Jorge
Ramos, un líder de audiencia con la causa hispana como bandera
El
propósito del presentador es que los políticos de EE UU rindan cuentas a los
hispanos
Trump
expulsa de una rueda de prensa al periodista Jorge Ramos
CRISTINA
F. PEREDA Washington 26 AGO 2015 - 05:47 CEST
El
diario The New York Times atribuye al periodista de Univision Jorge Ramos el
poder para provocar “escalofríos” en las filas del Partido Republicano. La
periodista de CNN Christiane Amanpour ha escrito que “si alguien puede girar la
llave en estas elecciones”, ése es Ramos, y además “debe hacerlo”. A más de 450
días para que los estadounidenses elijan a su próximo presidente, es pronto
para saber si el presentador, expulsado este martes de una rueda de prensa con
el candidato republicano Donald Trump, ha condicionado la campaña. Pero su
gesto sí es un paso más en una larga carrera periodística con una causa
definitiva: que ningún político estadounidense se olvide de que uno de cada
seis ciudadanos a los que sirven es hispano.
A
sus 57 años, Ramos está consolidado como el rostro de la comunidad hispana en
la televisión estadounidense. Es el presentador en el que millones de latinos
confían cada noche para informarse. Su compromiso va más allá del estudio de
grabación, donde es capaz de exigirle al presidente Obama que rinda cuentas por
no aprobar una reforma migratoria, como prometió, en su primer mandato. El
verano pasado cruzó a nado el Río Grande para demostrar los peligros que
atraviesan los inmigrantes hasta llegar a Estados Unidos. Como en la rueda de
prensa de Trump, el presentador suele acudir donde haga falta para preguntar
directamente a los políticos que no quieren ir a su plató.
Este
periodista mexicano que dejó el DF por Los Ángeles a los 25 años se sentaría,
justo un cuarto de siglo después, delante del primer presidente afroamericano
de la historia de Estados Unidos. Logró arrancar a Obama una promesa: que
reformaría el sistema de inmigración para regularizar a 11 millones de
indocumentados. En ese instante las carreras de ambos quedaron entrelazadas. El
presidente tenía una deuda con los hispanos, aprobar la reforma, y Ramos una
responsabilidad más, asegurarse de que la cumplía.
El
poder del periodista no incluye forzar la firma del presidente, pero Ramos sí
ha hecho de su insistencia una marca. Durante años preguntó a Obama en
entrevistas y foros con votantes por qué no cumplió con su palabra. El
presidente tuvo que rendir cuentas en varias ocasiones. Incluso después de
anunciar un decreto que permitiría la regularización de casi la mitad de los
indocumentados, Ramos volvió al ataque y le acusó de “destruir muchas familias”
por haber esperado tanto tiempo para actuar.
“Hace
todas las preguntas como si fueran la última”, escribió sobre él Christiane
Amanpour, periodista de CNN, en la columna dedicada a Ramos como una de las
personas más influyentes de 2014 para la revista TIME. “Está decidido a
conseguir la respuesta. Sabe que tiene voz y no le da miedo usarla”. Ni
siquiera para pedir la renuncia del presidente de México, Enrique Peña Nieto,
como hizo al recoger el galardón de TIME este año.
Ramos
ha pavimentado su carrera a base de intercambios como el de este martes con
Trump. Al presidente del Partido Republicano, Reince Priebus, le acusó de
defender una política migratoria que consiste en “deportaciones, deportaciones,
deportaciones”. A Mitt Romney, candidato republicano en 2012, le pidió que
explicara su política migratoria, basada en las “autodeportaciones” de los
indocumentados. Al aspirante republicano Ted Cruz le preguntó por qué negaba a
los hispanos “la misma oportunidad” que tuvo su padre, de origen cubano y
ciudadano estadounidense desde 2005. Y para John Boehner se reservó una
sorpresa. El portavoz de la Cámara de Representantes había bloqueado la reforma
migratoria de Obama y a Ramos le negó varias entrevistas. Él se plantó en una
rueda de prensa para preguntarle, simplemente, “¿Por qué?”.
Hace
todas las preguntas como si fueran la última. Está decidido a conseguir la
respuesta. Sabe que tiene voz y no le da miedo usarla” Cristiane
Amanpour, CNN
Gestos
como éstos, poco habituales en entrevistadores que se ajustan a la definición
estricta de su labor, han empujado a Ramos más cerca de la figura de un
activista, especialmente en materia de inmigración. Pero él, presentador de
televisión desde los 28 años, siempre ha defendido que este asunto es
“personal”. Emigró desde México a Los Ángeles acompañado por su guitarra y la
misma maleta cargada de sueños que ha empujado a millones de personas en
dirección al norte. Tan suya es la historia del emigrante que esperó hasta
2008, cuando cumplió 50 años, para tomar la nacionalidad estadounidense.
“Cuando eres un inmigrante, nunca lo olvidas”, le dijo entonces a Los Angeles
Times. Se decidió cuando ya había pasado media vida a cada lado de la frontera.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario