Perdón
y olvido sí, pero antes justicia / Fred Alvarez
Retrospectiva
Retrospectiva
Viernes, 16 de Julio de 2004
Este
sábado 24 de julio la Fiscalía para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado
consignará ante el Poder Judicial las averiguaciones previas sobre la matanza
del jueves de corpus de 1971; el delito que se imputa a los acusados – entre
ellos militares, civiles y hasta un expresidente de la República - es
considerado muy grave: genocidio y delitos de lesa humanidad.
El
genocidio literalmente significa la destrucción intencional de grupos
nacionales, raciales, religiosos o étnicos, y por su naturaleza legal, moral y
humanitaria, es considerado un crimen
internacional. Muchos de esos crímenes son penados y punible a través de la
cooperación internacional. El caso más ilustrativo es el del argentino Ricardo
Miguel Cavallo, alias Sérpico, que fue extraditado a España desde México por
los crímenes de terrorismo y genocidio, aunque no por torturas, por considerar
que ese delito habría prescrito según la legislación mexicana.
El
presidente Echeverría – uno de los posibles acusados por la fiscalía especial-
ha dicho que en el jueves de corpus “nunca hubo un genocidio” “los lesionados y
los muertos fueron por un enfrentamiento”, todo lo que sucedió en aquella época
está prescrito”.
Su defensa asegura que no hay elementos por los cuales se pueda consignar. Y En efecto, si hay anulación de los delitos no hay nada que hacer en el plano penal. Pero eso lo decidirán los jueces.
Su defensa asegura que no hay elementos por los cuales se pueda consignar. Y En efecto, si hay anulación de los delitos no hay nada que hacer en el plano penal. Pero eso lo decidirán los jueces.
Como
podemos ver la situación no es nada fácil para el gobierno del presidente Fox.
El asunto tal y como se presenta tiene en este momento un tinte político, además del penal. Desde la creación de la fiscalía hace más de dos años, se sabía que cualquiera que fuera el resultado de las investigaciones inevitablemente provocaría divisiones sociales o rupturas de no muy fácil solución.
El asunto tal y como se presenta tiene en este momento un tinte político, además del penal. Desde la creación de la fiscalía hace más de dos años, se sabía que cualquiera que fuera el resultado de las investigaciones inevitablemente provocaría divisiones sociales o rupturas de no muy fácil solución.
En este
momento hay voces de muchos actores políticos y concretamente la del General
Secretario de la Defensa Nacional que piden se cierre él capitulo de la
historia de la guerra sucia y que lleguemos a la reconciliación a través de una
especie de perdón y olvido. Por supuesto que no es adecuado y no puede ser –
por ningún motivo- que un partido político como el PRI determine la condición
del diálogo y la negociación con el gobierno actual por el sólo hecho de tener
abierta las investigaciones.
Pero
por otro lado, son más las voces que señalan se apliquen el ejercicio de la
acción penal, rescato únicamente la del presidente de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, Mariano Azuela, subrayando que “el derecho siempre será
el camino que deberá seguirse, aún en las posiciones más radicales”.
Cristina
Eguizábal y Rut Diamint (Foreign Affairs En Español, Primavera 2002), nos
recuerdan que “en la mayoría de los países latinoamericanos, donde las fuerzas
armadas estuvieron implicadas en graves violaciones a los derechos humanos y
abusos de poder, el hecho de que las nuevas autoridades indicaran sin ambages
su compromiso con la justicia y su intención de terminar con la impunidad
constituyó un hito fundamental en el proceso de construcción democrática.”
El Juez
español Baltasar Garzón recomienda que en estos casos hay que seguir adelante,
ya que el pretexto de garantizar la estabilidad política de un país lo que
consigue únicamente es garantizar la impunidad como solución política adecuada.
Señala que “es curioso que exista una urgente necesidad en acabar las
investigaciones sobre tales execrables hechos y que no se ponga igual énfasis
en sancionar las causas que las generaron y castigar a los que las cometieron,
confundiendo la seguridad del Estado democrático que impondría esta medida con
la seguridad personal de aquellos que violaron las normas básicas de
convivencia y que buscan la impunidad.”
