"...Cada beso perfecto aparta el tiempo,
le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía..." Pedro Salinas
***
No rechaces los sueños por ser sueños/
"Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba.
La realidad es un sueño. Si soñamos
que la piedra es la piedra, eso es la piedra.
Lo que corre en los ríos no es un agua,
es un soñar, el agua, cristalino.
La realidad disfraza
su propio sueño, y dice:
«Yo soy el sol, los cielos, el amor».
Pero nunca se va, nunca se pasa,
si fingimos creer que es más que un sueño.
Y vivimos soñándola. Soñar
es el modo que el alma
tiene para que nunca se le escape
lo que se escaparía si dejamos
de soñar que es verdad lo que no existe.
Sólo muere
un amor que ha dejado de soñarse
hecho materia y que se busca en tierra".
***
LA VOZ A TI DEBIDA Versos 1290 a 1316
Ayer te besé en los labios.
Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó,
se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
—¿adónde se me ha escapado?—.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos."
¡Maravilloso!
El autor es Pedro Salinas- Madrileño (1891-1951); estudia Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid. Entre 1914 y 1917 fue profesor de español en la Sorbona y entre 1922 y 1923 en Cambridge. En 1918 gana la Cátedra de Literatura de la Universidad de Sevilla, donde permaneció ocho años.
En 1926, de vuelta en Madrid, colabora con el Centro de Estudios Históricos, formado por un grupo de investigadores reunidos por Ramón Menéndez Pidal.
En 1932 fundó la revista “Índice Literario”, cuya finalidad era informar a los hispanistas de las novedades literarias españolas.
En 1932 fundó la revista “Índice Literario”, cuya finalidad era informar a los hispanistas de las novedades literarias españolas.
Fue secretario de la Universidad Internacional de Santander, inaugurada en 1933, hasta 1936, fecha en la que, exiliado por la guerra, marcha a América como profesor visitante al Wellesley College, en Puerto Rico y en la John Hopkins University de Baltimore.
Ya no volverá a España, pero este período será fecundo en conferencias, trabajos y libros. Recorre múltiples universidades americanas; imparte clases en Baltimore y en la Universidad de Puerto Rico entre los años 1943-1946.
Ya no volverá a España, pero este período será fecundo en conferencias, trabajos y libros. Recorre múltiples universidades americanas; imparte clases en Baltimore y en la Universidad de Puerto Rico entre los años 1943-1946.
Está considerado el principal poeta del amor, uno de los grandes exponentes de la Generación del 27.
Su influjo en los jóvenes poetas andaluces es importante, según recuerda Cernuda: “Quien acude a él halla siempre, por lo menos, una palabra cordial, un gesto, un estimulo”.
Los poemas más hermoso se los escribió a Katherine R. Whitmore (1897-1982), inspiradora de su trilogía poética: La Voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento.
La primera vez que se vieron fue en 1932, el erá su profesor, ella su alumna; la última en la primavera de 1951, en Northampton.
Había llegado el poeta a dar una conferencia. Katherine le aguardaba impaciente, albergando la esperanza de poder darle explicaciones. Su voz brotaba con dificultad y creía que sus palabras quedarían ahogadas en su garganta. Finalmente, lo consiguió y le preguntó:
“-¿No entiendes por qué tuvo que ser así?”.
Pedro Salinas le miró con tristeza y contestó tajantemente:
-“No, la verdad es que no. Otra mujer, en tu lugar, se habría considerado muy afortunada”.
A los pocas semanas el poeta murió. Tenía sólo 60 años de edad.
La primera vez que se vieron fue en 1932, el erá su profesor, ella su alumna; la última en la primavera de 1951, en Northampton.
Había llegado el poeta a dar una conferencia. Katherine le aguardaba impaciente, albergando la esperanza de poder darle explicaciones. Su voz brotaba con dificultad y creía que sus palabras quedarían ahogadas en su garganta. Finalmente, lo consiguió y le preguntó:
“-¿No entiendes por qué tuvo que ser así?”.
Pedro Salinas le miró con tristeza y contestó tajantemente:
-“No, la verdad es que no. Otra mujer, en tu lugar, se habría considerado muy afortunada”.
A los pocas semanas el poeta murió. Tenía sólo 60 años de edad.
Sus restos descansan en San Juan de Puerto Rico.
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