Mañana domingo 17 de mayo el papa Francisco
canonizará en Roma a dos beatas palestinas, las religiosas María Alfonsina
Danil Ghattas, fundadora de la Congregación de las Hermanas del Santísimo
Rosario de Jerusalén; y María de Jesús Crucificado, religiosa profesa de la
Orden de las Carmelitas Descalzas; las primeras santas de Tierra Santa de
lengua árabe.
En
la ceremonia también serán canonizadas la francesa Juana Emilia de Villeneuve y
la italiana María Cristina de la Inmaculada Concepción.
A la ceremonia acudirá el Presidente de Palestina, Mahmoud Abbas; y una delegación
de Tierra Santa encabezada por el Patriarca Latino de Jerusalén, Mons. Fouad
Twal, y formada por más de dos mil peregrinos provenientes de Palestina y Jordania.
Hasta
Roma también se desplazarán arzobispos y obispos de Jordania, Palestina,
Líbano, Irak, Túnez, Egipto, Marruecos, Libia y Chipre, así como sacerdotes,
religiosas y fieles.
Durante
la Ceremonia, la Superiora General de las Hermanas del Rosario, Inés
al-Ya'qoub, será la encargada de llevar al altar las reliquias de la nueva
Santa María Alfonsina Danil Ghattas, junto a algunos parientes de la misma.
María de Jesús Crucificado
nació en una familia greco-católica y ya como adulta entró en la orden
carmelita. Vivió en Francia y fundó monasterios en India y en Belén. Habría
querido fundar también en Nazaret, pero murió a la edad de 35 años.
A
lo largo de su vida recibió la gracia de los estigmas. Además, fue una mística
que tuvo visiones en las cuales hablaba con Jesús. Su proceso de canonización
se inició en 1927 y fue beatificada por San Juan Pablo II en 1983.
Por
su parte, María Alfonsina entró a la edad de 15 años en la
congregación de San José de la Aparición y luego fundó la orden del Santo
Rosario, muy presente en Oriente Medio en el trabajo pastoral (asistencia a
niños, ancianos y jóvenes, servicio a los pobres) pero también activa en la
lucha contra la pobreza moral.
se dice que vivió una fecunda maternidad
espiritual, sobre todo hacia las mujeres árabes. Fue beatificada en el año 2009
por Benedicto XVI.
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