7 feb 2008

Camilo Mouriño

Dos puntos de vista sobre Camilo Mouriño, Secretaio de Gobernación.
Columna Itinerario Político/Ricardo Alemán
Publicado en El Universal, 07 de febrero de 2008
Mouriño, ¿igual a Salinas?Es extendida la percepción de que en el ejercicio de gobierno cada vez son menos los cuadros “de sangre azul”
En el PRI parecen haber entendido la jugada de ‘Iván’: utilizar la política social para fincar su candidatura presidencial
Entre el panismo de “hueso colorado” —esos que han sido o son legisladores federales, gobernadores o líderes estatales entre muchas otras formas de liderazgo entre los azules— ronda una preocupación que no parece menor y que empieza a rodar y a rebotar en tertulias, cenas y comederos.
Sí, cada vez se habla más de que un “grupo compacto” —al parecer conducido por Juan Camilo Mouriño— ha creado un cerco invisible, pero tangible, en torno del presidente Calderón. Los más colmilludos, esos para los que no es novedad la conversación entre las ardillas —fauna que puebla Los Pinos— y que llevan largas horas de vuelo en el teje y maneje de la política, llegan incluso a ver similitudes entre ese “grupo compacto” que habría cercado a Calderón con el equipo que hizo candidato presidencial, y luego presidente, al otrora “villano favorito”, Carlos Salinas.
¿De qué estamos hablando?


Primero, que es más frecuente y extendida la percepción —que rápidamente se convierte en preocupación entre panistas— de que, más allá del control que tiene el presidente Calderón sobre su partido, en el ejercicio de gobierno —por lo menos en el gobierno federal— cada vez son menos los cuadros “de sangre azul”. Es decir, de probada militancia. Y curiosos que son algunos de esos preocupados ponen un ejemplo que parece contundente: “¡Una apuesta a que no se encuentra a ningún panista en los tres primeros niveles de la Secretaría de Hacienda, una dependencia que es estratégica para cualquier gobierno!” Y tienen toda la razón.
Pero el asunto es aún más complejo. ¿Cómo vieron los azules, desde dentro de Acción Nacional, desde su propia casa, intramuros, los cambios recientes en el gabinete presidencial? Resulta que esos cambios no cayeron nada bien a una buena porción de panistas, sobre todo legisladores, gobernadores y ex gobernadores. Algunos dicen, incluso, que ocurrió algo muy parecido al refrán ranchero: “salió junto con pegado”. ¿Qué quiere decir eso? Que no son pocos los que vieron en la salida de Francisco Ramírez Acuña y Beatriz Zavala —de Gobernación y Desarrollo Social, respectivamente— “una grosera poda del árbol panista”.
Y tampoco en este caso les falta razón.
Si realizamos un recorrido a botepronto sobre el gabinete del presidente Calderón veremos que, desde la Secretaría de Gobernación para abajo, los panistas son muy pocos, y aquellos que tienen identidad profunda con el partido son políticos “inocuos” para efectos sucesorios. Panistas, lo que se llama panistas, son Josefina Vázquez Mota, Alberto Cárdenas y Rodolfo Elizondo. Y nada más. Más aún, los tres están de manera permanente en la “cuerda floja”.
Pero hay otros panistas de colmillo largo y retorcido que aventuran más alto la percepción. ¿Por qué salieron del gabinete el señor Francisco Ramírez Acuña y la señora Beatriz Zavala Peniche? ¿A poco ellos sí eran presidenciables? No, seguramente no eran presidenciables, pero sí eran dueños —bueno, encargados— de secretarías fundamentales para efectos sucesorios y, acaso lo más importante, son cabeza de grupo de sectores influyentes del PAN, y desde donde pudieran crecer con otro hipotético aspirante presidencial.
Tampoco aquí se acaba la historia. Resulta que para todo aquel que tiene aspiraciones presidenciales —claro, en el peculiar sistema político mexicano— el control de áreas como la gobernabilidad y la política social son dos de los pilares para anclar, hacer crecer y lanzar una potencial candidatura presidencial. Tampoco aquí falta razón a quienes ven de cerca los movimientos y los mensajes del gobierno de Felipe Calderón —panistas de verdad—, ya que una revisión histórica elemental nos demuestra que en los gobiernos priístas, y hasta en los perredistas, la combinación entre gobernación y política social suele dar como resultado popularidad.
Por eso no faltan los panistas que comparan a Juan Camilo Mouriño con Carlos Salinas, quien en el gobierno de Miguel de la Madrid y desde el gabinete económico —en especial desde la política social, a la que luego bautizó como Solidaridad ya como presidente— forjó su candidatura presidencial. El propio Salinas hizo recorrer un camino similar a Luis Donaldo Colosio, su malogrado delfín. Y por si hiciera falta, debemos tener en cuenta que el ex jefe de Gobierno del DF, y candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, también construyó su aspiración a partir de la política social.
¿Y eso quiere decir que el señor… cómo se llama, cómo se llama, ah sí, Ernesto Cordero Arroyo podría ser presidenciable? ¡Claro que no! El señor Cordero, titular de Sedesol, es uno de los aliados estratégicos de Juan Camilo Mouriño. Es parte de ese “grupo compacto” que habría cercado al presidente Calderón para quitar del camino a todos los potenciales adversarios.
Pero hay un problema en la hipótesis anterior. ¿Y en todo esto dónde está el presidente Calderón? A poco no cuenta. Dicen los que saben que sería imposible que el señor Mouriño se mueva “por la libre”. Pero también hay quienes dicen que es tal la influencia de Mouriño, que convence al Presidente. Por eso dicen que se parece a Salinas… Y si Mouriño es Salinas, ¿a poco Felipe Calderón es De la Madrid?
Y será el sereno, lo cierto es que en la banqueta de enfrente, en el PRI, parecen haber entendido la jugada del señor Mouriño —y su estrategia de utilizar la política social para fincar su candidatura presidencial desde la Secretaría de Gobernación—, y por eso otros presidenciables como Manlio Fabio Beltrones insisten en desaparecer, en su concepción actual, la Sedesol, para convertirla en algo así como una dependencia del Estado, que no del gobierno en turno, y cuya capacidad de promoción política sea reducida al mínimo. Pero además, manos no muy claras —lo que no quiere decir que sea mano negra— también hacen lo propio con el debilitamiento de Mouriño en Gobernación. La pregunta es si el “guapo” del gabinete resistirá la presión.

