Columna Itinerario Político/Ricaro Alemán
Publicado en El Universal, 29 de marzo de 2009;
Infodf: botín y dispendio
La transparencia, otro negocio privado
El presupuesto para promoción personal
El próximo martes, la Asamblea del Distrito Federal ratificará al actual presidente —o en su caso designará un sustituto— del Instituto de Acceso a la Información Pública del Distrito Federal (Infodf), institución que no sólo está lejos de cumplir sus objetivos fundacionales, sino que en su corta vida se ha convertido en grosero botín político del PRD.
¿Por qué razón, desde que nació —en su gobierno AMLO intentó destruirlo, y hoy disputan su control chuchos y lopistas—, el Infodf no ha sido más que territorio de peleas, cuota de poder y botín político de las tribus amarillas? ¿Qué tiene un instituto privilegiado del Estado, como el de transparencia de la función pública, que todos pretenden su control? ¿De qué tamaño es el poder político que dimana de ese formidable espacio de poder?
EL BOTÍN
Resulta que el tamaño de la disputa por el control del Infodf —que pretenden las tribus amarillas y el PAN, que es algo así como el fiel de la balanza— es del tamaño del instrumento político en que se ha convertido el instituto de transparencia. Es decir, que quien tenga en sus manos al Infodf puede emprender campañas de persecución contra diversos niveles del gobierno del DF, a través de la divulgación de información que permita exhibir desde irregularidades hasta pillerías. En sentido contrario, mantener el control del instituto es poseer un instrumento privilegiado para solapar desde pequeñas raterías hasta grandes fraudes cometidos por instancias del GDF.
Más que un instrumento ciudadano, el Infodf tiene todas las características de un poder político. Y los ejemplos de ese poder sobran. ¿Por qué creen que en su gobierno y con la ayuda de Bejarano, AMLO se opuso a que se creara el Infodf? En pocas palabras, que la grosera disputa que libran por el poder de la información pública las tribus del PRD, terminó por pervertir el anhelado reclamo de transparencia. Y es que decantada la vulgar pelea por el control del Infodf, a los ojos de todos quedan exhibidos botín y dispendio.
En el primer caso —el del botín— está claro que el grupo político de Alejandro Encinas y AMLO pretende mantener el control del Infodf. Ese grupo promovió la llegada del presidente en funciones, Óscar Guerra, y hace todo por preservar ese control. A su vez, el grupo de Los Chuchos —que aún controla la mayoría de la Asamblea Legislativa— intenta meter a su vasallo, Salvador Guerrero, a la presidencia del Infodf.
EL DISPENDIO
Pero resulta que desde que llegó como comisionado del instituto de transparencia, Salvador Guerrero no sólo ha guerreado con singular locuacidad, sino que ha exhibido sus dotes de servidor público abusivo que utiliza dinero público para fines personalísimos. Y parecen no tener límite los ejemplos del uso discrecional de recursos públicos por parte del comisionado Salvador Guerrero. Sólo en 2008, en dos eventos que organizó para su personalísima promoción se gastó por ahí de 413 mil pesos. Los eventos se organizaron sólo con el propósito de promover sus ambiciones a la presidencia del instituto.
El primero no llega siquiera a tener relación directa con los asuntos del instituto. Se trata de la dizque “mesa de análisis” titulada “Opacidad, medios y poder, Marcial Maciel”, realizada en febrero del año pasado. ¿De qué se trató? De un capricho del ex reportero, numerito que le costó al instituto 62 mil 657.74 pesos. Pero existen perlas mayores. En un acto de protagonismo desmedido, Salvador Guerrero organizó un evento titulado “Transparencia electoral e historia: 1998-2008, avances y retrocesos”, celebrado el 26 de agosto del año pasado. ¿Y cuánto les costó a los contribuyentes el trascendental evento? Poca cosa, la friolera de 350 mil 844 pesos, incluyendo la presentación de un libro de memorias, la renta del local (Casa Lamm), mantas, pendones, inserciones de prensa, carteles, servicio de cafetería, estenografía, servicios de traducción y la impresión de las memorias.
¿Y qué aportó el trascendental evento? Todo se resume en una palabra: fiasco. El libro de memorias resultó un fiasco ya que se pretendió una edición bilingüe. El libro tuvo tal cantidad de yerros, que de acuerdo con la versión estenográfica de la presentación del libro —el 20 de noviembre pasado—, el propio Guerrero dijo lo siguiente: “... la traducción bilingüe, lo asumimos, es un desastre, es un desastre… teníamos 13 pesos, casi literalmente, para sacar la traducción y una emergencia para producir el texto… yo en lo personal asumo enteramente que se cometieron gazapos, y que merecerían no fe de erratas, sino fe de “ratas”. El segundo capricho de Salvador Guerrero ocasionó un considerable daño al erario público, ya que entre la impresión de las memorias y los servicios de traducción, se gastaron 142 mil 321 pesos. Dinero echado a la basura. Responsable y sensato comisionado del Infodf que pretende ser presidente de una institución pervertida por las desmedidas ambiciones de poder y las peleas tribales del PRD.
