El
crimen de la Narvarte, paso a paso
Narcomenudeo,
el principal móvil
De La Redacción de Letra Roja, viernes,
agosto 14, 2015
Ciudad
de México.- La historia del multihomicidio comienza la noche del jueves 30 de
julio cuando el fotoperiodista Rubén Espinosa y su amigo Antonio Contreras
Durán se encontraban en un bar en el primer cuadro de la ciudad de México. En
ese lugar permanecieron bebiendo y departiendo hasta las 2 am, cuando los
empleados del lugar, que los identificaron plenamente, les exigieron el pago de
la cuenta porque el servicio había terminado.
La
plática, entre otras cosas, versó sobre el desempleo de Rubén, quien le dijo a
su amigo –contrario a distintas versiones periodísticas- que estaba
desempleado, “tengo meses sin trabajo, apenas una que otra colaboración”.
Poco
después de las 2 am abordaron un taxi que los llevó a Luz Saviñón No. 1909.
Pagaron el taxi y luego de llamar por teléfono a la activista Nadia Vera y
avisarle que seguirían bebiendo en ese lugar, acudieron al Oxxo que está a
pocos metros y compraron diversas bebidas.
Subieron
al departamento 401 y los recibió Nadia, eran poco después de las 2 am.
Esbeydi, quien también vivía en el departamento y trabajaba en la Secretaría de
Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), los
escuchó cuando llegaron y en su declaración dijo que escuchó la plática y que
seguían bebiendo.
Durante
el resto de la madrugada, continuaron departiendo, consumieron alcohol,
mariguana y el fotoperiodista utilizó cocaína.
Entre
las 8 y las 9 de la mañana llegó la empleada doméstica, Alejandra Negrete
Avilés, y poco después salió Esbeydi, quien los saludó y se despidió de ellos,
y de la activista.
Al
filo de las 10 am, Rubén y Antonio Contreras decidieron que era hora de
retirarse, descendieron a la planta baja y desde la ventana los despidió la
activista. Caminaron por Luz Saviñón hasta un puesto de vigilancia policiaca,
le preguntaron a un policía de turno que si estaba más cerca el Metro, el
Metrobús o algún otro sistema de
transporte. El policía les dio las instrucciones y siguieron caminando.
Un
par de cuadras adelante, el periodista le dijo al amigo que la estación más
cercana estaba muy lejos. “¿Sabes qué? Yo mejor me regreso. No tengo sueño.
Además no me caerían mal otros tragos. El video que tiene en su poder la
autoridad muestra el regreso de Rubén Espinosa cerca de las 11 am a Luz
Saviñón.
Desde
ese momento y hasta las 14:00 horas hay un hoyo negro en el tiempo. Y no se
sabe lo que pasó.
Los
hechos se reanudan minutos después de las 14:00 horas, las cámaras de
vigilancia del C4 registran la llegada de tres hombres a Luz Saviñón No. 1909,
que permanecen unos minutos en la puerta. Los tres usan gorra, por lo que es
difícil identificarlos.
Uno
de ellos, que hoy se sabe responde al nombre de Abraham y se dedicaba a
acomodar automóviles en un centro comercial, aparece el video con el teléfono
celular en la oreja derecha. Camina en círculos, por momentos se detiene.
Minutos después se abre la puerta de Luz Saviñón No. 1909. Los tres ingresan,
son las 14:05 horas.
El
teléfono celular encontrado en la recámara principal del departamento No. 401,
presuntamente propiedad de Mile Virginia Martín registra una llamada que hoy se
sabe era la de Abraham, quien le habría pedido que abriera la puerta por el
interfon.
Ese
mismo teléfono contiene el registro de tres números identificados con las
claves de dealer 1, dealer 2 y dealer 3. Uno de los cuales corresponde al
teléfono de Abraham.
De
las 14:05 horas a las 15:02 tampoco se sabe que pasó. Otro hoyo negro.
Sin
embargo, según la investigación de Letra Roja y de acuerdo con la mecánica de
los hechos, los tres hombres habrían subido al departamento No. 401 donde la
puerta habría sido abierta por Alejandra Negrete, la trabajadora doméstica. (Otras versiones dicen que fue Mile, la mujer colombiana).
Según
la misma mecánica de hechos y de acuerdo con los peritajes forenses, Alejandra
Negrete habría sido la primera en ser sometida, amordazada, introducida al baño
y asesinada. La víctima mantenía su ropa casi intacta, sólo mostraba señales de
forcejeo y escoriaciones.
Siguiendo
la misma mecánica de los hechos y siempre de acuerdo a los peritajes, mientras
uno de los tres asaltantes habría cerrado la puerta de la recámara principal,
donde dormían Mile Virginia Martín y Yesenia Quiroz, los otros dos entraron a
la segunda habitación, donde estaba Rubén Espinosa y Nadia Vera, estas dos
víctimas fueron encontradas vestidas, tampoco mostraban violencia extrema pero
sí aparecieron signos de sometimiento. Los dos cuerpos tenían un tiro en la
cabeza.
Según
los forenses, los criminales entraron por último a la recámara principal. En esta habitación fue donde apareció la
huella digital -en el clóset- que sirvió para identificar a Daniel Gutiérrez
Pacheco, a quien el día de ayer se le dictó auto de formal prisión.
En
la recámara de Rubén y Nadia se encontraron varias bolsas de mariguana. Ambos
estaban intoxicados.
De
las cuatro mujeres, solo la colombiana, Mile, mostraba signos de abuso sexual.
La mecánica de los hechos supone que a ella y a Yesenia -que compartían
habitación- las sometieron y asesinaron al final.
Primero
a Yesenia, la ahorcaron con un cable de teléfono y luego le dispararon en la
cabeza. No se ha determinado si murió por estrangulación o por las lesiones del
disparo. Su cuerpo apareció semioculto debajo de la cama.
Por
alguna razón, la mayor crueldad se cometió contra la colombiana, a la que
torturaron en distintas partes del cuerpo con un instrumento punzocortante. En
la sala de la casa apareció un pelapapas con sangre en la punta y en la
empuñadura.
Mile
Virginia Martín fue abusada sexualmente en varias ocasiones tanto anal como
vaginalmente. Fue estrangulada con una liga de pilates, sólo ella tenía un
disparo en la cabeza producido con un cojín de por medio. Cerca de su cuerpo
apareció una bolsa de mano con droga, pastillas y droga sintética.
Una
fuente diplomática negó que Mile Virginia pensara regresar a su país como
dijeron algunos familiares. Lo cierto es que, las autoridades mexicanas indican
que la colombiana comprobó que la habían contratado como edecán y bailarina,
por lo que sólo le faltaba una entrevista para darle la residencia.
Declaraciones
de amigos, refieren que no tenían trabajo fijo, pero que siempre traía dinero.
Más aún en las últimas semanas era la principal aportante de recursos
económicos al departamento de las cuatro mujeres.
Había
comprado, el multicitado Mustang rojo, semanas antes. Lo adquirió a cambio de
una camioneta Escape de modelo no reciente y de 40 mil pesos en efectivo, y
quedó a deber 50 mil (total 90 mil pesos).
Otras
amistades de la colombiana dicen que sostenía una doble actividad, la
prostitución y el narcomenudeo.
Dicen
los peritajes de la escena del crimen que los presuntos responsables llegaron
en busca de algo. Aún no se sabe qué trataban de encontrar, lo cierto es que se
especula que Mile Virginia Martín se dedicaba al tráfico de drogas en pequeña
escala, que tenía un grupo de distribuidores, dealers entre los que estaban
algunos de los tres hombres que participaron
en el crimen.
En
su declaración, Daniel Gutiérrez Pacheco dijo que no era la primera vez que iba
al departamento. Señaló que compraba droga y sexo.
Después
de la huida de los tres hombres como aparece en el video, el detenido declaró
que dejó el Mustang rojo en un lugar previamente determinado y que luego se fue
en un automóvil verde. Cuando la policía encuentra el vehículo rojo, en su interior descubren una caja con dosis
personales de mariguana.
Hasta
el momento nadie sabe qué se llevaron
en la maleta. Pero según declaraciones
ninguna de las cuatro mujeres tenía objetos de valor en el departamento.
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