CINCO MESES
ANTES SUPIERON QUE SE IBA A FUGAR ‘EL CHAPO’ (PARTE 1)/Carlos Loret de Mola
El
Universal, 1 de octubre de 2015
Para
los investigadores de la PGR, la pieza
clave para la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán fue Celina Oseguera Parra, hasta
hace unas semanas coordinadora general de Centros Federales de Prevención y
Readaptación Social de Gobernación, ya detenida.
Con
un larguísimo currículum en el sistema penitenciario mexicano, conoció
personalmente al líder del Cártel de Sinaloa cuando ambos coincidieron en el
penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco. Él interno, ella
directora.
Luego
ella fue mandamás en las prisiones de máxima seguridad de Almoloya y Matamoros,
y en 2001, cuando escaló a directora general de Prevención y Readaptación
Social de Seguridad Pública Federal, El Chapo se pudo escapar por vez primera.
Luego
bajó de nivel y se encargó sólo de las cárceles del DF. A los cuatro meses de
que Guzmán Loera fue recapturado, Celina Oseguera regresó a las grandes ligas,
otra vez a coordinar todos los penales de máxima seguridad. Un año después se
fugó El Chapo por segunda ocasión.
La
PGR sospecha que Oseguera aprovechó ese año para colocar en las posiciones
estratégicas de Almoloya a gente de su confianza que, llegado el momento, le
dieran al Chapo Guzmán lo único que necesitaba: tiempo
De
acuerdo con la averiguación previa, a la que he tenido acceso, el denominador
común en el comportamiento de todos los encargados de mantener a El Chapo tras
las rejas es que se tomaron las cosas con calma.
El que en ese
momento era director general del Altiplano, por ejemplo, Valentín Cárdenas
Lerma, también detenido, hace 15 años trabaja a la vera de Celina Oseguera.
Desde febrero recibió reportes de que Joaquín Guzmán Loera planeaba
una fuga. Según los peritajes a los sistemas de seguridad del penal a su cargo
y los testimonios recogidos en la indagatoria, no redobló los blindajes a pesar
de que sabía de las deficiencias:
Desde
2012 no sirve el sistema geofónico, que detecta intrusión subterránea. La noche
de la fuga no funcionaban los sistemas electrónicos de seguridad de áreas perimetrales.
Los sensores de escalamiento de malla Intellifiber, de microondas Intelliwave,
los volumétricos de cable enterrado Perimetrax, los de movimiento con traza de
trayectoria Dream Box y los de presencia de ductos y azoteas Piramid estaban
instalados, pero desconectados del sistema central Starnet 1000. El brazalete
de monitoreo del Chapo no servía. Y encima, al momento de la fuga, Valentín
Cárdenas estaba ausente sin permiso.
El
expediente deja el aroma de que para ser casualidades son muchas.
Una
cadena de mando, que involucra a una veintena de funcionarios públicos, la
mayoría de ellos detenidos, se aletargó —la sospecha es que intencionalmente—
ante la fuga. La primera alerta se dio 18 minutos después del escape. Justo el
tiempo que se estima empleó El Chapo para recorrer el túnel. Y aunque hubo
llamadas y conversaciones entre celadores y jefes, el Código Rojo se activó dos
horas y media más tarde.
Tiempo
era lo único que necesitaba. Tiempo le dieron. ¿Por qué? Eso no está aún en la
averiguación previa.
Continuará…
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