10 sept 2015

Torero malinterepretó mis resultados: DeHaan

Torero malinterepretó mis resultados: DeHaan
Tomado de la web de Nexos...9 SEPTIEMBRE, 2015
 Esteban Illades
Como mencioné en este espacio el lunes, una parte sustancial del anexo I del informe de los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre lo sucedido en Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014 se enfocaba en una entrevista que le hice al doctor John DeHaan. DeHaan, un perito estadunidense especializado en incendios en escenas de crimen, y que por más de una década trabajó como experto para el condado de Alameda y el Departamento de Justicia de California, me había dado una opinión de experto basándose en los datos dados a conocer por la Procuraduría General de la República en su investigación sobre lo sucedido en el basurero.
 El anexo, redactado por José Luis Torero, un perito que trabajó con los expertos para determinar si pudieron ser cremados los cuerpos de los 43 normalistas, concluía que “la evidencia recolectada no permite inferir mayores conclusiones acerca de los presuntos eventos ocurridos el 27 de septiembre o a su correlación con la hipótesis establecida a base de testimonios” (p. 420). Es decir, no se podía determinar si había ocurrido un incendio en el basurero con los elementos que tenía disponibles Torero. En entrevistas posteriores, el perito fue más lejos al afirmar que “la hipótesis de que los quemaron en el basurero de Cocula no es posible” (El País, 8 de septiembre).
Al mismo tiempo, el anexo también buscaba refutar lo que DeHaan dijo en nuestra conversación contenida en La noche más triste. Por interés periodístico, y dadas las alusiones al trabajo del doctor DeHaan, estuve en contacto con él durante el lunes 7 y martes 8. Esto es lo que me respondió en tres correos distintos. [Nota: las cartas han sido condensadas para mayor claridad.]

***
Estimado señor Illades,
Estoy muy perplejo por las conclusiones que han sido descritas de forma MUY breve en la prensa estadunidense sobre el proceso de quema de cuerpos. Sí conozco a José Torero (de su época en la Universidad de Edimburgo). No conozco ningún estudio relevante que haya realizado y estoy desconcertado por cualquier cita referida a algún trabajo de David Icove y mío, ya que el único trabajo que publicamos en 2012 fue nuestro libro de texto, Kirk’s Fire Investigation. El tema de la cremación de cuerpos se trata de una forma limitada en ese libro, y no puedo concebir como algo de ahí pudiese haber sido interpretado como si estuviese en contradicción directa con lo que usted y yo discutimos [...] Como he publicado (basándome en mis estudios de la cremación de cuerpos en el curso de Investigación forense de muerte por fuego), puedo obtener casi en su totalidad las condiciones de un crematorio comercial (temperatura, flujo de calor y destrucción) en condiciones improvisadas tales como basureros, barriles, e incluso vehículos, y conseguir que un cuerpo quede como hueso calcinado en tres o cuatro horas.
 Saludos cordiales.
 [Nota: antes del segundo correo, el doctor DeHaan recibió el resumen ejecutivo del informe en inglés.]
 ***
 Estimado señor Illades,
 No puedo concluir del resumen ejecutivo qué evidencia examinó el profesor Torero y qué límites percibió en cuanto al tamaño y la duración del fuego que se necesita para destruir un cuerpo adulto. Tampoco sé qué pudo haber ocurrido en el basurero entre el tiempo en el que se sugiere se quemaron los cuerpos y el tiempo en el que [Torero] hizo el examen —un solo tractor puede pulverizar y dispersar fragmentos de hueso y tejido calcinado de forma muy rápida. El cuerpo de un adulto con ropa tiene suficiente grasa subcutánea para tolerar un fuego de 60kW (el tamaño de un fuego en un basurero de oficina), donde la ropa actúa como la mecha y los tejidos son el combustible. Como he demostrado y publicado, ese tipo de fuego puede reducir a un cuerpo a pequeños fragmentos y tejido calcinado en 4-5 horas (6-7 en ausencia de cualquier fuente externa de combustible). 43 cuerpos quemándose al mismo tiempo generarían un fuego sustancial, pero es un error común pensar que un fuego muy grande (un crematorio) es necesario para destruir un cuerpo. No creo que el profesor Torero cayera en ese error, pero depende totalmente del contexto y la forma en que se le presentaron las preguntas, así como los datos que obtuvo de la escena (el basurero).
 Saludos cordiales.
 [Nota a la tercera carta: el autor envió posteriormente una traducción de las partes del anexo que mencionan al doctor DeHaan.]
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 Estimado señor Illades,
 El profesor Torero (al menos en la traducción) ha malinterpretado nuestros resultados. No se necesitan 6-7 horas adicionales para reducir un cuerpo adulto a fragmentos de hueso y tejido calcinado para que ocurra una cremación legal, esto se puede lograr en un total de 6-7 horas. Las cremaciones legales en Estados Unidos tienen el propósito de convertir un cuerpo en hueso calcinado (con contenido orgánico destruido) en tres horas a temperaturas de 850-900 grados. La mayoría de los experimentos que he reportado utilizan la combustión de cadáveres humanos no embalsamados, no puercos [Torero describe en su informe un experimento de DeHaan que utiliza puercos]. Los resultados en un barril para quemar y de los estudios de fuegos en zanjas muestran que se puede inducir un daño severo en menos de cuatro horas si el cuerpo está completamente expuesto al impacto directo de las flamas. Él [Torero] tiene razón en que partes del cuerpo como extremidades no serán destruidas si se extienden más allá del límite del fuego.
 [...]
 El testimonio de testigos siempre debe ser examinado frente a un análisis forense objetivo, confiable y relevante basado en datos buenos y confiables.
 Saludos cordiales.
Esteban Illades es periodista, autor del libro La noche más triste. La desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.


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