19 sept 2009

19 de septiembre

El presidente Calderón en el Día Nacional de Protección Civil
Sábado, 19 de Septiembre de 2009 Discurso en El Palacio Nacional
Muy buenos días, señoras y señores.
Muy estimados colaboradores del Gabinete del Poder Ejecutivo.
General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional.
Almirante Mariano Francisco Saynez Mendonza, Secretario de Marina.
Licenciado Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación.
Licenciada Laura Gurza, Directora del Sistema de Protección Civil.
Muy estimados amigos galardonados.
Muy estimados grupos de la sociedad civil, de Rescate Alpino, de los cuerpos de rescate del país, de Topos, de Protección Civil de distintas entidades.
Estimados ganadores del Premio Nacional de Protección Civil.
Señor Director del Instituto Politécnico Nacional, doctor Enrique Villa.
Señores representantes de la academia.
Señoras y señores:
Hoy, a 24 años de los sismos de 1985, rendimos homenaje a los miles de mexicanas y mexicanos que perdieron la vida en una de las mayores tragedias de la vida nacional.
Los terremotos del 19, principalmente, y también del 20 de septiembre de aquel año, dejaron una profunda huella de dolor que sacudió la conciencia nacional. Sin embargo, la memoria de este acontecimiento no es sólo de tristeza, es también una memoria de valentía, de dignidad ciudadana y de orgullo.
Porque frente a la magnitud del desastre, al caos inicial y al desorden, el pueblo se organizó, se organizó de manera voluntaria, valiente, espontánea, para rescatar a muchos damnificados.
En medio de la emergencia surgieron innumerables muestras de afecto, de generosidad y de entrega de los mexicanos. Y de ahí surgió este Día Nacional de Protección Civil, donde recordamos la heroica respuesta de vecinos, voluntarios, médicos, enfermeras, bomberos, policías, rescatistas, soldados, marinos, en torno a los cuales se ha integrado una sólida columna vertebral que ha permitido superar la Protección Civil día con día en nuestro país.
Ha sido ya casi un cuarto de siglo de aprendizaje, casi un cuarto de siglo en el que una y otra vez México se esfuerza para enfrentar, y cada día más, para prevenir los desastres naturales que acompañan a cualquier sociedad.
En los sismos de 1985 despertó un México especial, el México de la solidaridad, de la fraternidad, del humanismo; el México de la unidad y el trabajo colectivo para superar los retos que nos toca vivir; el México que no se arredra ante la adversidad y que siempre encuentra el camino para salir adelante.
Más allá de ese despertar ciudadano, la mayor lección que dejó a los mexicanos esta tragedia fue, quizá, la importancia de contar con un eficaz Sistema Nacional de Protección Civil. Desde entonces nuestro país se viene preparando para proteger mejor a la población ante cualquier emergencia o desastre.
México se ha preparado con la elaboración de un Atlas Nacional de Riesgos, con la instalación de una Red Sísmica Nacional, con el monitoreo permanente de volcanes en activo, con la puesta en marcha de sistemas de alerta de huracanes y tormentas tropicales, con planes de acción ante enfermedades con potencial pandémico, con el Plan de Emergencia DN-III del Ejército Mexicano y las Fuerzas Armadas. En especial se ha preparado con programas para evitar, disminuir o mitigar los efectos destructivos de las contingencias y los desastres, así como la consolidación de una nueva cultura de la prevención y de la autoprotección.
Como parte de este esfuerzo, me alegra mucho hoy el que hayamos entregado a nombre de los mexicanos el Premio Nacional de Protección Civil 2009, a compatriotas que se han destacado por sus contribuciones al fortalecimiento de una cultura preventiva y por sus acciones sobresalientes en auxilio a la población civil.
Felicito muy sinceramente al doctor Roberto Arroyo Matus por haber ganado este reconocimiento en la modalidad de Prevención, porque sus investigaciones han permitido mejorar la seguridad estructural de las edificaciones. Sus actividades de divulgación a través de historietas, por ejemplo, han hecho posible que muchos niños y jóvenes ahora sepan qué hacer antes, durante y después de un sismo.
Además, el doctor Roberto Arroyo ha tenido la valiosa virtud de jugársela por la ciencia y la tecnología en México. A pesar de haber recibido propuestas laborales de prestigiosas universidades extranjeras, ha preferido continuar sus investigaciones en la Universidad de Guerrero, su alma máter, y seguir aplicando sus conocimientos en beneficio de los guerrerenses y de los mexicanos.
