Arraigo tardío al espía militar
RICARDO RAVELO, reportero.
RICARDO RAVELO, reportero.
Publicado en la revista Proceso (www.proceso.com.mx), No., 1678, 28 de diciembre de 2008;
El mayor Arturo González Rodríguez, a quien un testigo protegido de la PGR (Jennifer) identificó como uno de los oficiales castrenses que espiaban al presidente Felipe Calderón y vendían armas a Los Zetas y al cártel de Sinaloa, fue arraigado por 40 días el viernes 26 de diciembre para ser investigado por las acusaciones que pesan en su contra.
En su edición 1677, Proceso dio a conocer, con base en la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/0241/2008, que Arturo González Rodríguez y el capitán Mateo Juárez proporcionaban información al cártel de Sinaloa sobre las actividades del presidente Calderón dentro y fuera del país.
Según el expediente citado y las declaraciones de Jennifer, ambos oficiales del Ejército -quienes formaron parte del equipo de seguridad del presidente- también informaban a los hermanos Arturo y Héctor Beltrán Leyva sobre los operativos e investigaciones que realizaban las secciones Segunda y Séptima del Ejército Mexicano.
Jennifer relató que por medio de una empresa de seguridad privada González Rodríguez y Mateo Juárez entrenaban a los gatilleros de los Beltrán Leyva, y que vendían armas decomisadas por el Ejército a varios cárteles, sobre todo a Los Zetas. El mismo testigo aseguró que González Rodríguez reclutaba a personal militar para servir a los Beltrán Leyva como sicarios.
De acuerdo con el declarante, González Rodríguez comenzó a trabajar para el cártel de Sinaloa en 2006 a cambio de un pago de 100 mil dólares mensuales. El capitán Juárez era ayudante del mayor, y también recibía remuneración por sus trabajos, dijo Jennifer.
Al testigo protegido de la PGR se le conocía como Lázaro o El 19 dentro del cártel de Sinaloa, y su jefe inmediato era Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, operador de los Beltrán en Guerrero, Nuevo León y otros estados dominados por ese grupo criminal
El testimonio de Jennifer, ampliado el 12 de agosto de 2008 en las instalaciones de la SIEDO, sirvió de base al procurador Eduardo Medina Mora para anunciar, semanas después, la Operación Limpieza que derivó en los arraigos de Noé Ramírez Mandujano, extitular de la SIEDO, y de Miguel Colorado, excoordinador técnico de esa subprocuraduría, entre otros personajes.
Lo extraño de esta historia es que, después de que Jennifer rindió su testimonio, la PGR tardó cuatro meses y medio para someter a arraigo al mayor González Rodríguez.
Del capitán Mateo Juárez hasta ahora nada se sabe.
El mayor Arturo González Rodríguez, a quien un testigo protegido de la PGR (Jennifer) identificó como uno de los oficiales castrenses que espiaban al presidente Felipe Calderón y vendían armas a Los Zetas y al cártel de Sinaloa, fue arraigado por 40 días el viernes 26 de diciembre para ser investigado por las acusaciones que pesan en su contra.
En su edición 1677, Proceso dio a conocer, con base en la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/0241/2008, que Arturo González Rodríguez y el capitán Mateo Juárez proporcionaban información al cártel de Sinaloa sobre las actividades del presidente Calderón dentro y fuera del país.
Según el expediente citado y las declaraciones de Jennifer, ambos oficiales del Ejército -quienes formaron parte del equipo de seguridad del presidente- también informaban a los hermanos Arturo y Héctor Beltrán Leyva sobre los operativos e investigaciones que realizaban las secciones Segunda y Séptima del Ejército Mexicano.
Jennifer relató que por medio de una empresa de seguridad privada González Rodríguez y Mateo Juárez entrenaban a los gatilleros de los Beltrán Leyva, y que vendían armas decomisadas por el Ejército a varios cárteles, sobre todo a Los Zetas. El mismo testigo aseguró que González Rodríguez reclutaba a personal militar para servir a los Beltrán Leyva como sicarios.
