1 oct 2008

No al terrorismo!

México y España
El Presidente Felipe Calderón en el Almuerzo que ofreció en honor de Sus Altezas Reales, los Príncipes de Asturias
Martes, 30 de Septiembre de 2008 Discurso
Ciudad de México
Señor Ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Señora de Ortiz Mayagoitia.
Diputado César Horacio Duarte Jáquez, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
Distinguida señora Duarte.
Senador Gustavo Enrique Madero Muñoz, Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República.
Distinguida señora de Madero Muñoz.
Distinguidos invitados especiales.
Señoras y señores:
Es para mí un gran honor recibir en Visita Oficial a los Príncipes de Asturias, así como a los distinguidos miembros de la comitiva que les acompañan.
Nos honra su presencia porque son ustedes dignos representantes de una Nación con la que nos vincula una identidad, que ha probado ser más fuerte que la distancia geográfica, que se ha nutrido de una voluntad de entendimiento noble y permanente.
Para mi esposa y para mí, es muy grato compartir con ustedes un programa de actividades que se extiende a lo largo de cuatro días.
Sin duda, su visita es una muestra de la entrañable amistad que une a México y a España, que se refleja en que hoy nuestras relaciones son más dinámicas, más diversificadas y más sólidas que nunca.
Los recibe un país orgulloso de su historia y su cultura milenaria. Una Nación que trabaja día con día por construir, con base en la democracia, un mejor presente y un futuro distinto y mejor para todos los habitantes.
Los recibe un México que es hoy la décima segunda economía del mundo y también la décima potencia exportadora a escala global. Un país abierto al mundo, a los intercambios comerciales, a las inversiones, a la cultura. Una Nación abierta a lo mejor de cada uno de los pueblos del planeta.
Los recibe una Nación que asume plenamente sus responsabilidades globales y no las evade. Un país que finca su liderazgo regional y global en la defensa de las mejores causas y los más altos ideales de la humanidad.
Más México en el mundo y más mundo en México, Alteza, es el principio que sintetiza nuestra decisión de participar activamente en la construcción de un orden internacional con oportunidades de crecimiento y desarrollo para todos los países.
En esta estrategia de vinculación con otras naciones, España tiene una importancia de primer orden. A nuestros pueblos los une la sangre, la historia y la cultura; nos une también una profunda convicción democrática, así como objetivos de desarrollo compartido y la firme voluntad de trabajar juntos en diversos temas de la agenda internacional.
Hace poco más de un año, México y España suscribimos la declaración para profundizar nuestra asociación estratégica.
Inauguramos así una nueva etapa en la relación bilateral, destinada a profundizar nuestros vínculos políticos, económicos y culturales.
La mejor prueba de esta alianza, una alianza renovada, es el programa de actividades de esta Visita Oficial del Príncipe de Asturias, que incluye la inauguración del Primer Congreso de la CulturaI Iberoamericana.
La presencia de ustedes, Sus Altezas Reales, en el Alcázar del Castillo de Chapultepec es una clara muestra de que el pueblo español tiene una ventana abierta hacia América Latina y el Caribe, en general, y hacia México, en lo particular.
Sus Altezas Reales:
Ustedes acaban de saludar a jóvenes provenientes de diferentes ámbitos del quehacer profesional, académico y artístico de todo el país. Ellos encarnan la fortaleza de nuestra Patria, el espíritu de crecimiento y desarrollo de los mexicanos.
Como todas las naciones, como España, México enfrenta grandes retos. Para afrontar la situación económica internacional hoy México está invirtiendo más de 50 mil millones de dólares al año para modernizar y ampliar su infraestructura, para elevar su competitividad y con ello impulsar su desarrollo.
Invierte también más de 100 mil millones de dólares al año en el desarrollo social y humano de su población, particularmente en los aspectos de educación y de salud.
Con decisión, con entereza y unidad, los mexicanos combatimos también al crimen en el país y al crimen transnacional.
Hemos dicho y diremos siempre: No al terrorismo, no a la violencia, no al crimen organizado, no al narcotráfico.
