- La ex lideresa del SNTE se encuentra en medio de un juicio civil para demostrar que la colección de más de 17 obras de arte no es de su propiedad.
Reportaje de AGUSTÍN
VELASCO | ESPECIALES LSR | 2015-09-30 22:30:00Ñ
CIUDAD
DE MÉXICO (La Silla Rota).- Durante años despreciados por Rockefeller, ocultos
incluso por su contenido ideológico, los lienzos de Diego llegaron hasta Luis
Echeverría y tiempo después los obtuvo ‘La Maestra’.
La
ex lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba
Esther Gordillo, se encuentra en medio de un juicio civil para demostrar que
una colección de más de 17 obras de arte no es de su propiedad y que no usó
dinero del magisterio para adquirirlas.
En
la colección habría al menos seis cuadros – Defensa de la tierra de los
trabajadores, Guerra mundial, Industria Moderna, La nueva libertad, Mussolini y
Unión proletaria de Hitler– que formaban parte del mural Retrato de
Norteamérica, integrado por 21 retablos que el artista mexicano más reconocido
a nivel mundial, Diego Rivera, pintó en Nueva York en 1933.
La
colección valuada en 30 millones de dólares también estaría integrada por
trabajos de Francisco Toledo, Pedro Coronel y Gabriel Orozco, mismos que se
mostrarían en el complejo arquitectónico que inmortalizaría a la maestra, a la cabeza del magisterio: La Ciudad de la
Innovación.
“Enrique,
le dije, tú y yo vamos a engendrar un hijo”, contó Elba Esther Gordillo, aquel
lunes 19 de octubre de 2012 ante más de tres mil delegados del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que celebraban su Sexto
Congreso Nacional Extraordinario, en Cancún, Quintana Roo.
Se
trataba del último Congreso que encabezaría la maestra en sus 22 años al frente
del SNTE, antes de ser detenida en febrero de 2013 acusada de la malversación
de más de dos mil 600 millones de pesos, recursos del magisterio.
En
aquella ocasión, la chiapaneca se refería a un proyecto faraónico que vislumbró
como su legado y que el arquitecto Enrique Norten se encargaría de llevar a
buen puerto, “La Ciudad de la
Innovación”, una obra para la que se había destinado un predio propiedad del
magisterio de más de 40 mil metros cuadrados en la zona de Santa Fe, en la
delegación Cuajimalpa.
“…Es
un hijo que vamos a dar a nuestro país. Entonces hablamos de la ciudad de la
educación, la ciudad del conocimiento hasta que concluimos con la Ciudad de la
Innovación”, continuó la maestra con un Juan Díaz de la Torre –hoy su sucesor–
a su diestra.
En
la Ciudad de la Innovación habría una universidad, un hotel para hospedar a los
delegados del magisterio, un teatro, la primera biblioteca de la mujer en
Latinoamérica, un helipuerto –que es lo único que se logró construir–, un
centro de investigación, un centro de estudios y un centro de innovación.
Elba
Esther continuó diciendo que el arquitecto Enrique Norten prácticamente no
cobraría por sus servicios y que Sam Pitroda, ex ministro Hindú de la
Innovación, participaría en el diseño de la obra, la más moderna y sustentable
del país, pues entre otras cosas generaría su propia electricidad.
Nunca
se aclaró el monto destinado para el proyecto, aunque se sabía que se
construiría gracias a las cuotas sindicales.
“Es
una gran obra en la que Enrique Norten nos ha ayudado y en la que debemos
puntualizar que si la obra no está para que ahora se las entregáramos es porque
durante 12 años los gobiernos del Distrito Federal se han negado a darnos los
permisos”, recalcó la maestra entre aplausos y vitoreos, incluidos los de Díaz
de la Torre.
En
la Ciudad de la Innovación o Ciudad del Conocimiento, como también se manejó el
proyecto que sería entregado en 2015, habría algo más, quizá el corazón de la
obra: una colección de arte valuada en más de 30 millones de dólares.
“La
gran sorpresa y el gran regalo que de alguna manera nos hace la maestra a todos
nosotros y al país, es que ha recuperado esos seis murales y los ha traído a
México. Los murales están totalmente restaurados y están ahora almacenados
junto con toda la demás obra de arte, que es muchísima, y que es parte de esta
colección”, dijo el arquitecto en aquella ocasión.
Unas
semanas después, Norten explicó que los lienzos fueron pintados por Diego
Rivera por encargo de John Rockefeller en Nueva York, aunque posteriormente
fueron destruidos por contener alusiones comunistas.
Según
el arquitecto, el artista mexicano los volvió a pintar para un sindicato de
costureras de Chicago, y Gordillo recuperó la mitad de esos los lienzos.