De acuerdo con el declarante, González Rodríguez comenzó a trabajar para el cártel de Sinaloa en 2006 a cambio de un pago de 100 mil dólares mensuales. El capitán Juárez era ayudante del mayor, y también recibía remuneración por sus trabajos, dijo Jennifer.
Al testigo protegido de la PGR se le conocía como Lázaro o El 19 dentro del cártel de Sinaloa, y su jefe inmediato era Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, operador de los Beltrán en Guerrero, Nuevo León y otros estados dominados por ese grupo criminal
El testimonio de Jennifer, ampliado el 12 de agosto de 2008 en las instalaciones de la SIEDO, sirvió de base al procurador Eduardo Medina Mora para anunciar, semanas después, la Operación Limpieza que derivó en los arraigos de Noé Ramírez Mandujano, extitular de la SIEDO, y de Miguel Colorado, excoordinador técnico de esa subprocuraduría, entre otros personajes.
Lo extraño de esta historia es que, después de que Jennifer rindió su testimonio, la PGR tardó cuatro meses y medio para someter a arraigo al mayor González Rodríguez.
Del capitán Mateo Juárez hasta ahora nada se sabe.
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La PGR va por más militares ligados a los Beltrán Leyva
Uno es socio del mayor en una empresa que capacitó a sicarios de la banda delictiva.
Publicado en Milenio Diario; 2008-12-28•
Uno es socio del mayor en una empresa que capacitó a sicarios de la banda delictiva.
Publicado en Milenio Diario; 2008-12-28•
La Procuraduría General de la República investiga a más militares —de menor rango— que presuntamente apoyaron en actividades ilícitas a Arturo González Rodríguez, mayor del Ejército mexicano, quien se encuentra arraigado por facilitar información de la Presidencia de la República y de la Secretaría de la Defensa Nacional al cártel de los hermanos Beltrán Leyva.
Autoridades federales revelaron que en la solicitud de arraigo que gestionó el agente del Ministerio Público federal adscrito a la SIEDO, el testigo protegido con nombre clave Jennifer reconoce al militar como integrante del cuerpo de Guardias Presidenciales y responsable de la avanzada de la seguridad del presidente Felipe Calderón.
También se detalla cómo González Rodríguez intentó intimidar al jefe de sicarios de la mencionada organización criminal, Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, por no recibir el “apoyo económico” (100 mil dólares mensuales) a tiempo.
Mencionaron que la PGR investiga un supuesto encuentro entre Arturo González Rodríguez y Jennifer cerca del Auditorio Nacional, en la Ciudad de México, donde el mayor lo retó a presentarse junto con La Barbie.
En esa ocasión, el sospechoso acudió acompañado de 30 militares, quienes salieron de manera repentina para demostrar a Jennifer que el mayor sí pesaba en el Ejército y podía ordenar la detención del jefe de sicarios de los Beltrán Leyva en caso de no cumplir el pacto.
Autoridades de la PGR explicaron que también se investiga a otro militar retirado, quien aparentemente es socio de González Rodríguez. Ambos son propietarios de una empresa de seguridad privada mediante la cual se encargaban de capacitar a los sicarios de la citada organización criminal.
González Rodríguez fue detenido y arraigado el viernes pasado por la Procuraduría General de la República, porque presuntamente vendió información al mencionado cártel de las secciones de Inteligencia y Planeación de la Secretaría de la Defensa Nacional, al igual que de la Presidencia.
Los datos que entregaba sobre los movimientos del Presidente tenían como objetivo que el cuerpo de seguridad de los Beltrán Leyva y de La Barbie no se encontraran con el del mandatario. Sospechan que el mayor recibía hasta 100 mil dólares de la banda delictiva.
En su declaración del 2 de julio pasado, rendida en la embajada de Estados Unidos en México, Jennifer relató también al Ministerio Público federal los “trabajos de protección física” que proporcionaba el director general adjunto de Inteligencia adscrito a SIEDO, Fernando Rivera Hernández.