La transparencia, otro negocio privado
El presupuesto para promoción personal
El próximo martes, la Asamblea del Distrito Federal ratificará al actual presidente —o en su caso designará un sustituto— del Instituto de Acceso a la Información Pública del Distrito Federal (Infodf), institución que no sólo está lejos de cumplir sus objetivos fundacionales, sino que en su corta vida se ha convertido en grosero botín político del PRD.
¿Por qué razón, desde que nació —en su gobierno AMLO intentó destruirlo, y hoy disputan su control chuchos y lopistas—, el Infodf no ha sido más que territorio de peleas, cuota de poder y botín político de las tribus amarillas? ¿Qué tiene un instituto privilegiado del Estado, como el de transparencia de la función pública, que todos pretenden su control? ¿De qué tamaño es el poder político que dimana de ese formidable espacio de poder?
EL BOTÍN
Resulta que el tamaño de la disputa por el control del Infodf —que pretenden las tribus amarillas y el PAN, que es algo así como el fiel de la balanza— es del tamaño del instrumento político en que se ha convertido el instituto de transparencia. Es decir, que quien tenga en sus manos al Infodf puede emprender campañas de persecución contra diversos niveles del gobierno del DF, a través de la divulgación de información que permita exhibir desde irregularidades hasta pillerías. En sentido contrario, mantener el control del instituto es poseer un instrumento privilegiado para solapar desde pequeñas raterías hasta grandes fraudes cometidos por instancias del GDF.
Más que un instrumento ciudadano, el Infodf tiene todas las características de un poder político. Y los ejemplos de ese poder sobran. ¿Por qué creen que en su gobierno y con la ayuda de Bejarano, AMLO se opuso a que se creara el Infodf? En pocas palabras, que la grosera disputa que libran por el poder de la información pública las tribus del PRD, terminó por pervertir el anhelado reclamo de transparencia. Y es que decantada la vulgar pelea por el control del Infodf, a los ojos de todos quedan exhibidos botín y dispendio.
En el primer caso —el del botín— está claro que el grupo político de Alejandro Encinas y AMLO pretende mantener el control del Infodf. Ese grupo promovió la llegada del presidente en funciones, Óscar Guerra, y hace todo por preservar ese control. A su vez, el grupo de Los Chuchos —que aún controla la mayoría de la Asamblea Legislativa— intenta meter a su vasallo, Salvador Guerrero, a la presidencia del Infodf.
EL DISPENDIO
Pero resulta que desde que llegó como comisionado del instituto de transparencia, Salvador Guerrero no sólo ha guerreado con singular locuacidad, sino que ha exhibido sus dotes de servidor público abusivo que utiliza dinero público para fines personalísimos. Y parecen no tener límite los ejemplos del uso discrecional de recursos públicos por parte del comisionado Salvador Guerrero. Sólo en 2008, en dos eventos que organizó para su personalísima promoción se gastó por ahí de 413 mil pesos. Los eventos se organizaron sólo con el propósito de promover sus ambiciones a la presidencia del instituto.
El primero no llega siquiera a tener relación directa con los asuntos del instituto. Se trata de la dizque “mesa de análisis” titulada “Opacidad, medios y poder, Marcial Maciel”, realizada en febrero del año pasado. ¿De qué se trató? De un capricho del ex reportero, numerito que le costó al instituto 62 mil 657.74 pesos. Pero existen perlas mayores. En un acto de protagonismo desmedido, Salvador Guerrero organizó un evento titulado “Transparencia electoral e historia: 1998-2008, avances y retrocesos”, celebrado el 26 de agosto del año pasado. ¿Y cuánto les costó a los contribuyentes el trascendental evento? Poca cosa, la friolera de 350 mil 844 pesos, incluyendo la presentación de un libro de memorias, la renta del local (Casa Lamm), mantas, pendones, inserciones de prensa, carteles, servicio de cafetería, estenografía, servicios de traducción y la impresión de las memorias.
¿Y qué aportó el trascendental evento? Todo se resume en una palabra: fiasco. El libro de memorias resultó un fiasco ya que se pretendió una edición bilingüe. El libro tuvo tal cantidad de yerros, que de acuerdo con la versión estenográfica de la presentación del libro —el 20 de noviembre pasado—, el propio Guerrero dijo lo siguiente: “... la traducción bilingüe, lo asumimos, es un desastre, es un desastre… teníamos 13 pesos, casi literalmente, para sacar la traducción y una emergencia para producir el texto… yo en lo personal asumo enteramente que se cometieron gazapos, y que merecerían no fe de erratas, sino fe de “ratas”. El segundo capricho de Salvador Guerrero ocasionó un considerable daño al erario público, ya que entre la impresión de las memorias y los servicios de traducción, se gastaron 142 mil 321 pesos. Dinero echado a la basura. Responsable y sensato comisionado del Infodf que pretende ser presidente de una institución pervertida por las desmedidas ambiciones de poder y las peleas tribales del PRD.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario