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Simpatizantes de culturas paganas realizaron una marcha en las colonias Roma y Condesa pidiendo que sus costumbres no se malinterpreten. Foto: Gabriel Jiménez
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La concentración fue en el Parque España, de donde partieron hacia la Plaza Río de Janeiro
Alberto Acosta
Reforma on line 9 octubre 2011.- Para difundir sus creencias y rituales, más de 100 personas vestidas de brujos, gitanos y guerreros celtas marcharon en la Roma y Condesa. Para difundir sus creencias y que no se malinterpreten sus rituales, seguidores de culturas paganas realizaron una caminata en las Colonias Roma y Condesa, ataviados con gorros de brujas y vestimenta de la época medieval. El encuentro se llevó a cabo en el Parque España, en la Colonia Condesa, y de ahí poco más de 100 personas marcharon rumbo a la Plaza de Río de Janeiro, donde realizaron un ritual de sanación.
Con bailes medievales, música de gaita y meditación, brujas, brujos, gitanas y guerreros celtas conmemoraron su Cuarta Caminata del Orgullo Pagano, que celebran cada año, aprovechando la cercanía de las fiestas de disfraces, para pedir la no discriminación.
"Salimos a las calles sobre todo en esta temporada, que es cuando a la gente no se le hace tan extraño ver a personas con sombrero de brujas. Es como un periodo abierto que nosotros utilizamos para informar. Nuestra intención no es ni siquiera conseguir adeptos", comentó Alejandro Estanislao, director del Consejo Wicca en México.
"No buscamos más adeptos. Los adeptos que tengan que llegar, llegarán por naturaleza. La finalidad de la caminata es para que se nos respete, que se nos dé el lugar que nos corresponde, que sepan que no estamos haciendo daño a nadie, pues la gente piensa que somos personas negativas".
La marcha de los celtas y brujas inició hoy por la tarde y transitó por una parte de Avenida Nuevo León, donde tomó el camellón de Álvaro Obregón e ingresó a la Plaza de Río de Janeiro por la calle Orizaba.
La caminata del Orgullo Pagano acaparó la atención de vecinos y transeúntes de la zona Roma y Condesa, y mientras algunos se acercaban a pedir información, otros les tomaban fotos con celulares y cámaras digitales, incluso los policías que los resguardaban.
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