El caso Algredo
LINOTIPIA / Peniley Ramírez
REFORMA, 11 enero 2025
En el video se ve un galerón con paredes de ladrillo. Es otoño de 2024. Los agentes, vestidos de negro, usan pasamontañas. Están en una ciudad en la frontera entre México y EU, del lado mexicano. Adentro, paredes de tablaroca forman divisiones internas, como un set de televisión. "Las divisiones son para mitigar el ruido de las máquinas", me dice la fuente de seguridad que me muestra el video. Y en esos cuartos, el botín: cientos de paquetes de fentanilo, empacados con cinta negra para aislar, listos para pasar por una gran máquina de hacer pastillas.
Las autoridades de México y EU celebran discretamente el hallazgo. Es el más reciente entre decenas de investigaciones en los últimos años, en las que han participado el FBI, la DEA y Homeland Security Investigations (HSI), con agentes mexicanos. En esos operativos, de los que pocas veces se informa a la prensa, agentes de ambos países han hallado decenas de laboratorios en funcionamiento, la mayoría en Sinaloa, que se dedican a acondicionar el fentanilo, sintetizarlo, o convertir pre-precursores en precursores.
En las últimas semanas, varios actores clave de esa colaboración, que estaban radicados en México, han sido reasignados a EU, previo al inicio del nuevo gobierno de Donald Trump. Algunos temen que los gobiernos de ambos países frenen años de cooperación.
Durante años, agentes de ambos países me han contado sobre una relación tensa, pero funcional, que ha permitido intervenir laboratorios y centros de empastillado. Gracias a esto, los agentes han confirmado que, por seguridad, los fabricantes han subdividido la producción de fentanilo en fases, que ocurren en lugares distintos. "Donde se hace la síntesis no se hacen las pastillas. La síntesis está particionada para que sea casi indetectable", me dijo un agente.
Juntos, ambos países han operado compras controladas de droga, para entender cómo empresas chinas e indias venden precursores de fentanilo y los envían a México, Canadá y EU. Y, juntos, han investigado también cómo se paga a los proveedores en China, a veces usando intermediarios en EU o en México.
Esta no es la única prueba de que México no solo sabe que sí se produce fentanilo en el país, sino que ha colaborado con EU para frenar esta operación criminal. El caso Algredo es un buen ejemplo de este trabajo conjunto.
En 2014, Carlos Algredo fundó la comercializadora MB Barter & Trading Mexico y la registró ante Cofepris. Pronto, Barter comenzó a enviar productos químicos a Pro Chemie New York, una compañía con sede en Queens, NY, que operaba Javier Algredo, hermano de Carlos. En 2020, un gran jurado en EU acusó a Carlos de usar las empresas para enmascarar la compra y envío de precursores de metanfetaminas y fentanilo.
Un año después, detuvieron a Javier. Lo juzgaron y sentenciaron en febrero pasado a 18 años, por introducir a EU los precursores para producir más de dos mil millones de dosis de fentanilo y por transferir millones de dólares de EU a proveedores en China e India. Entre Carlos, Javier y otros cómplices, importaban productos de China e India hacia México, que luego enviaban a EU, según explicó una investigación de Insight Crime. (anexo
Los fiscales dijeron que Javier, desde NY, era un intermediario que hacía compras para el Cártel de Jalisco Nueva Generación. La embajada de EU en México celebró la sentencia como uno de los "esfuerzos compartidos para proteger nuestras naciones y su bienestar". En mayo pasado, México extraditó a Francisco Pulido, un cómplice de los Agredo. El caso continúa bajo investigación.
Meses después, las autoridades judiciales de EU revelaron otro caso de una empresa china operando a través de México. Los operadores de Hubei Aoks, dice la investigación, dijeron que los precursores de fentanilo eran los productos más populares entre sus clientes de México, que los vendían en paquetes de un mínimo de 25 kilogramos y que las ganancias eran tan buenas que "bien valía la pena el riesgo".
Ahora, las autoridades de México insisten en negar públicamente incluso el trabajo que ellas mismas han hecho. Mientras, EU se prepara para una nueva era Trump. En medio, todo el trabajo que han hecho agentes de ambos países, aunque esté lejos de ser suficiente, está en riesgo.
@peniley_ramirez
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Más allá de China: cómo otros países envían precursores químicos a México/ por Sara Garcia
Insight Crime., 28 Feb 2024
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El 21 de septiembre de 2021, Javier Algredo Vázquez se dirigía a una oficina de las fuerzas de seguridad de Estados Unidos para recuperar sustancias químicas que las autoridades le habían confiscado días antes. De cierta forma, su viaje ese día era un acto notable de arrogancia, pero para otros podría ser un día cualquiera.
Este hombre, de unos 50 años, nació en México y había vivido con su familia durante décadas en el condado de Queens, Nueva York, donde había trabajado en una prestigiosa cadena hotelera durante más de 15 años. Pero Algredo también era un empresario. En los últimos diez años, había creado una empresa que frecuentemente realizaba negocios con distribuidores de productos químicos en varios países. Su hermano, Carlos, también era un hombre de negocios con una empresa de importación de productos químicos en México.
Sin embargo, los negocios de ambos estaban bajo escrutinio. Sin que los hermanos lo supieran, Carlos había sido acusado por la justicia estadounidense de cargos relacionados con la distribución de precursores químicos, y la producción y el tráfico de metanfetamina. Además, algunos de sus socios comerciales clandestinos en México ya habían sido señalados como uno de los principales proveedores de fentanilo en Estados Unidos. Este opioide sintético ha contribuido a una crisis de salud pública que ocasiona decenas de miles de sobredosis mortales cada año.
Sin embargo, los hermanos podían afirmar que, en general, estaban siguiendo estándares internacionales y cumpliendo con marcos regulatorios sobre sustancias químicas avalados a nivel internacional. Aunque algunos de los químicos que comercializaron estaban estrictamente regulados en México, Estados Unidos y China, no lo estaban en otros países, como India, Alemania y Turquía. Es más, Javier tenía toda la documentación requerida para respaldar sus transacciones comerciales.
En este contexto, no está claro si Javier alguna vez consideró estar bajo la mira de las autoridades. Pero, al llegar a la oficina, las autoridades lo arrestaron y lo acusaron de suministrar sustancias químicas para la producción de drogas sintéticas a diversos grupos criminales de México. Según los fiscales, entre sus clientes se encontraba el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las organizaciones de tráfico de drogas más poderosa del mundo y uno de los dos principales proveedores de fentanilo a Estados Unidos.
*Este artículo forma parte de una investigación de dos años sobre el flujo de precursores químicos para la producción de metanfetamina y fentanilo en México. Lea los otros artículos de la investigación aquí y el informe completo aquí.
