Hoy es 20 de
octubre de 2014
¿Qué
dicen las columnas Políticas hoy, 20 de octubre de 2014
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FRENTES
POLÍTICOS/Excelsior
II.La famiglia. Hacer remaches
nunca ha sido bueno. Pero el cargo de presidente municipal de Iguala, que dejó
José Luis Abarca, al salir huyendo de su responsabilidad por la muerte de seis
personas y la desaparición de 43 más, será ocupado, desde el miércoles, por
Luis Mazón Alonso. El cabildo realizó una sesión para notificar a los
integrantes del ayuntamiento sobre el juicio de procedencia contra Abarca,
además de confirmar la llegada de Mazón como interino. Luis Mazón es hermano de
Lázaro, exsecretario de Salud de Guerrero, separado del cargo debido a su
estrecha amistad con el exedil de Iguala. Como las mafias. Total, la basura
queda en familia.
III.Voces
indignadas. Cada vez es más grande el tono de protesta por la desaparición y
muerte de estudiantes normalistas. Este miércoles, los estudiantes de
diferentes universidades públicas y privadas realizarán la movilización
nocturna a la que han llamado “Una luz por Ayotzinapa”. Marcharán del Ángel de
la Independencia al Zócalo. Los universitarios saldrán a las calles para exigir
justicia y esclarecimiento en las investigaciones, porque hasta ahora las
autoridades simplemente no avanzan en ese caso. Ni el fiscal de Guerrero, Iñaky
Blanco Cabrera, ni la PGR, a cargo de Jesús Murillo Karam. Se realizó una
asamblea interuniversitaria; más de diez horas, más de mil estudiantes de
diferentes instituciones. Este basta ya estremece.
TRASCENDIÓ/Milenio
Que
hace unos días las fuerzas federales estuvieron cerca de capturar en Puebla a
José Luis Abarca y a su esposa María de los Ángeles Pineda; sin embargo, el
alcalde de Iguala en fuga tiene un círculo de seguridad que facilitó su escape.
Y
si bien el cabildo de Iguala sesionó el sábado para nombrar a su relevo —Luis
Mazón, hermano de Lázaro, el ex secretario de Salud—, dicen que los regidores y
síndicos hablaron con él por teléfono y les dijo que sí estaba dispuesto a
tomar el cargo, pero que su hermano no quiere que lo haga.
:Que ante las
reiteradas amenazas a su vida y a la integridad de su familia que ha recibido
el perredista René Bejarano desde hace un par de semanas, la PGR ya dispuso
medidas para resguardar su integridad.
Todo
comenzó cuando el profesor responsabilizó públicamente al desaforado ex alcalde
de Iguala José Luis Abarca, del asesinato de Arturo Hernández Cardona,
militante de la corriente Izquierda Democrática Nacional en el estado de
Guerrero.
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TEMPLO
MAYOR/Reforma
AL
PASO que van las cosas, más de uno se pregunta: ¿quién caerá primero: el nuevo
entrenador de Chivas, José Manuel “El Chepo” de la Torre, o el gobernador Ángel
Aguirre Rivero?
Y
NO ES por espantar a los fanáticos del Guadalajara, pero tras haber sobrevivido
a los embates del fin de semana, se ve difícil que el perredista se decida
pronto a dejar el despacho.
LAS
PRESIONES tanto dentro como fuera del PRD estuvieron durísimas en los últimos
días para obligar -o, mejor dicho, orillar- al mandatario a presentar su
solicitud de licencia al cargo.
SIN
EMBARGO, todo indica que, tras los patinones iniciales, finalmente la tribu de
“Los Chuchos” decidió cerrar los ojos a las evidencias y los oídos a los
reclamos, para arropar a Aguirre Rivero, de tal forma que llegue al final de su
mandato, previsto para el 31 de marzo del próximo año.
Y NO POR otra
cosa sino porque no quieren empañar la candidatura del senador Armado Ríos
Piter a quien, por lo visto, llegar a la gubernatura con 43 estudiantes
desaparecidos a cuestas no le preocupa demasiado.
