Bob Dylan, el gigante
El mito estadounidense, Lenny Kravitz y Franz Ferdinand cierran Rock in Rio que se despide hasta 2010
LINO PORTELA - Arganda del Rey - EP, 07/07/2008;
El mito estadounidense, Lenny Kravitz y Franz Ferdinand cierran Rock in Rio que se despide hasta 2010
LINO PORTELA - Arganda del Rey - EP, 07/07/2008;
Nunca se le había visto en España tan participativo y sonriente. Bob Dylan transformó ayer su imagen de gruñón en la de un simpático coloso que firmó una actuación imponente. Con sombrero blanco y afilada mirada, el gigante inició su espectáculo frío y serio. Poco a poco se fue soltando y él mismo empezó a disfrutar de su propio concierto. Las 40.000 personas que tenía enfrente ganaron. Sonrió, bailó y se despidió como el auténtico crooner del blues en el que Dylan se ha convertido a sus 67 años. Sus canciones, más reconocibles que nunca (ya saben, a Dylan le da por reinterpretarlas), sonaron pantanosas y robustas. Arrancó con Rainy day woman #12 y acabó con Like a rolling stone. En medio, una guitarrera Highway 61 y una turbadora Ballad of a thing man.
Pero eso ocurrió poco antes de que un torbellino llamado Franz Ferdinand pisase el escenario. El cuarteto escocés hizo anoche lo mismo que Queen en el primer Rock in Rio, en 1985. "Vale, tenemos una hora, vamos a arrasar", debieron pensar. Eso hicieron. Las cuatro canciones nuevas de su inminente tercer disco tienen la fuerza de la de sus dos primeros trabajos. Que los fans respiren tranquilos. En TVE no se pudieron oír porque por miedo a la piratería el contrato decía que en ese momento había que ir a publicidad.
Pero volvamos al tema de la altura. Si Dylan fue un gigante, Café Tacuba, que abrió la tarde, estaba en el extremo opuesto. Y no en calidad. Y es que Rubén Albarrán, cantante del grupo mexicano, es muy pequeñito. 1,50 metros, aseguran los que lo han abrazado. Rubén se presentó en el escenario de blanco elegante; trenzas, un sombrero calado (que luego cambió por una cresta de gallo), una estrella roja en la solapa y un talento inmenso. Café Tacuba es uno de los mejores grupos suramericanos. Una mezcla entre Radiohead, Zapata y una ranchera. "Dejen de mirar las pantallas, muchachos", decía ayer Rubén. "Esto no es un programa de televisión. Es la realidad". Sonaron Ingrata, No controles y la fabulosa Eres.
El último día del festival, se hacía necesario un balance general. Rock in Rio, pese a no superar las utópicas expectativas de la organización, que esperaba medio millón de personas, se ha convertido en el mayor festival jamás celebrado en España. Las algo más de 200.000 almas que han pasado por allí durante los cinco días que ha durado el evento lo avalan. Han sido más de 100 horas de música de todos los estilos y miles de millones de beneficios (gracias a las marcas publicitarias, el festival estaba rentabilizado nada más vender la primera entrada). Con todo este material sobre la mesa, Roberto Medina, director del festival, anunció que Rock in Rio volverá a celebrarse en Arganda del Rey, Madrid, en 2010. "Ha sido todo un orgullo", dijo ante el alcalde de la ciudad, Ginés López, del PP.
En cinco días ha habido de todo. Cosas buenas: un estupendo sonido, un recinto cómodo y facilidad de accesos (no de salidas). También excesos: además del innecesario y abundante ruido publicitario, las colas para las bebidas y comidas se hacían insufribles cuando se superaba la cifra de 50.000 asistentes diarios.
Neil Young, Dylan, Shakira, Franz Ferdinand y The Police fueron los grandes triunfadores del festival. Tres de los cinco grupos tienen más de 50 años.
Con una hora de retraso Lenny Kravitz salto a las tablas (con Denzel Washington como testigo entre bambalinas) para rubricar el punto final de un festival inédito que, como los buenos y efectivos anuncios de televisión, acabaría con fuegos artificiales.
Pero eso ocurrió poco antes de que un torbellino llamado Franz Ferdinand pisase el escenario. El cuarteto escocés hizo anoche lo mismo que Queen en el primer Rock in Rio, en 1985. "Vale, tenemos una hora, vamos a arrasar", debieron pensar. Eso hicieron. Las cuatro canciones nuevas de su inminente tercer disco tienen la fuerza de la de sus dos primeros trabajos. Que los fans respiren tranquilos. En TVE no se pudieron oír porque por miedo a la piratería el contrato decía que en ese momento había que ir a publicidad.
Pero volvamos al tema de la altura. Si Dylan fue un gigante, Café Tacuba, que abrió la tarde, estaba en el extremo opuesto. Y no en calidad. Y es que Rubén Albarrán, cantante del grupo mexicano, es muy pequeñito. 1,50 metros, aseguran los que lo han abrazado. Rubén se presentó en el escenario de blanco elegante; trenzas, un sombrero calado (que luego cambió por una cresta de gallo), una estrella roja en la solapa y un talento inmenso. Café Tacuba es uno de los mejores grupos suramericanos. Una mezcla entre Radiohead, Zapata y una ranchera. "Dejen de mirar las pantallas, muchachos", decía ayer Rubén. "Esto no es un programa de televisión. Es la realidad". Sonaron Ingrata, No controles y la fabulosa Eres.
El último día del festival, se hacía necesario un balance general. Rock in Rio, pese a no superar las utópicas expectativas de la organización, que esperaba medio millón de personas, se ha convertido en el mayor festival jamás celebrado en España. Las algo más de 200.000 almas que han pasado por allí durante los cinco días que ha durado el evento lo avalan. Han sido más de 100 horas de música de todos los estilos y miles de millones de beneficios (gracias a las marcas publicitarias, el festival estaba rentabilizado nada más vender la primera entrada). Con todo este material sobre la mesa, Roberto Medina, director del festival, anunció que Rock in Rio volverá a celebrarse en Arganda del Rey, Madrid, en 2010. "Ha sido todo un orgullo", dijo ante el alcalde de la ciudad, Ginés López, del PP.
En cinco días ha habido de todo. Cosas buenas: un estupendo sonido, un recinto cómodo y facilidad de accesos (no de salidas). También excesos: además del innecesario y abundante ruido publicitario, las colas para las bebidas y comidas se hacían insufribles cuando se superaba la cifra de 50.000 asistentes diarios.
Neil Young, Dylan, Shakira, Franz Ferdinand y The Police fueron los grandes triunfadores del festival. Tres de los cinco grupos tienen más de 50 años.
Con una hora de retraso Lenny Kravitz salto a las tablas (con Denzel Washington como testigo entre bambalinas) para rubricar el punto final de un festival inédito que, como los buenos y efectivos anuncios de televisión, acabaría con fuegos artificiales.
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