En una
conferencia magistral pronunciada en diciembre del 2001 en la Universidad
Nacional de La Plata en Argentina, precisa que “las voces que postulan el
olvido y el silencio pueden estar justificadas políticamente, pero nunca lo
estarán moralmente...,¡El olvido y la memoria constituyen derechos inalienables
de las víctimas, y a ellos corresponde administrarlos!, ya que los olvidos
impuestos no duran. Y el fantasma del pasado, para el responsable, vuelve en
forma recurrente y demuestra la falsedad de planteamiento que no logra cerrar
la puerta del gran misterio del mal. Se impone pues la exigencia y la necesidad
del conocimiento profundo de los hechos, y se hace precisa una catarsis
colectiva que enfrente al Estado y a los ciudadanos a ese pasado, y que obligue
a limpiar la herida y a la correcta sutura de la misma mediante la aplicación
de la ley. Si no se hace así, jamás será posible la reconciliación. Antes o
después, el fenómeno volverá a producirse.”!
No hay
que desdeñar la recomendación del juez Garzón la experiencia Argentina puede
ser ilustrativa; Hace unos meses el gobierno argentino tuvo que anular las
leyes de Obediencia Debida y Punto Final que impedían procesar a más de 2000
mil miembros de las Fuerzas Armadas acusados de violaciones a los derechos
humanos durante la dictadura que padeció ese país entre 1976 y 1983. Y no sólo
es el caso argentino. Como bien dice el profesor Reyes Mate (EL País,
27-09-2003), la memoria sigue ganando batallas en la lucha contra el olvido “el
gobierno chileno quiere revisar el punto muerto que se encuentra la valoración
del pasado adoptando medidas tales como indemnizar a los torturados por la
dictadura de Pinochet o revisar la responsabilidad penal de los militares que
planificaron, dirigieron o ejecutaron los crímenes en aquellos tiempos oscuros,
el Partido Socialista Obrero Español (PSOE
se plantea exigir ...,una ley que reconozca que los tribunales de la
dictadura franquista eran ilegales”.
España,
Sudáfrica, Salvador y Guatemala, son algunos de los países en donde se ha
aplicado la amnistía bajo distintas modalidades, en el caso nuestro hay
condiciones para que se pueda emplear. Pero como dicen los exguerrilleros Jesús
Zambrano, Gonzalo Yáñez, Gustavo Hirales y Humberto Zazueta, si se debe
perdonar pero antes se deben esclarecer los hechos y consignar a los culpables.
Ahora bien una amnistía jurídica no equivale a la amnesia histórica o política.
Pero
también como dice Paloma Aguilar (EL PAÍS -15-de junio del 2003) ”aunque los
gobernantes decidan conceder una amnistía general- como puede ser el caso
mexicano- , la reflexión en torno al pasado es ahora insoslayable y ninguna medida
de gracia podrá garantizar ni su irrevocabilidad futura ni el silencio de las
organizaciones forjadas en torno a las víctimas.” Quitarnos el fantasma del
olvido va llevar tiempo.
Casi
todos los informes de las Comisiones de la Verdad que se han creado en el mundo
contienen recomendaciones acerca de la necesaria reparación del daño.
Obviamente el éxito de estas medidas, sobre todo de las de carácter económico,
depende de la voluntad de las autoridades, de lo saneadas que estén las arcas
del Estado y del número de víctimas a que se deba indemnizar.
Independientemente
de lo que arroje el resultado de los jueces, debemos empezar como sociedad por aplicar aunque sea medidas
de reparación simbólica, quizá acciones conmemorativos como la construcción de
monumentos, el cambio de nombre de lugares públicos, etcétera.
La
reconciliación nacional el perdón y olvido que píde el General Secretario de la
Defensa Nacional Clemente Vega García vendrá con el tiempo Y es que recuperar el pasado sin perder el futuro
ni descuidar el presente, no es cosa sencilla.
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