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Lenguas
Viperinas/La Silla Rota
GRACO
RAMÍREZ, gobernador perredista de Morelos, puede entrar en cualquier momento en
los dilemas de sobrevivencia política que enfrenta hoy su vecino y
correligionario Ángel Aguirre Rivero, mandatario de Guerrero. Como éste último,
Graco tiene alcaldes cuya relación
-incluso de parentela- con clanes del narcotráfico es más que sabida. Justo
en los linderos con la entidad guerrerense, hay ediles y diputados locales
sobre los que pesan acusaciones de complicidad e incluso autoría intelectual en
hechos de sangre ligados con el crimen organizado. Y coincidentemente, también
se han refugiado en las filas del PRD o de otros partidos de izquierda. Un
escándalo tipo Iguala, pero en Morelos, parece estar a la vuelta de la esquina.
IGUALA,
HA dicho el citado gobernador Ángel Aguirre Rivero, es el único flanco violento
del estado, mientras que en el resto de la entidad todo es sol y alegría. Sin
embargo, autoridades federales han ido tomando el control de las policías
municipales en al menos una docena de municipios, además de aquél. Tanto la
Policía Federal como el Ejército tienen el foco puesto en casi una decena de
grupos del crimen organizado, lo mismo en la zona de la sierra como en Tierra
Caliente y en Acapulco. La pregunta que en Los Pinos todos se hacen es ¿qué
gobernaba Aguirre y para quién?
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Rozones de la
Razón
Perredista
mezcla política y crimen
-
Así que el ex presidente municipal de Pilcaya, Guerrero, Ignacio García Flores busca imponer a su hermana Lourdes o a su cuñado
Benjamín Morales como candidatos a la alcaldía en las próximas elecciones.
El caso es que García está acusado de nexos con Marco Antonio Campos Vega El
Chaparro, líder de Guerreros Unidos en Iguala y Chilpancingo. Aun así, propuso
al PRD la mitad de los empleos del ayuntamiento a cambio de la candidatura.
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BUCARELI/Jacobo
Zabludovsky
El Universal,
La fiesta de
las balas
Entre
la realidad real y la realidad ficticia el destino de 43 muchachos de
Ayotzinapa no encuentra donde ubicarse.
En
la infinita historia de la criminalidad en nuestro país no se registra un
secuestro colectivo tan numeroso, prolongado y confuso en su finalidad como el
que desde hace casi un mes conmueve a México y gran parte del mundo. Lejos de
disminuir, la indignación crece con el paso del tiempo. La tristeza de familias
pobres de Guerrero ha contagiado a una sociedad que parecía haber padecido todo
y sufre ahora un nuevo tipo de dolor: la sensación de una pérdida familiar,
cercana, íntima. En los hechos no hay un antecedente digno de señalarse como
similar, ni siquiera con alguna de las características del crimen.
Busco
en la realidad ficticia, en la imaginación de los escritores, en la fantasía de
novelistas y de quienes cuentan cuentos; busco algún punto de contacto entre el
producto de la imaginación y el delito de Iguala. La sangre fría de los
asesinos, su crueldad ante el dolor ajeno y su indiferencia frente a lo
numeroso de sus víctimas hacen difícil localizar un episodio comparable en la
bibliografía mexicana.
En
la obra de Martín Luis Guzmán, hoy un poco demodé sin que por ello pierda su
grandeza, hay varias narraciones magníficas. Menciono dos: “La muerte de David
Berlanga” y “La fiesta de las balas”, de “El águila y la serpiente”, aunque
alguna se repite en “Memorias de Pancho Villa”, y escojo la segunda como raíz,
así sea remota, del drama guerrerense, haciendo notar que no pertenece del todo
a la ficción pues el acto esencial ocurrió en verdad.
Ardua
labor la de sintetizar un texto perfecto, al que no le falta ni le sobra una
coma. En fin. Pancho Villa tomó 500 prisioneros y resolvió un escarmiento con
300 de ellos. Rodolfo Fierro fue encargado de ejecutarlos. Observó el corral
donde estaban, midió con sus pasos cercas y distancias. Su asistente agregó una
pistola más a las dos del jefe y centenares de balas. Fierro ordenó soltaran a
los prisioneros de 10 en 10, avisados de que si libraban la ultima cerca
mientras Fierro les disparaba, conservarían la existencia. Loca carrera en que
uno a uno brincaba como cabra antes de caer. Dos horas duró la fiesta. “…el
último que quedaba con vida, logró llegar hasta la barda misma y salvarla…
pardeaba la tarde… allá lejos fue cobrando precisión un punto móvil, un cuerpo
que corría… un soldado disparó… la detonación se perdió en el viento del
crepúsculo. El punto siguió su carrera”.
