Revista
Proceso
# 2022, 1 de agosto de 2015...
La
televisión lo encumbró, la televisión lo destruyó/RAÚL
OCHOA
La
campaña que TV Azteca lanzó contra Miguel Herrera –entrenador de la Selección
nacional hasta la semana pasada– constituyó el factor determinante a la hora de
decidir su despido. El hecho evidencia el papel protagónico que las empresas
televisivas tienen en el devenir del futbol mexicano: fueron esos consorcios
los que pusieron al Piojo y definieron, por tanto, el rostro del
representativo, y los que inflaron al técnico y le permitieron hacer cuanto
quiso…
En
marzo de 2003, Faitelson, siendo reportero de la televisora de Ricardo Salinas
Pliego, recibió un puñetazo en la nariz por parte del ídolo americanista
Cuauhtémoc Blanco, en Veracruz.
El
escándalo se desató cuando José Ramón Fernández, titular del programa DeporTV
–contraviniendo la orden de la propia televisora– decidió difundir el video en
el que se observa cómo Blanco le pega al periodista, sin mediar provocación.
A
12 años de aquel bochornoso episodio, Faitelson revela los detalles de un pacto
institucional entre las dos principales televisoras del país para evitar, dice,
la divulgación de aquel video.
“José
Ramón luchaba contra algunos ejecutivos que ahí siguen todavía, y estos
ejecutivos querían mantener la relación adecuada con el grupo, en este caso
América y Televisa. Hubo llamadas de los hermanos (Javier y Ricardo) Pérez
Teuffer directamente a Gustavo Guzmán, quien sigue siendo el hombre importante
del futbol en TV Azteca. Había mucha presión para que me callara. Uno de los
hermanos era presidente del América (Javier) y, el otro (Ricardo), director de
Eventos Deportivos de Televisa.”
Faitelson,
quien laboró durante 25 años en el consorcio de Salinas Pliego, cuenta que su
empresa pretendía obligarlo a mentir, a que señalara: “’Aquí no pasó nada’.
Había presión para esconder el video en el que se ve cuando Cuauhtémoc se asoma
por una ventana del vestidor del estadio Luis Pirata Fuente y me da un golpe
por la espalda”. El hecho ocurrió el sábado de la primera semana de marzo de
2003, tras un partido Veracruz-América.
El
día siguiente, por la mañana, mientras personal de TV Azteca y el plantel del
equipo América esperaban en Veracruz el momento de abordar el vuelo que los
llevaría de regreso a la Ciudad de México, Faitelson fue objeto de una segunda
agresión. Según relata, el presidente del equipo se le acercó para burlarse:
“Ya te tocaba, gordito, el golpe que te dio Cuauhtémoc”. El cronista recuerda
la reacción: “José Ramón lo remató: ‘¡Pérez Teuffer es un pendejo!’”.
Ese
día, ya por la tarde, Fernández recibió la instrucción de TV Azteca: la
grabación quedaba “embargada” hasta nuevo aviso, y por lo tanto nadie se
enteraría del ataque. Sin embargo, el director de DeporTV dio la contraorden:
“El video va porque va”, rememora Faitelson.
A
diferencia de lo ocurrido hace 12 años, ahora TV Azteca, encabezada por los
mismos directivos, decidió actuar de manera enérgica e inmediata, exigiéndole a
la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut) investigar la agresión a Martinoli
y aplicar sanciones.
Faitelson
entiende la postura de la empresa porque, arguye, ahora las redes sociales
están más desarrolladas y el asunto Herrera-Martinoli se convirtió “en una bola
de nieve”. Así, abunda, la televisora estaba presionada para reaccionar, por
tratarse del ataque contra un periodista, sin importar si cubre deportes,
espectáculos, política o economía.
“De
no haber actuado así TV Azteca y la Femexfut, ¿qué tipo de mensajes habrían
mandado al país en los tiempos que vivimos? Fue un atentado a la libertad de
expresión. Y el futbol mexicano no lo podía permitir” asienta.
Faitelson,
quien conoce las entrañas de la televisora del Ajusco, no tiene dudas de que la
Femexfut despidió a Herrera debido “a la petición de TV Azteca y el clamor
popular”.
