes tienen resueltos sus gastos hasta la extremaunción) de la capital de Cataluña, para cenar, precedieron la descarga de Salinas.
Era día de San Ramón y antes de que el chef (nativo de San Francisco, California) explicara sus recetas deliciosas y atrevidos experimentos, dio tiempo de recordar sus entrevistas anteriores, las primeras de Ramón Alberto Garza cuando dirigía Reforma. Las risas fueron inevitables cuando fue recordada la segunda, con aquella fotografía espectacular de un Salinas en Irlanda, custodiado por una escultura de la Virgen María en la que, por efectos de la luz, el de la aureola resultó ser el ex presidente.
Fue una conversación pocas veces interrumpida, que duró entre casi las nueve y las doce y media de la noche.
Había propuesto él que tuviera lugar en México.
Como a las ocho y media, en la terraza del vestíbulo, un atento aunque parco "Víctor" (vestido de civil) excusó el retraso (explicable en Salinas El Itinerante) de unos minutos. Dos días antes había llegado a España procedente, presumiblemente, de Cuba.
Fue a Barcelona para ultimar los detalles del libro al que tanto ruido vino a hacer en México en los últimos días y acordar el lanzamiento comercial en el despacho de Carmen Balcells.
Durante la conversación, un Carlos Salinas como recién salido del gimnasio, impecable en su combinación y corbata, claramente distinto al emboinado, descuidado en el corte de la barba, enchamarrado y huidizo como llegó a vérsele en fotos y videos de los años anteriores en sus zigzagueantes brincos por el mundo, dirá:
Que Zedillo "en realidad iba sobre mí", en alusión obvia a la cárcel.
Que "las pendejadas" de diciembre de 1995 "fueron eso: pendejadas, pero no mías, y él tuvo que aceptarlo".
Que cuando se puso en huelga de hambre, "muchos grupos" de distintas partes del país, procedentes de Chalco y la Comarca Lagunera, de Tabasco, Veracruz o Michoacán, estuvieron "a punto" de llegar a Monterrey, a la colonia de pobres donde se refugió, para solidarizarse con su protesta.
Que dudaba en eso de "los tiempos" para hablar directamente de Zedillo. ¿antes o después del primero de diciembre?, pero aceptó que por elemental dignidad sería prácticamente inútil que se decidiera cuando aquél ya no estuviera en Los Pinos.
Que a Vicente Fox se le comenzará a conocer, en serio, cuando se conozcan el nuevo gabinete y su programa de gobierno.
Que es asombroso que Francisco Labastida no hubiera ganado la elección, cuando la economía, "con las líneas que trazó mi gobierno y continuó Zedillo", ha ido "tan bien".
Que Cuauhtémoc Cárdenas "ofrece en internet la venta de una de sus casas, en Pátzcuaro y en dólares".
Que tiene agradecimiento a Arturo Warman, por haberse quedado en Monterrey "en garantía" cuando viajó a la ciudad de México para hablar con Zedillo en la casa de Farell.
Que Jorge G. Castañeda, "con quien fui muy generoso, es quien añadió unos párrafos contra la familia Salinas en el último mensaje de campaña de Vicente Fox".
Que a Óscar Espinosa Villarreal lo está protegiendo Zedillo, en Los Pinos.
Que Espinosa contribuyó a su linchamiento y el procurador general de Justicia, Jorge Madrazo, se prestó también.
Que el PRI perdió la elección presidencial por la secuela de "estupideces" que van de la devaluación de diciembre de 1995 a la "barbaridad" de la persecución contra el subcomandante Marcos, dos años de "degradación en la procuración de justicia, con Antonio Lozano Gracia y Pablo Chapa Bezanilla", el Fobrapoa y las "ineptitudes" de Zedillo.
Que Zedillo hizo tres compromisos que no cumplió.
Las facturas
Le puede a Carlos Salinas de Gortari, se ensombrece su mirada, que a su hermano Raúl se le hayan acumulado cargos, "siendo que el compromiso fue que sería procesado con justicia por su probable responsabilidad en lo del asesinato".
Asegura que Rodolfo, el hermano del presidente Zedillo, también ha usado el apellido para cometer abusos y quizás delitos.
"¿Pues qué no se dice que andaba asociándose con narcotraficantes? ¿Y los negocios de construcción? ¿Y usted cree que ahí no hay tráfico de influencias?".
-Usted parece saber.
Entonces borbotea:
"¡Qué va a decir Zedillo! ¿Qué no estaba enterado? ¿Que él es un hombre honrado, que estaba atendiendo los problemas del país? ¿Y por qué de Raúl yo debía estar enterado de todo?"
-Por ser el presid/
-¡Exactamente como lo es él. Y vea usted lo que se ha dicho del suegro y los cuñados en relación al narcotráfico. ¿No de uno de los cuñados inclusive se dijo que lo mataron? ¿Cuántas cosas no han dicho de Raúl y de toda mi familia, empezando por mi padre?
El rencor contra Zedillo parece tan inmenso como el mar de enfrente:
Que Zedillo se comprometió a un juicio justo para su hermano, expresamente que no habría acusaciones de enriquecimiento.
Que Salinas exigió al presidente "siempre con respeto, siempre diciéndole señor presidente", que la PGR declarara que contra él, Carlos Salinas, no había presunciones respecto del homicidio de Luis Donaldo Colosio, en el sentido de que había ordenado retorcer las investigaciones.
Que le exigió que el gobierno diera a conocer lo que el Banco de México decía sobre dónde recaía la responsabilidad de "las pendejadas de diciembre".
Que le aconsejó desde entonces a Zedillo que comenzara a preparar un equipo de abogados defensores.
Salinas ha experimentado en carne propia y de su familia que la persecución del Estado "es brutal, es despiadada".
-La Quina la vivió cuando usted le echó encima el peso del Estado.-¿Ah sí? ¿Pues qué nadie recuerda lo que fue su cacicazgo petrolero? Además ahí estaban hasta los asesinatos, como el del Güero Quiho, ¿o no?
-No es de lo que se le acusó. Y para su detención le fueron sembradas no solamente cajas de armas del ejército, sino también el cadáver de un agente del ministerio público llevado hasta Ciudad Madero desde Chihuahua o Coahuila, para hacerlo aparecer como víctima de los quinistas.
En su respuesta, Salinas no deja traslucir si él sabía lo de la siembra del muerto:
"Lo de las armas, en el proceso, quedó judicialmente probado que eran de ellos. En lo del cadáver, el cargo contra los quinistas fue desechado y el ministerio público no apeló la resolución del juzgador".
-Volviendo a Zedillo: ¿Qué piensa y siente del hecho de no ser usted, sino Ernesto Zedillo, quien ha quedado, como se dice "para la historia", como el hombre de la transición, el que ha permitido un juego político tan limpio que propició la primera alternancia de partido en la presidencia de la República en más de 70 años?-No sé si se puede afirmar eso tan categóricamente. Lo que ha sucedido en México hubiera sido imposible con un Instituto Federal Electoral encabezado por el gobierno, como estuvo durante tantos años, hasta que precisamente en mi gobierno quedó en manos de la sociedad.
"Difícilmente podía darse, el juego libre de partidos y la alternancia si no hubiésemos ciudadanizado el IFE.
"Y no tiene sentido, tampoco, disminuir las aptitudes políticas de Zedillo. Se equivocan los que han dicho que sólo entiende de economía. La entiende tan bien que mantuvo el rumbo que en mi gobierno trazamos.
"¿Por qué se imagina usted que Zedillo, cuando era secretario de Programación y Presupuesto, ganaba el consenso de los legisladores?"
-Cuentan que José María Córdoba, el supersecretario de usted, lo definía como el más inteligente del gabinete salinista.-Es cierto, y mire cómo le pagó a Córdoba Zedillo.
A Salinas (también al reportero) le divierte imaginar "a qué se van a dedicar el PRD y Marcos, que habían declarado la guerra al gobierno del PRI".
En su opinión, el presidente saliente "es más radical" que Margaret Tatcher.
Vuelve a las elecciones:
"Yo me pregunto por qué no ganó el PRI. Nosotros, al tercer año, recuperamos las diputaciones del Distrito Federal que tenía la oposición. Todas. Y en el sexto, con todo y los graves problemas que vivimos en el 94 (zapatistas en Chiapas, Colosio, Ruiz Massieu), Zedillo levantó 17 millones de votos.
Se ganó, comenta, por las obras "genuinamente populares que hicimos, como las que Camacho realizó en el Distrito Federal".
El dolor por el hermanoPara Carlos Salinas, es "asombroso" también que Zedillo hubiera consultado al presidente de la Suprema Corte de Justicia, Vicente Aguinaco, en el diagnóstico de la orden de aprehensión contra su hermano Raúl.
"¿Cómo es posible que involucrara al ministro?"Acepta, de nueva cuenta, que en lo de la lana Raúl es indefendible, pero expresa su seguridad de que nada tuvo qué ver con el asesinato del ex cuñado.
Su opción por Zedillo para sustituir a Colosio en la candidatura se debió a que "esos cabrones, como Fernando Ortiz Arana, ya estaban a punto de tomar el poder".
También por sus cualidades, reconoce en la charla.
De esas cualidades, según los adelantos publicados, también lo hace en su libro poco antes de decir que "es rencoroso" y algo parecido a naco.
La plática privada -no "entrevista", desde luego-, fue mucho más amplia, y los temas incluyeron el aburrido triunfo salinozedillista de la economía.
A la hora de la cuenta, gentil como dicen que suele ser, insistió en pagarla.
El forcejeo lo ganó el reportero con un argumento mamila:
-Yo tengo chamba, usted me da la impresión que no.
-Con dos condiciones.
-Ya.
-Que no la paga de su bolsa, sino la paga su empresa.
-Desde luego. ¿Y la otra?
-Que la próxima la pago yo.

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