Lanzamiento
incómodo en el Rey de los Deportes/ Por Alejandro Álvarez Urías.
Ocurrió en Los
Mochis, Sinaloa, México.
“Es probable que ni al estadio se te permita
entrar...”. Joaquín Vega
Inzunza, presidente del Club Cañeros de Los Mochis.
Llegó
octubre y con él las emociones de la Liga Mexicana del Pacífico, las jugadas,
los aficionados, los batazos, el picheo, los ídolos, otra vez los aficionados,
el terreno de juego, el umpire limpiando el home
plate, el receptor con su aditamento que lo hace invencible, los
patrocinadores (bastantes) en las casacas de cada escuadra, la pelota, sus
costuras, los bates, el doble play, el bat quebrado, los aficionados bebiendo
cervezas, los jueves de damas gratis, las damas gratis, la barda, los precios
elevados, las mascotas, las fotografías, el estadio, el viejo aficionado que
prefiere quedarse en casa escuchando el radio, la radio, los cronistas…
Jesús Álvarez
Palafox
cronista deportivo con más de 20 años dentro de la pelota invernal, ex–compañero
de grandes del micrófono en el noroeste del país; Octavio Ibarra, Simón Gámez y Héctor Islas, ha sido vetado del
estadio Emilio Ibarra Almada, la casa de Los
Cañeros de Los Mochis en la Liga Mexicana del Pacífico, la razón (cito textual):
“No podemos darle micrófono a alguien que nos hace daño”, Joaquín Vega Inzunza,
presidente del Club Cañeros de Los Mochis.
El
daño del que se le “acusa” al cronista es haber exigido el pago de su trabajo
como reportero del periódico El Diario de
Los Mochis, propiedad de Joaquín Vega, padre de Vega Inzunza.
A
mediados del 2014 Álvarez Palafox junto a otros diez ex trabajadores de El Diario de Los Mochis entre
reporteros, editores, fotógrafos y diseñadores, decidieron reunirse para exigir
les pagaran un adeudo de casi 10 quincenas de sueldo, al no recibir respuesta
por parte de la empresa acudieron a instancias legales.
Al
mismo tiempo ejercieron presión por medio de la protesta pública, el 7 de junio
día de la tan mencionada, abusada, distorsionada y siempre festejada Libertad
de Expresión, junto a monumento erguido como homenaje a esta y en compañía de
sus colegas, levantaron pancartas en las que se exigía el pago.
Al
parecer esto no fue del agrado ni del dueño del diario ni de su hijo, se sintieron
ofendidos, un patrón al que se le ofende cuando se le exige el pago.
“Rodado por
tercera, levanta el tercera base, suelta hacia la inicial y cae el primer out
por la ruta 5-3.”
El
proceso legal continuó con pocas probabilidades de solución a favor de los
trabajadores, a pesar de que los abogados de buena fe de la Junta de
Conciliación y Arbitraje repetían que el trabajador casi siempre gana, casi.
Con
el fin de agilizar las cosas y llegar a buenos términos la empresa decidió
entablar plática con Álvarez Palafox y tres trabajadores más que estaban
dispuestos a desistir de la demanda a cambio de que se les pagaran las
quincenas adeudadas, como gente civilizada y preparada ambas partes aceptaron.
Sin
embargo, para Palafox como es conocido en el medio, en agosto le llegarían
represalias por su actuar –que según de los empresarios fue incorrecta-, se le
negaría primero su derecho de trabajador en la crónica deportiva, segundo su
acreditación por parte del club Cañeros como periodista deportivo y tercero (de
nuevo cito a Vega Inzunza) “es probable
que ni al estadio se te permita entrar”.
Es
difícil imaginar que en un país como el nuestro (próspero, moderno, incluyente,
etc.) una persona frene a un trabajador. La empresa radiofónica que transmite
los juegos de Los Cañeros al parecer no tiene autonomía para contratar
cronistas, o el club se siente con la autoridad de decidir a quiénes deben
contratar las empresas que concesiona o de plano la calidad del trabajo
ofrecida por el cronista en cuestión no es la idónea (por aquello de lo fácil y
barato que resulta contratar a alguien sin experiencia).
