3 jul 2015

Sesión solemne para recibir la visita de los Reyes de España...

Sesión solemne para recibir la visita de los Reyes de España...
Comisión Permanente del H Congreso de la Unión, martes 30 de junio de 2015
El Presidente Senador Miguel Barbosa Huerta: (12:01 horas)
 Se abre la sesión solemne para recibir la visita de los Reyes de España, don Felipe VI de Borbón y Grecia y doña Letizia Ortiz Rocasolano, conforme al Acuerdo aprobado el 17 de junio pasado y con el quórum registrado al iniciar la sesión de la Comisión Permanente de este día....
“La Comisión Permanente del Honorable Congreso de la Unión de los Estados Unidos Mexicanos expresa la más cordial bienvenida a los Reyes de España....

Les solicito ponernos de pie para la entonación de los Himnos Nacionales de México y España.
 (Se entonan los Himnos Nacionales de México y España)
Gracias, favor de tomar asiento.
Señoras y señores: Carlos Fuentes expresó que “las culturas se fosilizan si están aisladas, pero nacen o renacen en el contacto con otros hombres y mujeres”.
La cultura hispanoamericana nació y continúa transformándose por la fusión de Europa y América, tierra mestiza.
En el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, mestizo es lo que proviene de la mezcla de culturas distintas. España mestiza, creada de la fusión de ibéricos, celtas, griegos, fenicios, cartagineses, romanos, godos, árabes y judíos.
Hispanoamérica mestiza, creada del encuentro de españoles, mexicas, otomíes, mayas, chontales, incas y otros pueblos originarios.