Por eso, hemos sumado nuestras convicciones y nuestras acciones a las de muchas otras naciones que, como España, trabajan por un mundo libre de estos flagelos.
La semana pasada, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, México alzó su voz para reprobar el terrorismo, sin importar sus pretendidas explicaciones o motivaciones ideológicas, y para refrendar su voluntad de cooperar, a fin de prevenir cualquier acto terrorista y sancionar a sus autores.
Hoy mi país refrenda su apoyo invariable a la lucha antiterrorista que libra el pueblo y el Gobierno español.
Nuestras naciones no pueden ni deben aceptar la acción criminal del terrorismo. El combate a este mal exige valentía, tenacidad y firmeza, siempre con apego a los principios del derecho internacional.
En nombre del pueblo y del Gobierno de México deseo agradecer a don Felipe de Borbón y Grecia su enérgica condena al atentado del pasado 15 de septiembre en Morelia, Michoacán, así como sus muestras de amistad y solidaridad con los michoacanos y con todos los mexicanos, que fueron refrendados personalmente con su visita el día de ayer, a aquel lugar.
Valoramos y apreciamos el apoyo de España, Su Alteza. Un país que al igual que México sabe que la democracia ofrece vías legítimas, amplias y suficientes para procesar cualquier conflicto, en el marco de las instituciones y el Estado de Derecho.
Carlos Fuentes, nuestro escritor, al recibir el premio Príncipe de Asturias de las Letras, en 1994, habló de una cultura de la humanidad para el Siglo XXI; una cultura, dijo, que disminuya el imperio de la violencia y aumente el imperio de la paz; una cultura al servicio del valor supremo, que es la continuidad de la vida en este planeta.
Sin duda, esa es la cultura a la que aspiramos españoles y mexicanos, y esta es la cultura que inspira los valores que dan marco a esta Visita Oficial.
Sus Altezas Reales, señoras y señores:
Los lazos históricos, culturales y de amistad que unen a México con España son indestructibles. Nuestra vinculación se finca en una inquebrantable comunión de propósitos de paz y libertad, de justicia y democracia, de bienestar y desarrollo.
España y México tienen un porvenir promisorio, y esto no es buen deseo, es una convicción que se sustenta en el trabajo cotidiano que realizan ambas naciones para alcanzar objetivos compartidos.
Pido a los Príncipes de Asturias que hagan llegar un saludo afectuoso de México y los mexicanos a Sus Majestades, los Reyes de España y al pueblo español.
Y alentado por nuestras afinidades y nuestras aspiraciones compartidas, invito a todos ustedes a hacer un brindis en honor de los Príncipes de Asturias, del noble pueblo español y de la amistad fraterna que une a México y a España.
***
Intervención de Su Alteza Real, el Príncipe Felipe de Borbón, en el Almuerzo que ofreció en su honor el Presidente Calderón
Martes, 30 de Septiembre de 2008 Discurso
Ciudad de México
Excelentísimo señor Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Excelentísima señora de Calderón.
Excelentísimos altos representantes de los poderes del Estado; miembros del Gobierno; del Gobierno de España.
Distinguidas personalidades, invitados.
Señoras y señores:
En primer lugar deseo expresarle mi agradecimiento más profundo, no sólo por las palabras tan amables que acaba de pronunciar, sino también por el afecto sincero y la calidez personal con los que usted, señor Presidente, y vuestra distinguida esposa han querido obsequiarnos a la Princesa y a mí desde nuestra llegada, el pasado domingo.
Agradecimiento, también, a todas las autoridades mexicanas con quienes hemos tenido y vamos a tener el placer de coincidir a lo largo de nuestra visita.
Difícilmente cabe imaginar más atenciones y más generosidad.
Muchas gracias a todos por ello, de todo corazón.
Aunque ya hemos tenido ocasión de disfrutar en diversas oportunidades de la hospitalidad del querido pueblo mexicano, ésta es la primera vez que tenemos el privilegio de realizar de vuestra mano un programa tan amplio y completo que subraya, como decía el Presidente, la trascendencia e intensidad de nuestra relación bilateral.