“El declarante (Jennifer) refirió que a fines de enero o principios de febrero de 2008, a las 16 horas, el de la voz fue detenido por una patrulla de la Policía Federal Preventiva, en la carretera de cuota Toluca-Interlomas, en el Estado de México, por exceso de velocidad; en seguida llegó otra patrulla. Al detenerse los elementos de Policía Federal, que eran tres, uno de ellos permaneció cerca de las patrullas con un arma larga y los otros dos encañonaron al declarante y a su escolta, encontrándole una metralleta MP-5 con silenciador, calibre 9 milímetros, una pistola 45 escuadra y otra pistola 9 milímetros escuadra, en el interior de la camioneta Durango, sin placas, color Arena, modelo 2008, en la cual viajaba el de la voz y su escolta.”
Otros involucrados
La detención de Arturo González Rodríguez es parte de la Operación Limpieza, aplicada este año por el gobierno federal para detener a altos mandos de las corporaciones policiacas vinculados con bandas del crimen organizado.
Hasta el momento han sido detenidos, además del militar, Fernando Rivera Hernández, ex director general adjunto de Inteligencia de la SIEDO, y Miguel Colorado, ex coordinador técnico de dicha área. En el mismo caso está Ricardo Gutiérrez Vargas, ex director de Interpol-México.México/Rubén Mosso
Autoridades federales revelaron que en la solicitud de arraigo que gestionó el agente del Ministerio Público federal adscrito a la SIEDO, el testigo protegido con nombre clave Jennifer reconoce al militar como integrante del cuerpo de Guardias Presidenciales y responsable de la avanzada de la seguridad del presidente Felipe Calderón.
También se detalla cómo González Rodríguez intentó intimidar al jefe de sicarios de la mencionada organización criminal, Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, por no recibir el “apoyo económico” (100 mil dólares mensuales) a tiempo.
Mencionaron que la PGR investiga un supuesto encuentro entre Arturo González Rodríguez y Jennifer cerca del Auditorio Nacional, en la Ciudad de México, donde el mayor lo retó a presentarse junto con La Barbie.
En esa ocasión, el sospechoso acudió acompañado de 30 militares, quienes salieron de manera repentina para demostrar a Jennifer que el mayor sí pesaba en el Ejército y podía ordenar la detención del jefe de sicarios de los Beltrán Leyva en caso de no cumplir el pacto.
Autoridades de la PGR explicaron que también se investiga a otro militar retirado, quien aparentemente es socio de González Rodríguez. Ambos son propietarios de una empresa de seguridad privada mediante la cual se encargaban de capacitar a los sicarios de la citada organización criminal.
González Rodríguez fue detenido y arraigado el viernes pasado por la Procuraduría General de la República, porque presuntamente vendió información al mencionado cártel de las secciones de Inteligencia y Planeación de la Secretaría de la Defensa Nacional, al igual que de la Presidencia.
Los datos que entregaba sobre los movimientos del Presidente tenían como objetivo que el cuerpo de seguridad de los Beltrán Leyva y de La Barbie no se encontraran con el del mandatario. Sospechan que el mayor recibía hasta 100 mil dólares de la banda delictiva.
En su declaración del 2 de julio pasado, rendida en la embajada de Estados Unidos en México, Jennifer relató también al Ministerio Público federal los “trabajos de protección física” que proporcionaba el director general adjunto de Inteligencia adscrito a SIEDO, Fernando Rivera Hernández.
“El declarante (Jennifer) refirió que a fines de enero o principios de febrero de 2008, a las 16 horas, el de la voz fue detenido por una patrulla de la Policía Federal Preventiva, en la carretera de cuota Toluca-Interlomas, en el Estado de México, por exceso de velocidad; en seguida llegó otra patrulla. Al detenerse los elementos de Policía Federal, que eran tres, uno de ellos permaneció cerca de las patrullas con un arma larga y los otros dos encañonaron al declarante y a su escolta, encontrándole una metralleta MP-5 con silenciador, calibre 9 milímetros, una pistola 45 escuadra y otra pistola 9 milímetros escuadra, en el interior de la camioneta Durango, sin placas, color Arena, modelo 2008, en la cual viajaba el de la voz y su escolta.”
