Revista
Proceso
# 2022, 1 de agosto de 2015...
Maniobras
de Emilio Lozoya en favor de su viejo amor, OHL/ALEJANDRO
GUTIÉRREZ
Exmiembro
del consejo de administración de OHL, el actual director de Pemex, Emilio
Lozoya Austin, sigue actuando en favor de ese consorcio aprovechando las
influencias que tiene en el gobierno de Enrique Peña Nieto. Los audios
filtrados desde mayo pasado, y en particular los más recientes del 28 de julio,
confirman que el llamado Joven Maravilla es el máximo abrepuertas para que ese
consorcio realice sus enjuagues corruptos con funcionarios mexicanos. Y es que,
como lo dijo un escritor catalán desde que Lozoya asumió su cargo, “la
Dirección General de Pemex es una abierta concesión del peñismo al marqués de
Villar Mir”, el presidente de la compañía.
La
CFE emitió un comunicado desmintiendo que su titular se hubiera reunido ese día
con Lozoya y De Oteyza, aunque el diario Reforma precisó que, en una respuesta
por escrito, la CFE reconoce que Ochoa tuvo un encuentro con el equipo
directivo de OHL cinco días después. E igualmente tuvo contacto con ellos el 27
de abril y el 19 de junio.
Además,
el matutino puntualiza que, en la entrevista verificada en el sótano de la CFE,
Emilio Lozoya y José Andrés de Oteyza abordaron el tema de “una extorsión a OHL
México en Tamaulipas por las actividades que realiza en la Refinería Madero”,
justamente una de las obras que ha ganado OHL bajo la gestión de Lozoya.
La
mano del marqués
Es
tal la predilección de Lozoya por OHL que inclusive recurrió a su viejo patrón,
Juan Miguel Villar Mir, con el fin de explorar estrategias para conseguir la
victoria en la guerra abierta que mantuvo durante año y medio con Antonio
Brufau, el presidente de Repsol. Se trata de la petrolera hispana en la que
Pemex fue el accionista industrial de referencia, y de la cual se retiró en
noviembre pasado al vender el 1.28% de acciones que le quedaban.
Nuevos
elementos en poder de este semanario revelan que en su intención de apartar a
Brufau de la presidencia de Repsol, Lozoya entabló negociaciones con Villar Mir
con el objeto de que éste invirtiera en la petrolera española para que, de ese
modo, pudiera conseguirse un grupo de accionistas que le diera estabilidad a
Repsol. El plan contemplaba que Javier López Madrid, yerno de Villar Mir y
amigo personal de Lozoya, ocupara una de las vicepresidencias de Repsol.
Brufau
llegó a la presidencia de Repsol en 2004 con el apoyo de Pemex y de La Caixa
–principal accionista de la petrolera–, pero nunca impulsó un plan estratégico
con México; sólo se benefició de dos grandes contratos que le allanó el
gobierno de Felipe Calderón: uno de explotación de gas natural en la Cuenca de
Burgos y otro multimillonario donde sólo es intermediario para importar gas
natural de Perú para la CFE.
Aun
así, Brufau siempre se comportó de manera arrogante con su socio mexicano, y
debido al control que tenía y que preserva en el gobierno corporativo de Repsol
no logró Pemex alcanzar mayor influencia en la toma de decisiones estratégicas
de la compañía peninsular.
Entonces
Lozoya buscó lo que la prensa española afín a Brufau llamaba “el asalto” de
Pemex en Repsol. La estrategia de Pemex se urdió en sus propias oficinas de
Houston, cuando Lozoya planteó el plan de convocar a una junta extraordinaria
de Repsol en abril de 2014 para promover el relevo de Brufau, quien, aparte de
hallarse en la presidencia, era el consejero delegado.
En
esos encuentros participaron dos de sus más cercanos colaboradores, José Manuel
Carrera Panizzo, director general del área internacional y consejero delegado
del grupo en España, y Arturo Henríquez Autrey, director corporativo de Procura
y Abastecimiento de Pemex y entonces representante de la petrolera mexicana en
el consejo de Repsol.
También
intervinieron Javier Villasante, responsable del área internacional de
Cuatrecasas, el bufete español que lleva los asuntos legales de Pemex;
directivos del banco francés Crédit Agricole, miembros de una empresa
especializada en captar inversionistas, y asesores de la firma de comunicación
internacional Brunswick Group.
Curiosamente,
en esa guerra Brufau contrató la asesoría de comunicación de Llorente y Cuenca,
la agencia de medios española cuya filial en México asesora actualmente a OHL
contra la ofensiva de las filtraciones.
En
el cónclave de Houston se estudió la posibilidad de convocar a una junta
general extraordinaria en Repsol con el visto bueno de otros inversionistas de
referencia, lo cual sólo se garantizaba con el apoyo o una postura de
neutralidad de parte de CaixaBank, que tenía 10% del capital, y de la
constructora Sacyr, que reunía 9.6%.
Las
primeras gestiones para esa operación las inició Lozoya con el propio López
Madrid, según la información a la que accedió Proceso.
