La disputa por la coordinación del Senado, marcada por la resistencia de Adán Augusto López a las presiones de la presidenta Sheinbaum, ha expuesto un agudo conflicto de poder en la cúspide de Morena.
La seguridad del senador radica en la influencia ineludible del expresidente ("San Andrés"), quien actúa como su protector político. El punto crucial es la filtración –mencionada por Riva Palacio– sobre una "llamada nada agradable" en la que el expresidente exigió "darle un carpetazo a todo" lo relacionado con Adán Augusto.
Este nivel de injerencia debilita la autoridad de la presidenta y revela que el poder real en el partido está condicionado por la voluntad del exmandatario. Él mismo ha argumentado que cualquier daño a su protegido constituye un daño directo a él y a sus hijos. La respuesta desafiante del senador, "Se van a quedar con las ganas", subraya la percepción de inmunidad política de la que goza.
Contradicciones y evasivas
La presidenta se vio obligada, en su conferencia matutina de este lunes, a negar el "fuego amigo" y las filtraciones del Servicio de Administración Tributaria (SAT), en un intento por proyectar una imagen de independencia y control. Sin embargo, su manejo del tema fiscal resultó ser profundamente contradictorio:
Negó la investigación: Afirmó: "no hay ninguna investigación en torno a Adán Augusto", pese a la gravedad de los señalamientos de irregularidades fiscales (pago de solo el 2.4% de impuestos, frente al 35% que le habría correspondido).
Eludió la responsabilidad institucional: Sheinbaum evadió la responsabilidad del SAT, limitándose a decir que el senador "aclare más cosas".
Esta ambigüedad oficial, aunada a la aparición de información sensible a través de filtraciones, hace menos creíble la negación del "fuego amigo". Esto sugiere que facciones internas están operando activamente para el desgaste político del senador y, por extensión, para medir las fuerzas dentro del oficialismo.
En suma, el caso Adán Augusto es una lección de realpolitik donde la lealtad incondicional al expresidente y el cálculo político se imponen claramente a la disciplina partidista y a la transparencia fiscal.
El verdadero poder, el que otorga la impunidad, parece residir aún en "el Señor de Palenque".
"Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras."
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