El mestizaje es nuestro sello, la característica que distingue a Hispanoamérica del resto de las regiones del planeta.
Hace 523 años, dos mundos se encontraron, lo que cambió para siempre el destino de los habitantes de ambos lados del Atlántico.
Por varios siglos buscamos motivos para separarnos, cuando en verdad existen fuertes razones para construir un futuro compartido.
Somos complemento, fuerza centrífuga que nos mantiene conectados por la historia: la cultura, la sociedad, la economía y, lo más importante, las personas.
Nuestro idioma, el español, nos une, hermana y compromete. El español, como metal precioso, aumenta su valor con el paso inexorable de los años.
Las obras de Miguel de Cervantes, de Pedro Calderón de la Barca, de Félix Lope de Vega, de Tirso de Molina, Francisco de Rojas Zorrilla, de Garcilaso de la Vega, de Francisco de Quevedo y, por supuesto, de Sor Juana Inés de la Cruz, son el verdadero tesoro que creamos y valoramos los hispanoamericanos.
Después de José Echegaray y Eizaguirre, Jacinto Benavente, Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre, Gabriela Mistral, Miguel Ángel Asturias, Camilo José Cela, José Saramago, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, y muchas escritoras y escritores de América y de España, que con sus obras han dado continuidad a la grandeza de nuestro idioma, una lengua vigorosa y en expansión que hablan más de 500 millones de personas en el mundo.
El idioma español, lo repito, el idioma español es el mejor producto del mestizaje para América.
Pero no sólo es el idioma, también está la música, la arquitectura y tantas otras cosas que nos identifican; es la historia, es el temperamento, es la sangre, sangre mestiza.
México y España están unidos por la solidaridad ante los horrores de la guerra civil, ante la lucha entre hermanos, ante las ideologías exacerbadas de izquierda y de derecha.
México recibió a miles de exiliados. El gobierno del General Lázaro Cárdenas del Río dio un lugar a niños, mujeres y hombres, que perseguidos encontraron una patria en estas tierras.
Ellas y ellos enriquecieron nuestra cultura, nuestra ciencia y se sumaron a los esfuerzos para desarrollar nuestro país. Que en nuestras naciones nunca más exista una guerra entre hermanos que nos divida y que nos confronte.
Señor don Felipe VI de Borbón y Grecia y señora doña Letizia Ortiz Rocasolano, Reyes de España, la Comisión Permanente del Honorable Congreso de la Unión de los Estados Unidos Mexicanos realiza sesión solemne en su honor.
Su visita de Estado a nuestro país expresa la voluntad de España por fortalecer los vínculos con México y, en el caso de esta sesión solemne, sus deseos de tener contacto directo con los representantes del Poder Legislativo Federal mexicano.
Las y los legisladores mexicanos estamos comprometidos con los esfuerzos de las naciones que buscan nuevas oportunidades de acercamiento entre Estados.
Saludamos los esfuerzos que el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores y de su titular, José Antonio Meade, han realizado para ampliar los horizontes de la política exterior del Estado mexicano para mirar hacia todas las partes del mundo y no sólo hacia el norte.
El objetivo del Congreso mexicano es mantener y revitalizar las relaciones bilaterales de nuestro país con otros gobiernos y procurar condiciones que faciliten acuerdos en temas de interés común.
Con España el horizonte de posibilidades es infinito.
España es un socio fundamental para nuestro desarrollo, la presencia de empresas españolas en territorio mexicano resulta fundamental para el sostenimiento de ambas economías.
Debemos de crear las condiciones para que nuestro intercambio comercial llegue a sus verdaderas capacidades en ramos tan importantes como: la generación de energía, las telecomunicaciones y el turismo, lo mismo ocurre en los ámbitos de educación, la cultura y las artes.
Hemos seguido con atención cómo España ha afrontado las crisis financieras que a partir del 2009 han afectado a las principales economías europeas.
España ha aplicado medidas duras, pero ha logrado evitar que la crisis económica mate a la democracia.
Una de las aportaciones fundamentales de España a la comunidad internacional en la segunda mitad del siglo XX, y lo que va de éste, consiste en su proceso de transición política.
El Pacto de la Moncloa, una acción fundante, que expresa los deseos de reconciliación de la sociedad y una visión estratégica de la Corona Española, para impulsar el cambio político.
El Rey Juan Carlos fue pieza fundamental de los cambios que experimentó España en los últimos 50 años, que la han llevado a convertirse en una de las democracias más sólidas de Europa y del mundo. Felicidades por ello.
México es una República representativa, democrática, laica, federal, pluricultural y pluriétnica, que por dos siglos ha luchado por su independencia y soberanía, por buscar un lugar de respeto en la comunidad internacional.
México vive un momento de cambio, cambios importantes en materia de energéticos, telecomunicaciones, competencia económica, educación, seguridad y democracia.
En menos de tres años, el Estado mexicano ha reformado aspectos sustantivos de su estructura básica; reformas que han transitado a través de un intenso debate y que ahora son productos legislativos, ante los cuales el Congreso debe establecer un seguimiento puntual de acuerdo a la división y equilibrio de poderes.
México y España necesitan mayor cercanía para afrontar problemas que han adquirido una dimensión global, me refiero al tráfico de drogas, el contrabando, la trata de personas y la corrupción, que es uno de los peores flagelos que lastiman a nuestras sociedades.
Mayor cercanía para construir un ejercicio de gobierno transparente y que logre poner un alto definitivo a la corrupción.
Cercanía para contribuir a que en ambos lados del Atlántico se logre un futuro mejor para las nuevas generaciones del Hispano Americanos.
Cercanía para hacer la buena política, una política que se basa en el dialogo y en el respeto mutuo, en la colaboración y en el trabajo cotidiano.
Tal vez deberían recordarse aquellos consejos del Quijote a Sancho Panza, donde le recomendaba la humildad, la virtud, la templanza y la honradez para quienes ejercen una responsabilidad de gobierno.
Hago votos para que ese hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor, para que ese hombre de complexión recia, seco de carnes y enjuto de rostro, siga cabalgando por la mancha, por España, por los valles, montañas, páramos, desiertos y playas de toda Hispanoamérica Unida.
Señor don Felipe VI, señora doña Leticia, Reyes de España, sean ustedes bienvenidos al Congreso mexicano.
Muchas gracias.
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Conforme al inciso c) del resolutivo cuarto del Acuerdo que norma está sesión solemne, tiene la palabra don Felipe de Borbón y Grecia, Rey de España.
Adelante don Felipe.
Felipe de Borbón y Grecia, Rey de España:
 Señor Presidente del Senado; señor Secretario de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos Mexicanos; señor Presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado; señor Presidente de la Cámara de Diputados; señores Embajadores, autoridades y miembros de las Cámaras Legislativas; señoras y señores:
Es para mí un verdadero honor y un privilegio intervenir en esta sesión solemne, en la sede del Senado, ante la Comisión Permanente de Diputados y Senadores, en este Congreso de la Unión.
Y es un privilegio hacerlo en el contexto de esta visita oficial a la querida nación mexicana. Les agradezco esta deferencia.
México es una de las grandes democracias del mundo, un país dotado de un sistema político abierto y vibrante, y de unas instituciones sólidas, donde el Poder Legislativo, representado aquí por sus señorías, desempeña el papel esencial que le corresponde como órgano de representación de la voluntad popular en una democracia madura y consolidada.
Para un español, México forma parte de su historia nacional y, por tanto, de su propia identidad.