Otros involucrados
La detención de Arturo González Rodríguez es parte de la Operación Limpieza, aplicada este año por el gobierno federal para detener a altos mandos de las corporaciones policiacas vinculados con bandas del crimen organizado.
Hasta el momento han sido detenidos, además del militar, Fernando Rivera Hernández, ex director general adjunto de Inteligencia de la SIEDO, y Miguel Colorado, ex coordinador técnico de dicha área. En el mismo caso está Ricardo Gutiérrez Vargas, ex director de Interpol-México.México/Rubén Mosso
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González Rodríguez veía los movimientos del Presidente
Ivonne Melgar, reportera
Ivonne Melgar, reportera
Excélsior, 28/12/2008;
El mayor Arturo González Rodríguez, arraigado por sus presuntos nexos con el narcotráfico, habría pertenecido al cuerpo de Guardias Presidenciales del Estado Mayor Presidencial (EMP), una unidad especial con la que se garantiza, militarmente hablando, la seguridad del Ejecutivo federal.
Al igual que el resto de las instancias que conforman esta estructura castrense, Guardias Presidenciales debe responder a las instrucciones del general José de Jesús Castillo Cabrera, jefe del EMP.
El titular del Estado Mayor Presidencial sólo le reporta al presidente Felipe Calderón, quien es su único superior.
Y en lo que respecta a las estrategias de resguardo del mandatario, los integrantes de Guardias Presidenciales se movilizan de acuerdo con los informes y planes diseñados por la denominada Sección Segunda (S2), a cargo de las tareas de inteligencia, que actualmente recaen en el coronel de artillería Diplomado de Estado Mayor, Adolfo Héctor Tonatiuh Velasco Bernal.
Creado hace 56 años, el cuerpo de Guardias Presidenciales cuenta con un cuartel general, tres batallones de infantería, dos de policía militar, uno de transporte y un grupo de morteros, así como otro de caballería.
De acuerdo con información del EMP, las Guardias Presidenciales también se conforman de una compañía de ingenieros, una de intendencia, otra de sanidad y una sección de transmisiones, además de una batería de honores y una banda de música.
El militar podría haber tenido acceso a los quehaceres de las unidades de infantería y policía militar que, cotidianamente, colabora de manera estrecha con el Estado Mayor Presidencial, coadyuvando para garantizar la seguridad de Felipe Calderón, según se estipula en el reglamento correspondiente.
Dicho personal militar también participa en el resguardo de la residencia presidencial y de otras instalaciones que el mandatario ocupa, como los espacios que visita en sus giras.
Guardias Presidenciales cuenta con servicios especializados para la atención médica directa de sus integrantes, así como con unidades de transporte propias, destinadas a la movilización de sus efectivos; tiene su propia intendencia para las necesidades de alimentación.
De acuerdo con el documento sobre el funcionamiento del EMP que en el sexenio anterior compiló su actual titular, el general Castillo, “otra tarea de relevancia a cargo del Cuerpo de Guardias Presidenciales es la de participar en ceremonias para rendir honores al titular del Poder Ejecutivo y a otros jefes de Estado y/o de gobierno que de manera oficial visitan nuestro país”.
El mayor Arturo González Rodríguez, arraigado por sus presuntos nexos con el narcotráfico, habría pertenecido al cuerpo de Guardias Presidenciales del Estado Mayor Presidencial (EMP), una unidad especial con la que se garantiza, militarmente hablando, la seguridad del Ejecutivo federal.
Al igual que el resto de las instancias que conforman esta estructura castrense, Guardias Presidenciales debe responder a las instrucciones del general José de Jesús Castillo Cabrera, jefe del EMP.
El titular del Estado Mayor Presidencial sólo le reporta al presidente Felipe Calderón, quien es su único superior.
Y en lo que respecta a las estrategias de resguardo del mandatario, los integrantes de Guardias Presidenciales se movilizan de acuerdo con los informes y planes diseñados por la denominada Sección Segunda (S2), a cargo de las tareas de inteligencia, que actualmente recaen en el coronel de artillería Diplomado de Estado Mayor, Adolfo Héctor Tonatiuh Velasco Bernal.