Los fiscales también aseguraron que los hermanos Algredo utilizaban varias empresas fachada para comprar productos químicos, principalmente a proveedores chinos, que luego eran utilizados en la producción de drogas sintéticas. China es uno de los mayores centros de producción química del mundo y la principal fuente de precursores químicos requeridos en la producción de fentanilo y metanfetamina en México, como detalló InSight Crime en un estudio reciente sobre el tema.
Sin embargo, las operaciones de los hermanos Algredo se extendían mucho más allá de China. Los fiscales estadounidenses afirmaron que los hermanos habían establecido una amplia red de proveedores de productos químicos en India y Turquía. Además, un análisis de los datos comerciales realizado por InSight Crime reveló transacciones adicionales con empresas en Alemania y Estados Unidos. Los envíos salían de varios puertos marítimos en contenedores que cruzaban los océanos Pacífico y Atlántico.
Esta diversidad de proveedores que tenían los hermanos Algredo es muy común entre las redes criminales. Aunque China sigue siendo una fuente clave, los intermediarios que abastecen a los productores de drogas sintéticas en México recurren a las industrias químicas de varios países de Europa, Asia y América, según decenas de entrevistas que InSight Crime realizó a productores de drogas sintéticas de los estados mexicanos de Sinaloa y Michoacán, agentes de las fuerzas de seguridad y funcionarios públicos de varios países, así como académicos y representantes de organizaciones multilaterales a lo largo de dos años.
La disponibilidad de estos productos químicos a nivel global es uno de los principales desafíos que enfrentan las agencias gubernamentales para frenar el comercio de drogas sintéticas. Aunque China ha implementado medidas para controlar la producción y comercialización de ciertas sustancias durante la última década, las normativas y leyes de otros países productores suelen ser menos estrictas, y presentan numerosas lagunas y deficiencias en su aplicación. De hecho, muchas de las sustancias necesarias para producir drogas sintéticas se fabrican y comercializan legalmente para numerosas industrias. Esto facilita su desvío hacia fines ilícitos sin que sean detectadas por las autoridades o las propias empresas químicas que deberían de supervisar sus cadenas de suministro.
El resultado es un suministro aparentemente interminable de materias primas para producir algunas de las drogas más letales del mundo.
Diferentes países, diferentes leyes
En la acusación de Javier Algredo y en otros documentos judiciales relacionados con el caso, los fiscales del Distrito de Columbia afirmaron que Algredo había utilizado Pro Chemie New York Inc., una empresa de su propiedad y registrada en el estado de Nueva York, para adquirir estos productos. Su hermano, Carlos, habría recibido los envíos en México a través de otra empresa, MB Barter & Trading S.A. de C.V., con sede en Ciudad Nezahualcóyotl, en el Estado de México.
Entre 2018 y 2021, la red de los hermanos Algredo desvió un total de 1.453 toneladas de sustancias químicas para la producción de metanfetamina, 1.848 toneladas de sustancias utilizadas para aumentar la potencia de la metanfetamina y 44,1 toneladas de productos químicos para la producción de fentanilo, según los registros judiciales. La mayoría de estas sustancias químicas procedían de China.
No obstante, los hermanos Algredo también se abastecieron de otros países. Por ejemplo, obtuvieron ácido acético de Turquía y carbonato de sodio de Alemania, según los datos comerciales de Altana Atlas, un mapa dinámico de cadenas de suministro globales. Estas sustancias se utilizan en la producción de fentanilo y metanfetamina y están estrictamente reguladas en México, pero no en Turquía o Alemania.
Estos patrones señalan la vulnerabilidad central del actual sistema internacional de regulación de productos químicos. Los fabricantes de drogas sintéticas requieren una variedad de sustancias, desde precursores altamente regulados hasta productos químicos esenciales que tienen usos legales. Cuando los organismos reguladores y las fuerzas de seguridad imponen controles sobre los precursores químicos, los productores de drogas sintéticas ajustan la fórmula para poder utilizar lo que se conoce como preprecursores, y modifican sus cadenas de suministro en el proceso.
Aunque la mayoría de los países forman parte de convenios internacionales que establecen directrices para controlar y vigilar el uso de estas sustancias químicas, las normativas y leyes varían de un país a otro. Estas disparidades tienen implicaciones significativas.
Para empezar, los productores de droga tienen acceso a una amplia variedad de posibles proveedores y puntos de tránsito. Por lo tanto, cuando la regulación se intensifica en un país, como ha sucedido con los precursores y preprecursores de metanfetamina y fentanilo en México y China, las redes delictivas pueden encontrar nuevas sustancias y nuevos proveedores en países con menos controles.
Ampliar el alcance geográfico de los posibles proveedores, así como las rutas de tráfico, también ayuda a los traficantes a eludir la detección, según varios productores de metanfetamina y fentanilo entrevistados por InSight Crime en Sinaloa y Michoacán. Estos productores mencionaron que, al buscar productos químicos, recurren a empresas y transportistas que ofrecen productos de calidad al tiempo que minimizan el riesgo de intercepción.
“Se busca [la ruta] que sea más conveniente, que no necesariamente es la más directa… Por donde se pueda y desde donde se pueda”, dijo un coordinador de varios laboratorios clandestinos de drogas sintéticas en Culiacán, Sinaloa.
El resultado es que India, Alemania, Estados Unidos y Guatemala se encuentran ahora entre una creciente lista de países que desempeñan un papel importante en la cadena de suministro de sustancias químicas utilizadas para producir metanfetamina y fentanilo en México. Aparte de China, estos fueron los países citados con mayor frecuencia en los expedientes judiciales consultados por InSight Crime, los datos de envíos de sustancias químicas documentados en Altana Atlas, las entrevistas que realizamos con funcionarios de estos países y nuestro trabajo de campo en los epicentros de producción de drogas sintéticas en México.
Mientras que India sirve como país de origen debido a su importante industria química y sus normativas más permisivas, Alemania y Estados Unidos son al tiempo países de origen y puntos de tránsito para preprecursores y sustancias químicas esenciales. Por su parte, Guatemala actúa como punto de tránsito clave para las sustancias químicas que se desvían antes de ser transportadas a México.
Con base en una lista elaborada por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) y varias listas de organismos gubernamentales de lucha contra los estupefacientes y reguladores, así como métodos de producción de drogas sintéticas disponibles en fuentes abiertas, InSight Crime identificó 30 precursores y preprecursores, y 43 sustancias químicas esenciales que se utilizan actualmente en la producción de fentanilo y metanfetamina.