Insignias mexicanos a lo largo de los siglos han participado en la historia de España, y generaciones de españoles han contribuido a la construcción y al engrandecimiento de éste México hospitalario y magnánimo.
Durante siglos, miles de españoles han encontrado, en estas tierras y en este país, su hogar. Nuestra gratitud es, por ello, inmensa.
En esta casa del pueblo mexicano, quiero referirme a la primera gran experiencia constitucional, que mexicanos y españoles compartimos: la de Cádiz de 1810, que condujo a la aprobación de la Constitución de 1812, obra extraordinaria, gran expresión jurídica del liberalismo clásico, puente normativo entre Europa e Hispanoamérica.
Aquella Constitución fue fruto del trabajo conjunto en arduas circunstancias, de legisladores de ambos hemisferios, que reunidos por vez primera pensaron juntos los grandes desafíos de un espacio presente entonces en todos los continentes.
Compartíamos, como ahora, el idioma español y la cultura iberoamericana, que aquella Constitución contribuyó a apuntalar y a proyectar hacia el mundo.
La presencia Novohispana en las Cortes gaditanas, fue muy destacada por su contribución a la elaboración de la norma suprema de Cádiz, y contó con la participación de numerosos legisladores de alta conciencia política. Algunos de ellos, una década después en 1821, firmarían el Acta de Independencia del Imperio Mexicano.
También algunos participaron más tarde en el nacimiento de la tradición constitucional mexicana.
Desde entonces, México se ha distinguido por formar parte de la vanguardia democrática, y así fue por ser uno de los Estados pioneros en la lucha contra la arbitrariedad del poder y la autocracia; en la defensa de los mecanismos parlamentarios y de los equilibrios y contrapesos entre poderes e instituciones; por la defensa de los derechos políticos y sociales del individuo y por una decidida apuesta por la protección y la promoción de los derechos del hombre.
En los últimos 40 años, las relaciones parlamentarias entre nuestros dos países han experimentado una profunda evolución, ganando en dinamismo y en un conocimiento más cercano y ajustado de nuevas perspectivas y realidades.
Desde encuentros, intercambios parlamentarios bilaterales, hasta el Foro Parlamentario Iberoamericano, celebrado en la Cumbre de Veracruz, nuestras relaciones en este terreno han sido ciertamente intensas y fructíferas.
Señores y señores:
España está unida a México por indiscutibles lazos históricos y culturales, pero sobre todo, como ha dicho, Presidente, por íntimos vínculos humanos, fruto de la tradicional presencia española en este gran país desde hace casi medio milenio.
Particularmente las de las migraciones del exilio político y cultural de los años 30 y 40 del pasado siglo; y la fuerte inversión y presencia empresarial española de los últimos 25 años.
Efectivamente, hoy en día más de 130 mil españoles residen en los Estados Unidos Mexicanos, la gran mayoría con doble nacionalidad.
Más de 5,300 empresas españolas de todos los sectores están radicadas en México y contribuyen a generar empleo, riqueza y bienestar.

