20 oct 2014

Más sobre la beatificación de Pablo VI

En la beatificación de Pablo VI..
Ante una múltitud en la Plaza de San Pedro, Francisco utilizó un cáliz, vistió una casulla y llevó el báculo del Beato.
 El báculo rematado en la cruz de Jesucristo crucificado es de color plateado y representa que Jesús no se quedó en la cruz sino que resucitó, por tanto representa la muerte y la resurrección como explicó Radio Vaticana.
 El Beato Pablo VI utilizó este báculo durante el Concilio Vaticano II y hasta hoy ha sido utilizado por los Pontífices sucesores como San Juan Pablo II.

 Francisco vistió además una casulla que el Beato recibió de regalo en su 80 cumpleaños, El cáliz que usó durante la Misa también perteneció al Papa Montini.
En la ceremonia de beatificación estuvo presente Benedicto XVI. 
Antes de dar inicio a la Santa Misa, el Papa Francisco se acercó al Sumo Pontífice Emérito y lo saludó como ya es costumbre.
Como se recuerda el predecesor del Papa Francisco, quien fue creado Cardenal por el futuro beato, aprobó el 20 de diciembre de 2012 las virtudes heroicas del Siervo de Dios Pablo VI. (Giovanni Battista Montini), Sumo Pontífice, nacido en Concesio (Italia) el 26 de septiembre de 1897 y fallecido en Castel Gandolfo (Italia) el 6 de agosto, 1978

El milagro atribuido a la intercesión de Pablo VI, fue el de la curación de un niño en el vientre de su madre.
 En la liturgia de la Palabra la primera lectura fue leída en italiano y la segunda en español. También durante las peticiones de los fieles,  el Papa Francisco realizó la primera petición por intercesión del Beato diciendo: “Señor Jesús por la intercesión del Beato Pablo VI, que con su vida ha enseñado el amor apasionado a ti y a la Iglesia, acoge nuestra oración y cólmanos de tu presencia”.
 El actual Beato para la Iglesia Católica fue el primer pontífice en visitar el continente americano, visitó en 1968 la ciudad de Medellín (Colombia) para la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM). Al bajar del avión en Bogotá antes de llegar a la ciudad donde estaban reunidos los obispos, el Pontífice besó el suelo, gesto que repitió posteriormente San Juan Pablo II en cada uno de sus viajes.

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