De nuestra lista, México ha incluido 23 de estos precursores y preprecursores, junto con 18 sustancias químicas esenciales en su lista de sustancias controladas; Estados Unidos regula 22 precursores y preprecursores, junto con 4 sustancias químicas esenciales; Guatemala regula 19 precursores y preprecursores y 12 sustancias químicas esenciales; Alemania regula 17 precursores y preprecursores y 3 sustancias químicas esenciales; e India regula 13 precursores y preprecursores y ninguna de las sustancias químicas esenciales.
La falta de uniformidad en las regulaciones ocurre incluso con algunos de los químicos más importantes para la producción de drogas sintéticas. Por ejemplo, la metilamina se utiliza en las industrias química, agroquímica y farmacéutica, pero también es un precursor frecuentemente utilizado para la producción de metanfetamina. De hecho, fue una de las sustancias químicas que los hermanos Algredo desviaron al CJNG en grandes cantidades. La metilamina está incluida en la ley federal sobre precursores químicos de México y en la lista de sustancias químicas controladas de Estados Unidos. Sin embargo, no está contemplada en ninguna lista de vigilancia en India, y solo se controla de manera voluntaria en Alemania. Del mismo modo, el bencilfentanilo, un preprecursor del fentanilo, figura en las listas de vigilancia de México y Estados Unidos, pero no está estrictamente regulado en India, Alemania o Guatemala.
Estas disparidades significan que una gran parte de la cadena de suministro de precursores químicos puede abastecerse legalmente. En papel, por ejemplo, los envíos de la red Algredo desde Pro Chemie New York y MB Barter & Trading parecían cumplir la normativa. Realizaban compras a empresas químicas de India, Alemania y Estados Unidos, algunas de las cuales operan desde hace décadas y suministran sustancias químicas a diversas industrias en todo el mundo. Esto fue lo que le dio a Javier Algredo la confianza necesaria para intentar recuperar su mercancía decomisada aquel fatídico día de septiembre de 2021.
Sus proveedores tampoco estaban comercializando sustancias controladas, y podrían haber formado parte de la cadena de distribución de precursores sin ser conscientes de que los productos químicos que vendían se desviaban para producir drogas sintéticas ilegales en México. Aunque la reglamentación sobre las empresas que producen y comercializan productos químicos suele ser exhaustiva a nivel global, no necesariamente exige que estas empresas actúen con la diligencia debida en lo que respecta a la recopilación de datos detallados sobre los usuarios finales que adquieren estas sustancias.
La red Algredo es un ejemplo de ello. Las direcciones de las empresas Pro Chemie New York y MB Barter & Trading registradas ante las autoridades estadounidenses y mexicanas, así como el lugar donde supuestamente recibieron los envíos de productos químicos de varias toneladas, no corresponden con las de una empresa que maneja este tipo de productos. De hecho, una búsqueda en Google Maps de ambas ubicaciones reveló que se trataba de viviendas ubicadas en zonas residenciales, que no tenían la infraestructura para almacenar grandes cantidades de químicos. Tampoco había pruebas de que otras empresas de distribución de productos químicos operaran en la zona.
Dirección de MB Barter & Trading en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México (Fuente: Google Maps)
Dirección de Pro Chemie en Elmhurst, Queens, Nueva York. (Fuente: Google Maps)
Dirección de MB Barter & Trading en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México (Fuente: Google Maps)
Dirección de Pro Chemie en Elmhurst, Queens, Nueva York. (Fuente: Google Maps)
Dirección de Pro Chemie en Elmhurst, Queens, Nueva York. (Fuente: Google Maps)
India: gran producción, menos controles
El 19 de diciembre de 2020, un buque partió del puerto de Mundra, al noroeste de India, sobre el mar Arábigo, cargado con 22,6 toneladas de ácido oxálico. Esta sustancia química se utiliza principalmente como producto de limpieza, pero también es un químico esencial utilizado para sintetizar metanfetamina. El destino final del cargamento era el puerto de Veracruz, en la costa del golfo de México. Seis meses después, otros dos cargamentos con varias toneladas de ácido oxálico partieron de Mundra con destino a los puertos de Veracruz y Manzanillo, este último en la costa pacífica.
Aunque Pro Chemie New York compró los productos químicos, fue MB Barter & Trading quien figuró como “parte notificante” en el manifiesto de carga. El proveedor era Punjab Chemicals & Crop Protection, un fabricante de productos químicos con décadas de experiencia que distribuye más de 220 productos desde su sede en Dera Bassi, Punjab, en el norte de India.
Los documentos judiciales estadounidenses del caso Algredo mencionan a Punjab Chemicals, pero no dicen si la empresa sabía o no que los productos químicos se desviarían para la producción de drogas ilícitas en México. InSight Crime se puso en contacto con representantes de la empresa, pero no recibió respuesta al momento de esta publicación.
Sin embargo, InSight Crime, con la ayuda de Altana Atlas, encontró otras transacciones de la empresa que levantan alertas. Entre 2016 y 2020, Punjab Chemicals realizó seis transacciones más con Pro Chemie New York que involucraron 154 toneladas de ácido oxálico enviadas a los puertos de Veracruz y Manzanillo, según los datos de envío. Durante ese mismo periodo, también envió 40 cargamentos de ácido oxálico a otras tres empresas químicas en México.
Los datos de Altana también mostraron que entre 2017 y 2020, al menos otra empresa con sede en Bombay, India, envió aproximadamente 177 toneladas de ácido oxálico en ocho envíos a MB Barter & Trading. Todos estos viajaron desde el puerto de Mundra a los puertos de Altamira, Veracruz y Manzanillo en México.
Estos envíos son pequeños en comparación con la cantidad promedio de ácido oxálico que importa México cada año, pero siguen siendo significativos. Por ejemplo, en 2020, la cantidad total de ácido oxálico importado por México fue de al menos 2.324 toneladas, según datos de Altana Atlas. El envío de diciembre de 2020 de Punjab Chemicals que partió del puerto de Mundra representaría solo el 1% de esa cantidad anual.
El ácido oxálico no figura en las listas de vigilancia en India, México o Estados Unidos, por lo que las transacciones documentadas en el caso contra Javier Algredo fueron legales y ni la empresa con sede en Punjab ni empleados de la compañía se han enfrentado a cargos. Sin embargo, esta combinación de normativas laxas y una importante producción química es precisamente la razón por la que India ha adquirido un rol cada vez más relevante en el flujo de precursores químicos hacia México.
India es el séptimo productor mundial de sustancias químicas y el tercero de Asia. La industria química representa el 7% de su producto interno bruto (PIB). Además, la industria farmacéutica india suministra el 50% de la demanda mundial de vacunas, el 40% de los medicamentos genéricos consumidos en Estados Unidos y el 25% de todos los medicamentos requeridos en el Reino Unido.