“Fierro no se había movido de su sitio.
Rendido el brazo, largo tiempo lo tuvo suelto hacia el suelo. Luego notó que le
dolía el índice y levantó la mano hasta los ojos; en la semioscuridad comprobó
que el dedo se le había hinchado ligeramente; se lo oprimió con blandura entre
los dedos y la palma de la otra mano. Y así se mantuvo: largamente entregado
todo él a la dulzura de un masaje moroso. Por fin, se inclinó para recoger del
suelo el sarape, del cual se había desembarazado desde los preliminares de la
ejecución. Se lo echó sobre los hombros y caminó para acogerse al socaire del
cobertizo. A los pocos pasos se detuvo y dijo al asistente: —Así que acabes
tráete los caballos. Y siguió andando.”
De
esa clase de seres deben haber sido quienes desaparecieron a los estudiantes de
la normal rural. Macabra coincidencia, también uno se les fue vivo aunque
herido de muerte.
Rodolfo Fierro
pagó parte de sus culpas al morir ahogado en la laguna de Nuevo Casas Grandes, Chihuahua. Uno
se pregunta si será la suerte o la mala suerte, como en el caso del general
villista, o la ley y la justicia las que se encarguen del castigo a los
culpables de lo ocurrido a los estudiantes de Ayotzinapa. Sería un fracaso de
todos nuestros esquemas de vida en común que fuera el azar y no el derecho el
encargado de castigarlos.
Las
autoridades en todos sus niveles, federal, estatal y municipal, están a prueba.
Su conducta será juzgada por la historia. La magnitud inusitada del delito es
proporcional a los aciertos o errores de la investigación y el castigo legal de
los culpables.
La
agresión a esos adolescentes pobres es una injuria contra todos los mexicanos.
Es
indispensable que los protagonistas de este episodio no se pierdan viendo
árboles en vez de bosque. Las veleidades de la política, con minúscula, la de
componendas de ocasión con grupos de pescadores en río revuelto, no deben
alejarlos de la Política, del griego polis, arte del gobierno de los Estados,
ciencia que requiere de todas las ciencias para ponerlas al servicio y en
beneficio de los demás.
Nunca
como ahora una actitud puede ser definitoria de todo un régimen.
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ESTRICTAMENTE
PERSONAL/Raymundo Riva Palacio
El Financiero
Guerrero:
impunidad rampante
La
impunidad en México es la marca de sus gobiernos y su clase política. Las leyes
están hechas para violarlas, porque siempre existe poder y dinero para cambiar
el rumbo de la justicia. No es retórica. El índice 2014 sobre Estado de Derecho
del Proyecto Mundial de Justicia, coloca a México en el cabús de la justicia
criminal, debajo de Afganistán y todas las naciones africanas y del Medio
Oriente, y en el fondo del orden y la seguridad. Lo que sucede con la clase
política para lidiar con la crisis general en Guerrero, es sólo la ratificación
de la desgracia nacional. Impotencia, complicidades y cinismo en la protección,
son la tinta indeleble de la marca. La falta de asombro por nuestra realidad no
debe impedir la explosión de indignación.
Guerrero
y los horrores en los que ha vivido el estado en los últimos años sólo son
diferentes hoy porque se socializaron nacional e internacionalmente. La norma
eran asesinatos ordenados por autoridades locales que, a la vez, formaban parte
orgánica de organizaciones criminales, cuyas víctimas eran enterradas en fosas
clandestinas administradas por las policías municipales –antes de Iguala fue
Taxco-. Los alcaldes vinculados con las bandas criminales pagaban a sus
patrocinadores por los cargos y la protección política, mientras que el gran
administrador del desastre, el gobernador, terminaba su jornada laboral hacia
las dos de la tarde para iniciar sus tardes lúdicas y perderse en el alcohol.
Todo esto era conocido por el gobierno federal y los líderes del PRD. El
primero, mediante la inacción de la PGR, fue omiso de la barbarie; los
segundos, cómplices de ella.
La
desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la forma como las policías
de Iguala y Cocula fueron los brazos armados de las bandas criminales para
matarlos y secuestrarlos, socializó los bolsones de impunidad e ilegalidad en
Guerrero y trasladó la barbarie al conocimiento universal. En diciembre del año
pasado, la Comisión Nacional de Derechos Humanos hizo una recomendación al
gobernador Ángel Heladio Aguirre, frente al vacío de las autoridades estatal y
municipales, y el abandono del ejercicio de la función de seguridad pública
fundamental, que llevó a la violación diaria de los derechos humanos y al
riesgo de la ruptura de los valores de convivencia social. Aguirre rechazó la
recomendación, y cuando llegó al Senado, ni la leyeron.
