15 abr 2011

Un repliegue significaría dar al crimen 'licencia para matar', dice el Presidente Calderón

Un repliegue significaría dar al crimen 'licencia para matar', dice el Presidente Calderón en Los Pinos.
Afirmó que es erróneo pensar que la violencia va a desaparecer "como algunos sugieren", si el gobierno dobla las manos y deja de actuar contra los criminales; "qué ingenuo", expresó.
Señaló que el repliegue del gobierno federal "significaría darles el paso franco y licencia para matar", y tras lamentar los recientes homicidios en los estados de Tamaulipas y Morelos, dijo que la violencia que hoy padece México es generada por el crimen, "que avanza sobre la debilidad de las instituciones y sobre el titubeo de los gobernantes".
En la toma de protesta del Consejo Nacional Directivo 2011-2012 de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga, reconoció que se debe exigir que el gobierno cumpla su responsabilidad en seguridad "y así lo aceptamos en el gobierno federal", pero también es indispensable la unión contra la criminalidad, que es el verdadero enemigo de México.
El mandatario insistió en que se debe lanzar un "íYa basta!" a los criminales y a los enemigos de México, así como a quienes optan por la inacción, por la apatía o por la indolencia.
Parte del discurso:
"La seguridad, amigas y amigos, es hoy, lo sé muy bien, uno de los temas que más preocupan a los mexicanos. Eventos como los ocurridos recientemente, por ejemplo, en San Fernando, Tamaulipas, en los que migrantes han sido secuestrados y cobardemente asesinados, han, por supuesto, enlutado a la Nación.
Yo reitero mi más enérgica condena a esa cobardía, a estos incalificables hechos y, desde luego, mis más profundas condolencias a los familiares de las víctimas, a quienes ofrezco todo el apoyo al alcance del Gobierno Federal.
Estos asesinatos son actos de barbarie extrema que nos muestran la bajeza, la crueldad que han alcanzado estos criminales, con tal de sacar ganancias a costa de las personas honestas.
Como ya se ha informado, el Ejército Mexicano y las Fuerzas Federales han detenido ya a 17 presuntos responsables de estos deleznables delitos y, también, han detenido a 16 policías municipales posiblemente cómplices de tales criminales. También hemos rescatado en estos días a cinco personas que estaban todavía secuestradas.
Y quiero asegurarles, amigas y amigos, que no nos detendremos hasta capturar a todos los integrantes de esa célula criminal, a sus cómplices, para llevarlos ante la justicia.
He girado instrucciones, también, para incrementar la presencia, aún más, de las Fuerzas Federales en todo Tamaulipas, en el Noreste del país, incluyendo Nuevo León, parte de Coahuila, parte de San Luis Potosí.
Y vamos a reforzar los operativos, para garantizar la seguridad de las familias y la seguridad de quienes viajan en carreteras, incluyendo, por supuesto, a los autotransportistas.
El homicidio de migrantes en Tamaulipas o la muerte de jóvenes inocentes en Morelos, o la pérdida de vidas en cualquier parte del país, cualquier vida que se pierda, por supuesto que nos lastima y nos entristece, y al mismo tiempo nos indigna, porque nos revela qué clase de criminales son los que estamos enfrentando.
Y no estamos hablando únicamente de bandas de narcotraficantes. Estamos hablando de mafias que viven de asaltar a la gente en la carretera, que viven del tráfico de personas, que viven del secuestro, que viven de la extorsión. Estamos enfrentando a asesinos que viven de la violencia.
Y esos actos criminales nos recuerdan que la violencia, que tanto indigna y tanto entristece a los mexicanos, es originada por ellos. La violencia es originada por la acción de la delincuencia y por la barbarie a la que ha llegado la delincuencia.
Y que esa violencia es la que asesinó a los jóvenes en Morelos. Es la que secuestró y asesinó a los migrantes de .
Por el contrario. El repliegue del Gobierno Federal, que está enfrentando directamente a los criminales, significaría darles el paso franco y licencia para matar a esos delincuentes y a esos asesinos.
Lo vivido en Tamaulipas, o lo vivido en Morelos, ha manchado de sangre a la sociedad de manera intolerable. Pero sabemos bien, amigas y amigos, que ese no es el único problema de seguridad que preocupa a los mexicanos.
La señora a la que le roban la bolsa o el monedero; el pasajero del microbús que es asaltado, el pasajero del autobús que es asaltado, el comerciante al que le exigen cuotas para no secuestrarlo o robarlo, el automovilista que es despojado violentamente de su coche, o el que simplemente no lo encuentra al momento de salir de su oficina, porque se lo han robado.
Todos esos delitos, amigos, todos esos son delitos comunes, que deberían ser enfrentados por las autoridades locales y que, sin embargo, en muchos lugares del país ocurren a diario sin que las policías intervengan y, en algunos casos, con la protección de las policías.
Por eso, el Gobierno Federal está actuando en auxilio de la población, para defenderla del crimen y de los criminales. Y lo hacemos con todo, y con todo lo mejor que  tenemos: con nuestra Policía  Federal, con nuestro Ejército, con nuestra Armada.
Y es, precisamente, la lealtad, el profesionalismo, la capacidad, la disciplina, la fuerza de nuestros soldados, de nuestros marinos, de nuestros policías Federales, lo que nos permite hacer frente a las bandas criminales, y capturar a sus principales líderes y sicarios.
Sin embargo, es urgente que todos los gobiernos, todos los gobiernos, específicamente los estatales y municipales, también actúen y, por lo pronto, depuren, capaciten,  y fortalezcan a sus cuerpos policiacos.