Algunas de estas sustancias químicas son potentes. En 2022, por ejemplo, los datos recopilados por la JIFE mostraron que India se convirtió en el principal exportador de N-fenetil-4-piperidona (NPP), un preprecursor utilizado para producir fentanilo de uso médico, que está regulado en el país. India también es una fuente importante de efedrina y pseudoefedrina, dos productos farmacéuticos que suelen utilizarse como precursores para la síntesis de metanfetamina en varias partes del mundo —aunque no en México—, según el informe más reciente de la JIFE.
El comercio entre India y México es considerable. En 2021, India exportó a México productos por valor de US$4.440 millones, de los cuales US$603 millones corresponden a la industria química. Además, en 2023, India fue el tercer país de origen, después de China y Estados Unidos, de envíos de preprecursores y sustancias químicas esenciales a México, según Altana Atlas. Esto incluyó más de 370 toneladas de derivados del ácido acético, 34 toneladas de alcohol bencílico, más de 330 toneladas de acetona y 8.1 toneladas de derivados del benzaldehído, ninguno de los cuales está controlado en India.
Hasta cierto punto, los datos concuerdan con informes anteriores de organizaciones como Brookings Institution y la Comisión para Combatir el Tráfico de Opioides Sintéticos de Estados Unidos, así como de analistas europeos de mercados de drogas entrevistados por InSight Crime. Estos informes han argumentado que el papel de la India en el flujo de precursores químicos hacia México creció después de que China impusiera controles estrictos sobre el fentanilo, sus análogos y los precursores de la metanfetamina y el fentanilo durante la última década.
Sin embargo, en lugar de coincidir con los cambios en los regímenes regulatorios y las leyes en otros países como China, los datos sugieren que India ha sido durante mucho tiempo una fuente importante de este tipo de productos para los compradores mexicanos. Si bien el valor total de las exportaciones de productos químicos de India a México pasó de US$470 millones en 2019 a US$600 millones en 2021, no ha habido ningún aumento significativo en los envíos de sustancias que InSight Crime identificó como potencialmente utilizadas para la producción de drogas desde 2016, según Altana Atlas.
Las empresas que envían precursores, preprecursores y sustancias químicas esenciales a México suelen ser grandes empresas con décadas de experiencia en mercados nacionales e internacionales. Por lo general, se dedican a la producción, distribución y exportación de productos farmacéuticos y químicos, algunos de los cuales se comercializan para la industria alimentaria, veterinaria y petroquímica. La mayoría de estas empresas están situadas cerca de grandes ciudades, como Bombay, Hyderabad, Vadodara, Ahmedabad y Mohali.
El gobierno indio impone varios requisitos a las empresas químicas para exportar sustancias químicas. Además de expedir un permiso, piden que los exportadores llenen un formulario con sus datos personales y los del importador, así como detalles de las sustancias químicas, su uso previsto y la forma de pago de la empresa.
Sin embargo, la normativa sobre precursores, preprecursores y sustancias químicas esenciales es menos estricta que en otros países. Algunos precursores y preprecursores para la producción de metanfetamina, como el tolueno, la metilamina, el nitroetano y el ácido clorhídrico, que están estrictamente regulados en China, Estados Unidos y México, no están sujetos a ningún control normativo especial en India. Los preprecursores del fentanilo, como la piperidina, tampoco están sujetos a normativas estrictas.
Esto significa que las empresas del país no están obligadas a reportar a las autoridades los datos sobre el comercio de estas sustancias. A su vez, esto repercute en el proceso de notificación a la JIFE o a cualquier gobierno que sí tenga estas sustancias químicas en sus listas de sustancias controladas. Esto crea una laguna jurídica que da pie al desvío.
Además, la capacidad de las empresas y las autoridades indias para identificar estrategias de desviación, como el uso de empresas fachada, es limitada. En su informe de 2021, la JIFE señaló que las empresas químicas y farmacéuticas de India corrían el riesgo de desviar sustancias al mercado ilegal, y recomendó al país que reforzara su vigilancia interna y la cooperación voluntaria con las empresas para hacer frente al tráfico de precursores químicos.
“La industria química en India es grande y no está lo suficientemente regulada”, dijo a InSight Crime Vanda Felbab-Brown, investigadora de Brookings Institution. Añadió que las autoridades tienen una capacidad limitada para vigilar a la industria química, la cual también se ha convertido en un importante grupo de interés en el ámbito político del país.
Algunos casos judiciales también han demostrado cómo estas brechas pueden facilitar el flujo de sustancias químicas hacia la producción de drogas sintéticas en México. En diciembre de 2018, por ejemplo, tres ciudadanos indios fueron detenidos en posesión de 100 kilogramos de NPP. Este cargamento se comercializaba falsamente como harina e iba a ser enviado a México por vía aérea. Uno de los detenidos, Salim Dola, fue acusado posteriormente de trabajar con un presunto narcotraficante indio conocido como Dawood Ibrahim.
A finales de septiembre de 2018, otras tres personas fueron capturadas en un laboratorio de fentanilo, entre ellas Manu Gupta, un empresario indio. Gupta presuntamente utilizó su empresa, Mondiale Mercantile, para establecer relaciones comerciales con empresas en México para enviar precursores de fentanilo, según un informe de Forbidden Stories. Gupta se encuentra actualmente en prisión, cumpliendo una condena de 20 años, según documentos judiciales indios.
El tipo de productos químicos que envió la empresa de Gupta no se hizo público. Pero según Altana Atlas, Mondiale Mercantile realizó al menos un envío de ácido tioglicólico —una sustancia química esencial utilizada para producir metanfetamina y que no figura en ninguna lista de vigilancia del gobierno indio— a México. Este envío se realizó a una empresa llamada Corporativo y Enlace RAM, con sede en el estado mexicano de Jalisco.
Corporativo y Enlace RAM también fue objeto de escrutinio por sus transacciones comerciales. Según un informe de Milenio, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de México investigó a la empresa por el presunto desvío de precursores químicos a redes de producción de drogas asociadas con el Cartel de Sinaloa y el CJNG. En respuesta a una consulta de InSight Crime sobre el caso, la Fiscalía General de la República declinó hacer comentarios.
InSight Crime también intentó en varias ocasiones entrevistar a funcionarios de la Oficina de Control de Narcóticos de India, del Ministerio de Salud y Familia y de la Embajada de India en México, pero no obtuvo respuesta.
Alemania: el epicentro europeo
La red de Algredo también operaba en Europa. Al menos siete empresas en Alemania tuvieron una relación comercial con MB Barter & Trading entre 2016 y 2021, según Altana Atlas. Entre ellas había fabricantes de productos químicos, empresas de importación y exportación, compañías navieras y empresas que trabajan en la industria alimentaria.