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El PAN ningunea a Mouriño / Rafael CardonaPublicado en La Crónica, Jueves 7 de Febrero de 2008
La Fundación Rafael Preciado Hernández publicó recientemente un libro, compilado por Aminadab Rafael Pérez Franco, cuya pretensión es “recuperar la trayectoria política de destacados mexicanos que han militado en el PAN”, con un resultado tan heterodoxo como para excluir a quien pudiera llegar a ser en poco tiempo su candidato a la presidencia de la República: Juan Camilo Mouriño Terrazo.
La introducción de Quienes son el PAN; con los sellos editoriales de Acción Nacional, la ya mencionada fundación y el librero Miguel Ángel Porrúa, advierte en su presentación:
“El presente libro es una obra de referencia que tiene por objeto recuperar la trayectoria política y profesional de destacados mexicanos que han militado en el Partido Acción Nacional, muchos de los cuales desgraciadamente habían sido olvidados o menospreciados en varias obras semejantes debido quizá al manejo sectario de la historia oficial que sufrió el país durante muchas décadas o tal vez a determinaciones personales de alguno de los autores de listados biográficos de este tipo, lo que en uno u otro caso, excluyó de sus recopilaciones a muchos de estos personajes o, en su defecto, ocultó, mutiló o desfiguró la información sobre su trayectoria panista.”
Si bien no es lógica la alusión a la “historia oficial” cuando se habla de las mutilaciones o falsas interpretaciones en la cronología panista, el empeño, del señor Pérez Franco (sustituir el oficialismo con una nueva “historia oficial” promovida desde dentro) no parece corresponder con el resultado final de su trabajo cuyos originales de seguro fueron leídos antes de ir a la imprenta por los fantasmas de John Milton o Jorge Luis Borges, pues sólo a un ciego —o a un vengativo— se le habría ido la omisión de Mouriño, quien desde hace varios años es una figura notable en el PAN. Al menos lo era en el año 1997 cuando fue designado “el panista del año”.
Como se sabe, la Fundación Preciado Hernández es un departamento del PAN en el cual se hacen investigaciones de orden histórico y social. El director es Carlos María Abascal Carranza, quien tiene como director adjunto a Salvador Abascal Carranza.
La breve carrera de Mouriño no ha sido obstáculo para la labor de otros editores. En el año 2003, “Demos, Desarrollo de Medios” (La Jornada) publicó un libro de Mireya Cuellar, quien en la página 161 de Los panistas ofrece el currículo de Camilo Mouriño. Por cierto, a la presentación de ese libro en la Casa Lamm, acudió como comentarista un señor de nombre Felipe Calderón Hinojosa, quien expresó muy elogiosos argumentos para el “listado biográfico”, como le llama Pérez Franco a este tipo de obras.
Posiblemente la obra actual no busque ocultar ni mutilar ni desfigurar la información —como hacíase antes, claro—, pero para una segunda edición si no tiene acceso a mejores datos, esta columna le ofrece a quien corresponda la ficha del libro de la señora Cuéllar:
“Mouriño Terrazo Juan Camilo. Diputado federal plurinominal 2000-2003. Nació el primero de agosto de 1971. Licenciado en Economía por la Universidad de Tampa, Florida (Estados Unidos), y pasante de la maestría en Contaduría por la Universidad Autónoma de Campeche. Dueño de la empresa Euromex del Sureste (tiendas de moda juvenil). Gerente administrativo (1993-95) y Director de Finanzas (1995) del Grupo Energético del Sureste, dedicado a la distribución de gasolina en Yucatán, Tabasco y Quintana Roo (además de sus inversiones inmobiliarias). Fue miembro del CDE de Campeche y recibió el nombramiento de “Panista del año” en 1997. De entonces y hasta 2000 fue diputado local. Su padre, Carlos Mouriño Atanes, fue uno de los empresarios de la región que colaboraron con Amigos de Fox.”
En una conmovedora oferta de inclusión editorial; por desgracia malamente cumplida, al menos en este caso, Pérez Franco dice:
“Vivos y muertos. Miembros activos, adherentes, simpatizantes o quienes en su momento renunciaron o fueron expulsados del PAN... militantes que cumplieron largas trayectorias de lucha junto con otros de participación efímera, así como personajes que se acercaron recientemente al partido y han podido ocupar cargos gubernamentales relevantes en el orden federal y local...”
Pues por lo visto Camilo ni por vivo, ni por nuevo, ni por militante ni por nada. Nada más no existe.
racarsa@hotmail.com

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