Creado hace 56 años, el cuerpo de Guardias Presidenciales cuenta con un cuartel general, tres batallones de infantería, dos de policía militar, uno de transporte y un grupo de morteros, así como otro de caballería.
De acuerdo con información del EMP, las Guardias Presidenciales también se conforman de una compañía de ingenieros, una de intendencia, otra de sanidad y una sección de transmisiones, además de una batería de honores y una banda de música.
El militar podría haber tenido acceso a los quehaceres de las unidades de infantería y policía militar que, cotidianamente, colabora de manera estrecha con el Estado Mayor Presidencial, coadyuvando para garantizar la seguridad de Felipe Calderón, según se estipula en el reglamento correspondiente.
Dicho personal militar también participa en el resguardo de la residencia presidencial y de otras instalaciones que el mandatario ocupa, como los espacios que visita en sus giras.
Guardias Presidenciales cuenta con servicios especializados para la atención médica directa de sus integrantes, así como con unidades de transporte propias, destinadas a la movilización de sus efectivos; tiene su propia intendencia para las necesidades de alimentación.
De acuerdo con el documento sobre el funcionamiento del EMP que en el sexenio anterior compiló su actual titular, el general Castillo, “otra tarea de relevancia a cargo del Cuerpo de Guardias Presidenciales es la de participar en ceremonias para rendir honores al titular del Poder Ejecutivo y a otros jefes de Estado y/o de gobierno que de manera oficial visitan nuestro país”.
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El mayor servía a dos cárteles
Andrés Becerril, reportero
Andrés Becerril, reportero
Excélsior, 28/12/2008;
El mayor del Ejército Mexicano Arturo González Rodríguez arraigado por la PGR debido a sus presuntos vínculos con el narcotráfico— se convirtió en informante del cártel de Sinaloa a través de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, desde 2005, aunque también habría servido a Los Zetas.
El aún mayor del Ejército estuvo prófugo un par de meses, desde que supo que se le investigaba. Se informó que González Rodríguez fue detenido por agentes federales el pasado 23 de diciembre, aunque no se aclaró el lugar de su captura.
González Rodríguez fue uno de los militares encargados de investigar la producción y difusión de la videograbación de una ejecución. Se trató del video en el que frente a una videocámara, un miembro del grupo delictivo conocido como Los Zetas —entonces a las órdenes del cártel del Golfo—, es asesinado por un integrante de la Agencia Federal de Investigación (AFI) que trabajaba para el cártel de Sinaloa.
En México, la noticia de la existencia de esa videograbación se conoció el 8 de junio de 2005, pero fue en diciembre siguiente cuando el diario texano Dallas Morning News recibió en su redacción una copia del video y lo hizo público.
González Rodríguez traicionó a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) dando a los narcotraficantes información de las secciones Segunda (inteligencia) y Séptima (lucha contra el narcotráfico) de esa dependencia. Posteriormente fue integrante de Guardias Presidenciales. Excélsior consultó en la Presidencia de la República cuáles eran sus funciones en esa institución, pero no obtuvo respuesta.
Durante las investigaciones que siguió González Rodríguez sobre el video en el puerto de Acapulco, principalmente, pudo detener a uno de los hombres más cercanos a La Barbie, y que, de acuerdo con testimonio en poder de la PGR, fue el operador de la ejecución de uno de los cuatro zetas que aparecen en la videograbación de junio de 2005.
La detención lograda por el militar González Rodríguez hizo que La Barbie tuviera que ponerse en contacto con el efectivo castrense y pactara con él.
De entrada, Valdez Villarreal, quien posteriormente se convirtió en gente de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, le entregó 100 mil dólares para que dejara en libertad a su lugarteniente y con la frase “para que se la lleve más suavecito”, estrechó sus lazos con el militar, quien mensualmente, desde julio de 2005, recibía una cantidad similar, según el expediente en poder de la PGR.
Desde entonces, el mayor González Rodríguez se convirtió en informante de La Barbie, que a su vez entregaba la información a Beltrán Leyva.