La red envió numerosos productos químicos de Alemania a México durante ese tiempo, entre ellos 48 toneladas de sorbitol, 443,5 toneladas de carbonato de sodio y 20 toneladas de ácido hipofosforoso, todos productos químicos esenciales que pueden utilizarse para producir fentanilo y metanfetamina, pero ninguno de los cuales figuraba en las listas de vigilancia alemanas. Los envíos partieron de los puertos de Bremerhaven y Hamburgo y llegaron a los puertos de Veracruz y Altamira en México, según muestran los datos de envío.
Las empresas no parecen responder a ningún patrón específico. Cinco de ellas operan en la ciudad de Hamburgo, en el norte de Alemania. Otra tiene su sede en Kronberg, en el estado de Hesse, y la última en Oberthal, una ciudad del sur del país. Cuatro de estas siete empresas son transnacionales y gestionan cientos de clientes en todo el mundo. Sin embargo, el resto son pequeñas empresas que solo han registrado un puñado de transacciones con socios extranjeros. Una de ellas solo ha registrado seis exportaciones, tres de las cuales se realizaron a empresas de México que comercian habitualmente con sustancias controladas, según Altana Atlas.
Estas empresas forman parte de las más de 2.200 empresas químicas registradas en Alemania, lo que la convierte en la tercera industria más importante después de la automotriz y de maquinaria. Alemania también es uno de los epicentros de la industria química de Europa. En 2020, lideró las ventas de productos químicos en el continente y fue el tercero del mundo, solo por detrás de China y Estados Unidos.
En América Latina, México es uno de sus socios comerciales más importantes. En 2022, el país realizó compras internacionales a Alemania por un total de US$17,6 millones, de los cuales US$2,1 millones se destinaron a productos farmacéuticos y químicos, según datos del gobierno mexicano.
Teniendo en cuenta la escala de la producción química en Alemania, su normativa sobre estas sustancias es menos estricta que en otros países. Por ejemplo, sustancias químicas como la metilamina y el cloruro de bencilo —que están fuertemente reguladas en México por tratarse de precursores y preprecursores que pueden utilizarse para producir metanfetamina— están sujetas a vigilancia voluntaria en Alemania, pero no figuran como sustancias controladas. Este tipo de disparidades hacen que el país resulte atractivo para las redes delictivas que buscan acceso a estas sustancias químicas.
No obstante, Alemania cuenta con marcos jurídicos sólidos en relación con las empresas que producen, comercializan y exportan estas sustancias. La legislación del país se rige por las condiciones establecidas por la Unión Europea (UE), que exige licencias, permisos, registros de transacciones, datos sobre las partes implicadas y notificaciones previas a la exportación para controlar el flujo de sustancias químicas. Además, según el último Informe de la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos del Departamento de Estado de Estados Unidos, la cooperación entre la industria química y las autoridades alemanas es una parte fundamental de la estrategia de control de sustancias químicas del país.
InSight Crime se puso en contacto con la Asociación Alemana de la Industria Química (Verband der Chemischen Industrie) para preguntar sobre este asunto, a lo que respondieron que las empresas químicas del país son conscientes de los peligros potenciales asociados a los precursores de drogas, y de la responsabilidad que tienen al manejar este tipo de sustancias. Añadieron que, además de colaborar estrechamente con las autoridades, algunas empresas químicas han tomado iniciativas propias para vigilar y controlar el suministro de sustancias, lo que incluye llevar a cabo la diligencia debida sobre sus clientes potenciales.
Sin embargo, hacer cumplir estas normativas es más complejo. Un ejemplo de ello se evidenció en 2022, cuando el gobierno alemán allanó una empresa que realizó más de 30 envíos de precursores químicos que podrían utilizarse para la producción de armas biológicas a Rusia. La empresa realizó los envíos durante más de tres años sin cumplir los requisitos de exportación.
La escasa visibilidad en los puertos también es motivo de preocupación para los posibles envíos irregulares. En un informe de 2023 sobre la actividad delictiva en los puertos de la Unión Europea, Europol señaló que los puertos de Hamburgo y Bremerhaven se encontraban entre los más vulnerables a la actividad delictiva, junto con Rotterdam, en Países Bajos, y Amberes, en Bélgica. Entre las razones que citaban estaban los bajos índices de inspección de contenedores.
Por otro lado, durante nuestra investigación no encontramos un caso criminal relacionado con exportaciones de sustancias químicas alemanas de Europa a Latinoamérica. Además, la policía alemana y varios analistas europeos dijeron que no tenían conocimiento de casos de empresas alemanas que desviaran precursores o sustancias químicas a México.
En cambio, destacaron la laxitud de la aplicación de la ley en el extranjero. La policía alemana, por ejemplo, reconoció casos anteriores de desvío en los que los envíos habían sido sometidos a la debida diligencia de exportación en Alemania, pero finalmente fueron desviados en el país de destino. Y aunque InSight Crime se puso en contacto con el Ministerio de Sanidad y las autoridades aduaneras alemanas —quienes son, en parte, responsables de supervisar el cumplimiento de la normativa sobre productos químicos en el país— se negaron a hablar del asunto.
Sin casos judiciales, es imposible determinar si las empresas alemanas son conscientes de que las sustancias químicas que comercializan se desvían para producir drogas sintéticas. Como mencionamos, la mayoría de ellas son empresas transnacionales dedicadas a la producción, distribución y venta de sustancias químicas en diversos sectores, como la minería, la agroquímica, la veterinaria y la farmacéutica.
Sin embargo, varias empresas alemanas parecen mantener relaciones comerciales con empresas mexicanas que podrían haber desviado precursores químicos a redes de producción de drogas, como MB Barter & Trading.
Los datos sobre envíos de Altana Atlas ofrecen algunos ejemplos. En 2022, una multinacional del Reino Unido y con sede en Alemania envió tolueno —un producto químico esencial utilizado habitualmente en la producción de metanfetamina— a una empresa de México que comercia regularmente sustancias controladas. Y entre 2019 y 2022, otra multinacional alemana envió más de 16,8 toneladas de alcohol bencílico —que se utiliza como producto químico esencial para sintetizar metanfetamina— a una empresa en México que recibía envíos frecuentes de sustancias controladas.
Esta posible conexión entre la producción de drogas sintéticas en México y los productores químicos alemanes también surgió durante las entrevistas que realizamos en Sinaloa en septiembre de 2023. Un productor independiente de drogas sintéticas, por ejemplo, mencionó que a menudo compra preprecursores de fentanilo, como 1-boc-4-piperidona, que no está en la lista de vigilancia del gobierno alemán ni en ninguna lista de sustancias controladas en México, a una empresa química en Alemania. El productor se negó a dar el nombre de la empresa, pero dijo que esta envía los productos directamente a las propiedades que él alquila temporalmente en Sinaloa y sus alrededores. Añadió que representantes de la empresa le hicieron una visita guiada virtual por sus instalaciones mientras concretaban su negocio.
Cuando InSight Crime preguntó al productor clandestino si creía que la empresa alemana era consciente del uso ilícito que se pretendía dar a los productos, dijo que los representantes de la empresa “nunca preguntaron”.
Alemania también sirve de país de tránsito para sustancias que pueden acabar utilizándose en la producción de drogas ilícitas en México. En una serie de acusaciones presentadas por fiscales estadounidenses contra los Chapitos —los hijos de Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, que crearon su propio grupo criminal tras la extradición de su padre—, las autoridades argumentaron que algunas empresas de China suelen enviar precursores a través de Alemania.
VEA TAMBIÉN: Tras detenciones, extradiciones y luchas internas, ¿qué les espera a los Chapitos en México?
La prueba de ello fue una conversación entre el propietario de una empresa química en China y un comprador en Estados Unidos, que fue detallada en una de las acusaciones. En esta conversación, el vendedor le dijo al comprador que normalmente enviaba precursores a México desde Alemania, específicamente para que las autoridades mexicanas no pudieran identificar a China como el origen del envío.
Los representantes de organismos multilaterales también han notado esta tendencia.
“Se están utilizando países de transbordo para ocultar la ruta… para que no sea demasiado evidente”, comentó a InSight Crime Martin Raithelhuber, experto en drogas sintéticas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
Como mencionamos anteriormente, los proveedores de sustancias químicas controladas pueden optar por rutas más largas que implican a más países para distraer a las autoridades. Además de Alemania, los productos químicos también circulan por Estados Unidos, ya que los traficantes aprovechan los enormes volúmenes de transporte, así como las lagunas jurídicas que permiten que los productos circulen con inspecciones limitadas.
Estados Unidos: des-conozca a su cliente
Estados Unidos es responsable del 11% de todos los productos químicos producidos en el mundo, lo que representó unos US$333.000 millones en productos en 2022, según el Consejo Americano de Química (American Chemistry Council). Los importadores, exportadores, productores y distribuidores de sustancias químicas controladas deben estar registrados ante la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (Drug Enforcement Administration, DEA). También deben facilitar información sobre el importador y sus licencias, y notificar a las autoridades cualquier transacción sospechosa de sustancias que puedan utilizarse ilegalmente en el país receptor.
Sin embargo, en la práctica, estos requisitos no siempre se cumplen. Las empresas pueden incumplir las denominadas normas de “conozca a su cliente”, lo que puede permitir a los productores de drogas sintéticas de México abastecerse de sustancias químicas provenientes de empresas estadounidenses.
Eso ocurrió en el caso Algredo. Además de Pro Chemie Nueva York, al menos cinco empresas de producción química ubicadas en varios estados de Estados Unidos, entre ellos Illinois, Pensilvania, Florida e Indiana, comerciaban con MB Barter & Trading en México, según Altana Atlas. La mayoría de ellas eran grandes empresas con filiales en varios países, como Alemania, México e India.
Según Altana Atlas, al menos dos de estas compañías enviaron sustancias químicas que pueden ser utilizadas para sintetizar preprecursores de metanfetamina —entre ellas derivados de benzaldehído, nitropropano y borohidruro de potasio— a MB Barter & Trading. Ninguna de estas sustancias está sujeta a controles estrictos. Las otras tres empresas enviaron varias sustancias químicas sin usos ilícitos conocidos a la compañía de los Algredo, además de materiales de plástico para laboratorio.
Por su parte, Pro Chemie New York vendió diversos preprecursores y sustancias químicas esenciales a al menos otras doce empresas que operan en la región del centro de México.
Aun así, es difícil determinar la magnitud del problema. Ninguna de las empresas que envió productos químicos a la red Algredo fue sancionada o implicada en un proceso judicial. De hecho, InSight Crime sólo encontró dos casos judiciales públicos que ilustran casos de desvíos. Y la DEA, que también emite sanciones por infracciones, declinó responder a una solicitud de información de InSight Crime sobre cuántas empresas químicas han sido sancionadas por violar procedimientos relacionados con el desvío de sustancias químicas.
Ante la falta de acciones judiciales y regulatorias, InSight Crime, basándose en los datos de Altana Atlas y en nuestra lista de los principales productos químicos, analizó las tendencias de los envíos de Estados Unidos a México e identificó una serie de patrones. Más de 30 empresas con sede en Estados Unidos —varias de las cuales tienen décadas de antigüedad y cuentan con filiales en todo el mundo— envían con frecuencia preprecursores y sustancias químicas esenciales a varias pequeñas empresas con sede en México que parecen estar centradas exclusivamente en recibir este tipo de sustancias químicas. Entre las sustancias que enviaban figuraban el anhídrido acético y el tolueno, que la DEA clasifica como sustancias controladas.
Durante nuestro trabajo de campo, InSight Crime también encontró algunas pruebas de que se están utilizando sustancias químicas producidas en Estados Unidos en laboratorios clandestinos. En octubre de 2022, tras una redada del ejército a un laboratorio de metanfetaminas en una zona rural de la frontera entre Sinaloa y Durango, visitamos el laboratorio con las autoridades y detectamos, entre otros productos químicos, bultos de cloruro de calcio, una sustancia vigilada en México pero no en Estados Unidos. Los productos químicos esenciales fueron producidos por la empresa Vitro Chemicals, Fibers and Mining, con sede en Laredo, Texas. No está claro si los productores de la droga accedían a sus productos a través de un distribuidor mexicano o directamente a través de un representante de la empresa. InSight Crime se puso en contacto con representantes de la empresa, pero no recibió respuesta al momento de la publicación.
Bultos de cloruro cálcico de Vitro Chemicals, Fibers and Mining, empresa con sede en Texas, que fueron encontrados en un laboratorio clandestino en Culiacán, Sinaloa (Foto: InSight Crime)
Otros medios, como Bloomberg, también han informado del desvío de sustancias químicas producidas en Estados Unidos para la producción de drogas en México.
La red Algredo no solo se abastecía de productos químicos en Estados Unidos para introducirlos en México. Algunos de los productos químicos que importaban a México desde otros países también transitaban por puertos estadounidenses. Las autoridades pudieron identificar cuatro de ellos e incautaron las sustancias en los puertos de Oakland, Houston y Miami, según los documentos judiciales.