España es, asimismo, el segundo inversor mundial en México, y este hecho corrobora la confianza que España, sus empresas, sus gentes, depositan en las posibilidades presentes y futuras de un país tan dinámico y una sociedad tan vibrante como la mexicana.
Por otro lado, México se ha convertido, en los últimos años, en el sexto inversor internacional en España, primero latinoamericano, lo que pone de manifiesto la potencia y alcance global de sus grandes empresas.
Expresión de esa confianza que inspira a México, es el interés generado por las reformas que ha puesto en marcha y que transmiten una clara determinación de su sociedad e instituciones por avanzar y mejorar, una determinación plasmada en lo que en su día fue el pacto alcanzado con gran visión, sentido de Estado y responsabilidad histórica por parte de las principales fuerzas políticas, hoy aquí representadas.
Desde España se sigue con mucho interés este impulso, y por ello deseo ofrecer hoy aquí nuestro apoyo y la mejor disposición a México en esta nueva etapa.
Estas reformas abren, sin duda, nuevas vías para fortalecer y ampliar los flujos de inversión y la colaboración en los más diversos ámbitos entre nuestros dos países.
Las relaciones entre España y México abarcan todos los campos. Por ejemplo, hoy llevamos a cabo una notable cooperación conjunta para el desarrollo en terceros países, principalmente Centroamérica y El Caribe.
Colaboramos estrechamente en ámbitos como la defensa y la seguridad, y nuestras relaciones culturales y educativas son profundas, ricas y diversas.
Nuestros países son, en suma, como dije ayer, verdaderos socios estratégicos.
El carácter de esta relación bilateral se traduce de igual manera en nuestra actuación conjunta en el escenario internacional.
México se proyecta como un gran actor de responsabilidad global y comparte con España, además de valores e indudables intereses, una verdadera complicidad en los grandes asuntos de la agenda internacional, que tan bien conoce este Senado.
Además, ambos países somos miembros de la OCDE e importantes contribuyentes al presupuesto de las Naciones Unidas.
El apoyo activo de México que agradecemos especialmente a la candidatura de España al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para el Bienio 2015-2016, puso de manifiesto ese alto grado de entendimiento, y en ese terreno juntos desempeñaremos una tarea importante en el proceso de reforma de las Naciones Unidas, donde ambos abogamos por una mejora en los métodos de trabajo con el objetivo de hacer de las Naciones Unidas, especialmente de su Consejo de Seguridad, un órgano más democrático, más representativo y más eficiente.
Los dos países defendemos una cultura del desarme, la paz y seguridad internacionales; colaboramos de manera efectiva en conjunto en la lucha contra el terrorismo y en el combate contra la delincuencia organizada; y hemos demostrado, a través de nuestras respectivas y frecuentes participaciones en el Consejo de Derechos Humanos, nuestro inquebrantable compromiso con los derechos humanos, con las minorías y con los grupos más vulnerables.
Cambio climático, Agenda de Desarrollo Post 2015 y Sesión Extraordinaria de la Asamblea General en Materia de Drogas, son tres citas esenciales y próximas en el calendario internacional que esperan nuestra contribución a un impulso conjunto.
En este contexto, quiero señalar con orgullo que México y España han inaugurado recientemente una importantísima contribución en el ámbito de las operaciones de mantenimiento de paz de Naciones Unidas, que ha hecho que personal mexicano participe en ejercicios preparatorios del contingente español estacionado en Líbano, en el marco de la operación de Naciones Unidas llamada UNIFIL.
Somos, además, aliados en dos espacios regionales distintos; por un lado, España defiende con decisión una relación entre México y la Unión Europea más cercana, más moderna y más beneficiosa y productiva.
En esa línea impulsamos de manera incondicional el actual proceso de renovación del acuerdo global, y nos felicitamos porque la reciente Cumbre Unión Europea-México haya logrado un resultado positivo y esperanzador.