De acuerdo con el expediente PGR/SIEDO/UEIDCS/0241/2008, abierto por la PGR y con el que arrancó formalmente la Operación Limpieza contra servidores públicos que dieron información reservada a personas no autorizadas, el fiscal de la Federación ordenó la localización y presentación del oficial militar Arturo González Rodríguez, quien desde el viernes pasado está arraigado hasta por 40 días, para saber si estaba relacionado con el crimen organizado y hasta dónde.
Después de la investigación que González Rodríguez realizó en Acapulco, Guerrero, una de las primeras misiones para La Barbie fue filtrarle información sobre las actividades de las secciones Segunda, G2, y Séptima de la Sedena.
Posteriormente, González Rodríguez fue promovido para integrarse al cuerpo de Guardias Presidenciales, desde donde siguió apoyando a La Barbie, sólo que ahora los informes a la banda de los Beltrán Leyva eran sobre la agenda del presidente Felipe Calderón. El objetivo, según consta en el expediente, era que los narcotraficantes no se encontrasen con el jefe del Ejecutivo y, por supuesto, con su estado mayor.
Según la testigo protegida, conocida en el expediente oficial como Jennifer una mujer que trabajó a las órdenes de La Barbie y que actualmente se encuentra en Estados Unidos— González Rodríguez fue el informante tanto de las actividades de la Sedena como de la Presidencia de la República.
De acuerdo con fuentes de la PGR, además de los testigos protegidos Jennifer, David y Felipe, no son los únicos que han declarado contra funcionarios públicos que se habían puesto al servicio del crimen organizado. Hay más y poco a poco van a ir saliendo otros funcionarios o mandos policiacos y militares que presumiblemente cobraban por dar información u otros servicios a las bandas del narcotráfico.
González Rodríguez es el primer integrante de alto rango en el Ejército que, dentro de la Operación Limpieza, es señalado de tener nexos con el crimen organizado, aunque se sabe que Jennifer, David y Felipe conocen los nombres de más militares que prestaron sus servicios tanto el cártel de Sinaloa como al del Golfo y a Los Zetas.
En el testimonio que Jennifer entregó a la PGR, tomado en un consulado de México en Estados Unidos, señala que ella conoció a González Rodríguez en 2006, cuando él y un capitán retirado, al que identifica como Mateo Juárez Espinoza, vendieron armas para la organización de Arturo Beltrán Leyva y Édgar Valdez Villarreal. La venta fue de una MP5 y tres ametralladoras G3, propiedad del Ejército mexicano. El pago que recibieron fue, según la testigo, de 20 mil dólares; el dinero se lo entregó ella directamente a Mateo Juárez en un McDonalds de Plaza Satélite.
Según los dichos de Jennifer, la relación con los Beltrán Leyva fue operada por ambos efectivos castrenses aunque en el cártel de Sinaloa se sabía que González Rodríguez y Juárez Espinoza habían servido a los intereses de Los Zetas, vendiéndoles también armas, según le revelaron a Jennifer el militar arraigado y su colega, prófugo de la justicia.
El aún mayor del Ejército estuvo prófugo un par de meses, desde que supo que se le investigaba. Se informó que González Rodríguez fue detenido por agentes federales el pasado 23 de diciembre, aunque no se aclaró el lugar de su captura.
González Rodríguez fue uno de los militares encargados de investigar la producción y difusión de la videograbación de una ejecución. Se trató del video en el que frente a una videocámara, un miembro del grupo delictivo conocido como Los Zetas —entonces a las órdenes del cártel del Golfo—, es asesinado por un integrante de la Agencia Federal de Investigación (AFI) que trabajaba para el cártel de Sinaloa.
En México, la noticia de la existencia de esa videograbación se conoció el 8 de junio de 2005, pero fue en diciembre siguiente cuando el diario texano Dallas Morning News recibió en su redacción una copia del video y lo hizo público.
González Rodríguez traicionó a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) dando a los narcotraficantes información de las secciones Segunda (inteligencia) y Séptima (lucha contra el narcotráfico) de esa dependencia. Posteriormente fue integrante de Guardias Presidenciales. Excélsior consultó en la Presidencia de la República cuáles eran sus funciones en esa institución, pero no obtuvo respuesta.