Por todo ello, ha sido un honor entregar al doctor Arroyo tan merecido reconocimiento.
Asimismo, felicito sinceramente a los integrantes de la Brigada de Rescate del Socorro Alpino de México, en especial a su Presidente, Jesús Domínguez Navarro, por haber ganado este Premio en la modalidad de Ayuda, porque desde hace más de seis décadas este equipo ha destacado por localizar, salvar la vida o rescatar a montañistas perdidos o accidentados en las zonas más agrestes y de difícil acceso del país.
Reconozco el desempeño profesional, el altruismo y la vocación de servicio de los miembros de esta organización y de todos aquellos que se han avocado, precisamente, al rescate de víctimas en condiciones agrestes de la naturaleza, sea en las montañas, en las grutas o en cualquier sitio donde poner la propia vida en riesgo es indispensable para rescatar la de otros.
La distinción que hoy reciben se suma a las medallas de agradecimiento pero, sobre todo, a la admiración y el respeto de quienes han auxiliado y de todos los mexicanos.
Sé que mientras existan personas como ustedes, dispuestas a ayudar a la gente cuando más lo necesita, podremos confiar en el futuro promisorio del país.
Aprovecho esta ocasión, señoras y señores, para reafirmar el compromiso del Gobierno Federal con la protección y la seguridad de los mexicanos. Para nosotros, la integridad de las personas es el asunto prioritario. Por eso, seguiremos actuando con responsabilidad, trabajando en equipo y con visión de futuro en materia de prevención civil, porque sólo así evitaremos que las tragedias nos rebasen.
En esta temporada de lluvias y huracanes, por ejemplo, el Sistema Nacional de Protección Civil está en alerta para proteger la vida y el patrimonio de los mexicanos; en particular, las dependencias federales participantes están listas para alertar, organizar y en su caso evacuar a la población en peligro y auxiliarla, a la población civil, como ha hecho y lo seguirá haciendo ejemplarmente el Plan DN-III del Ejército Mexicano y el Plan Marina.
Pese a los avances obtenidos, existen aún muchos espacios para la mejora, en especial debemos fortalecer la coordinación entre los distintos órdenes de Gobierno en el marco de nuestro esquema de Protección Civil y responder de manera más eficaz a las emergencias que se presenten, como una muy reciente, sea, por ejemplo, en el paso del huracán, recientemente en la Península de Baja California, o bien muy cerca de la Ciudad de México, en la zona de Tlalnepantla y de Atizapán.
Señoras y señores:
Frente a las contingencias y desastres, los mexicanos siempre hemos salido adelante gracias a la unidad, la solidaridad, la fraternidad y la generosidad. Con la fuerza de nuestros valores y de nuestros ideales; con la fuerza de lo mucho que nos une, estoy seguro de que seguiremos enfrentando y superando estos y otros desafíos de nuestro tiempo.
Convoco a los mexicanos a seguir fortaleciendo nuestra capacidad de respuesta ante cualquier emergencia y a avanzar juntos en la construcción de un México distinto y mejor para todos.
Muchísimas felicidades y muchísimas gracias.
***
SECRETARIO FERNANDO GÓMEZ MONT
Señor don Felipe Calderón Hinojosa, Presidente Constitucional de los Estados Unidos; señor General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa; Almirante Francisco Saynez, Secretario de la Marina.
Señores premiados, señoras y señores.
Hoy hace 24 años una tragedia cimbró a la Ciudad de México. De esa adversidad obtuvimos diversas lecciones. En un momento en que el sistema político empezaba a dar signos de agotamiento por las insuficiencias a las que se había sometido por condiciones internas y externas de su economía, y por el carácter rígido de su legitimidad política, surgió una sociedad sensible y responsable, que ocupó los espacios de la compasión y de la solidaridad ante las insuficiencias que en ese momento mostraba el Gobierno.
Azoradas las instituciones burocráticas, sin tener la preparación suficiente, buscando liderazgos y procedimientos para responder a una sociedad en paz, reaccionó e hizo épica de la tragedias y dio un paso significativo en la consolidación de una cultura democrática en México.
Una cultura democrática que se construyó y se construye a partir de la responsabilidad, a partir de la empatía, a partir de la honradez y de la honestidad de cada uno de nosotros.
En donde, quienes contamos con el privilegio, directa o indirectamente; directamente, cuando son electos, indirectamente cuando los electos convocan a la responsabilidad en el equipo, para servir y proteger a la ciudadanía.
