No existe el infinito...
el infinito es la sorpresa de
los límites.
Alguien constata su
impotencia
y luego la prolonga más allá
de la imagen, en la idea,
y nace el infinito.
El infinito es el dolor
de la razón que asalta
nuestro cuerpo.
No existe el infinito, pero
sí el instante:
abierto, atemporal, intenso,
dilatado, sólido;
en él un gesto se hace eterno.
Un gesto es un trayecto y una
trayectoria,
un estuario, un delta de
cuerpos que confluyen,
más que trayecto un punto, un
estallido,
un gesto no es inicio ni
término de nada,
no hay voluntad en el gesto,
sino impacto;
un gesto no se hace:
acontece.
Y cuando algo acontece no hay
escapatoria:
toda mirada tiene lugar en el
destello,
toda voz es un signo, toda
palabra forma
parte del mismo texto.
Su gran conocimiento de los
límites...
hace que guste de dormir
justo en el borde de las
cosas: el lugar que separa
la superficie del jarrón y el
aire
que lo envuelve, la luz y la
pantalla que la expande,
el deseo y el cuerpo que
acaricia,
la distancia que media entre
la voz
y la palabra o el suspiro.
Quienes
ahí la rozan aprenden, unos
el miedo, los otros
la indiferencia. En cambio
en mí se crece el amor que le
tengo
con tal fuerza
que en esa ambigua
consistencia
del objeto entregado a su
no-ser-sí-mismo
quiero verter mis brazos en
torrente
y enredarme la piel,
des-componerme
en la disolución perpetua que
confirma su ser.
Pero, apenas intuye mi
intención,
se anticipa, burlando el
gesto en sus inicios:
tanteo la incipiente claridad
y la encuentro,
bien despierta, en el centro
de las cosas.
Hija de padres belgas, nació
en Bruselas en 1951, nacionalizándose española desde los 17 años.
Es doctora en Filosofía Pura
y profesora titular de Estética y Teoría de las Artes en el Departamento de
Filosofía de la Universidad de Málaga,
en la que imparte enseñanza desde 1990.Vivió un año en Benarés, India, en cuya universidad se especializó en Filosofía y
Religión India.
Ha colaborado con críticas de
filosofía, estética y pensamiento oriental en el Suplemento Cultural de los
diarios ABC y El País.
Entre sus ensayos se destacan
los títulos «La creación por la metáfora» 1992, «El crimen perfecto», «Aproximación
a la estética india» 1993,
«Confucionismo, taoísmo y budismo» 1995
«La razón estética» 1999.
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