Según el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras (Customs and Border Protection, CBP), cada año entran en el país unos 11 millones de contenedores por vía marítima y otros 11 millones por vía terrestre. De ellos, solo se inspecciona aproximadamente el 3,7%. Pero es posible que algunos de los productos químicos ni siquiera hayan pasado ese proceso de inspección. En su lugar, podrían haber sido designados como “in-bond”, o “en tránsito”. Se trata de una designación utilizada para los contenedores que pasan por Estados Unidos de camino a un tercer país.
Estos productos son trasladados a un almacén especial de depósito aduanero antes de ser exportados a México. No están sujetos al mismo escrutinio que los productos que entran en Estados Unidos y, a menudo, están sujetos a menos revisiones cuando llegan a su destino. Un exinvestigador de desvíos químicos de la DEA dijo a InSight Crime que los cargamentos de productos químicos que llegan primero a Estados Unidos se someten a menos escrutinio cuando entran en México, debido a la percepción de que los funcionarios de aduanas estadounidenses tienen controles estrictos que vigilan dichas importaciones.
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Los traficantes tienen la misma percepción. Un operador clandestino en Culiacán dijo a InSight Crime que “si [un cargamento] ya entró a Estados Unidos, es menos probable que lo revisen aquí [en México]”. Añadió que sus proveedores de preprecursores de fentanilo suelen utilizar la ruta China-Estados Unidos-México precisamente por esa razón.
InSight Crime hizo varios intentos de entrevistar a la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), así como a sus funcionarios de aduanas en los puertos del Pacífico y aeropuertos internacionales, pero ninguno de ellos respondió a nuestras solicitudes.
Este tipo de envíos in-bond de Estados Unidos a México ha crecido exponencialmente en los últimos años. Citando a la CBP, un informe del Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales del Senado de diciembre de 2022 señaló que el valor de los movimientos in-bond entre Estados Unidos y México pasó de US$4.290 millones en el año fiscal 2018 a US$99.400 millones en 2022.
La principal razón de este cambio en el comercio es el fuerte aumento de los almacenes de comercio electrónico en México. Sin embargo, esto supone un serio reto para las autoridades estadounidenses debido a la escasa información que recibe la CBP sobre este tipo de cargamentos. Quienes exportan cargamentos de productos químicos in-bond están exentos de facilitar cierta información a las autoridades, como el nombre del producto químico, su país de origen o el nombre del consignatario. Esta es una preocupación que las autoridades estadounidenses han planteado en el pasado.
Las autoridades de México también están empezando a darse cuenta. En septiembre de 2022, la marina mexicana identificó un cargamento de un preprecursor químico que entró por el puerto de Long Beach, California. Luego fue transportado a México vía terrestre por el cruce fronterizo de Laredo, según un oficial de inteligencia naval que habló con InSight Crime. Aunque el oficial no especificó el nombre de la sustancia, señaló que tenía varios usos legales, y que la única razón por la que llamó la atención de las autoridades fueron las cantidades inusualmente grandes que se estaban importando.
Los traficantes de precursores químicos estarían utilizando métodos similares para transportar sustancias a través de Guatemala.
Guatemala: el riesgo inminente
Aunque los hermanos Algredo no dependían de Guatemala para sus actividades criminales, el país tiene un largo historial de participación en el flujo de precursores químicos para la producción de drogas sintéticas en México.
El caso más notable se produjo a finales de 2012, cuando las autoridades guatemaltecas desmantelaron una red de tráfico de precursores de metanfetamina vinculada al Cartel de Sinaloa. La operación comenzó en septiembre de ese año con la captura de Ramón Antonio Yáñez, un operador del Cartel de Sinaloa que presuntamente había orquestado envíos de precursores a México a través de Nicaragua y Guatemala desde al menos 2009. El día de su detención, las autoridades desmantelaron un laboratorio de metanfetamina e incautaron casi un centenar de barriles de sustancias químicas. En los tres años siguientes, capturaron y condenaron al menos a otras ocho personas implicadas en la red, entre ellas el antiguo jefe de seguridad de Puerto Quetzal, en la costa del Pacífico.
Otras investigaciones de fiscales guatemaltecos y de la Comisión Internacional Contra la Impunidad de Guatemala (CICIG), respaldada por las Naciones Unidas, hallaron vínculos entre este caso y las élites políticas. La CICIG ayudó al Ministerio Público (MP) de Guatemala a acusar a José Alberto Rizzo Morán, alcalde del municipio costero de Puerto de San José, a su esposa y a dos de sus cuñados. Los fiscales argumentaron que Yáñez había pagado al alcalde y a su red familiar para facilitar el tránsito de precursores químicos a través del puerto. Para ello, presuntamente utilizaron empresas fachada de propiedad de la familia y transacciones comerciales fraudulentas. Rizzo Morán nunca fue condenado y fue absuelto en 2019. Yañez, por su parte, escapó de Guatemala en 2017, después de que un juez lo liberara por un tecnicismo.
Desde entonces, las autoridades guatemaltecas no han procesado ningún otro caso importante de tráfico de precursores, según una solicitud de información que enviamos al MP. Pero los funcionarios encargados del cumplimiento de la ley en la región creen que las redes criminales siguen aprovechando los puertos centroamericanos para importar sustancias químicas antes de transportarlas a México para la producción ilícita de drogas, según las entrevistas de InSight Crime con un funcionario de la Policía Nacional Civil de Guatemala, un fiscal de la Fiscalía Especial contra la Delincuencia Organizada de Honduras y un funcionario de la Guardia Nacional de México.
Los datos de incautaciones de Guatemala respaldan en parte esta afirmación. Las incautaciones de precursores químicos en el país pasaron de 390 toneladas en 2012 a 1.409 toneladas en 2021, según datos del MP. Cabe señalar que las autoridades no desglosan estos datos por tipo de sustancia, por lo que es difícil determinar si estos químicos estaban destinados a la producción de metanfetamina o fentanilo. Tampoco es posible analizar tendencias específicas.
Esta falta de detalle en la vigilancia policial se une a la laxitud de los controles químicos, lo que sugiere que gran parte del comercio de precursores en el país puede llevarse a cabo sin provocar ningún escrutinio normativo o legal.
Guatemala, por ejemplo, no tiene controles establecidos para cinco preprecursores utilizados para sintetizar fentanilo, incluyendo bencilfentanilo, 1-bencil-4-piperidona, 4-piperidona, anhídrido propiónico y cloruro de propionilo. Todos ellos están fuertemente regulados o vigilados en México. El cianuro de sodio y el 1-fenil-2-nitropropeno (P2NP), dos preprecursores para la síntesis de metanfetamina, tampoco figuran en las listas de control de sustancias químicas del país.
