El linchamiento de las redes
Capital político/ADRIÁN RUEDA
Excelsior...
Lo que pasó con Ricardo Alemán va más allá de la simple cancelación de contratos
Hace muchos años que no se veía un linchamiento mediático contra un periodista, al que se le ocurrió darle un retuit a un mensaje anónimo originado en las redes sociales, como tantos que todos los días circulan libremente en el ciberespacio.
Lo que pasó con Ricardo Alemán va más allá de la simple cancelación del contrato con, cuando menos, dos televisoras, una privada y otra del Estado. No, es una advertencia de lo que puede venir en este México convulso.
El mensaje al que Ricardo le dio retuit hace un par de días estuvo circulando en las redes desde mitad de semana, y miles de personas lo hicieron correr como parte de ese juego que ya se hizo costumbre entre los usuarios de los teléfonos celulares y tabletas.
Por qué si todo el mundo lo hizo circular como una ocurrencia de las miles que se encuentran en el ciberespacio, sólo al periodista se le inicia un linchamiento mediático al que, desgraciadamente, se sumaron, incluso, personas del gremio periodístico. Es muy delicado el humor social que activistas en las redes sociales están fabricando en contra de Alemán, porque a él sí lo ponen en verdadero riesgo de una eventual agresión, que, por cierto, no sería la primera.
El linchamiento llegó al grado que un abogado, que fungió como secretario técnico de la Comisión de Gobierno de la pasada ALDF con Manuel Granados, hoy líder nacional del PRD, lo quiere llevar a la cárcel.
Ese abogado, que no terminó muy bien su relación en Donceles, aspira a ser fiscal Anticorrupción del país, apoyado por Andrés Manuel López Obrador, y no está mal que aspire, pero no se vale que se quiera ganar esas simpatías siendo oficioso.
Porque si a Alemán lo quieren demandar por apología del delito, la demanda tendrá que ser extensiva a miles de personas que antes y después que él hicieron correr el mensaje, que en realidad no pasaba de ser una ocurrencia.
Por supuesto que las empresas son libres de contratar y despedir a quienes ellos quieran, pero el tema raya en la intolerancia, la censura y un atentado en contra de la libertad de expresión de una persona, independientemente de si es periodista o no.
Son sus redes personales y están debidamente acreditadas e identificadas. No se escuda en el anonimato desde el cual infinidad de cibernautas agreden y hacen verdaderas apologías del crimen.
Para el abogado que quiere llevar a la cárcel a Ricardo por hacer, según él, una apología del delito, habría que preguntarle si también levantaría una denuncia igual contra Paco Ignacio Taibo II, por ejemplo, quien sugirió fusilar empresarios en un cerro. O al propio López Obrador que en sus redes pidió a sus seguidores iniciar una campaña en contra de la difusión de un documental sobre el populismo en América Latina, porque consideraba que tenía dedicatoria hacia su persona. Y que, incluso, ocasionó la creación de un meme, porque primero exigía que si por dar becas a ninis lo consideran populista, que lo anotaran en la lista, y después se quejó de que lo quisieran meter en esa canasta.
Claro que nadie tiene que ir a la cárcel por eso, ni los seguidores de El Peje ni nadie, pues es un juego. Pero tampoco se valen los linchamientos hacia un civil como lo es Alemán, pues hay fanáticos que pueden pensar en causarle daño y eso sería más que delicado.
CENTAVITOS… De ahora en adelante los periodistas deberán abstenerse de darle forward a la información viral, porque estarían en riesgo de perder su trabajo. O sea, pesa más el anonimato que el valor de escribir con nombre y rostro.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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