22 dic 2016

Ana Gabriela Guevara, la otra versión

Esta versión pero sin detalles ya fue publicada en las columnas Trascendió de Milenio, el pasado 14 de diciembre...:
"Que en el escándalo de la golpiza a la senadora Ana Gabriela Guevara hay otra versión que puede afectarle, más allá del agravio físico, de forma política.
Según esta historia, la ex corredora conducía su moto y con el manubrio pega en una camioneta, desestabilizándose, pero sin caer, por lo que se detiene, se quita el casco y con él golpea la carrocería del vehículo, a cuyo conductor, que viajaba con su esposa e hija, le reclama que no la deje pasar.
De otro vehículo desciende un hombre, compañero de los de la camioneta, sujeta por detrás a la senadora, la derriba y entre ambos la patean, hasta que la esposa y la hija gritan que es una mujer, al tiempo que la otra motociclista se acerca y graba aspectos posteriores a la agresión.
Ahora la familia teme por su seguridad, asegura que no vio que Guevara era mujer por el traje, la complexión y la oscuridad, y está considerando acudir a la Comisión Nacional de Derechos Humanos para evitar una injusticia...."
El (los agresores) gozan de la presunción de inocencia...
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Teléfono rojo/José Ureña
24 Horas, 22 de diciembre de 2016
Ana Gabriela Guevara, la otra versión
Quiso la suerte periodística darme la versión de los presuntos agresores de Ana Gabriela Guevara.
Dista mucho de ser la misma de la senadora del PT.
De hecho es contraria y, según ellos, la legisladora sonorense causó el conflicto.
 El domingo 11 de diciembre, por la noche, el tránsito hacia la Ciudad de México era casi de parálisis donde confluye la carretera México-Toluca con vías urbanas
Kilómetro 26.

En la oscuridad, a esa altura, ella quiso adelantarse y, con la inercia del viaje carretero a Valle de Bravo, golpeó levemente con su motocicleta a la camioneta Dodge Voyager, con placas MMU-84-73, del Estado de México.
Enojada, descendió de su unidad, se quitó el casco y, entre insultos y mentadas de madre, golpeó varias veces el vidrio y la carrocería de la Voyager.
 Sorprendido, el conductor –cuya identificación reservo para dar oportunidad de lucimiento a las autoridades ministeriales– bajó el vidrio para pedirle cordura y explicarle cómo ella causó el incidente de tránsito.
 En lugar de escuchar, Guevara le dio un rozón con el casco en la cara a su fallido interlocutor, quien se sintió agredido y se encendió la mecha.

 -Es mentira que fueran cuatro hombres, como declaró ella. La habrían matado –dice uno de los involucrados.
 En realidad, el conductor era acompañado por su esposa –plenamente identificada por este reportero–, su hija adolescente y el novio de ésta, también joven y quien, según sus propias versiones, no se involucró.
 Versión creíble, porque en ese caso se hubiese dado una pelea múltiple y de peores consecuencias.
 Golpes, puñetazos y patadas
 ¿Qué pasó luego de descender España?
 Pues se liaron a golpes.
 -Creíamos que era un hombre por la forma en que golpeaba –han confiado en referencia a la fortaleza de la ex medallista olímpica y su destreza para golpear.
 En eso descendió de otra motocicleta, una Ducati con placas 2C7BP del Distrito Federal, la acompañante de Ana Gabriela Guevara, identificada como Karina Rincón.
 -¡No la golpees, hijo de la chingada! ¡Es una mujer!
 Así se detuvo la pelea y, como ella ha declarado, tampoco ellos refieren alguna alusión a su cargo de senadora de la República.
 Molestia en la cúpula del PT
 La información precedente ha llegado a las alturas e incorporada a la investigación ministerial.
 Las autoridades han dado un reporte detallado al PT, cuya Comisión Política analizó el caso el martes por la noche durante una reunión en un hotel de Paseo de la Reforma.
 Ahí se dieron otros pormenores.
 -Está confirmado: iba ebria o por lo menos con aliento alcohólico –refirió uno de los asistentes, entre quienes se encontraban Alberto Anaya, Gonzalo Yáñez y otros prominentes militantes petistas.
 Varios de ellos mostraron molestia porque a la postre, cuando se sepa la verdad, este hecho puede ser adverso para la propia Ana Gabriela Guevara y dañe la imagen del partido.
 En condiciones normales, dijeron, ella no debió recurrir a su cargo y menos utilizar al Senado para promoverse, donde todos los coordinadores se solidarizaron con ella para atraer los reflectores.
 Acuerdo: le pedirán –o ya le pidieron– no hacer más escándalo.
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