11 ene 2025

Mar de mentiras/Jorge Ramos Ávalos

Mar de mentiras/Jorge Ramos Ávalos 

REFORMA,, 11 enero 2025

El video asegura que tiene casi tres millones de vistas en Facebook. Otro video, similar, en TikTok tendría más de 2 mil comentarios. En ambos aparecen mi imagen y mi voz promoviendo una supuesta cura mágica contra la diabetes. Ambos videos son falsos. Fueron hechos, seguramente, con inteligencia artificial (IA) y sin mi autorización.

No es la primera vez. Ya en el 2023 había denunciado otra página en internet que utilizaba mi nombre para vender gomitas (o gummies en inglés) con una sustancia que se encuentra en las plantas de mariguana. También usaron mi imagen en un anuncio falso de un producto para incrementar "la intimidad sexual". Y hay muchos más.

La diferencia entre esos primeros anuncios de hace más de un año y los que acabo de ver es la sofisticación de las nuevas tecnologías de IA. Han logrado replicar mi imagen, mis expresiones y mi voz casi a la perfección. El sonido que sale de mi boca está sincronizado con el movimiento de mis labios. Y, sin embargo, todo es falso.

Hay muchísimos casos como el mío y es prácticamente imposible demandar a los responsables. Más allá de las ligas donde piden dinero y datos personales, están escondidos detrás de sus computadoras y en varias partes del mundo. Solo están esperando que alguien caiga en la trampa para robarles su identidad y su dinero. Basta con un clic en la página equivocada.

Vivimos en un mar de mentiras. Y el agua se va a poner aún más espesa.

Las grandes compañías en las redes sociales prácticamente han renunciado a la tarea de determinar qué es verdadero y qué es falso. Meta -la corporación que maneja Facebook, Instagram y WhatsApp- anunció esta semana que iba a terminar con su política de verificación de datos.

Esta es la definición de una jungla digital.

El sistema de verificación de datos "llegó a un punto en que cometía muchos errores y censuraba mucho", explicó Mark Zuckerberg, el fundador y líder de Meta. "Esto significa que vamos a cachar menos cosas malas pero también vamos a reducir el número de mensajes y cuentas de personas inocentes que cancelamos accidentalmente".

Ya está claro que no podemos depender de las plataformas ni de las empresas cibernéticas para establecer la verdad y cachar "cosas malas". Meta seguirá el mismo camino de X, propiedad de Elon Musk, para corregir o identificar información falsa a través de las llamadas "notas comunitarias". Eso es algo parecido a lo que yo estoy haciendo con esta columna. Puedo denunciar que algo es falso pero no tengo ninguna garantía de que lo van a sacar de circulación.

¿Cuál es la solución en esta era de desinformación?

Más periodismo.

Me explico.

El periodismo es una de las pocas profesiones en nuestra sociedad que fue creada explícitamente para determinar la verdad. Los periodistas estudiamos y nos entrenamos para verificar lo que nos dicen, reportamos lo que vemos, corroboramos nuestras fuentes y publicamos la versión más cercana a la verdad, independientemente de nuestras preferencias, prejuicios o puntos de vista. Si algo es verde decimos que es verde y si murieron 17 en un accidente, decimos 17, no 14 o 10. Y si nos equivocamos, corregimos y lo decimos.

A muchos políticos y gobiernos no les gustan los periodistas independientes porque suelen cuestionar los datos que publican y las cosas que hacen. Pero para eso estamos.

Y ante un internet revuelto de noticias falsas, nos toca a los reporteros rescatar lo que es cierto, descartar lo que no es y denunciar a los que se aprovechan de las mentiras. Debido a la inteligencia artificial, es preciso dudar hasta de lo que vemos.

Aunque los algoritmos en las redes sociales nos encierren en grupos de contenido cada vez más limitados y con gente que piensa como nosotros, nadie quiere sentirse como un tonto y consumir y difundir información que es falsa. No importa qué ideología o partido político prefieras. Ante la duda, más periodismo.

Todos tenemos a un pequeño grupo de periodistas en el cual creemos y dependemos para nuestra vida diaria. Y ya que las grandes empresas de redes sociales han decidido que las audiencias se autorregulen, el periodismo es más esencial que nunca.

No tengo diabetes, afortunadamente. Ni hago comerciales; nunca lo he hecho.

Ante un mar de mentiras, nos queda el periodismo.

@jorgeramosnews


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