–¿Usted ordenó la muerte de los estudiantes? –se le pregunta.
–De ninguna manera. Eso sería algo espantoso –responde sereno.
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Revista
Proceso
# 2034, 24 de octubre de 2015
Hablan los
Abarca.../ANABEL HERNÁNDEZ Y STEVE FISHER
La
PGR los acusa de tener vínculos con el grupo criminal Guerreros Unidos y de
haber ordenado el ataque contra los normalistas de Ayotzinapa el 26 de
septiembre de 2014. Son el exalcalde de Iguala José Luis Abarca y su esposa,
María de los Ángeles Pineda Villa, ambos presos desde noviembre de 2014. Y los
dos, en sendas entrevistas con Proceso, se dicen inocentes, denuncian lo que
consideran irregularidades en sus detenciones y sostienen que no se dedicaban a
ninguna actividad ilícita.
“En
mi desesperación, lo único que hacía era seguirme comunicando con el secretario
de Seguridad Pública para ver lo que estaba haciendo y él me dijo que ya se
estaba viendo y se estaban tomando acciones para dar seguridad al municipio,
mantener la calma y también, a los heridos, transportarlos a las diferentes
áreas médicas que teníamos.”
–¿Usted
ordenó la muerte de los estudiantes? –se le pregunta.
–De
ninguna manera. Eso sería algo espantoso –responde sereno.
Señala
que personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guerrero se
reunió con Flores Velázquez desde las 01:30 horas del 27 de septiembre y fue
cuando se acuarteló a todos los policías municipales.
Enfatiza
que a él nunca se le convocó a esas reuniones ni se le dio un reporte oficial
de lo ocurrido.
La
versión de Martínez Garnelo –días después del ataque, en su declaración ante la
PGR– fue que no pudo localizar a José Luis Abarca sino hasta la madrugada del
27 de septiembre y que éste le dijo que no sabía nada, que estaba dormido.
El
abogado del exalcalde, Luis Argüelles, dice en entrevista con este semanario,
que José Luis Abarca sí habló desde el día 26 con el secretario Martínez
Garnelo y que la PGR tiene algunas grabaciones de esas llamadas.
El
exprocurador de Guerrero, Iñaky Blanco, declaró ante la PGR –y el exgobernador
Ángel Aguirre lo hizo ante la Comisión Especial de la Cámara de Diputados– que
la noche del 26 de septiembre y la mañana del 27 se pidió apoyo al Ejército,
pero esta institución se los negó.
A
su vez, el miércoles 21, en su reunión con la Comisión Especial, el secretario
federal de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el comisionado de la
Policía Federal, Enrique Galindo, aseguraron que el gobierno guerrerense nunca
pidió ayuda.
Abarca
afirma que no sabe quién pudo haber tramado lo ocurrido. “Lo que sí se me hace
injusto es que me tengan a mí aquí por algo (en lo) que ni siquiera tuve nada
que ver…”.
Amenazas
de la PGR
En
entrevista telefónica con Proceso, María de los Ángeles Pineda Villa, esposa
del exalcalde Abarca y presa en el Centro Federal de Readaptación Social número
4, en Tepic, Nayarit, reconoce que es hermana de Mario y Alberto Pineda Villa,
quienes pertenecían al Cártel de los Beltrán Leyva y fueron asesinados en 2009.
–Además
del lazo familiar, ¿tenía alguna relación con sus hermanos? –se le inquiere.
–Claro
que no. A mí nunca me van a poder comprobar alguna situación de ellos –responde
enfática.
Y
niega que sus bienes así como negocios de ella o de su esposo estén vinculado
con el dinero de sus hermanos o con alguna actividad criminal: “Cada peso que
mi esposo y yo hemos obtenido ha sido con el esfuerzo de nuestro trabajo y ha
sido muy transparente y lo hemos comprobado siempre”.
Asegura
que en la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia
Organizada la amenazaron con detener a sus hijos si ella no aceptaba su
culpabilidad.
“Fui
privada de mi libertad ilegalmente, con muchos agravios, sin ninguna orden de
aprehensión. A mí me imputaron delitos que yo desconozco. No tuve una orden de
aprehensión ni orden de presentación y fui presentada ahí bajo tortura física y
psicológica… violaron mis derechos humanos, violaron mis garantías, me
amenazaron con detener a mis hijos también si yo no me hacía responsable de lo
que me estaban imputando y eso me preocupa mucho”, dice llorando.
“Yo
me defendí. Les dije que soy inocente, siempre lo he dicho y lo voy a decir:
soy inocente de todo lo que me acusan. A mí nunca me van a comprobar nada
porque yo jamás he cometido un delito. Mi esposo tampoco. Nosotros somos
personas responsables”.
A
pregunta expresa afirma que no está implicada con el grupo criminal Guerreros
Unidos, uno de los cargos que pesan en su contra. Dice que como madre entiende
el dolor de los padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y que ella también
necesita estar con sus hijos.
“Yo
quiero que me comprendan, que alguien me escuche… es necesario que me escuchen.
¡Le suplico por favor a la autoridad neutral que me escuche y que ya nos
permitan estar en nuestro hogar, por favor!” l
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