En abril
pasado, la PGR detuvo al presidente municipal de Cuetzala –contiguo a Cocula-,
Feliciano Álvarez Mesino, por presuntos vínculos con el crimen organizado. Como el caso
del destituido presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, a quien
permitió escapar –por omisión o comisión- el gobernador Ángel Heladio Aguirre,
tras las acciones criminales contra los normalistas, es perredista y como a
todos ellos, Los Chuchos, la corriente política que desde 2008 controla la
dirección del partido, apoyó para el cargo. Los Chuchos blindaron este sábado
al gobernador Aguirre, para evitar que los más consecuentes en el PRD le
retiraran el apoyo y lo forzaran a pedir licencia.
Guerrero
es la estrella negra de la impunidad mexicana. En el Índice Global del Proyecto
Mundial de Justicia, México ocupa el lugar 79 de un total de 99 naciones
medidas. Pero en Justicia Criminal, que es uno de los ocho factores que evalúa,
México ocupa el lugar 97, sólo arriba de Bolivia y Venezuela. En Justicia Civil
está en el lugar 88, debajo de los cuestionados China y de Rusia. La vergüenza
colectiva se sintetiza en la medición de Orden y Justicia, que define a la
seguridad humana como una de las funciones fundamentales del Estado. México
está en el lugar 96, arriba de Afganistán –que está en guerra-, Nigeria
–infectado por violencia y corrupción- y Pakistán –contaminado por la guerra
contra los talibanes, al tener en su territorio bases de operaciones militares
y de inteligencia de Estados Unidos-.
La
imagen de México, descrita y analizada por los mexicanos –que es la base del
Índice Global-, y proyectada al mundo, fue galvanizada por la desaparición de
los 43 normalistas de Ayotzinapa, que le recordó al mundo en imágenes y
crónicas y horror, la realidad mexicana. El periódico más influyente del mundo,
The New York Times, cuestionó este domingo en su primera plana la eficiencia
del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. El semanario inglés The
Economist –con una circulación promedio de un millón y medio en sus plataformas
impresa y digital, y 5.8 millones de seguidores en redes sociales-, afirmó que
la matanza en Tlatlaya y la desaparición de los normalistas “son dos
atrocidades que parecen lo suficientemente serias para cambiar el curso del
gobierno”, que ha priorizado las reformas económicas, aseguró, y soslayado la
ley y el orden como una forma de modernizar México, sin admitir que las dos son
igualmente importantes.
“Las tres fuertes palabras que resumen el desafío
que enfrenta ahora Peña Nieto y México como un todo, son impunidad, rendición
de cuentas y gobernabilidad”, puntualizó The Economist. Estas tres “fuertes
palabras” no existen en Guerrero. Para el Zóon politikon mexicano, su
traducción es impotencia, confusión y protección. La clase gobernante protege
sus intereses políticos y económicos, que significa mantener la
ingobernabilidad en Guerrero y seguir incendiando el país. Quién sabe qué saben
y qué cálculos tengan para estar seguros que con esa protección que desafía la
dialéctica, pueden también salvaguardar la estabilidad y la paz social en el
resto del país.
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Columna
Itinerario Político
¡El fuego que a
todos quema!/ Ricardo Alemán
El
Universal,
Salvo
Carlos Navarrete, nadie más ha pedido perdón y menos explicado la falla
injustificable en la selección de candidatos.
Es
probable que entre los partidos de las autodenominadas izquierdas mexicanas
—incluidos sus medios propagandísticos—, Carlos Navarrete sea el único político
que ha entendido el tamaño y las repercusiones del descomunal incendio que se
inició en Iguala. ¿Por qué?
Porque
hasta hoy —a 25 días de iniciado el fuego—, Navarrete ha sido el único político
y dirigente partidista que en las primeras horas de su gestión al frente del
PRD pidió perdón, el único que asumió que su partido se equivocó en Guerrero,
el único que le puso nombre y apellido a las fallas del PRD, y el primero en
proponer a la máxima dirigencia de los amarillos un riguroso control de daños y
una severo correctivo rumbo a la elección de 2015.
