21 abr 2009

Comunicado de la CEM, 21 de abril

Comunicado de Prensa CEM, 21 de Abril de 2009
La LXXXVII Asamblea Plenaria es un momento de agradecimiento a Dios por la dicha que nos concedió para Renovar la Consagración de México al Espíritu Santo, es también un momento de confianza en el Espíritu del Señor ya que esta Asamblea tiene la particularidad de que los Obispos juntos con los Vicarios de Pastoral discerniremos el camino de renovación pastoral de las parroquias, a la Luz del Documento Conclusivo de Aparecida y en el impulso de la Misión Continental en México, a fin de ofrecer las líneas de acción para las 18 Provincias Eclesiásticas, las 67 Diócesis y 5 Prelaturas.
Los Obipos de México en unidad con sus más cercanos colaboradores, sus sacerdotes, conscientes del gran reto que hoy enfrenta la Iglesia de México, estudiamos este tema, su realidad, su situación y su caminar dentro de la sociedad y la cultura de sus pueblos, mirando no solo hacia dentro de la misma Iglesia sino también hacia fuera.
La Parroquia, como centro evangelizador, tiene que impulsar su función de comunidad de comunidades, donde viven y se forman los cristianos como discípulos y misioneros de Jesucristo. Las parroquias son células vivas de la Iglesia y el lugar privilegiado en el que la mayoría de los fieles tienen una experiencia concreta con Cristo para que a partir de ello, en obras concretas, se vaya al encuentro del hermano.
La renovación de las parroquias, al inicio del Tercer Milenio, exige reformular sus estructuras, para que se conviertan en red de comunidades y grupos capaces de articularse logrando que sus miembros se sientan y sean realmente discípulos y misioneros de Jesucristo en comunión con el mundo
de hoy.
Esto requiere que se organicen en ellas variadas instancias formativas que aseguren el acompañamiento y la maduración de todos los agentes pastorales y de los laicos insertos en el mundo, con el fin de promover principio elementales que defiendan y aseguren el valor de la vida, que concreten iniciativas para incentivar procesos que conlleven a construir y promover la tan anhelada seguirdad y la paz social.
Esta nueva época llena de dificultades en todos los órdenes es un reto de la acción parroquial, pero es la parroquia, la que debe de formar hombres y mujeres con una entrega y determinación capaces de transformar las estructuras sociales, vivir los valores y la práctica de una sociedad más justa y solidaria.
Confiados al Espíritu Santo depositamos nuestra esperanza para que estos trabajos auxilien en el devenir pastoral y social de la Iglesia de Jesucristo.
Por los Obispos de México.

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