Trump acorrala con sus exageraciones a un Biden carcomido por la edad/Borja Bauzá
El Español, Viernes, 28/Jun/2024
"Deseo que Biden reflexione sobre su performance en este debate y anuncie que se retira de la campaña", ha dicho Nicholas Kristof, el prestigioso columnista del New York Times, cuando todavía quedaba media hora de intercambio. "Creo que ha sido una noche bastante dura para Biden", ha asegurado James Hohmann, del Washington Post, nada más terminar el debate. James Surowiecki, de The Atlantic, ha definido la noche como "deprimente" antes de añadir que, si bien Trump ha actuado tal y como esperaba, la mala forma de Biden le ha pillado totalmente desprevenido.
Dejando su voz, visiblemente cascada, al margen, su primera gran muestra de debilidad ha llegado relativamente pronto: a los diez minutos de programa. Se estaba hablando de la economía, con Trump acusándole de haber sumido al país en el caos y Biden contrargumentado que ahí fue precisamente donde lo dejó él, cuando se ha quedado en blanco. Incapaz de terminar una frase, ha comenzado a tartamudear durante varios segundos, con los ojos cerrados, hasta dar con un cierre carente de sentido. "Finalmente hemos tumbado el Medicare", ha declarado refiriéndose al programa federal de cobertura médica para los mayores de 65 años y los discapacitados.
Analizándolo en retrospectiva, el del gazapo ha sido un momento representativo. Primero, por lo que Biden muy probablemente quiso decir (que ahora la administración puede negociar el precio de ciertos medicamentos con las farmacéuticas), pero finalmente no dijo. Demostrando, así, su incapacidad para sintonizar con todos esos votantes indecisos que están planteándose a quién votar o, directamente, si merece la pena votar.
Y, en segundo lugar, por cómo recogió Trump el guante. "Bueno, tiene razón. Ha tumbado Medicaid. Lo ha aniquilado", contestó el candidato del Partido Republicano inmediatamente después, refiriéndose al programa federal de cobertura médica para gente con bajos ingresos. Una alusión a cómo, según él, la asistencia brindada a los inmigrantes ilegales está quebrando el sistema sanitario.
La inmigración ha sido, precisamente, una de las líneas de ataque de Trump. Consciente de cómo ha aumentado la llegada de inmigrantes a la frontera con México durante los últimos cuatro años, el expresidente ha acusado a Biden de "abrir la frontera" y de alojar a muchos de los que la han cruzado en "hoteles de lujo".
También ha dicho que Biden sólo ha creado puestos de trabajo para los ilegales. Tal y como han apuntado los fact-checkers que han seguido el debate en directo, ninguna de las tres cosas es estrictamente cierta. Sin embargo, Biden no ha encontrado ni el momento ni la fuerza para revolverse.
Asimismo, Trump ha acusado a Biden de causar la inflación que afecta a la economía estadounidense, de querer cuadruplicar los impuestos, de estar a sueldo de China y de fomentar con su política abortista el infanticidio, entre otras cosas. Exageraciones sacadas de contexto, en muchos casos, cuando no directamente mentiras.
Pero, de nuevo, más allá de las miradas de incredulidad y de un par de comentarios tipo "eso son tonterías", la actitud de Biden en la noche de este jueves ante las astracanadas de su rival ha sido eminentemente pasiva.
Otro de los frentes abiertos esta noche por los moderadores Jack Tapper y Dana Bash ha sido el de la política exterior. Cuando ha salido el tema de Ucrania muchos esperaban una actitud defensiva por parte de Trump. Ha ocurrido, empero, lo contrario.
El expresidente ha asegurado que si él hubiese estado en la Casa Blanca, los rusos no se habrían atrevido a invadir Ucrania, pero que, claro, tras la desastrosa salida de los estadounidenses de Afganistán "cómo no iban a plantearse una ofensiva". También ha acusado a Biden de no obligar a los países europeos a invertir más en gasto militar.
Biden ha contraatacado con una predicción: con Trump en la Casa Blanca, los rusos arrasarán no sólo Ucrania, sino también Polonia y otros países del Este de Europa.
El otro gran conflicto internacional que acapara titulares en Estados Unidos, el de Israel y Palestina, también ha tenido su lugar en el debate. Trump ha acusado a Biden de cobarde por no ayudar a Israel a "terminar el trabajo" en su guerra contra Hamás. "No lo quiere hacer", ha dicho dirigiéndose a cámara. "Se ha convertido en un palestino, pero ni siquiera estos le respetan, porque es un palestino débil".
A modo de respuesta, y tras soltar "nunca había escuchado tamaña tontería", Biden ha tratado de explicar con escaso éxito la labor negociadora de su gobierno para la liberación de los rehenes secuestrados por los islamistas palestinos el pasado 7 de octubre.
El único momento en el que el actual mandatario ha nivelado un poco la balanza no ha sido con la cuestión del aborto, punto fuerte de la campaña de Biden por el que sin embargo ha pasado bastante de puntillas, sino cuando han salido a flote los problemas legales de Trump.
Durante unos instantes, Biden ha ganado entereza y contundencia hablando del asalto al Capitolio. Además, el momento ha regalado una frase para la historia de los debates presidenciales: "No he tenido sexo con una actriz porno", ha espetado Trump cuando Biden ha dado por cierto el affaire con Stormy Daniels.
Otro momento surrealista ha tenido lugar cuando ambos candidatos se han enzarzado en una discusión sobre golf. Sobre quién jugaba mejor al golf, concretamente. Ahí los moderadores, que han asumido un rol muy discreto durante buena parte del debate pese a las repetidas salidas por la tangente de los contendientes, se han visto obligados a intervenir para redirigir una discusión que a esas alturas ya había hecho sonar un sinfín de alarmas dentro del Partido Demócrata.
Ahora bien, ¿conllevarán esas alarmas un cambio de candidato? Esa es la pregunta con la que se han ido a dormir millones de estadounidenses.
Borja Bauzá es periodista.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario