1 oct 2008

Brindis por Monsiváis

Brindis por Carlos Monsiváis
Rodrigo Vera, reportero
Revista Proceso (www.proceso.com.mx), No. 1665, 28 de septiembre de 2008;
En 1968, año del movimiento estudiantil que cuestionó al poder presidencial, surgió una grieta en la impunidad declarativa de la clase política: se publicó la primera selección de dislates públicos que dio origen a la columna "Por mi madre, bohemios", del escritor Carlos Monsiváis. Esa antología de la elocuencia, digamos paródica, sigue viva en este semanario y se considera una "fuente indispensable" para conocer nuestra época. En cuanto a su autor, ha sido calificado como "un clásico del periodismo nacional”. 
Cuenta el escritor Carlos Monsiváis que los sucesos de 1968 lo empujaron a publicar en la revista Siempre!, ese mismo año, una "selección de disparates" pronunciados contra el movimiento estudiantil. Así inició la columna periodística que cuatro años más tarde decidió bautizar como Por mi madre, bohemios, frase extraída del poema romántico "El brindis del bohemio", escrito por el potosino Guillermo Aguirre y Fierro en los albores del siglo XX: En torno de una mesa de cantina, una noche de invierno, regocijadamente departían seis alegres bohemios... ...Y el bohemio Carlos Monsiváis (según el retrato cómico que ilustra sus columnas, hecho por el monero Rafael Barajas, El Fisgón) lleva un sombrero de mosquetero, de ala ancha y adornado con plumas, y una gorguera circunda sus prominentes mandíbulas. Parece levantarse de la mesa, con la mano enguantada tomar la copa y exclamar: Por la anciana infeliz que sufre y llora y que del cielo implora que vuelva yo muy pronto a estar con ella; por mi madre, bohemios, que es dulzura vertida en mi amargura y en esta noche de mi vida, estrella... ¿Cuál es la relación entre la cursilería poética y el registro de los tropezones verbales de nuestra clase gobernante? En gran parte, la respuesta la dan las propias obsesiones personales de Monsiváis, quien intentó escribir poesía de adolescente, pero pronto desistió. Eso sí, su afición por la poesía lo llevó a publicar en 1966 La poesía mexicana del siglo XX, considerada una de las antologías que mejor muestran el paisaje intelectual y sentimental de México hasta aquellos años. También son muchas sus aportaciones al género de la crónica, que ejercitó en libros como Días de guardar o Amor perdido, y en el que es incluso recopilador y analista, A ustedes les consta. La cursilería y la crónica nutren a Por mi madre, bohemios. Por eso Monsiváis es renuente a clasificar su sección de sátiras dentro del género periodístico de la columna: "Es una crónica de costumbres verbales. Así la quiero ver", dice. Se cumplen cuatro décadas del movimiento del 68 y, por consiguiente, de la columna satírica. Ante este aniversario compartido, Monsiváis accedió a evaluar -en entrevista por escrito- los comienzos y el transcurso de Por mi madre, bohemios, cuyo futuro augura promisorio, pues los personajes públicos se niegan a salir de sus páginas... "El mérito es de los declarantes" -Este 2008 Por mi madre, bohemios cumple cuarenta años de vida. ¿A qué atribuye la persistencia de su columna, tomando en cuenta que se ha publicado en Siempre!, Uno más uno, La Jornada y ahora en Proceso? -Los cuarenta años de vida son de los procedimientos de cita textual y comentarios. Con el nombre de Por mi madre, bohemios, empezó en 1972 en el suplemento La Cultura en México, del semanario Siempre! Pero en agosto de 1968 publiqué mi primera selección de disparates, alteraciones del orden mental y simples canalladas, selección extraída por entero de los pronunciamientos contra el movimiento estudiantil a cargo de las Fuerzas Vivas, un término ya desechado que entonces iba a la par de los Pilares de la Sociedad y los Funcionarios que son el Orgullo de México. Usé frases de periodistas como Carlos Denegri, de líderes agrarios (no lo eran, pero se les decía así para justificar sus salarios), de Fidel Velázquez, de las agrupaciones anticomunistas (las abuelas del Yunque), de Secretarios de Estado, del Director del IPN, de los empresarios y de los caudillos de membretes (mi predilecto: Asociación de Exalumnos de Educación Superior). Luego, a principios de diciembre de 1968 ya utilicé los encabezados. "¿A qué atribuyo la persistencia de esta columna? Sin falsas modestias, creo que el mérito no es mío sino de los declarantes que me obligan a reconocer su grandeza (el tipo de grandeza que poseen, y que no por corresponder al humorismo involuntario deja de ser relevante). Me sentiría un desagradecido si no correspondiese al reproducirlas con sus incursiones en el hoyo negro de la lógica, la sintaxis, la coherencia y la verdad mínima". -¿Lleva registro del número de columnas publicadas? ¿Atravesó por ciertos periodos críticos? ¿Qué lapsos dejó de publicarse? ¿Lleva algún tipo de recuento? -No tengo idea de cuántas columnas se han publicado. Quizás alrededor de 1500, un mínimo tributo a la magnificencia neuronal de la clase gobernante, obispos incluidos. Los periodos críticos corresponden al momento en que decidí salir de una publicación. En Siempre! duré de 1972 a 1987, de allí pasé al Uno más uno, luego a La Jornada, donde colaboró conmigo Alejandro Brito, y por último a Proceso, en compañía de Jenaro Villamil. -Elena Poniatowska señalaba que -por el tono "irreverente, cáustico, agudo, crítico"-, su columna es la "imprescindible piedra en el zapato de la vida en México", y que "todas las figuras públicas han sido pasadas por el paredón de su agudeza". Uno se pregunta: ¿ha logrado escabullirse alguna que merecía ser fusilada? ¿Algún personaje público al que quiso incluir en su columna, pero no lo consiguió? -El tono fue irreverente los primeros dos o tres años. Luego advertí la necedad de usar una expresión como "irreverente", para algo que en ningún momento solicitaba o justificaba la reverencia. ¿Alguien podría ser "irreverente" con el pensamiento de Vicente Fox? En cuanto a quienes se escabulleron de las menciones en Por mi madre, bohemios, los evidentes fueron Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría (en sus funciones de Presidente) y José López Portillo. No fue decisión mía sino de la época y del inmenso tabú en torno a la figura presidencial, aunque en el caso de Echeverría me dolió particularmente. ¡Ah, esos discursos tercermundistas! ¡Esas improvisaciones sobre el arte y la producción agropecuaria! Los que nunca conseguí citar fueron los que se refugiaban en los bunkers del habla tecnocrática sin traducción simultánea, y los especialistas en no respirar mientras declaran, lo que daba como producto seis o siete cuartillas sin puntuación, por lo menos en ese sentido a semejanza del Ulises. -¿Cuáles son los más memorables dislates publicados en Por mi madre, bohemios? -Es imposible una selección justa, que honre a esos prodigiosos declarantes. De memoria y en este momento, recuerdo a Ignacio Zúñiga, dirigente por décadas de las Juventudes de la CTM, que dijo muy ufano: "En la CTM somos más marxistas que el Papa". Recuerdo también al clásico obispo de Tlanepantla Felipe de Jesús Cueto quien, sin amedrentarse, afirmó en 1978: "Si el aborto se hubiera permitido en época de Nuestro Señor Jesucristo, éste probablemente no habría nacido". También selecciono a Manuel Cavazos Lerma, que en su campaña para gobernador de Tamaulipas se permitió decir en 1992: "Jesucristo fue el más grande solterón de la historia, pero de casarse hubiera elegido a una tamaulipeca". Y no puedo olvidar al sacerdote de la crónica de Martha García en El Nacional en 1992: "es hasta el siglo XV que está frente a América el método, que llegó a México, y se llama, amados hermanos míos, el método de la evangelización político-militar... Eso quiere decir que la cruz y la espada están profundamente identificadas. Pero no por eso nos vamos a desgarrar las vestiduras". En fin, haría falta una selección rigurosa. -¿Quiénes han sido sus personajes estelares o más recurrentes? -En los años recientes, sin duda Vicente Fox, uno de los expertos en el habla como boomerang decapitador. ¿Cómo olvidar su frase dirigida a las viudas de Pasta de Conchos: "Comparto con ustedes la pérdida de sus deudos"? Al principio de la sección un apotegma de Alfonso Martínez Domínguez: "El PRI llega a los lugares donde la mano de Dios no ha puesto el pie", me iluminó profusamente y me hizo seguirle la pista a los dirigentes de tan benemérita agrupación, como don Alfonso Corona del Rosal que empezó un discurso bajo la influencia del Cid Campeador: "Ancha es Castilla, jóvenes del PRI". Luego descubrí la veta de los obispos, a partir del Cardenal Ernesto Corripio Ahumada: "El pluralismo es la causa de los grandes males de la nación", y los empresarios, por lo menos en esto, son generosos. Y ahora la derecha, en su estreno del idioma público, nunca nos abandona. En 1992 el candidato del PAN en Puebla, Jorge Ocejo Moreno, se permitió decir: "A donde vamos nos reciben como redentores, hasta nos quieren besar las manos". Y en la izquierda política, o en la favorita de la derecha, hay momentos francamente deslumbrantes. Cito a Jesús Ortega: "Hay que cambiar las reglas de origen, no han querido las reglas de origen, yo he insistido en que se cambien las reglas de origen, no han querido cambiar las reglas de origen, se mantienen las reglas de origen y, a pesar de que se mantienen esas reglas, se violentan cuando yo pongo una queja, digamos, con el propósito de que el Órgano Electoral tome medidas. Pero insisto, no quiero hacer de este, porque lo pudiera hacer, no lo estoy haciendo". Boletín, 2 de febrero de 2008. -¿Encuentra diferencias entre los desbarres verbales de los políticos del PRI, del PAN o del PRD? -Hay niveles de impunidad, desde luego los panistas y los priístas llevan la delantera, aunque algunos perredistas se esfuerzan. Pienso por ejemplo en Ruth Zavaleta: "Es un maniqueísmo decir que estoy de acuerdo con el gobierno federal porque lo utilizan para golpear en el proceso interno del PRD, para lastimar al candidato que yo estoy apoyando; lo quieren vincular con una posición política que además es falsa, pero que además lo hacen en aras de que yo tenga una figura, que cualquier cuestión que yo diga o que yo haga pues la sociedad obviamente la está viendo". Sí, pero de aquí a que la esté entendiendo... -¿Cuál es la conexión entre "El brindis del bohemio" y la clase política mexicana? ¿Por qué escogió una frase del poema de Guillermo Aguirre y Fierro como título de su columna? -El poema es un delirio más allá de la burla y del choteo, y es la expresión sincerísima de un periodista un tanto anarquista de la época. Escogí el verso como título porque resumía la indefensión de la autenticidad. En este sentido sí ya no tiene que ver con lo que está pasando en los renglones del humor involuntario, donde no se halla la autenticidad por ningún lado. -¿En estos cuarenta años la frase sigue siendo ilustrativa? ¿Ha encontrado otra que pueda sustituirla? -Tiene para mí un tono tradicional que respeto y que no canjearía por las baratijas de ahora: "comes y te vas", el ejemplo más resonante. -¿Cuáles son las semejanzas y diferencias entre Por mi madre, bohemios y Perlas japonesas, de Nikito Nipongo, de quien se dice que, al igual que usted, criticó la ampulosidad y demagogia del lenguaje que usan los políticos? -Raúl Prieto, Nikito Nipongo, escribió durante un tiempo largo Perlas japonesas, que influyó