El
ataque y la solidaridad
El
29 de julio, cuando recibió el mensaje de Martinoli, Faitelson aún permanecía
en Toronto, cubriendo los Juegos Panamericanos para ESPN. “Con esa frase
entendí que Christian buscaba apoyo moral, y lo contacté. Cuando te agreden
llegas a sentirte culpable: ‘Yo me metí en el asunto, yo critiqué demasiado, yo
traspasé la línea’. Y a veces no son agresiones físicas. Basta con que sean
verbales”.
–¿Cuando
logras comunicarte con Martinoli, la agresión de Herrera ya había sido
difundida en las redes sociales? –se le pregunta.
–Estaba
cocinándose. David Medrano fue el primero que publicó el mensaje en Twitter,
porque al parecer se encontraba en el aeropuerto, pero en mi teléfono recibí el
mensaje de Christian muy temprano. Al principio no dimensioné el asunto, y unos
minutos más tarde le contesté: ‘Christian, tienes todo mi apoyo. Me parece una
barbaridad y una vulgaridad lo que acaba de hacer el tal Piojo’.
–¿Le
sugeriste hacer público el incidente?
–No.
Simplemente le dije que mantuviera la tranquilidad, que dijera la verdad y
punto. Me respondió: ‘Lamentablemente todavía no encontramos un video de la
agresión’. ‘Por mi parte te creo, y meto las manos al fuego por ti’.
“Me
comuniqué con Christian un poquito más tarde. Me comentó: ‘La cámara de
seguridad del aeropuerto no funciona; Miguel se salvó de que lo grabaran’. Le
reiteré: ‘Tu palabra vale todo. Sé la clase de persona que eres’.”
Faitelson
considera que, en situaciones así, un periodista no busca la vía de la demanda
ni intenta llevar a su agresor a la cárcel. Al menos no fue su caso en 2003.
“Al día siguiente del golpe, Cuauhtémoc fue forzado por el club América a
ofrecer una disculpa. Y nada más”.
Desde
hace meses El Piojo se sentía ofendido por las críticas de Martinoli hacia su
desempeño y actitudes. Pero la relación empeoró tras la derrota de México (1-2)
ante Ecuador, el pasado 19 de junio. El resultado consumó la eliminación del
equipo mexicano en la primera fase de la Copa América Chile 2015. Entonces, el
narrador arremetió contra el técnico:
“Lo
único que hace es prometer humo, porque nadie le pide ningún tipo de
resultados, nadie le exige números en la mesa. Por eso él dice con ligereza:
‘Ganaremos la copa’. Si El Piojo no gana la Copa Oro y no va con el equipo a la
Copa Confederaciones, se tiene que ir de la Selección mexicana, porque México
lo que necesita es un entrenador y no un porrista, un entrenador y no un
marquetinero, un entrenador y no un populachero.”
A
su regreso a la Ciudad de México, el 21 de junio, Herrera amenazó en
conferencia de prensa, sin mencionar nombres: “Hay un solo pendejo que me
ataca, y ya sabrán todos quién es. En algún momento me lo voy a encontrar”.
Inmediatamente,
el aludido le respondió en su cuenta de Twitter: “La elegancia del entrenador
nacional me encanta: no es porrista, es barra brava”. Indignado, Herrera avivó
el pleito: “No soy eso, pero ojalá en algún lugar te pueda encontrar para
arreglar las diferencias”. Y así fue.
El
lunes 27 de julio, el entrenador vio al comunicador y lo golpeó. Ninguna cámara
del aeropuerto filmó el momento. Tampoco hubo seguridad ni vigilancia en la
transitada zona.
La
única evidencia del momento fue grabada por un pasajero con su celular. Se ve
cuando El Piojo traspasa el cordón de la fila que conduce al filtro de
seguridad y se encamina hacia el narrador, a quien reta de forma reiterada:
“¡Vamos a la calle!” y le llama maricón. Martinoli se limita a levantar ambas manos
como asumiéndose víctima de un asalto a mano armada. A escasa distancia observa
el delantero Carlos Vela, mudo.
El
video también muestra el instante en que Mishelle Herrera (hija del Piojo)
empuja a Martinoli por la espalda. Luego, enfurecida, se lanza contra Luis
García –quien es compañero de Martinoli– y lo abofetea. Herrera aleja a su hija
de la escena y le ofrece disculpas a García. Después, el jugador Héctor Herrera
contiene a Luis García con un abrazo. El mediocampista también negaría los
hechos al llegar a la Ciudad de México.
Pero
el analista de TV Azteca David Medrano ya había informado del incidente en su
cuenta de Twitter, @medranoazteca: “Lamentable. En el Aeropuerto de Filadelfia
el técnico mexicano Miguel Herrera golpeó a Christian Martinoli, cronista de TV
Azteca”.
La
empresa mandó varias unidades móviles de transmisión al aeropuerto Benito
Juárez de la Ciudad de México, donde incluso dispuso de una sala especial para
hacer un enlace directo con el narrador agraviado.
El
lunes el asunto siguió copando los espacios informativos de TV Azteca. La tarde
de ese día, TV Azteca envió una enérgica carta a la Femexfut, en la que exigió
una urgente investigación para aplicar las sanciones correspondientes.
Después,
en su programa, Alatorre expuso ante la opinión pública que Herrera violó el
código de ética de la federación, el cual establece que toda persona que
ostente un cargo en esa agrupación debe tener una conducta digna, auténtica e
íntegra.
La
agresión del entrenador “fue un ataque a la libertad de expresión, un ataque a
todo el gremio periodístico”, insistió Alatorre, quien también se lanzó contra
los hermanos Giovani y Jonathan dos Santos, quienes aplaudieron las acciones de
Herrera.
En
su cuenta de Twitter, Giovani escribió: “Grande Miguel Herrera. Ya ciérralo
Martinoli”, mientras Jonathan publicó: “Eres grande Miguel Herrera. Que ladren
los perros”. Minutos después, los hermanos borraron sus respectivos mensajes.
Alatorre
aprovechó una imagen que el propio Giovani subió en su cuenta de Instagram para
arremeter contra el futbolista. En esa foto, tomada en el vestidor del equipo,
el delantero aparece acostado, sin camisa ni calzado, al lado de la Copa Oro y
bebiendo una gran botella de champaña.
En
contraste, aquel lunes Televisa Deportes le destinó cinco minutos al conflicto,
poniendo incluso en duda la agresión.
El
martes 28, el virtual presidente de la Femexfut, Decio de María –quien
oficialmente asumió el cargo el 1 de agosto–, anunció el cese de Miguel
Herrera, a menos de 48 horas del episodio en Filadelfia. Concluía así un
proceso de 21 meses, que empezó cuando El Piojo logró la clasificación de
México al Mundial de Brasil 2014. Pero no obtuvo resultados extraordinarios en
ese torneo ni en ninguno posterior. Sin embargo, su verdadero declive comenzó
el 7 de junio pasado, cuando en plena veda electoral publicó tuits
proselitistas en favor del Partido Verde Ecologista de México. Actualmente es
investigado por ese hecho.
“La
violencia no cabe en la sociedad, en la familia, en nuestra familia y mucho
menos en ningún deporte. Nadie que quiera imponerse con agresiones y no con
ideas y conceptos sobre el principio de la libertad de expresión puede ser
miembro de la Federación Mexicana de Futbol”, apuntó De María.
En
mayo de 2014, Proceso le preguntó a Herrera: “¿Está preparado para vivir lo que
los seleccionadores han experimentado: llegan como los ‘bien amados’ y se van
como los ‘malqueridos’?”.
–¿Y
dónde está el que dijo eso? (Miguel Mejía Barón, entrenador del Tri en el
Mundial de Estados Unidos 1994). Recluido en su pueblo, allá en Puebla. Eso es
una tontería. Si llegaste bien amado, trabaja bien para seguir siéndolo…
Martinoli
y el abofeteado García son narradores peculiares: durante las transmisiones lo
mismo ofrecen pormenores del juego que comentarios chuscos. Sin embargo, con
frecuencia se les acusa de incurrir en el albur, el juicio poco fundamentado o
explosivo.
“Tienes
toda la razón del mundo. Hay algunas cosas que tendrían que ser más moderadas,
porque empiezas a pisar un terreno muy delicado y una línea realmente muy
frágil respecto de la libertad de expresión. Considero que Martinoli y García
son dos personajes muy inteligentes como para saber cuándo realmente no tienen
que rebasar esa línea”, comenta Faitelson.
Según
el periodista, la forma de narrar de ese dúo se presta a la burla subida de
tono, pero expresa que ese estilo “es una forma que los chicos que han nacido
con la tecnología diferente la digieren y aceptan”.
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