Y
es el único, porque vale recordar que junto con el PRD comparten la
responsabilidad de llevar a José Luis Abarca al gobierno de Iguala —y al propio
Ángel Aguirre al gobierno de Guerrero—,
no sólo el PT de Alberto Anaya, sino el Movimiento Ciudadano de Dante Delgado
y, sobre todo, la corriente de Andrés Manuel López Obrador; convertido en
dueño absoluto de Morena y responsable directo de promover a Lázaro Mazón, el
padre político del alcalde fugado de Iguala.
Navarrete
es el único que parece entender el tamaño de la tragedia y la crisis para su
partido, porque hasta el PAN parece olvidar que en su afán de crecer en
Guerrero y arrebatarle un gobierno más al PRI, los azules aceptaron en su
momento una alianza político electoral de facto, para llevar al gobierno de
Guerrero al fallido mandatario Ángel Aguirre.
Y es que salvo
Carlos Navarrete, nadie más ha pedido perdón y menos explicado la falla
injustificable en la selección de candidatos; nadie ha reconocido que
desviaron el objetivo de la izquierda, por buscar candidatos ganadores, sin
revisar su origen y su pasado. Ni Alberto Anaya, ni Dante Delgado, ni Andrés
Manuel López Obrador han aceptado un gramo de responsabilidad. Y no se diga el
nuevo líder del PAN, Ricardo Anaya, cuyo partido también es responsable por
apoyar al candidato Ángel Aguirre, quien recibió financiamiento para su campaña
del entonces empresario y hoy narcoalcalde, José Luis Abarca.
Y
es que a pesar de que no pocos políticos, partidos y gobiernos voltean para
otro lado —respecto al tamaño de la crisis de Iguala y a los responsables—, lo
cierto es que se trata de un incendio cuyo fuego ya quema a todos. ¿Por qué a
todos? Porque sea por promoción, omisión o colaboración, resulta que en el
escalofriante incendio político y social de Iguala, todos o casi todos tienen
vela en el entierro.
Son
culpables los políticos y los partidos que promovieron la candidatura de Ángel
Aguirre; son culpables los partidos y dirigentes que palomearon la candidatura
de José Luis Abarca; los que hicieron campaña para su causa. Son culpables los
gobernantes, legisladores y dirigentes que se hicieron de la vista gorda frente
a las abundantes evidencias de que el alcalde de Iguala no sólo era un criminal
y matarife, sino un político al servicio del narco. Y son culpables no pocas
instituciones del gobierno federal —como el Cisen, Gobernación y la PGR, entre
otras—, que ignoraron o de plano minimizaron la gravedad de lo que estaba
pasando en Guerrero.
Sin
embargo —y a pesar de que el fuego de Iguala ya quema a todos—, nadie —ni el
propio Carlos Navarrete—, ha puesto distancia, pintado su raya y deslindado a
su partido, de la crisis que está por venir. Es decir, ni Carlos Navarrete, ni
Andrés Manuel López Obrador, ni Alberto Anaya, ni Dante Delgado, ni Ricardo
Anaya —del PRD, Morena, PT, MV y PAN— se han deslindado de los grupos radicales
que se frotan las manos para llevar el fuego de Iguala a todo el país.
¿Y
cuál es la crisis por venir; cuáles los grupos radicales?
Todos
saben que un sector radical de Morena —a los que AMLO tolera y hasta promueve—,
está dispuesto a la desestabilización en todo el país. Todos saben que en esa
empresa suicida están algunos medios afines a AMLO; lo mismo que el locuaz SME,
que la mafia de la CNTE que opera en Guerrero, Oaxaca, Michoacán y el DF; lo
mismo que los normalistas que también tienen asiento en esas entidades, sin
faltar lo más rancio y atrasado de la izquierda mexicana, el EPR y el ERPI.
Todos
esos sectores están listos para la desestabilización. Lo curioso es que no
todos los partidos, los políticos y los medios, dentro o fuera de las
izquierdas, quieren ver que el fuego quemar todo, no sólo al gobierno de Peña
Nieto. Al tiempo.
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AUSENCIA DE
ESTADO/Macario Schettino
El Financiero,
Hay
regiones enteras en México en las que no hay Estado, sino grupos que intentan
suplantarlo para abusar de la población.