No es posible que en muchos lugares la policía no sólo no cumpla su responsabilidad, sino que incluso trabaje en favor de los delincuentes.
Por ejemplo, es ofensivo e inadmisible que en San Fernando, los propios policías municipales son señalados por algunos testigos por haber ayudado a brindar protección e información a Los Zetas, que perpetraron esta barbarie. Y en vez de ser ellos quienes protejan a la población, o al menos de poner en conocimiento de la autoridad Federal o estatal de los hechos, son quienes encubren, verdaderamente, estos actos asesinos.
Eso es inadmisible, señores. La violencia se va a controlar, verdaderamente, cuando en cada municipio o en cada estado haya gobernantes, policías, Ministerios Públicos y jueces que de veras quieran enfrentar y de veras quieran acabar con el crimen, y no hacerse a un lado; y al mismo tiempo, cuando entre todos podamos brindarle oportunidades sociales de educación, de esparcimiento, de trabajo, a nuestros niños y a nuestros jóvenes.
Para ganar esta lucha, que no es otra cosa que una lucha por la seguridad que necesitamos, necesitamos también el apoyo de la sociedad; una sociedad que nos llame a cuentas a todos los gobernantes y a todos los representantes; que nos exija a todos, sin excepción, cumplir el mandato ciudadano; una sociedad activa y participativa, que promueva valores: el valor de la honestidad, el valor del respeto a la vida, el valor del respeto a los demás, el valor del respeto a la ley; una sociedad que rechace, sin titubeos y sin pretextos, la violencia de los criminales.
Hemos escuchado, estamos escuchando y somos sensibles a la voz dolida y ardiente de los ciudadanos. Y los ciudadanos exigen con justicia un México sin violencia, un México de paz. También nosotros lo queremos, también nosotros lo anhelamos. Nosotros estamos luchando por ese México de justicia y por ese México de paz.
El Gobierno Federal comparte ese anhelo, y porque lo comparte, por eso enfrenta con decisión a quienes causan la violencia, que son los criminales.
Por eso, hemos mantenido y seguiremos manteniendo abierta la puerta para discutir de la manera más amplia y sincera la estrategia, para que ésta se ajuste donde se tenga que ajustar, y se fortalezca y profundice donde se tenga que fortalecer y profundizar.
Pero no podemos perder de vista, amigas y amigos, que nuestro objetivo es alcanzar un México de paz y tranquilidad. Y quienes violentan esa paz y tranquilidad son quienes actúan violentamente para satisfacer sus intereses. No podemos perder de vista que la amenaza de la paz es la violencia de los criminales, no la acción del Gobierno, que combate a los criminales.
Y esa meta de la paz no puede alcanzarse mediante salidas falsas o sólo buenas intenciones. La solución no es negociar y claudicar con los delincuentes. La solución no es volver a cerrar los ojos a la realidad del crimen, como si éste no existiera. La solución tampoco es dejar hacer o dejar pasar; o pretender que si no actuamos contra la delincuencia, como algunos sugieren, la violencia desaparecerá.
Pretender que si no actuamos contra los criminales, éstos simple y sencillamente un buen día se van a empezar a portar bien y van a respetar a los ciudadanos. Eso no ocurre. No está ocurriendo en México. Asesinan a mansalva y sin razón, y sin escrúpulo. Y esa violencia no sólo puede, debe ser detenida por la acción del Estado, porque para eso está el Estado.
La violencia que hoy padece México es generada por el crimen y avanza sobre la debilidad de las instituciones y sobre  el titubeo de los gobernantes. Nada favorece más al crimen, que el ataque a las instituciones mismas.
Por eso, el esfuerzo y el anhelo de todos por recuperar la paz debe enfocarse en contra de los criminales, que nos han arrebatado la paz; debe enfocarse contra los criminales, más que en contra de quienes están combatiendo valientemente a los criminales. En efecto, se debe exigir que el Gobierno cumpla con su responsabilidad, y así lo aceptamos en el Gobierno Federal.
Pero no olvidar que debemos unirnos contra quienes son los verdaderos enemigos de México. Y el verdadero enemigo de los mexicanos es la criminalidad.
No sólo eso. Es necesario, también, que entre todos reconstruyamos nuestra sociedad y recuperemos nuestros valores. Especialmente, tenemos que cuidar a nuestros jóvenes. Tenemos que cambiar la cultura de la violencia, que crece, por una cultura de respeto a los demás, por una cultura de paz; tenemos que inculcar los valores que se han perdido, de justicia, de legalidad y de trabajo honrado y, al mismo tiempo, debemos abrir a nuestros jóvenes oportunidades de empleo, de educación y de esparcimiento.
Ese debe ser esfuerzo del Gobierno, pero también esfuerzo compartido por la sociedad. Por eso, estoy de acuerdo que debemos decir: Ya basta. Ya basta a los criminales. Ya basta a los enemigos de México.
Debemos decir también: Ya basta, a quienes optan por la inacción, por a la apatía o por la indolencia. Debemos decir: Ya basta, a las autoridades y políticos que se escudan en un doble discurso y no cumplen su labor. Debemos decir: Ya basta, a quienes pretenden aprovechar el dolor de las víctimas para alimentar sus intereses, de cualquier índole, o a quienes quieren ver a México dividido y, por ello, no descansan, sembrando el encono, el miedo, la duda o el odio entre los mexicanos.
Mejor que ellos, seamos nosotros. Mejor que ellos, unamos fuerzas y sigamos adelante, con la convicción de que esta lucha es de todos los mexicanos y prevalecerá el interés de México por encima de los intereses parciales y perversos de los criminales...

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