21 ene 2018

Barrales ningunea a Sheinbaum: El enemigo a vencer es “Andrés"

Revista PROCESO # 2151, A 20 de enero de 2018
Barrales ningunea a Sheinbaum: El enemigo a vencer es “Andrés"/SARA PANTOJA
Alejandra Barrales, precandidata de Por México al Frente al gobierno de la Ciudad de México, minimiza los escándalos recientes por sus propiedades de lujo y reafirma­ su pertenencia al PRD, un partido que, sostiene, supo reinventarse aunque en el camino tuvo que establecer una alianza con su enemigo histórico: el PAN y con Movimiento Ciudadano. En entrevista con Proceso, expone los resabios de su antigua cercanía con López Obrador –el actual contrincante a vencer, según ella–, y respecto de Claudia Sheinbaum, que busca también gobernar la capital pero bajo el emblema de Morena, prácticamente ni la menciona.
A diferencia de 2012 –cuando buscó por primera vez la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y fracasó, por amplio margen, ante Miguel Ángel Mancera Espinosa–, Alejandra Barrales tejió fino para posicionarse, incluso sacrificó los principios del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y se alió con su enemigo histórico: el PAN.
El plan de la exlíder de azafatas comenzó a hilvanarse el 16 de julio de 2016, cuando renunció a la Secretaría de Educación del gobierno capitalino, e impulsada por el propio Mancera fue elegida presidenta nacional del PRD.

En su primer discurso como dirigente, Barrales llamó a “recuperar el orgullo perredista” y, de cara a las elecciones de 2018, pidió “no ir a buscar a nadie, no ir a colocarnos a la cola de nadie, porque igual daño nos hace ser la cola de cualquier izquierda que ser la cola de cualquier derecha”.
Sin embargo, las desavenencias de muchos perredistas con su gestión y el crecimiento de Morena a nivel nacional provocaron una desbandada de fundadores y otrora líderes de las corrientes que integran su partido, como Pablo Gómez, René Bejarano y Dolores Padierna. La mayoría de ellos se sumó al partido de Andrés Manuel López Obrador.
A principios de abril de 2017 el senador Luis Miguel Barbosa renunció al PRD y, en consecuencia, a la presidencia de la bancada perredista en el Senado. Hoy milita en Morena. Barrales asumió la vacante legislativa que él dejó, en plena violación a la ley, como lo confirmó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
En marzo de 2017, Univisión Noticias reveló que “por error” –como ella justificó– la luchadora izquierdista omitió declarar la propiedad de un departamento de lujo en Miami, Florida, valuado en 14.3 millones de pesos, y una casa de más de 500 metros cuadrados en Lomas de Chapultepec con un valor catastral estimado en 13.3 millones de pesos.
La entonces senadora explicó que compró ambos inmuebles con créditos bancarios y como socia de una empresa con sede en Estados Unidos.
A ese tropiezo se sumó el fracaso en las elecciones de junio de 2017 en el Estado de México, cuando el candidato del PRD, Juan Zepeda, quedó en tercer lugar.
La entronización
En la mutación de la presidencia perredista, Barrales acordó con Ricardo Anaya destapar la posibilidad de un “frente opositor al PRI” para las elecciones de 2018. Pronto se les unió Dante Delgado, su homólogo de Movimiento Ciudadano. Los tres dijeron que la alianza tendría carácter “ciudadano” y sería un proyecto “transexenal para transformar a México”.
Para octubre, los tres avalaron la alianza. Del propósito de la perredista quedaban pocas dudas. Tan fue así que Ricardo Monreal reculó en su amenaza de renunciar a Morena para ir por la jefatura con la camiseta del PRD, su antiguo partido.
El 8 de diciembre, los artífices de la negociación registraron la coalición Por México al Frente ante el Instituto Nacional Electoral (INE) y revelaron el acuerdo: la candidatura presidencial se definiría bajo las reglas del PAN; la jefatura de gobierno de la CDMX, con los ordenamientos del PRD.
A primera hora del 9 de diciembre, el jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera –quien semanas atrás fue arropado por distintas corrientes perredistas y la misma Barrales para ser su candidato presidencial–, se bajó de la contienda y rechazó el premio de consolación que ella le propuso: coordinar la campaña del panista Anaya.
La tarde de ese mismo día, la todavía senadora dejó la presidencia nacional del PRD –como se lo ordenó el TEPJF– y de inmediato dijo que quería gobernar la Ciudad de México. El 10 de diciembre por la mañana se registró como precandidata en la sede local del PRD. Luego hicieron lo propio Armando Ahued y Salomón Chertorivsky, quienes horas antes renunciaron a las secretarías de Salud (Sedesa) y de Desarrollo Económico (Sedeco) del gabinete mancerista, respectivamente. Un mero formalismo.