Sin
embargo, la historia había sido mal contada. Antes de fallecer en febrero de
este año, la historiadora, crítica de arte y biógrafa de Diego Rivera, Raquel
Tibol refutó la versión de Enrique Norten, asegurando que nunca existió tal
sindicato y que la única forma en que la maestra pudo obtener las obras fue vía
el ex presidente de México, Luis Echeverría. Tenía sus razones para sostener
tal teoría.
La
Ciudad de la Innovación, quedó paralizada a raíz de la detención de la maestra,
el 26 de febrero de 2013, por el delito de lavado de dinero y las obras fueron
resguardadas en una bodega en la delegación Álvaro Obregón.
Estos
frescos son los mejores que he pintado: Diego Rivera
Elba
Esther Gordillo pudo obtener su colección de Diego Rivera entre 2006 y 2012, a
través del ex presidente Luis Echeverría, quien las tenía en su posesión.
El
mural relataba la historia de la Unión Americana desde la perspectiva del
mexicano a través de 21 retablos llamados Retrato de Norteamérica, trabajo que
Diego Rivera concibió para la Liga Comunista de América, también conocida como
la Casa del Trotskismo, entre junio y diciembre de 1933.
Sin
embargo, la obra no puede entenderse sin el revés que el mexicano sufrió el 12
de mayo de ese mismo año, cuando se anunció la cancelación del mural Hombre en
el cruce de caminos, en el Rockefeller Center, luego de que John Rockefeller
Jr. descubriera que en el fresco estaba la imagen del político comunista ruso,
Vladimir Lenin.
Tras
este episodio, Bertram Wolfe, amigo del muralista y fundador del Partido
Comunista de Estados Unidos, intercedió para que Rivera pudiera realizar un
nuevo mural en la sede de dicho instituto, la New Workers' School de Nueva
York.
Rivera
pudo llevar a cabo este proyecto con los recursos que le pagó John Rockefeller
Jr. a pesar de la cancelación de Hombre
en el cruce de caminos. El muralista proyectó que el trabajo quedaría
inmortalizado en paneles móviles con marcos de madera, por si en algún momento
debían ser cambiados de sede.
En
un reportaje publicado el 24 de mayo de 2014 en la revista Proceso, Mathieu
Tourliere cita al muralista, quien en el prólogo del libro de presentación de
la obra escribió:
“Estos
frescos son los mejores que he pintado, los mejor construidos, los más
correctos en la dialéctica, los más ricos en síntesis material y, además, informados
con el mayor entusiasmo y amor que soy capaz de sentir”.
Las
21 piezas del mural cambiaron a distintas sedes entre 1936 y 1969, en este
último año 13 de esas piezas fueron consumidas por las llamas de un incendio en
el Centro de Administración de la Casas de la Unidad, en Pensilvania, que
pertenecía al Sindicato Internacional de las Mujeres y los Trabajadores del
Textil.
Algunas
versiones apuntan que las ocho piezas que se salvaron, no fueron alcanzadas por
las llamas gracias a que no eran exhibidas por su alto contenido comunista.
Por
ejemplo, en el retablo central, llamado Unión proletaria, Diego Rivera reunió a
Karl Marx, Federico Engels, Vladimir Lenin, Iósif Stalin, Nikolái Bujarin y
León Trosky, entre otros.
Los
cuadros que se salvaron pasaron por diversas manos de coleccionistas. Alguno de
los cuales, pertenecientes a la comunidad judía, habrían hecho llegar al ex
presidente mexicano Luis Echeverría cinco de estos.
En
su reportaje de mayo de 2014 para la revista Proceso, Mathieu Tourliere cita a
la crítica de arte y biógrafa de Diego Rivera, Raquel Tibol, quien cuenta que
en mayo de 1974 hizo una visita al mandatario y vio los retablos.
María
del Carmen Echeverría confirmó a dicho semanario que las obras habían sido un
regalo para su padre de parte de “un amigo judío”. Mathieu Tourliere también
asegura en la publicación que una fuente cercana al ex mandatario lo visitó en
2006 y que los cuadros aún seguían en su residencia.
Entre
2006 y 2012, la lideresa magisterial viviría sus mejores años al frente del
magisterio mexicano. En este periodo la ex priísta fue pieza clave en los
triunfos electorales de Felipe Calderón Hinojosa, del PAN, y del actual
presidente Enrique Peña Nieto, del PRI.
Elba
Esther incluso participó indirectamente en las elecciones a través del partido
del magisterio: Nueva Alianza, que alcanzó su registro en 2005 y apareció por
primera vez en la boleta electoral en 2006.