La
pretensión del director general de Pemex era utilizar la ascendencia que Villar
Mir tiene en el gobierno de Mariano Rajoy, así como en La Caixa, con la cual
mantiene sociedad en Abertis (posee el 15%). Asimismo, se buscaba que del mismo
modo influyera la presencia de Villar Mir en el poderoso Banco Santander, del
que llegó a ser el segundo accionista individual, aunque después vendió los 27
millones de acciones que poseía mediante su sociedad Torre Espacio.
Villar
Mir veía con buenos ojos la propuesta. Incluso la prensa española destacó que
el empresario creía que era estratégico que España potenciara su alianza con
México dado el intercambio de intereses comunes. Y lo decía con conocimiento de
causa, ya que entonces su empresa obtenía 69% de sus dividendos operativos en
México.
Mas
la estrecha relación de Lozoya y López Madrid parece que rebasa la amistad y
llega hasta los negocios. El director de Pemex intercedió en México para que
una empresa de López, Infoglobal, se aliara con la firma mexicana Homex para la
puesta en marcha de un sistema avanzado de telecomunicaciones, control y
seguridad integral destinado a un centro penitenciario en proceso de
construcción (Proceso 2117).
En
esa misma edición, con motivo de la visita de Estado de Felipe VI a México,
Proceso advirtió que López Madrid es el “amigo incómodo del rey”. La causa, que
en España se desahogan investigaciones y procesos judiciales contra él por el
uso de las polémicas tarjetas black del caso Bankia (antes Caja Madrid), de
donde es consejero; por presunto acoso sexual, en dos denuncias promovidas por
la dermatóloga Elisa Pinto, y por desavenencias con sus socios en Infoglobal, concretamente
por el contrato en México.
En
el mismo reportaje se expone que Lozoya intercedió a favor de la compañía de
López Madrid, y que el director general de Pemex fungía como “consejero de la
sociedad”.
Los
movimientos de Lozoya
Pero
cuando la mencionada propuesta de alianza se empantanaba, Lozoya Austin exploró
otras posibilidades en la costosa guerra contra Brufau, que llegó al extremo de
enrarecer el ambiente diplomático con España y contribuyó al linchamiento
contra Pemex al defenderse la necesidad de mantener la “españolidad” de Repsol
–esto, pese a que 73% de las acciones de la compañía cotizan (free float) y,
por lo tanto, son susceptibles de negociarse en bolsa, aparte de que otro 6.3%
está en manos del fondo estatal de Singapur, Temasek.
Una
fuente diplomática aseguró que ese creciente conflicto influyó para que se
pospusiera la visita de Estado de Peña Nieto, inicialmente pretendida para
noviembre de 2013. Inclusive, tal ambiente perduraba semanas antes de la gira
que realizó Peña en junio del año pasado.
Lozoya
movió otras fichas: Envió a Arturo Henríquez Autrey, director general de
Procura y Abastecimiento de Pemex y representante ante Repsol, a entrevistarse
con Borja Prado, presidente de Endesa, quien también ha sido un aspirante a
ocupar la presidencia de Repsol.
La
puesta en escena tuvo la particularidad de que Henríquez Autrey y Prado
hablaron del tema durante el viaje en el jet privado del mandamás de Endesa
rumbo a Alemania, adonde ambos asistieron a presenciar el partido de la
Champion League entre el Real Madrid y el Bayern Munich, en mayo del año
pasado, explica una fuente que conocía el plan de Lozoya.
Enterados
del desliz, desde el entorno de Brufau contraatacaron filtrando la información
a los medios españoles –en los que mantienen jugosos contratos de publicidad–,
que suelen publicar profusamente la postura de Repsol.
Más
aún, Brufau movió sus hilos para celebrar, casi a la misma hora y con la
inasistencia de Henríquez, la reunión de la comisión ejecutiva donde promovió
el nombramiento de Josu Jon Imaz como nuevo consejero delegado de Repsol,
considerando que, con ello, se blindaría ante Pemex.
Cachorro
del PRI
Emilio
Lozoya Austin, un experto en el mundo financiero que aprovechó las lecciones de
su padre Emilio Lozoya Thalmann como funcionario público –priista que fue
titular de la SEMIP y del ISSSTE en el gobierno de Carlos Salinas–, fue
nombrado vicecoordinador de Asuntos Internacionales del equipo de transición de
Peña Nieto en septiembre de 2012 y, por lo tanto, le correspondió coordinar la
gira del presidente electo por Europa, en octubre de ese año.
En
los preparativos del recorrido por España, Lozoya pretendió borrar un par de
nombres de la lista de los casi 40 ejecutivos de las grandes empresas españolas
con las que se reunió el presidente electo –uno de ellos era el de Antonio
Brufau–, de acuerdo con una fuente diplomática que conoció de ese desaguisado.
La
razón, explicó, es que eran “empresas muy cercanas al PAN” y “Brufau tenía un
contencioso con Pemex y una actitud de mucha arrogancia hacia los temas de
México”.
Como
el tiempo apremiaba y Ximena Caraza, titular de ProMéxico en España, debía
girar las invitaciones a los empresarios españoles, en tanto que Lozoya no daba
ninguna instrucción sobre la lista final, fue el entonces embajador Francisco
Ramírez Acuña quien palomeó la lista completa. Esto provocó el enojo de Lozoya
y de los cercanos colaboradores de Peña Nieto, quienes tuvieron en la mesa a
Brufau.
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