Asimismo, México, como actor político esencial en América Latina y El Caribe, ha sido uno de los principales impulsores y artífices de la exitosa celebración de la Segunda Cumbre Unión Europea-CELAC, manteniendo de este modo la plena vigencia de este proceso esencial de acercamiento y coordinación entre las dos regiones a las que respectivamente pertenecemos.

Y la Comunidad Iberoamericana es el otro gran espacio en el que se despliega un importante ejemplo de nuestro pensar y actuar conjunto.

Somos grandes impulsores de la cohesión iberoamericana y de su concreción política en las cumbres que periódicamente nos reúnen a los Jefes de Estado y de Gobierno, y cuya última edición se celebró en Veracruz, el pasado mes de diciembre.

Quiero, por ello, desde esta tribuna reconocer el compromiso de México con el fortalecimiento y la proyección de la Conferencia Iberoamericana, y reiterar, asimismo, el compromiso de España con un sistema iberoamericano renovado y eficaz.

También mi país, como observador de la Alianza del Pacífico, desea participar activamente en este foro y aportar un conjunto de propuestas que contribuyan a su éxito, éstas incluyen: la movilidad de talentos, la cooperación científica, becas para la formación o ampliación de estudios, cooperación con el “Instituto Cervantes”, turismo, gestión de catástrofes naturales y lucha contra la delincuencia organizada.

Señor Presidente; señores parlamentarios:

Como podemos comprobar, el espacio de encuentro y actuación entre México y España no tiene límites, como tampoco los tiene la justa aspiración de nuestras sociedades a vivir en un entorno plural, transparente, democrático y más próspero.

Tienen sus señorías el privilegio de desempeñar un papel esencial en el camino hacia la culminación de estas legítimas aspiraciones del pueblo mexicano, pero también tienen México y España el deber y el honor de hacer juntos ese camino, y de afrontar con la fuerza de nuestra hermandad los desafíos del nuevo siglo, del nuevo milenio, que ya se ha abierto ante nosotros.

Les vuelvo a agradecer esta oportunidad de dirigirles la palabra a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.
Ha sido un placer.
Muchas gracias.
 (Aplausos)
El Presidente Senador Miguel Barbosa Huerta: Gracias por su mensaje, señor don Felipe VI de Borbón y Grecia, Rey de España.
Agradecemos su visita y la de la señora doña Letizia Ortiz Rocasolano, Reina de España, a esta Comisión Permanente del Congreso de la Unión.
También doy nuestro agradecimiento al doctor José Antonio Meade Kuribreña, Secretario de Relaciones Exteriores, y al Diputado Julio César Moreno, Presidente de la Cámara de Diputados, por su asistencia a esta sesión solemne.
Igualmente agradezco a todos los distinguidos invitados, invitadas, que nos han acompañado en esta sesión solemne.
Voy a solicitar a las comisiones designadas se sirvan acompañar a nuestros invitados hasta las puertas de este recinto.
Antes de retirarse, le pido a don Felipe VI de Borbón y a doña Leticia Ortiz Rocasolano, Reyes de España, suban a firmar el libro de visitantes distinguidos, y posteriormente nos acompañen en la toma de la foto oficial de la sesión solemne.
Les pido a los coordinadores parlamentarios que deseen acompañarnos a la toma de la fotografía oficial.
Les solicito a los señores legisladores que integran la Comisión Permanente trasladarnos al salón de sesiones para continuar nuestra sesión ordinaria.
Se levanta la sesión solemne.
Muchas gracias.

 (Se levantó la sesión solemne a las 13:13 horas)

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