“Hasta hace poco se comenzaron a implementar mecanismos [para frenar el flujo de precursores]. Dentro de lo se ha podido observar, las sustancias químicas son introducidas al país a través de entidades legalmente constituidas […] después son desviadas para su uso ilegal”, explicó a InSight Crime un oficial de la Policía Nacional Civil de Guatemala.
En el país hay más de 830 empresas con licencia para importar y distribuir precursores químicos y sustancias químicas esenciales. Estas empresas son supervisadas por el Ministerio de Salud, que se encarga de garantizar el cumplimiento de las licencias, hacer un seguimiento de las empresas y las cantidades utilizadas y hacer visitas periódicas para verificar el uso de las sustancias químicas. Sin embargo, sus capacidades institucionales son limitadas, lo que plantea importantes retos a la hora de identificar lagunas o posibles casos de desvío.
“Tengo solamente tres personas [a mi cargo] y tengo [cientos de] empresas a las cuales tengo por obligación que hacerles inspección al menos una vez al año. Es imposible”, dijo a InSight Crime una funcionaria del Departamento de Regulación y Control de Productos Farmacéuticos y Afines del Ministerio de Salud de Guatemala.
Además, cuando se detectan usos indebidos de sustancias químicas controladas, las sanciones son poco severas y se limitan a castigos administrativos, según los funcionarios sanitarios entrevistados.
InSight Crime también habló con representantes de la Gremial de Fabricantes y Distribuidores Químicos (GREQUIM) de Guatemala, quienes expresaron que el gremio coopera con las autoridades en el manejo de precursores químicos. Sin embargo, se enfrentan al reto de vincular a más empresas a la asociación, pues de las más de 830 empresas con licencias para importar y distribuir precursores químicos, GREQUIM solo agrupa a 32 compañías.
Otros países de Centroamérica, como Honduras, enfrentan retos similares, lo que los hace vulnerables al flujo de precursores hacia México. Funcionarios de salud hondureños que hablaron con InSight Crime mencionaron que apenas el año pasado comenzaron a perfilar e inspeccionar las empresas químicas que manejan sustancias controladas. Mientras tanto, los controles sobre los productos químicos siguen siendo laxos.
Este tipo de factores permite a las redes delictivas seguir desviando sustancias químicas sin ser sometidas a escrutinio. Por ejemplo, en marzo de 2023, las autoridades guatemaltecas anunciaron la incautación de 240 barriles de un precursor de fentanilo no especificado en Puerto Barrios, en la costa atlántica.
“El cargamento era bastante grande, lo que nos lleva a pensar que no estaba destinado al consumo en nuestro país, sino que estaba en tránsito”, explicó a InSight Crime el funcionario de la policía guatemalteca.
Las autoridades dijeron que el cargamento procedía de Turquía. Pero tras revisar la documentación y comprobar que no había señales de alarma, el funcionario policial dijo que el cargamento había sido liberado.
Por su parte, los productores y distribuidores de productos químicos en China también parecen estar conscientes de estas oportunidades de trasiego en Guatemala. En febrero de 2024, InSight Crime contactó a un vendedor de 1-boc-4-piperidona en China, un preprecursor de fentanilo ampliamente utilizado por las redes de producción de drogas en Sinaloa. Al preguntarle sobre el método de envío, esta persona sugirió que la sustancia se enviara a través de Guatemala, argumentando que así llegaría «rápidamente» a México.
La condena
Tras su detención en la oficina de las fuerzas de seguridad estadounidenses en Nueva York en septiembre de 2021, Javier Algredo fue puesto bajo custodia y trasladado a un centro de detención en Washington, D.C.
Durante un tiempo, su empresa, Pro Chemie New York, siguió trabajando. Según Altana Atlas, en octubre de 2021 envió dos cargamentos de 25 toneladas de ácido cítrico anhidro, un producto químico que no tiene usos conocidos en la producción de drogas sintéticas, con destino a la empresa de Carlos Algredo, MB Barter & Trading, al puerto de Manzanillo.
MB Barter & Trading también se mantuvo activa durante otro año y medio después de la detención de Javier. En enero de 2022 encargó 22 toneladas de ácido acético a una empresa turca y 180 kilogramos de un reactivo químico a China, según Atlas Altana. El ácido acético está vigilado en México, ya que es un preprecursor para la producción de metanfetamina y también puede ser utilizado como un producto químico esencial para producir fentanilo.
Sin embargo, esta sería su última gran compra de productos químicos. A finales de 2022, el enfoque comercial de MB Barter & Trading cambió por completo. Durante diciembre, la empresa hizo más de 50 compras de máquinas de café, moldes de pasta, nueces y cepillos para el pelo a dos empresas en Italia. También cambió su dirección a la Ciudad de México. La última transacción registrada de la empresa se produjo en febrero de 2023, pero sigue figurando como activa en los registros mercantiles mexicanos.
Mientras tanto, Carlos Algredo se encuentra fugitivo. Había sido acusado en noviembre de 2020, pero esa acusación se mantuvo sellada hasta mucho después de la detención de su hermano. Al momento de la publicación, Carlos no había respondido a las peticiones de comentarios de InSight Crime.
Durante el juicio, Javier declaró que solo era un intermediario de Carlos para hacer el papeleo y los pagos a sus proveedores en India, China y Europa. Sus testigos —su esposa y su contador— argumentaron que estaba “enfocado en su familia” y justificaron su patrimonio como fruto de las “sabias inversiones” que realizaba con el sueldo de su trabajo en la cadena hotelera.
En julio de 2023, Javier Algredo fue condenado en un tribunal del Distrito de Columbia por tres cargos: tráfico de drogas, conspiración para fabricar sustancias ilícitas y blanqueo de dinero.
En febrero de 2024, las autoridades estadounidenses ordenaron el decomiso de propiedades y cuentas bancarias asociadas a Pro Chemie New York. InSight Crime solicitó comentarios al equipo legal de Algredo y a los fiscales que llevan el caso, pero no recibimos respuesta.
El 23 de febrero, un juez sentenció a Javier Algredo a 18 años y medio en una prisión federal en el estado de Nueva Jersey.
*El codirector de InSight Crime, Steven Dudley, y los investigadores Victoria Dittmar, Parker Asmann y Daniela Valle contribuyeron a la elaboración de este artículo. Miguel Ángel Vega también colaboró con entrevistas en campo.
Altana apoya las investigaciones de InSight Crime sobre el flujo de precursores químicos al proporcionar acceso a su Atlas, un mapa impulsado por inteligencia artificial sobre las cadenas de suministro global, así como a su Panel Antinarcóticos, un modelo producido con inteligencia artificial que identifica riesgos relacionados con el narcotráfico en la cadena de suministro global y en los datos de propiedad empresarial.
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