Imaginémonos
por un momento en un país ficticio, con gente ficticia y sucesos ficticios, en
donde el dueño de un equipo de béisbol (ficticio también) le dice al dueño de
una empresa radiofónica (puede ser o no ficticia aquí entra el criterio del
lector) a la que le ha otorgado la concesión para que transmita los juegos (por
consecuencia ficticios también) a quién puede contratar y a quién no, el dueño
lo obedece sólo por el hecho de que no hacerlo le quitará la concesión o porque
como empresario que es entiende sus necesidades y sus sentimientos-sobre todo
estos últimos-.
Al
día siguiente el encabezado de un periódico (ficticio también) dice: Yo pago,
yo mando, mis jugadores, mi estadio, mi pelota yo decido quien entra y quien
no. Sólo imagínelo.
“Listo el
picher ya presenta, lanzamiento para el home, batazo la pelota se va de hit.”
Cada
empresa, cualquiera que esta sea, tiene la libertad y el derecho de contratar a
quien resulte más apto para la vacante-el requisito para ocupar la vacante no
necesariamente obedece a la calidad-, así funciona, lo que a veces no le queda
claro al empresario son las necesidades de los trabajadores que hacen funcionar
su empresa.
Lo
que no puede hacer un empresario deportivo es negarle el derecho de cubrir una
nota a un reportero de su ramo, como evento público cualquiera puede acceder a
un estadio de béisbol.
La
incipiente democracia en la que vivimos nos ha a traído cambios, que aunque se
noten muy poco o a veces no se noten, han permitido expresarnos abiertamente
comparándolo con períodos anteriores, prueba de ello entre otros, las redes
sociales, aunque falta mucho por avanzar no debemos retroceder sobre los
escalones ganados.
Me
gustas cuando callas porque estás como ausente…
Es
discriminación, es censura, es represión.
Meses
atrás miraba a los periodistas marchar por las calles de esta ciudad,
protestando con pancarta en mano contra lo que llamaron la Ley Mordaza, otra
vez –como cliché- mencionando a la libertad de expresión.
“Lanzamiento
para home…swing abanica y se poncha termina el juego, el marcador…”
-Aquí
ya no pudimos saber cómo quedó el marcador final del juego porque le quitaron
el micrófono al cronista-.
Hoy, no he
leído, escuchado o visto a algún medio de comunicación local –de Los Mochis,
Sinaloa– apoyar a Jesús Álvarez Palafox, sólo he escuchado a foráneos, como a Fernando
Ballesteros en “Puro Beisbol
http://www.purobeisbol.mx/?columna=niegan-acceso-a-periodista-en-estadio-machi-y-petit-en-la-lmb, a Alfonso Juárez en la columna Tirabuzón que se
publica en El Noroeste, además de el
comentario de Ricardo Alemán en el programa La Otra Opinión que se trasmite en el DF en el
grupo Imagen en 90.5 de FM. También voces de solidaridad en las redes sociales
como su hermano Fred Alvarez y la de Alejandro Aguerrebere, narrador en TVC
Deportes, y columnista en Houston Astros y en el espacio, entre otros.
Gracias.
Afortunadamente
Alvarez Palafox tiene espacios en varias
webs especializadas como en su modesta pagina http://www.squeeze-play.com
¡Pero
le pegaron en donde más le duele! No tiene micrófono
La
afición de Los Cañeros no dicho nada. Esta
callada, quizá no se ha dado cuenta.
Lástima.
Bien
dice el poeta Whalt Whitman :
“No caigas en el peor de los errores:
el
silencio.
La
mayoría vive en un silencio espantoso....”
Ahora
el cronista narra el partido de beisbol desde su casa a sus hijos y nietos.
Diría
el poeta Octavio Paz, yo escribo hablo conmigo, hablo contigo.
El
cronista lanzado es mi padre.
Alejandro
Alvarez, politólogo, teatrista y aficionado al béisbol.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario