Los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, Colombia, Alvaro Uribe, y Perú, Alan García, firmaron este domingo 20 de julio un acuerdo para trabajar coordinadamente en el combate al tráfico de armas y drogas por los afluentes del Amazonas.
El convenio tiene como finalidad ''trabajar coordinadamente para combatir el tráfico ilícito de estupefacientes, sustancias psicotrópicas y sus delitos conexos, el contrabando de precursores químicos, la delincuencia trasnacional, el tráfico ilícito de armas, municiones y explosivos y otras actividades delictivas''.
El convenio tiene como finalidad ''trabajar coordinadamente para combatir el tráfico ilícito de estupefacientes, sustancias psicotrópicas y sus delitos conexos, el contrabando de precursores químicos, la delincuencia trasnacional, el tráfico ilícito de armas, municiones y explosivos y otras actividades delictivas''.
El encuentro entre los mandatarios se dio en la sede del Banco de la República en Leticia, capital del departamento de Amazonas, donde aprovecharon para conversar sobre temas de seguridad fronteriza y comercio.
El ministro colombiano de Defensa, Juan Manuel Santos, destacó que el acuerdo tripartito cobra especial vigencia, porque los ríos en la selva amazónica "son las autopistas que utiliza la delincuencia, el terrorismo''.
''En la medida en que los tres países colaboremos conjuntamente para controlarlos vamos a ser más efectivos .... Este es el tipo de vecindario que nos conviene'', añadió Santos.
Durante esta cita, los jefes de Estado intercambiaron opiniones sobre la situación regional, destacaron la suscripción del Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y reiteraron su voluntad y compromiso de avanzar en la construcción de un espacio de integración y unión regional.
''Los mandatarios decidieron convocar a la primera reunión tripartita de coordinación fronteriza de instituciones colombianas, brasileñas y peruanas en la lucha contra la drogas durante el segundo semestre del 2008, en la ciudad de Iquitos, Perú'', según un comunicado de seis puntos sobre la cita.
El ministro colombiano de Defensa, Juan Manuel Santos, destacó que el acuerdo tripartito cobra especial vigencia, porque los ríos en la selva amazónica "son las autopistas que utiliza la delincuencia, el terrorismo''.
''En la medida en que los tres países colaboremos conjuntamente para controlarlos vamos a ser más efectivos .... Este es el tipo de vecindario que nos conviene'', añadió Santos.
Durante esta cita, los jefes de Estado intercambiaron opiniones sobre la situación regional, destacaron la suscripción del Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y reiteraron su voluntad y compromiso de avanzar en la construcción de un espacio de integración y unión regional.
''Los mandatarios decidieron convocar a la primera reunión tripartita de coordinación fronteriza de instituciones colombianas, brasileñas y peruanas en la lucha contra la drogas durante el segundo semestre del 2008, en la ciudad de Iquitos, Perú'', según un comunicado de seis puntos sobre la cita.
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El grito de libertad/Editorial, de El Tiempo, 20 de julio de 2008;
Colombia se volvió a volcar ayer a las calles, en otra histórica jornada, para repudiar el secuestro y pedir la liberación de los centenares de cautivos en manos de las Farc y el Eln. Y no sólo en Colombia, sino en muchas ciudades del mundo se oyó el clamor de millones de voces que condenaron la violencia. En 1.020 municipios hubo conciertos, con la intención de que las voces y la música retumben en las selvas de Colombia, para que quienes son víctimas del crimen de guerra que es el secuestro sientan que no están solos.
Fue emotivo y significativo el acto en Leticia, donde los presidentes Álvaro Uribe, Lula da Silva, de Brasil, y Alán García, del Perú, Shakira y Carlos Vives unieron sus voces contra el secuestro. Lula acudió a la poesía para pedir la libertad; García, a los lazos de fraternidad y de historia, y Shakira invitó a los carceleros de la guerrilla a que se liberen ellos mismos. Fue también elocuente el apretón de manos de Íngrid Betancourt con Juanes y Miguel Bosé en el Trocadero, en París, desde donde Íngrid saludó a sus compañeros de infortunio, que aún no se han librado de las cadenas e invitó a 'Alfonso Cano' a dejar los fusiles.
Es difícil calcular el número de marchantes. Se puede decir que fue toda Colombia. Fue conmovedora esa inmensa movilización de gentes de todas las condiciones sociales, que sin filiación política ni sindical, en las capitales, ciudades y pueblos salieron vestidos de blanco a decir "No más secuestros", "Libérenlos ya", "Queremos un país en paz". Dramática imagen la de niños que portaban carteles con la frase "En mi familia quedan 2,755 secuestrados". La carrera 7a., la Plaza de Bolívar, en Bogotá, resultaron pequeñas; el Parque Simón Bolívar se colmó; el de El Tunal fue insuficiente. Medellín, Cali, Bucaramanga, Barranquilla, Cartagena, pueblos grandes y pequeños se expresaron en forma contundente.
¿Qué pensarán las guerrillas al ver semejante consenso de rechazo? ¿No creen que es hora de abrir los candados? ¿Entenderán que, militarmente golpeadas y masivamente repudiadas, es hora de liberar a los secuestrados y buscar una salida que ponga fin a la violencia?
El país no puede abandonar a sus secuestrados. Liberados Íngrid y sus compañeros, esta marcha no debe ser sino la primera muestra de que Colombia no olvida a los que siguen en el monte.
editorial@eltiempo.com.co
Fue emotivo y significativo el acto en Leticia, donde los presidentes Álvaro Uribe, Lula da Silva, de Brasil, y Alán García, del Perú, Shakira y Carlos Vives unieron sus voces contra el secuestro. Lula acudió a la poesía para pedir la libertad; García, a los lazos de fraternidad y de historia, y Shakira invitó a los carceleros de la guerrilla a que se liberen ellos mismos. Fue también elocuente el apretón de manos de Íngrid Betancourt con Juanes y Miguel Bosé en el Trocadero, en París, desde donde Íngrid saludó a sus compañeros de infortunio, que aún no se han librado de las cadenas e invitó a 'Alfonso Cano' a dejar los fusiles.
Es difícil calcular el número de marchantes. Se puede decir que fue toda Colombia. Fue conmovedora esa inmensa movilización de gentes de todas las condiciones sociales, que sin filiación política ni sindical, en las capitales, ciudades y pueblos salieron vestidos de blanco a decir "No más secuestros", "Libérenlos ya", "Queremos un país en paz". Dramática imagen la de niños que portaban carteles con la frase "En mi familia quedan 2,755 secuestrados". La carrera 7a., la Plaza de Bolívar, en Bogotá, resultaron pequeñas; el Parque Simón Bolívar se colmó; el de El Tunal fue insuficiente. Medellín, Cali, Bucaramanga, Barranquilla, Cartagena, pueblos grandes y pequeños se expresaron en forma contundente.
¿Qué pensarán las guerrillas al ver semejante consenso de rechazo? ¿No creen que es hora de abrir los candados? ¿Entenderán que, militarmente golpeadas y masivamente repudiadas, es hora de liberar a los secuestrados y buscar una salida que ponga fin a la violencia?
El país no puede abandonar a sus secuestrados. Liberados Íngrid y sus compañeros, esta marcha no debe ser sino la primera muestra de que Colombia no olvida a los que siguen en el monte.
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