Durante las investigaciones que siguió González Rodríguez sobre el video en el puerto de Acapulco, principalmente, pudo detener a uno de los hombres más cercanos a La Barbie, y que, de acuerdo con testimonio en poder de la PGR, fue el operador de la ejecución de uno de los cuatro zetas que aparecen en la videograbación de junio de 2005.
La detención lograda por el militar González Rodríguez hizo que La Barbie tuviera que ponerse en contacto con el efectivo castrense y pactara con él.
De entrada, Valdez Villarreal, quien posteriormente se convirtió en gente de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, le entregó 100 mil dólares para que dejara en libertad a su lugarteniente y con la frase “para que se la lleve más suavecito”, estrechó sus lazos con el militar, quien mensualmente, desde julio de 2005, recibía una cantidad similar, según el expediente en poder de la PGR.
Desde entonces, el mayor González Rodríguez se convirtió en informante de La Barbie, que a su vez entregaba la información a Beltrán Leyva.
De acuerdo con el expediente PGR/SIEDO/UEIDCS/0241/2008, abierto por la PGR y con el que arrancó formalmente la Operación Limpieza contra servidores públicos que dieron información reservada a personas no autorizadas, el fiscal de la Federación ordenó la localización y presentación del oficial militar Arturo González Rodríguez, quien desde el viernes pasado está arraigado hasta por 40 días, para saber si estaba relacionado con el crimen organizado y hasta dónde.
Después de la investigación que González Rodríguez realizó en Acapulco, Guerrero, una de las primeras misiones para La Barbie fue filtrarle información sobre las actividades de las secciones Segunda, G2, y Séptima de la Sedena.
Posteriormente, González Rodríguez fue promovido para integrarse al cuerpo de Guardias Presidenciales, desde donde siguió apoyando a La Barbie, sólo que ahora los informes a la banda de los Beltrán Leyva eran sobre la agenda del presidente Felipe Calderón. El objetivo, según consta en el expediente, era que los narcotraficantes no se encontrasen con el jefe del Ejecutivo y, por supuesto, con su estado mayor.
Según la testigo protegida, conocida en el expediente oficial como Jennifer una mujer que trabajó a las órdenes de La Barbie y que actualmente se encuentra en Estados Unidos— González Rodríguez fue el informante tanto de las actividades de la Sedena como de la Presidencia de la República.
De acuerdo con fuentes de la PGR, además de los testigos protegidos Jennifer, David y Felipe, no son los únicos que han declarado contra funcionarios públicos que se habían puesto al servicio del crimen organizado. Hay más y poco a poco van a ir saliendo otros funcionarios o mandos policiacos y militares que presumiblemente cobraban por dar información u otros servicios a las bandas del narcotráfico.
González Rodríguez es el primer integrante de alto rango en el Ejército que, dentro de la Operación Limpieza, es señalado de tener nexos con el crimen organizado, aunque se sabe que Jennifer, David y Felipe conocen los nombres de más militares que prestaron sus servicios tanto el cártel de Sinaloa como al del Golfo y a Los Zetas.
En el testimonio que Jennifer entregó a la PGR, tomado en un consulado de México en Estados Unidos, señala que ella conoció a González Rodríguez en 2006, cuando él y un capitán retirado, al que identifica como Mateo Juárez Espinoza, vendieron armas para la organización de Arturo Beltrán Leyva y Édgar Valdez Villarreal. La venta fue de una MP5 y tres ametralladoras G3, propiedad del Ejército mexicano. El pago que recibieron fue, según la testigo, de 20 mil dólares; el dinero se lo entregó ella directamente a Mateo Juárez en un McDonalds de Plaza Satélite.
Según los dichos de Jennifer, la relación con los Beltrán Leyva fue operada por ambos efectivos castrenses aunque en el cártel de Sinaloa se sabía que González Rodríguez y Juárez Espinoza habían servido a los intereses de Los Zetas, vendiéndoles también armas, según le revelaron a Jennifer el militar arraigado y su colega, prófugo de la justicia.
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