Cuando esa ciudadanía trabaja y comparte el valor de su trabajo, aporta en la construcción de los recursos públicos a mecanismos para fortalecer las capacidades de defensa, promoción y protección a que está obligado el Gobierno frente a su comunidad.
El Sistema Nacional de Protección Civil, que surge y se consolida a partir de esa tragedia, es una política profundamente democrática y en ello radica buena parte de su belleza.
En ella el Gobierno asume la responsabilidad de ejercer el liderazgo con honradez, con honestidad y con diligencia. En ella la sociedad multiplica las acciones a realizar de manera organizada, ordenada, confiable y visible.
El Sistema Nacional de Protección Civil, Gobierno y comunidad reaccionan frente a una tragedia que les viene impuesta por la naturaleza.
Este año, señor Presidente, ha sido un año difícil. Ha sido un año difícil en el que con su liderazgo, con un liderazgo humano, sereno, responsable, honesto, honrado. Usted ha dirigido a la sociedad para superar adversidades que no han sido provocadas, ni por el Gobierno ni por la sociedad.
Una crisis mundial, en el cual se cayó la demanda que alimentaba buena parte de nuestra economía, una crisis sanitaria, una reacción frente al embate de las organizaciones criminales.
Señor Presidente:
Su liderazgo ha podido sumar las fortalezas de la sociedad al Gobierno. Porque la gente le cree, porque ha sabido traducir honradez en ese ejercicio.
Y ese es un atributo que México
exige y requiere de sus líderes, porque el liderazgo es responsabilidad, no es ni privilegio ni pedestal. Es responsabilidad.
Y, en ese sentido, es que hoy tenemos que celebrar nuestra capacidad sociedad y Gobierno de seguir construyendo fortalezas para superar las adversidades.
Estamos en un momento decisivo de nuestra historia, señoras y señores. Estamos iniciando los festejos del Bicentenario y que es un ciclo de retrospección, de reflexión para reconocer nuestras fortalezas, las que se han esculpido de nuestro dolor, de nuestras tragedias; pero también de nuestras victorias, de nuestros aciertos.
Estamos en un tiempo en donde el Presidente de la República nos ha convocado a hacer de esta reflexión espacio fecundo para construir futuro; donde estamos obligados a modificar nuestras maneras de pensar, donde estamos obligados a reconocer nuestras fortalezas para hacerlas herramienta de presente y de futuro, donde estamos convocados a trascender nuestros errores.
Porque México es un país fuerte y muchas veces los mexicanos nos maltratamos demasiado y no sabemos reconocer serenamente todas las fortalezas que nos ha dado la vida y que hemos construido con nuestro destino.
Hoy son tiempos de aprendizaje y de consolidación institucional. Son tiempos en donde podemos y debemos superar prejuicios que nos han atado a no superar rezagos todavía pendientes. Son tiempos de construir puentes de solidaridad, de compasión, de multiplicación de libertades y oportunidades. Tiempo de madurar más y mejor como país.
En nuestros premiados hoy, señor Presidente, se reconocen dos virtudes que son fundamentales en estos tiempos. El doctor Arroyo Matus, a partir de la tragedia generó innovación y tecnología para construir o realizar construcciones más resistentes a los terremotos, que nuestra vulnerabilidad hizo fuerza, hizo resistencia, hizo aprendizaje.
La Brigada Alpina, en su amor por las alturas, supo construir de ese amor, solidaridad, compasión y sin renunciar a las alturas, generó solidaridad, tradición y esfuerzo.
Hoy en México estamos urgidos de innovación, de tradición y de mira de alturas. Sea esta la ocasión para refrendar nuestro compromiso con nosotros mismos y con México, para asumir nuestras responsabilidades, asumirlas en la alegría, en el conocimiento de que siempre perseveramos, que siempre podemos hacer las cosas mejor, que las puertas de México a su futuro están abiertas y que a nosotros nos toca ensancharlas, a nosotros nos toca transitarlas.
Señor Presidente:
Usted y yo somos de una generación que, desde jóvenes, tuvo el privilegio de contribuir con eficacia al quehacer patrio, y que hoy miramos con absoluta seriedad poderles garantizar ese privilegio a nuestros jóvenes, y pasar la estafeta a nuevas generaciones que, con más brío y mejor tino que la nuestra, sigan construyendo este país.
Que este Día de la Protección Civil sea un día de fortaleza cívica, de amor al país, de construcción de futuro, de compromiso con el presente.
Gracias, señor.

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