De ahí nuestra especial gratitud por vuestra invitación para realizar esta Visita Oficial.
La frecuencia y calidez de los contactos oficiales mantenidos con usted y con las altas autoridades mexicanas en los últimos tiempos, atestiguan el excelente estado de nuestras relaciones, tanto que ambos países coincidimos en calificarlas de estratégicas.
En apenas dos años hemos podido encontrarnos, primero, en la toma de posesión como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y luego con motivo de vuestras dos últimas visitas a España, reforzando una amistad y un afecto recíprocos, que se unen al profundo respeto y admiración con que España valora a México.
Esos son los sentimientos que por encima de todo quiero dejar hoy patentes aquí, en el espléndido Alcázar del Castillo de Chapultepec, que se alza majestuoso sobre esta ciudad que Octavio Paz veía inacabable como una galaxia. La ciudad que nos sueña a todos y que todos hacemos y deshacemos y rehacemos mientras la soñamos, eran sus palabras.
Chapultepec, cerro de míticas resonancias, reúne en genial sincretismo las tres realidades históricas que constituyen la esencia de esta gran Nación, el México prehispánico, el México virreinal y el México independiente.
Señor Presidente:
A lo largo de las últimas décadas, México y España han conseguido tejer un denso entramado de pasiones que desborda el plano político.
Como se deduce de la declaración para profundizar la situación estratégica entre los Estados Unidos Mexicanos y el Reino de España, que usted y el señor Presidente del Gobierno de España firmaron en julio de 2007, México es ya para España un país vecino del otro lado del Atlántico.
Y como usted mismo dijo en Madrid este año, hemos logrado establecer entre nuestros países unos vínculos indestructibles.
En el plano cultural, como recordaba Presidente, inauguraremos el Primer Congreso de Cultura Iberoamericana, una iniciativa con la que México y España, y el conjunto de los países hermanos de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, queremos reafirmar el valor y la fortaleza de nuestra identidad común, de nuestra identidad cultural y de la creatividad que la nutre.
Es una identidad que trasciende el plano lingüístico para incluir todas aquellas manifestaciones artísticas y del pensamiento que a lo largo de los siglos han hecho de Iberoamérica un espacio en el que las ideas y las corrientes artísticas se manifiestan con extraordinaria fluidez.
Al igual que en 1991, con la primera Cumbre Iberoamericana en Guadalajara, y en 1998, con el primer Congreso de la Lengua Española en Zacatecas, México vuelve a reafirmar su vocación iberoamericana con la organización y desarrollo de este Congreso.
Señor Presidente:
Esta mañana hemos podido tratar conjuntamente algunos de los retos fundamentales que el futuro plantea a nivel global. Para hacer frente a desafíos como la pobreza, las enfermedades o el deterioro del medio ambiente, México y España han reafirmado su compromiso con el multilateralismo.
Y la defensa de la democracia, de los derechos humanos y del fortalecimiento del papel de las Naciones Unidas, son valores que hemos hecho nuestros y que defenderemos en los foros internacionales.
También hemos abordado el desafío que la seguridad plantea al mundo actual; en este marco, quiero volver a expresar nuestros sentimientos de profunda solidaridad con el pueblo mexicano, sus autoridades y sus instituciones, cuando han transcurrido pocos días desde el salvaje y execrable atentado terrorista en Morelia.
España, que por desgracia conoce bien el flagelo cruel del terrorismo, se siente muy próxima a México en una lucha que requiere, como saben, del empleo de todos los instrumentos del Estado de Derecho y de la cooperación internacional. Además de la unidad de todos los demócratas que con firmeza repudiamos la violencia y defendemos la sana y pacífica convivencia.
Todavía conmocionados por aquel criminal atentado, quisiera referirme a las palabras que usted pronunció y que yo quisiera suscribir.
En su discurso ante nuestro Congreso de los Diputados el pasado mes de junio afirmó que la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia organizada es una exigencia de seguridad y certeza personal y colectiva, de respeto a la vida y a la libertad.