La
desaparición, o matanza, de estudiantes normalistas en Iguala es evidencia de
la ausencia de Estado en Guerrero. Se suma a los centenares de muertos que
ahora se descubren en fosas clandestinas, similares a las que existen en otra
zona que no tiene Estado, Tamaulipas. Las fosas de Iguala, sin embargo, se
conocen desde al menos 2013, y tal vez eso explique la rapidez con que el
gobernador de Guerrero dijo que los cuerpos ahí encontrados no serían de los
normalistas.
La
información que tenemos es que un centenar de normalistas habría llegado a
Iguala el viernes 26 de septiembre. Dicen que iban a “botear”, pero lo hacían
lejos de su zona normal. Los normalistas de Ayotzinapa frecuentemente realizan
ese tipo de actividades: botear, secuestrar autobuses, o camiones de reparto,
en los alrededores de Chilpancingo. Uno de sus lugares tradicionales es “Casa
Verde”, que se encuentra en la carretera entre esa ciudad e Iguala, pero cerca
de Chilpancingo. En ocasiones instalan ahí un retén para detener camiones y
extraerles diésel.
El
3 de junio de 2013, sin embargo, se desplazaron hasta Iguala para sumarse a las
manifestaciones en contra del presidente municipal, José Luis Abarca, por la
desaparición de Arturo Hernández Carmona, dirigente del Frente de Unidad
Popular, levantado con otras siete personas el día anterior, y cuya muerte se
conoció durante esas manifestaciones. Los manifestantes atacaron y tomaron el
palacio municipal.
En
noviembre de 2013 los normalistas regresaron a Iguala y secuestraron siete
autobuses, y el 3 de marzo de este año, instalaron un retén a las afueras de la
ciudad, como el que tradicionalmente ponían en “Casa Verde”, a más de 100
kilómetros de distancia.
José
Luis Abarca, presidente municipal, y su esposa María de los Ángeles Pineda, que
tiene tres hermanos que fueron miembros destacados del grupo de Beltrán Leyva,
eran los jefes de plaza en Iguala. Había evidencia abundante de esto,
incluyendo el asesinato ya mencionado, desde hace tiempo. No se hizo nada.
Cuántas personas perdieron su tranquilidad, su patrimonio, y su vida, por esta
falta de Estado, no lo sabemos.
Ese
26 de septiembre, a las 6:00 de la tarde, Pineda presentó su informe de labores
en el DIF y al día siguiente Abarca presentaría el suyo. A las 21:30 horas,
policías municipales detuvieron dos autobuses secuestrados por los normalistas,
y les dispararon. Después vendría la persecución, por parte de policías y
sicarios, en la que murieron futbolistas, personas que iban pasando, y al menos
tres normalistas más. Más de 60 jóvenes se dispersaron, y 43 de ellos no han
vuelto a ser vistos. En diciembre de 2011, dos normalistas murieron en
enfrentamiento con la Policía Estatal, y provocaron la muerte de un trabajador
de una gasolinera. En 2013, dos normalistas murieron atropellados por un
tráiler en Atoyac de Álvarez. Una matanza como la de ahora no había ocurrido.
Hay
regiones enteras en México en las que no hay Estado, sino grupos que intentan
suplantarlo para abusar de la población. Es un problema derivado del viejo
régimen y del proceso de transformación de las últimas décadas. Hay quien
confunde y habla de represión o rebelión, e incluso hay quien promueve mezclar
otras dinámicas sociales. Antes inventaron “no más sangre”, ahora “demando tu
renuncia”. Suelen sentirse moralmente superiores. Basura.
Columna Razones
Aguirre y PRD o
la apuesta perder-perder/Jorge Fernández Menéndez
Excelsior
El
tema Aguirre puede ser el peor error que haya cometido la corriente Nueva
Izquierda, hegemónica en el PRD, en muchos años. Luego de haber tenido un
comportamiento notable desde la firma del Pacto por México, midiendo sus pasos,
jugando sus cartas, logrando acuerdos importantes, logrando sortear, incluso,
el capítulo de la Reforma Energética sin costos excesivos, Nueva Izquierda coronó ese proceso con el triunfo abrumador
en las elecciones internas del partido de Carlos Navarrete.