La
última vez que los cinco retablos pudieron ser apreciados en público, fue en
2007, durante la exposición en el Palacio de Bellas Artes de Epopeya mural,
exposición que reunió más de 180 obras de Diego Rivera a propósito de los 50
años de su fallecimiento.
El
silencio
No
se sabe aún cuánto costaron a la maestra las cinco obras que estaban en poder
de Luis Echeverría y una sexta que adquirió de un coleccionista en Estados
Unidos. Tampoco se sabe quién orientó a la maestra para hacerse de dichos lienzos.
Una
fuente cercana a la maestra Elba Esther asegura que entre quienes la ayudaron a
obtener esta colección estarían la ex titular del Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar.
Sin
embargo, la ex funcionaria federal y amiga de la maestra niega este
señalamiento.
“Desconozco
la colección por lo tanto no podría opinar de ella”, aseguró en una breve
declaración para La Silla Rota.
Otro
de los personajes señalados como los que recomendaron a Elba Esther obtener
dichas obras fue el líder del proyecto Ciudad de la Innovación, Enrique Norten.
Sin
embargo, su despacho rechaza las peticiones de entrevista bajo el argumento de
que el arquitecto no se encuentra en México, a pesar de que el 29 de septiembre
pasado inauguró la sede de una universidad en el poniente del Distrito Federal.
Vía
redes sociales, el arquitecto encargado de La Ciudad de la Innovación, que
tendría un lugar especial para la colección de arte de Diego Rivera y otros
autores como Gabriel Orozco y Francisco Toledo, tampoco responde las
solicitudes de entrevista.
De
acuerdo con el expediente 227/2014, en manos de la Procuraduría General de la
República (PGR), luego de la detención de Elba Esther Gordillo por malversación
de recursos en febrero de 2013, su representación legal se puso en contacto con
los dirigentes del SNTE para la entrega de 15 cajas que contenían las obras de
arte.
Los
abogados de la maestra pactaron con la coordinadora del Colegiado Nacional de Asuntos
Jurídicos del SNTE, Soralla Bañuelos de la Torre, entregar las 15 cajas con
obras de arte el 14 de febrero de 2014. La apertura de los paquetes sería
presenciada por un perito del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y un
notario público.
Pero
Soralla Bañuelos de la Torre, actual diputada federal de Nueva Alianza no se
presentó a la cita y sigue sin dar respuesta a las peticiones de entrevista
para abordar el caso.
“No
hay pronunciamiento al respecto”, es la respuesta oficial de la SNTE a las
peticiones de entrevista por parte de La Silla Rota.
Fuentes
al interior del magisterio señalan que el SNTE se niega a reconocer que las
obras son de su propiedad porque no cuenta con facturas o notas que avalen que
las obras se obtuvieron de forma legal.
El
18 de marzo de 2014 ante el desaire de la representante legal del magisterio,
los abogados de Elba Esther Gordillo pusieron a disposición de la juez civil
Flor de María Hernández Mijangos, del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal, las 15 cajas.
Sin
embargo, el 3 de abril, Hernández Mijangos desechó las diligencias de
consignación de bienes.
Ese
mismo mes, la PGR emitió su propia medida cautelar de aseguramiento de las
obras artísticas al considerar que forman parte de una averiguación previa con
la que se busca acreditar a la maestra una nueva acusación por lavado de
dinero.
En
una columna publicada el 29 de septiembre pasado en el diario El Universal, el
periodista Ricardo Alemán recordó que la casa de subastas Morton, cotizó en
noviembre de 2011 dos cuadros de Rivera en más de nueve y medio millones de
pesos, poco más de 700 mil dólares al tipo de cambio de hace cuatro años.
“…al
tipo de cambio actual —17 pesos—, los cuadros de Diego Rivera que poseía la
profesora Gordillo podrían tener en el mercado un valor estimado de cien
millones de pesos. Además de la obra de otros autores”, estimó el periodista.
Un
legado para los mexicanos
Aquel
19 de octubre de 2012, cuatro meses antes de su detención y ante miles de
maestros del SNTE, Elba Esther anunció triunfal lo que sería su legado. La
Ciudad de la Innovación tendría en su corazón el trabajo del artista mexicano
más reconocido a nivel mundial.
“…va
a estar administrado por una asociación, una asociación que vigile y cuide que
nada de lo que ahí halla se pierda porque es patrimonio nacional. Y México
reconocerá que los maestros se lo leguen a la patria”, dijo la maestra ante el
aplauso y la euforia del magisterio.
Sin
embargo, hoy esas obras de arte se encuentran en medio de un litigio y en la
oscuridad de una bodega de la PGR.
maaz
No hay comentarios.:
Publicar un comentario