Por nuestra parte, España agradece el compromiso y la lealtad institucional de México en la lucha contra la lacra del terrorismo en nuestro país, al tiempo que apoya plena y públicamente la lucha del Gobierno de México contra el narcotráfico y las redes de delincuentes.
Una lucha de la que, a pesar de las dificultades, la democracia y el Estado de Derecho saldrán necesariamente reforzados.
Los programas de cooperación que México y España desarrollan en materia de seguridad aspiran, precisamente, a reforzar la lucha contra aquellos que atentan contra la libertad y los derechos de nuestros ciudadanos, empezando por el derecho a la vida.
Señor Presidente:
En el ámbito económico España es, desde hace algunos años, el primer inversor europeo en México y el segundo a nivel mundial.
El valor de nuestros intercambios comerciales se ha duplicado desde el año 2000, con un saldo relativamente equilibrado.
México es, así, el primer cliente de España en Iberoamérica, y España el primer destino europeo de las exportaciones mexicanas; pero aún queda mucho por hacer. Las posibilidades de cooperación en beneficio mutuo siguen siendo enormes.
Las empresas españolas con una experiencia puntera en muchos sectores como las infraestructuras, las telecomunicaciones, el turismo o la gestión de residuos, entre otros muchos, han querido apostar por el avance de México, y a ello ha contribuido el compromiso de vuestro Gobierno con la seguridad jurídica.
Por su parte, los empresarios mexicanos conocen las oportunidades que le ofrece la economía española.
Hay entre mexicanos y españoles un sólido presente, pero sobre todo un gran potencial de futuro.
Seguro que ese futuro por el que trabajamos y con el que nos ilusionamos nos depara incontables ocasiones para demostrar la madurez y el vigor de nuestras relaciones. Entre ellas, permítanme mencionar una que está bien cerca, la Conmemoración de los Bicentenarios de las Independencias Iberoamericanas a partir de 2010.
Deseamos que esa conmemoración sea, como dijo Carlos Fuentes, un diálogo entre América Latina y España para, más allá de los desastres de la guerra, recuperar la cultura mutua. En ello ya estamos trabajando.
Pero además, el o los Bicentenarios que nos ligan, nos van a exigir plantearnos con audacia y ambición el futuro que queremos para el mundo de nuestros hijos y, sobre todo, lo que queremos, lo que podemos aportar al mundo desde nuestro universo cultural y social iberoamericano.
Concretamente 2010 se presenta también como una ocasión idónea para revalorizar algunas de las figuras históricas que simbolizan lo mejor de aquello que nos une en el respeto a nuestras respectivas identidades.
Figuras como la de Vasco de Quiroga, el Tata Vasco, a quien se recordará con una magna exposición en esa fecha y cuya obra a favor de los indios purépechas de Michoacán sintetiza lo mejor de los dos mundos.
Pero, volvamos al presente o al pasado inmediato, porque ayer vivimos en vuestra compañía, señor Presidente y señora, una jornada inolvidable, precisamente, en Michoacán. Un estado tan querido debido a su especial simbolismo histórico, pero también por el cariño y la hospitalidad con que recibieron al grupo de 456 niños que, huyendo del fantasma de la guerra, encontraron en México una nueva vida.
Ahí hemos aprovechado para reiterar el profundo agradecimiento de la sociedad española a la Ciudad de Morelia, al Estado de Michoacán y a todo el pueblo de México por el noble gesto que demostró al albergar el exilio español.
Y termino dándole de nuevo las gracias, señor Presidente, por la generosa invitación para realizar esta visita que, estoy plenamente convencido, contribuirá a seguir avanzando por la senda del conocimiento mutuo, a impulsar el progreso de nuestros dos países y el avance de nuestras relaciones bilaterales.
Y ahora permítame, señor Presidente, señora, que junto a la Princesa, levante mi copa para brindar por vuestra ventura personal, así como por el progreso y bienestar de los Estados Unidos Mexicanos.

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