Y
el mismo día de la elección de Navarrete (con Aguirre en el acto partidario en
lugar de estar atendiendo lo que sucedía en Iguala) la muerte y desaparición de
los jóvenes, inició una defensa a ultranza del gobernador que cada día le
genera costos a la nueva dirigencia del partido. Guerrero es un estado en el
que la izquierda siempre ha tenido un espacio muy importante y lleva dos
mandatos sucesivos aunque, paradójicamente, ninguno de los dos gobernadores
hayan sido ni un día de su vida, de izquierda. Zeferino Torreblanca era un empresario
mucho más cercano al foxismo que al PRD, Ángel Aguirre es absolutamente priista
en su formación y concepción política, tanto que primero fue candidato del PRD,
PT y Convergencia, y un día después renunció al PRI. Hay que recordar que el
proceso de selección de candidato del PRI en 2010, se dio en medio de la lucha
interna de ese partido por la candidatura presidencial y el abanderado del PRI,
Manuel Añorve, era, sigue siendo, un político cercano a Manlio Fabio Beltrones,
entonces coordinador de los senadores y precandidato presidencial. En los
sectores cercanos al precandidato Peña Nieto, no vieron entonces con malos ojos
la candidatura de Aguirre. Hay que recordar también que el secretario general
del PRI en esa época era Jesús Murillo Karam, quien había llegado a un acuerdo
con Añorve y Aguirre, que éste rompió para hacerse candidato del PRD.
Todo
eso es historia, lo cierto es que en unos meses, en junio, hay elecciones y el
PRD podría conservar el gobierno estatal con un buen candidato como Armando
Ríos Pitter, mientras que en el priismo, en ese estado pletórico de cacicazgos,
está dividido respecto a las candidaturas, una división que ya le costó la
elección de enero de 2011.
Por
eso, en estos días en los cuales la crisis de Guerrero continúa y se
profundiza, las decisiones que está tomando Nueva Izquierda para defender a
Aguirre son cada día más costosas. El sábado un grupo de senadores del PRD,
encabezados por Miguel Barbosa y Alejandro Encinas pidieron la renuncia de
Aguirre y hasta parecieron estar dispuestos a apoyar la desaparición de Poderes
en la entidad. Navarrete rechazó esas propuestas, insistió en que la renuncia
de Aguirre no solucionaría las cosas y que en todo caso esa es una decisión
personal del gobernador.
El
martes se discutirá la desaparición de poderes en Guerrero, y al PAN, incluso
con buena parte de los senadores del PRD que pueden apoyar la propuesta, no le
alcanzará para imponer ese objetivo, porque el PRI ya se ha pronunciado en
contra, pero los costos de mantener a Aguirre las paga el presidente Peña (que
también ha dicho que la renuncia la deben decidir los guerrerenses), pero
también la paga la dirigencia del PRD.
Porque,
además, la crisis no hace más que profundizarse: las fosas comunes encontradas
ya son 19 y no tenemos información más que de las cuatro primeras. En Iguala,
se hizo renunciar al ahora exsecretario de salud del estado y precandidato de
Morena a la gubernatura, Lázaro Mazón, por su inocultable relación con el
alcalde prófugo, José Luis Abarca, el que apenas el viernes, tres semanas
después de los hechos, fue desaforado por el Congreso. Lo increíble del caso es
que el nuevo presidente municipal de Iguala, será Luis Mazón, el hermano de
Lázaro, lo que quiere decir que el gobierno municipal queda en manos de exactamente
el mismo grupo del alcalde Abarca.
El
gobierno federal logró la detención de Sidronio Casarrubias, líder del grupo
Guerreros Unidos, que participó en el secuestro y desaparición de los jóvenes.
Según la PGR, este personaje habría reconocido la participación de su grupo,
pero habría dicho que él no había dado esa orden. Por lo pronto, la propia
procuraduría acepta que con esa detención se pueden abrir nuevas líneas de
investigación sobre el caso. Pero esa no deja de ser una mera posibilidad porque
grupos como Guerreros Unidos son en realidad una suerte de amalgama de
pandillas locales con mandos muy autónomos entre sí.
La
defensa a ultranza de Aguirre, elevar el debate hasta la desaparición de
Poderes, en un contexto de un gobierno rebasado y sin control, no le conviene
al PRD, no le conviene al estado y tampoco al país. En la situación actual, la
izquierda podría tener personajes que se hicieran cargo del gobierno hasta las
elecciones de junio sin tener que depender de Aguirre, como ha sucedido en Michoacán.
Hoy están haciendo una apuesta de perder-perder.
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