El viernes 14, los tres aspirantes iniciaron sus precampañas y cuatro días después, el día 18, junto con el presidente del PRD local, Raúl Flores, informaron que se someterían a un ejercicio “transparente y democrático”: una encuesta elaborada por Consulta Mitofsky, Covarrubias y Asociados e Ipsos Bimsa para saber quién es el mejor posicionado.
En cinco semanas de precampaña, Barrales no recorrió tantas calles ni espacios públicos como sus contendientes; pasó fines de semana con “agenda privada” o “sin actividades públicas”. Fue recibida en lugares cerrados y entre aplausos por senadores y diputados locales, estructuras territoriales perredistas, empresarios, grupos sociales, comités vecinales, y hasta panistas y emecistas que la cobijaron.
En las delegaciones con más arraigo perredista, como Coyoacán, Álvaro Obregón, Gustavo A. Madero, Iztapalapa e Iztacalco, la recibieron con grandes concentraciones. Su estrategia incluyó encuestas telefónicas que la anunciaban como “la gran candidata”, destacaban supuestos logros legislativos y mencionaban sus propuestas en seguridad y agua potable.
Del 12 al 14 de febrero, 3 mil cuestionarios fueron aplicados a domicilio en las 16 delegaciones. Y el miércoles 17, un día antes de lo anunciado, se difundieron los resultados sin sorpresas: Barrales fue la más conocida, con 128 puntos, Chertorivsky, con 89, y Ahued, con 59. De inmediato, ambos reconocieron su derrota y se sumaron a la campaña de la ganadora. Poco importó que haya sido la peor calificada –con apenas cinco puntos– en el rubro de “opinión” por los ciudadanos consultados.
Y aunque falta el trámite de su ratificación en el Consejo Estatal del PRD –a más tardar el 17 de febrero–, así como de la coalición Por la CDMX al Frente, es claro que Barrales competirá contra la aspirante de Morena, Claudia Sheinbaum, para intentar frenar la debacle perredista y retener el poder en el gobierno capitalino.
Un día después de la difusión de los resultados de la encuesta, Barrales comenta a Proceso que se siente “digna aspirante” a gobernar la capital del país.
“¡Claro que sí! -dice–. Soy orgullosa capitalina. Como muchas mujeres de esta ciudad, soy producto de una vida de lucha y esfuerzo… Esta ciudad me ha dado la oportunidad de crecer. La amo y quiero que a la gente que la habita le vaya bien.”
“No le debo nada a nadie”
La primera vez que intentó ser candidata a jefa de gobierno, en enero de 2012, Barrales perdió la encuesta frente a Mancera –su expareja sentimental–, quien tenía la anuencia de Marcelo Ebrard y López Obrador. Cuando se anunciaron los resultados, ni siquiera se presentó al acto, pero sí criticó la metodología del estudio.
Seis años después, sin ocultar la satisfacción de lograr la candidatura, asegura que ésta es “un asunto de convicción, de congruencia de trabajar en la ciudad, en las buenas y en las malas, con cargo o sin cargo”. Se debe, reitera, a “la suma de muchos factores. Siempre mi convicción ha sido sumar a todos, a los diferentes liderazgos y corrientes (del PRD)”.
Sin embargo, niega que esté atada a intereses partidistas o que, incluso, le deba algún favor a Mancera por impulsarla en su plan: “El apoyo del jefe de gobierno ha sido primordial. Efectivamente, su impulso para llegar al partido. Pero esto no hubiera sido posible sin el apoyo de las expresiones. Lo más importante es el compromiso que yo he tenido con el proyecto, con el partido, y que no pasa por un tema de compromisos personales”.
Con Mancera, acota, “hay una buena relación política que hemos construido y que se basa en el trabajo de equipo. Compartimos un proyecto de ciudad, el proyecto del partido y, ahora, el proyecto del Frente”.
–Entonces, ¿no le debe nada a nadie?
–Ni me han pedido nada ni yo he ofrecido nunca nada que no sea mi capacidad de trabajo.
–¿Teme a los cadáveres que pueda tener el clóset?
–¡Mi clóset es de cristal!
Barrales defiende los resultados “contundentes” de la “selección interna real” del PRD capitalino. Afirma que la disputa fue equitativa y que los resultados respondieron a la trayectoria y liderazgo de cada participante. “Cada uno echamos mano de lo que teníamos a nuestro alcance. Pero lo positivo es que esto le ayuda al proyecto del Frente”, insiste.
Sobre la peor calificación que obtuvo de la opinión de la ciudadanía, la exsecretaria de Turismo local la compara con una fiesta a la que asisten invitados que nadie conoce y llega alguien que tiene conocidos “desde la primaria y en la cuadra; seguramente no les caerá bien a todos y habrá quien diga que no coincide con ella por diferentes razones”.
De la polémica por sus propiedades de lujo, sólo dice que “ha quedado perfectamente claro que no hay simulación y quien quiera puede darle seguimiento”. Advierte, sin embargo, que el tema será parte del “golpeteo político” en su contra.
Y en cuanto a cómo quitarse la sombra de las tribus perredistas y líderes repudiados por los capitalinos que apoyaron su precandidatura, aclara que ella se reunió con “militancia de territorio” y que “no hubo un acuerdo de corrientes” a su favor. Incluso adelanta que, de ganar la elección, no habrá “cobro de facturas”.
–¿Incluiría en su gabinete a Héctor Serrano, Jesús Zambrano, Jesús Ortega, Raúl Flores y Mauricio Toledo?
–Son mis compañeros de trabajo. Los he escuchado y los voy a seguir escuchando porque hemos sido compañeros militantes del partido y con ellos he impulsado este proyecto. Ya llegará el momento y veremos qué sucede con la integración del equipo. Ahora no tendría condiciones para pensar de manera específica en algún compañero, en incluirlo o dejarlo fuera. El tema en este momento es el proyecto del Frente.
–¿Veremos a panistas como Jorge Romero?­
–Sin duda habrá gente que venga de Acción Nacional y de Movimiento Ciudadano. De eso se trata un gobierno de coalición. Y habrá gente que venga de la no militancia. Sin dedicatorias. Sin vetos ni cuotas. Serán los mejores perfiles para desempeñar las diferentes tareas.
A quienes le observan inexperiencia en el servicio público, responde: “Nunca antes había sido presidenta de partido, secretaria de Educación ni presidenta de la Asamblea Legislativa ni dirigente sindical, y me fue bien. Siempre he entregado buenas cuentas y sé que, en la jefatura de gobierno, contando con el apoyo de la gente, también lo haremos”.
Respecto de las dudas sobre cómo gobernar con ideologías tan diferentes como las del otrora eterno rival perredista, el PAN, dice: “La única forma de no perderte entre las incongruencias es poniendo por delante un proyecto”. Y reitera que avances ganados como el derecho al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo “ya están resueltos jurídicamente”.
“Cuando creí en Andrés”
Alejandra Barrales inició su carrera política en el PRD capitalino como legisladora local en 2003, bajo la guía y respaldo de Andrés Manuel López Obrador. Ahora, 15 años después, considera que seguir los pasos del fundador de Morena no fue una de las mejores decisiones de su vida.
“Yo he reconocido, sin arrepentirme, que el haber acompañado un proyecto en el cual entregas toda tu confianza a una sola persona, como cuando acompañamos a Andrés, no es lo que resuelve los problemas del país, por lo menos hoy no”, afirma.
–¿Eso no es negar la base de tu trayectoria política en la ciudad?
–Fue una etapa, lo digo con claridad, de la que no me arrepiento, pero sí digo que parte del aprendizaje es reconocer que eso no es lo que resuelve los problemas… Cuando lo hice, lo hice convencida. Lo demostré. Siempre defendí ese proyecto, pero también las experiencias te dan la oportunidad de reconocer cuando esto ya no está funcionando para la gente, cuando ya no es lo que en un principio nos propusimos. Eso también ha sido aprendizaje.
De hecho, destaca que “por fortuna” se fueron del PRD líderes “vinculados con cacicazgos, con corrupción”.
Confiada, hace a un lado a la virtual candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, y alardea que contra quien realmente competirá en las próximas elecciones será el mismo López Obrador.
“No le resto méritos a nadie. Simplemente hablo de lo que conozco, lo que he visto. Cuando Andrés Manuel ve que sus candidatos no prenden, no avanzan, él es el que asume las candidaturas. Lo vimos en el Estado de México.”
La exlopezobradorista reconoce la fuerza de Morena en la ciudad y prevé una “competencia real”, pero evita mencionar a Sheinbaum. “Estoy convencida de que en esta candidatura me va a ir bien. No solamente vamos a remontar, vamos a ir adelante y cuando él (López Obrador) vea que vamos ganando, va venir a hacer campaña. Eso ya lo sabemos”.
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