en mí como en muchísimos otros lectores de los cincuentas y los sesentas. Las diferencias se encuentran en la estructura de las columnas. -¿Quiénes son sus escritores satíricos predilectos? -Un buen número: Aristófanes, Rabelais, Dickens (en Los papeles de Pickwick), Mark Twain, Oscar Wilde (quizás el ingenio mayor), Evelyn Waugh, Salvador Novo, Jorge Ibargüengoitia, en fin, toda lista se hace para después lamentar las omisiones. -¿Puede decirse que existe un periodismo satírico mexicano? ¿Quiénes serían sus principales exponentes? -En este momento, además de excelentes articulistas no conozco sátira de mayor nivel artístico y político que la de los moneros: Rius, Naranjo, Helio Flores, Helguera, el siempre joven José Hernández, El Fisgón, Rocha. Son notables y de una capacidad de síntesis que sólo alcanzo a través de la envidia. -Carlos Monsiváis es conocido sobre todo como cronista. ¿Cómo concilia la crónica con una columna alimentada con declaraciones publicadas en notas periodísticas? -Por mi madre, bohemios es una crónica de costumbres verbales. Así la quiero ver y ojalá así funcione. -En 1987 usted argumentó que el "cansancio" era uno de los motivos por los que dejó de dirigir La Cultura en México, suplemento de Siempre! ¿Todavía no hay síntomas de fatiga que lo empujen a dejar su columna? -Mientras no se cansen los declarantes, seguiré al pie de la cita. Inteligencia y humor En su ensayo Monsiváis: cronista de un país a la deriva, Elena Poniatowska comenta: "Monsiváis se ha distinguido como el autor no sólo de célebres crónicas sino del análisis político de nuestra cotidiana realidad. Nada de lo que ocurre en el país escapa a su mirada. La primera mitad del siglo XX es de José Vasconcelos, Alfonso Reyes y Salvador Novo, como la segunda es de Octavio Paz, Carlos Fuentes y Carlos Monsiváis". De éste último asegura que -sobre todo en Por mi madre, bohemios- hace acompañar "la inteligencia y el humor", pues el humor en Monsiváis "tiene un sentido crítico que se reconoce en su afirmación: 'Todo humorista es primero un moralista'". A Fernando Benítez, quien estuvo a cargo del suplemento La cultura en México cuando Monsiváis empezó a escribir ahí, Proceso le preguntó en 1992: -¿Y cuál era el chiste de Monsiváis? -Su ironía increíble, su sentido crítico. Es un clásico del periodismo nacional. Hay que ver sus crónicas de los años sesenta, sus Días de guardar. Desgraciadamente habla en un lenguaje cifrado. Sus lectores, además de mexicanos, deben ser algo así como iniciados y por eso no ha logrado ser traducido. Raúl Trejo Delarbre -en el pasado número de junio de la revista Nexos, donde se homenajeó a Monsiváis por sus 70 años- escribió sobre Por mi madre, bohemios: "Ese inventario semanal de expresiones será fuente indispensable cuando se haga la historia social y política de esta época en nuestro país, aunque su propósito es la exhibición a tiempo de los juicios y prejuicios de distinguidos actores (convertidos a veces en histriones) de la actualidad mexicana. Se trata de un registro de dichos que complementa el seguimiento de hechos que Monsiváis ofrece en sus crónicas". En Proceso, la columna empezó a publicarse en el número 1528, del 12 de febrero de 2006, con declaraciones de la señora Ana Teresa Aranda, entonces secretaria de Desarrollo Social, en las que se ufanaba de haber dormido en las casas de los pobres, aunque luego tenía que ponerse "algunos polvos para matar piojitos". Se brindó por la patria, por las flores, por los castos amores que hacen un valladar de una ventana, y por esas pasiones voluptuosas que el fango del placer llena de rosas y hacen de la mujer la cortesana. De esta manera, "mientras no se cansen los declarantes", Monsiváis los seguirá haciendo brindar en su columna.

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